Por
Cristian Rus
Los
aviones de transporte gigantescos tienen algunos de los diseños más curiosos,
como el “Super Guppy” o el (adorable) Airbus BelugaXL. Pero si nos remontamos
décadas atrás encontramos algunos de los primeros que desafiaron las
capacidades de vuelo y peso que llevar encima, como el caso del Myasishchev
VM-T, capaz de cargar con cohetes y trasbordadores espaciales a sus espaldas.
Myasishchev
VM-T, apodado “Atlant”, es en realidad el antecesor de un viejo conocido en
Xataka, el Antonov An-225, considerado el avión más grande del mundo. Antecesor
porque nos tenemos que remontar a los años 80 para verlo en acción.
Concretamente fue introducido en enero de 1982, cuando comenzó a operar en los
centros de investigación secretos de la Unión Soviética.
Cuestión de geografía
Para
entender al Myasishchev VM-T primero debemos entender su razón de ser. Esa
razón de ser no es otra que, esencialmente, la geografía del territorio de la
Unión Soviética. Los grandes lanzamientos espaciales de la Unión Soviética se
produjeron desde los desiertos de la actual Kazajistán. Una zona remota y
especialmente distante de donde se encontraba la industria aeroespacial
soviética, en la zona de Moscú y San Petersburgo.
Esta
distancia de cientos de kilómetros se convierte en un problema a la hora de
transportar toneladas en forma de piezas para cohetes especiales, satélites,
transbordadores y otros artefactos. Más aún si tenemos en cuenta que hay que
cruzar los Montes Urales y otros obstáculos geográficos a lo largo y ancho del
territorio de la URSS. Si bien disponían de una red de ferrocarriles
envidiable, piezas tan grandes y pesadas en semejantes desniveles eran tarea
imposible.
Entre
las opciones que se plantearon desde Moscú estaba la de construir los cohetes
al lado de la plataforma de lanzamiento. Pero claro, eso implicaba mover a
miles e incluso decenas de miles de personas (investigadores, ingenieros, mano
de obra...) en mitad del desierto. Al final, la opción más viable fue seguir
transportando los cohetes, pero por aire. Así es como surgieron algunos de los
primeros aviones de transporte, entre ellos el magnífico Myasishchev VM-T.
Myasishchev VM-T a.k.a Atlant
Los
antecedentes del Myasishchev VM-T los encontramos en el bombardero estratégico
3M, construido en la década de los 50. Se trataba de un avión pensado para
dejar caer misiles nucleares y bombardear a los Estados Unidos. No fue
especialmente bueno en su objetivo, pero fue los orígenes de los aviones de
transporte de la Unión Soviética. Su diseñador decidió modificarlo ligeramente
para adaptarlo a una nueva tarea: servir de transporte para grandes cargas. Así
es como se diseñador diferentes versiones con el propósito de transportar
cohetes y transbordadores, así es como surgió el Myasishchev VM-T.
Al
Myasishchev VM-T se le conoce como Atlant también, que en ruso significa Atlas.
Atlas, para los familiarizados con la mitología griega, era el dios que
mantenía sobre sus espaldas la Tierra. No es un nombre en vano, hace referencia
a una de las características más peculiares del Myasishchev VM-T, poder
transportar grandes cargas encima de él como si llevase una barca en su parte superior.
La
modificación del 3M se trataba de estirar unos cinco metros el fuselaje del
avión para acomodar la carga. También se añadieron estabilizadores verticales
duales a la cola para que fuese más estable a menor velocidad. Y, por supuesto,
se le añadieron nuevos y más potentes motores para que pudiese levantar
toneladas de carga.
Finalmente,
en 1984 el avión comenzó a transportar piezas aeroespaciales o incluso un
transbordador completo. El resultado fueron espectaculares imágenes que parecen
desafiar a la física, con una pieza de carga casi más grande que el propio
avión. Los pilotos además de tener que lidiar con la carga, debían controlar
otros factores. Por ejemplo, la presión interna de los tanques de los cohetes
para que estos no reventasen en el aire.
Desde
su puesta en operación hasta que fue retirado en 1988 el avión realizó más de
150 vuelos transportando piezas y componentes aeroespaciales. Con destino a
Baikonur (Kazajistán) donde estaba la plataforma de lanzamiento, el avión
recogía todo tipo de cargas desde las fábricas y aeródromos soviéticos al norte
del país.
Su
muerte llegó con la llegada del el Antonov An-225, un avión mucho más grande y
capaz de llevar, como su propio nombre indica, 225 toneladas de carga.
Fuente:
https://www.xataka.com