El
Dornier Do 17 no había fracasado en la guerra de España como el Junkers Ju 86
de motores diésel, pero tampoco había triunfado como el Heinkel He 111. Era
rápido y ágil de movimientos, pero resultaba demasiado ligero para las futuras
necesidades de la fuerza aérea alemana, con sus apenas siete toneladas de peso
total, de la cuales solo una podía ser de bombas. La casa Dornier se puso
inmediatamente a la tarea de diseñar un súper Bacalao (ese era el nombre que le
daban en España, por su aspecto aplastado y longilíneo). El resultado voló por
primera vez a finales de 1938 y se reveló como el mejor y único bombardero
pesado de la fuerza aérea del Tercer Reich, hasta que se puso a punto al
Heinkel He 177 Greif.
Dornier
convirtió el estilizado avión original en un aparato robusto y compacto, con
dos motores extrapotentes que le deban una velocidad punta superior a los 500
km/h y una marcha de crucero de 400 km/h. Podía llevar casi cuatro toneladas de
bombas en total, tanto como un Boeing B-17, y a respetable distancia, con sus
más de 2.000 km de autonomía. Este formidable bombardero, que se fabricó en
casi 2.000 unidades, nunca fue utilizado en masa y en exclusiva, a la manera en
que Gran Bretaña y los Estados Unidos usaban el Lancaster y la Fortaleza
Volante. Por el contrario, la Luftwaffe (que tenía que atender cada vez más
necesidades con recursos cada vez más limitados) le encomendó toda clase de
tareas, para las cuales se diseñaron infinidad de versiones especiales, desde
caza nocturno a avión antibuques. Su función original de bombardero de las
ciudades del enemigo se desplegó parcialmente entre abril y junio de 1942 y
luego en la primera mitad de 1944.
La
RAF, con nuevo comandante, ninguna restricción moral salvo la destrucción de
las ciudades alemanas y nueva tecnología en forma de los cuatrimotores Stirling
(a los que pronto seguirían los Halifax y los Lancaster) había hecho –el 28 de
marzo de 1942– un ensayo a gran escala de cómo destruir una ciudad utilizando
la ciudad medieval de Lübeck como rata de laboratorio. El experimento resultó y
llevó directamente a otro enorme ensayo de bombardeo, los mil aviones sobre
Colonia, y luego a la tormenta de fuego de Hamburgo.
El
Dornier Do 217 fue usado en los ataques de represalia por Lübeck, llamados
bombardeos Baedeker porque apuntaron sobre media docenas de ciudades medievales
inglesas de gran interés turístico y cultural. El modo de operar fue enviar
grupos de más o menos medio centenar de aviones, Do 217 y Ju 88 principalmente,
en incursiones nocturnas, que causaron muchos daños y mataron a 1.600 personas.
Pero la noche del 30 de mayo de 1942 la Luftwaffe solo pudo reunir 77 aviones
sobre Canterbury, cuando en ese preciso momento la RAF tenía mil aparatos sobre
Colonia. El Do 217 siguió funcionando esporádicamente como bombardero urbano,
pero hacia el final de la guerra su principal misión era intentar detener las
oleadas de bombarderos británicos, en su versión de caza nocturno.
Fuente: https://aeropinakes.com