Por
Javi Sánchez
Dos
cazas F-16 turcos han derribado un cazabombardero SU-24 ruso hoy. Es un titular
que podría remontarse a los años 80, o incluso antes. El F-16 entró en activo
en 1978, cuatro años después que el SU-24, y de momento casi todos los países
siguen contando con aviones de combate con que rondan la cuarentena.
No
son las únicas "reliquias" en activo: el primer ministro británico
David Cameron decidió hace poco que los Panavia Tornado (1979) seguirían en
activo hasta por lo menos 2017. Son miembros de la "cuarta
generación" de aviones de combate, como el velocísimo MIG-31 soviético o
el "invencible" F-15. Aviones que, entre apaños y puestas al día,
siguen siendo la referencia de la aviación de combate a nivel mundial, con
miles de unidades en activo.
¿Qué
pasó en los 70? Los vuelos de Ícaro del F-4 Phantom
Las
principales potencias se pasaron de listas: tras la Guerra de Corea, los Estados
Unidos estaba convencida de que el dogfight, el combate cercano entre pilotos,
había quedado obsoleto por el avance de los misiles y los motores supersónicos.
La seducción de volar un blanco a kilómetros de distancia se impuso y los Estados
Unidos dejó de entrenar a sus pilotos en las técnicas de las décadas
anteriores.
Vaya,
si hasta crearon un "avión estrella", el F-4 Phantom, que reflejaba
esa actitud a la perfección: como otros interceptores de su época, el F-4 se
diseñó sin cañón ametrallador. Aunque podía incorporar uno, voló casi cinco
años (1960-1965) sin tener en cuenta la "obsoleta" ametralladora. E,
incluso así, tampoco se molestaron en implementar sistemas de apuntado hasta
años después.
En
1967, esa mentalidad cambiaría para siempre. Israel demostró en la Guerra de
los Seis Día que la superioridad aérea no era sólo cosa de misiles, sino de
pilotos y máquinas veloces y maniobrables. Las fuerzas israelíes acabaron con
literalmente cientos de aviones. Mientras, en Vietnam, los estadounidenses
perdían F-4 por decenas: no sólo la artillería antiaérea puso de manifiesto que
la agilidad era tan importante como la velocidad. También el propio combate
entre cazas.
El
del 20 de mayo de 1967, un escuadrón de 8 cazas F-4 disparó 24 misiles contra
15 MIG-17 enemigos, sin mucho éxito. La niebla y la escasa altitud habían
ocultado a los cazas norvietnamitas hasta que fue demasiado tarde. La velocidad
de los F-4 no sirvió para dar la ventaja al bando estadounidense: aquellos
cazas monomotor de origen soviético "maniobraban de manera asombrosa",
y los creadores de la doctrina aérea de misiles y velocidades supersónicas no
habían previsto escenarios así.
Los
Estados Unidos decidió reinstaurar una escuela para pilotos de combate en 1969,
conocida con el apelativo de "Top Gun"...
La
aparición de la cuarta generación
...Y
el diseño de los aviones reflejó esa realidad. La "cuarta generación"
tomó todas las ideas aprendidas desde Vietnam para establecer una nueva estirpe
de aviones supersónicos, de alta maniobrabilidad y que tuviesen espacio para
implementar las mejoras de la aviónica: la entrada de la electrónica avanzada
en las cabinas y sistemas de los jets de combate. La década de los 70 y de los
80 vio nacer aviones listos para los nuevos retos: ligeros, con alas de
geometría variable (los Panavia Tornado, los cuasijubilados F-14 Tomcat, el
SU-24) y capaces de adaptarse fácilmente al combate aéreo o terrestre, a corta
o larga distancia. A todo tipo de armas, para todo tipo de misiones.
La
entrada de los ordenadores en los años 80 hizo el resto: un buen avión de
combate de los 70 podía mejorar su rendimiento y prestaciones con la
incorporación de la informática tanto a sus sistemas de vuelo como de combate.
Las cabinas se llenaron de monitores. Un mismo fuselaje -construido cada vez
con mejores materiales- podía albergar un motor de los años 70 o un sustituto
apto para los requisitos de finales del siglo XX. Lo más importante es que
fuesen rápidos (la filosofía soviética, contra la que nadie podía competir: el
MIG-25 ya volaba a casi tres veces la velocidad del sonido en los años 70),
para atacar lo antes posible en un cielo barrido por todo tipo de radares; y
ágiles, para evadir la respuesta enemiga.
F-16
Fighting Falcon: el caza polivalente que nadie puede jubilar
Un
detalle sobre lo que ha pasado hoy: los F-16 turcos, como los que hoy han
derribado al avión ruso o los que en marzo se cepillaron un helicóptero sirio,
son de fabricación propia. Turquía estableció en 1984 su propia industria
aeronáutica de combate, que ha parido desde entonces más de 200 F-16. Se trata
de versiones más o menos modernas de aquel caza de finales de los 70,
preparados para el combate aéreo y el bombardeo terrestre.
Es
el segundo avión de combate más extendido del mundo (el primero fue el F-4, con
más de 5.000 unidades en activo en su momento. Los turcos han sido los últimos
en usar al vetusto Phantom en misiones de combate y reconocimiento este mismo
año. Han perdido varios). Y sigue progresando: tras cinco modificaciones
principales, el F-16 más avanzado del mundo ni siquiera vuela en territorio
norteamericano. Sino en Emiratos Árabes Unidos, donde ya vuelan las versiones
Desert Falcon, la sexta iteración F-16 E/F.
F-15
Eagle y SU-27, los aviones invencibles
El
historial del F-16 es impresionante y larguísimo: al menos 30 países cuentan
con aparatos operativos en sus filas y ha participado en casi todos los
escenarios bélicos desde su creación. Y apenas ha perdido un puñado de
aparatos, casi siempre por misiles tierra-aire (y una vez, en un accidente de
fuego amigo, cuando un F-16 pakistaní derribó a otro con un misil durante el
conflicto afgano de los años 80.
Sin
embargo, el F-15, el último caza diseñado principalmente para la superioridad
aérea, tiene un historial todavía más increíble: nunca ha sido derribado en
operaciones de combate. Sí, ha tenido accidentes y en un ejercicio de
entrenamiento en Japón en 1995, un F-15 disparó a otro con un misil real. Pero
su récord es apabullante: más de 100 bajas aéreas, cero pérdidas. Como el F-16,
todavía sigue en producción, y se espera que siga en activo hasta 2025. Es más
maniobrable que los MIG-25 y, aunque no tan rápido, es capaz de alcanzar los
10.000 metros de altura en un minuto.
Los
Estados Unidos desplegó estos aviones en la primera Guerra del Golfo, cuando ya
tenían 25 años (entraron en activo en 1976) y tardaron tres días en causar 34
bajas aéreas y despejar los cielos de Irak de cazas y naves a las que
"podían rodear sin problemas".
El
F-15 ha sido uno de los pocos cazas en la historia que ha superado las
capacidades soviéticas, hasta el punto de que el bando rojo dedicó finales de
los 70 y principios de los 80 a crear aviones que pudiesen encargarse de
reclamar los cielos. El primero fue el MIG-29 (1982), un caza diseñado para
acabar con el F-15 y que, en enfrentamientos reales, no ha tenido mucha suerte:
al menos 10 MIG-29 han perdido en combate real contra el F-15 (seis de ellos en
manos iraquíes, contra los estadounidenses, en la primera Guerra del Golfo).
El
SU-27 es otra historia. Aunque nunca se produjo tanto como sus contrapartidas o
sus hermanos pequeños (la caída de la URSS influyó bastante), este caza
polivalente de 1985 podría, sobre el papel, causar problemas a casi cualquier
caza contemporáneo, especialmente en distancias cortas. Como el F-15, nunca ha
sido derribado en combate, aunque apenas se haya fabricado la cuarta parte de
su contrapartida... Y que, hasta la caída de la URSS, sólo China y la Unión
Soviética contaban con ellos. Con el tiempo, países como Bielorrusia y Ucrania
han ido vendiendo sus SU-27 heredados a terceros países. Y todavía hay demanda
para el único avión que ha demostrado que puede hacerte la cobra.
¿No
hemos hecho nada mejor?
El
cazabombardero ruso derribado hoy era un SU-24, cuyo modelo original data de
1974. No está claro de si se trata del modelo "actual" -que data del
año 2000- o de uno de los múltiples "Fencer" que siguen en activo
desde mediados-finales de los 80. De los que Siria aún conservaba algunos, como
el que derribaron los israelíes el año pasado antes de que traspasase media
milla el espacio aéreo israelí.
Se
trata de uno de tantos modelos aún en activo o en reforma, que han dejado al
descubierto las carencias de las últimas generaciones de aviones. La primera,
que un SU, un MIG, un Eagle o un Falcon cuestan unos 20-30 millones de dólares
la unidad, mientras que el desastroso F-35 sale, siendo generosos, por 150-200
millones de dólares el aparato. El mismo F-35 que no podría batir en un duelo
aéreo a un F-16.
¿La
excusa? Nos suena familiar: "el F-35 no está diseñado para maniobrar
porque nunca entrará en combate cercano". Es exactamente lo mismo que
dijeron hace medio siglo con los F-4. Su rival ruso, el T-50, tiene previsto
entrar en acción en 2017, pero de los 5 prototipos actualmente construidos,
todos han dado problemas en los vuelos de prueba. China tiene en marcha el
J-20, una idea loca en la que un caza tenga un alcance aéreo de varios miles de
kilómetros y se adentre como un ninja en territorio enemigo para encargarse de
objetivos terrestres. Y siguen siendo quimeras.
De
la "generación intermedia", el F-22 ha sido un fracaso espectacular:
cada unidad salía cercana a los 400 millones de euros, el triple de lo previsto
inicialmente. Un coste que hizo que Estados Unidos guillotinase el programa con
menos de 200 unidades producidas y más o menos el mismo número de problemas de
uno u otro tipo. Tantos, que desde 2005 (cuando entró en activo) hasta el año
pasado no participó en operaciones de combate.
Y
ni los Eurofighter ni los bombarderos sigilosos B-2 han demostrado que sean netamente
superiores a sus predecesores. En el segundo caso sí, el B-2 Spirit (1997) es
posiblemente el único avión de los últimos 20 años que cumple con lo
prometido... Pero el mejor bombardero del mundo es tan caro (42.000 millones de
euros entre desarrollo y fabricación) que la Fuerza Aérea estadounidenses sólo
opera 20 de ellos. Contra "objetivos de máxima prioridad" porque no
hay suficientes para emprender una campaña sólo con ellos. Son el coche de los
domingos de la aviación contemporánea. Mientras, los aviones de hace tres y
cuatro décadas siguen luciendo los nombres de ayer en las guerras de hoy.
Los
cazas F-16 y SU-24 que hoy han hecho estremecerse a medio mundo tienen más de
40 años... Como casi toda la aviación...
Fuente:
https://www.xataka.com