6 de abril de 2023

LAS TÁCTICAS DE LOS STURM

 

 

Por Gerhard Barkhorn

 

 

FW-190A-7 del Sturmstaffel 1


En vista de la necesidad creciente de un FW-190 en versión anti-bombardero, se desarrolló a partir de la versiones A-5 y A-6 aviones con el armamento notablemente incrementado y en ocasiones blindaje adicional para el piloto.

 

La versión definitiva estándar era la A-8/R-8 con una lámina de 6 mm lateral para el piloto y paneles de cristal resistente adicionales. Este Anton llevaba 2 cañones de 20 mm, 2 de 30 mm y 2 MG. Pese a la creencia popular no era el objetivo de estos golpear con sus FW-190 a los bombarderos enemigos.

 

Si bien Sturmbock en alemán significa ariete, está claro que un aeroplano no puede ser usado como tal, y seguir volando como si nada hubiese pasado. En caso de juzgarlo necesario el piloto podía embestir las superficies de control (elevadores, timón) de un bombardero con buenas posibilidades de éxito empleando la fuerte estructura alar. Sin embargo esta no era un práctica habitual ya que generalmente el FW quedaba bastante dañado y el piloto debía lanzarse en paracaídas... en el mejor de los casos. El verdadero objetivo, de los Sturm era acercarse al objetivo y abrir fuego a corta distancia... no más de 100-140 m para lo cual era necesario una protección adicional para no caer víctima del fuego nutrido de las calibre 50.

 

El primer grupo creado específicamente para esta función fue activado en enero de 1944, comandado por el Mayor Kornatzki. 

 

Los Ases de Sturm

 

H.G Von Kornatzki

 

H.G Von Kornatzki


El 4 de octubre de 1943, la ciudad alemana de Frankfurt, sufrió un fuerte ataque de la Octava Fuerza Aérea norteamericana. Mientras los incendios todavía ardían, y los cadáveres eran extraídos de los escombros, el Gauleiter local (líder distrital del NSDAP) organizó una manifestación pública en la ciudad acusando a los aliados de terroristas y protestando a viva voz por la ineficacia de la Luftwaffe en prevenir ese ataque.

 

No contento con eso, le envió una carta ese mismo día a Hitler en la cual acusaba a los pilotos de caza germanos de cobardes y de "gordo cómodo e ineficiente" a Hermann Goering. Hitler recibió la carta e inmediatamente le pidió explicaciones a Goering.

 

El obeso Mariscal debatiéndose como siempre entre la grandilocuencia y la inoperancia absoluta, emitió el siguiente comunicado a todas las unidades de defensa aérea del Reich:

 

  • “No habrá condición meteorológica lo suficientemente adversa como para que los cazas no despeguen para interceptar a las formaciones aliadas.
  • Cada piloto que aterrice con su avión sin daños y sin registrar una victoria o al menos dañar un avión enemigo será inmediatamente enviado a una corte marcial bajo cargos de cobardía.
  • Si un piloto de caza se queda sin munición al enfrentarse al enemigo o los cañones fallan por alguna razón, deberá usar su aparato para embestir al enemigo”.

 

Tales directivas fueron emitidas pero parecía que finalmente (como tantas otras) caerían en saco roto, sin embargo un oficial de alto grado de la Luftwaffe, el Mayor Hans Georg von Kornatzki decidió encarar el problema. Este ya había luchado con el JG-52 al principio de la guerra y luego había sido destinado a tareas administrativas.

 

Decidió que la mejor alternativa a la embestida era acercar a los bombarderos para golpearlos de cerca con sus cañones, bautizó su táctica como "sturm" en honor a las patrullas especiales de infantería en la I Guerra Mundial que se especializaban en la lucha a corta distancia y cuerpo a cuerpo.

 

Consciente que se estaría más expuesto al fuego nutrido de las ametralladoras calibre 12,7 mm de los B-17 y B-24, investigó cuál sería el mejor avión para usar con blindaje adicional que mantuviera todavía unas prestaciones competitivas.

 

El Bf-109 fue rápidamente eliminado, ya que el esbelto caza de Messerschmitt no tenía la potencia suficiente como para cargar con la protección extra, ni la fuerte estructura alar para intentar golpear a los bombarderos con alguna probabilidad de éxito. Los bimotores Me-110 y Me-410 tampoco eran adecuados al ser demasiado vulnerables a la escolta de cazas. El sólido FW-190 parecía ser la mejor alternativa, robusto, bien armado con un motor radial menos vulnerable a los tiros que los Daimler-Benz en línea.

 

Al Wurger se le incorporaron paneles de cristal templado de 30 mm de espesor en la parte deslizable del cockpit y una plancha de acero laminado de 6 mm en los costados de la cabina. también se descartarían los cañones de 20 mm externos y se montarían los poderosos R-B MK-108 de 30 mm. Por último, decidió que para formar su grupo élite escogería a los pilotos pero los mismos deberían presentarse voluntariamente.

 

El avión que se le presentó a Kornaztki el 1/1/1944, para comandar su Staffel era un Fw-190A-6 con el paquete de blindaje extra, pero que mantenía la batería estándar de 4x 20 mm MG-151. H.G.K se enfrentaría en forma regular a los bombarderos que penetraban el noroeste de Alemania anotándose 5 victorias definitivas sobre los "Viermoten" y dañando muchos más, hasta el día 12 de septiembre de 1944.

 

Ese día Kornatzki lideró un ataque de 25 FW-190 Sturm y 15 BF-109 de cobertura contra Boeing B-17G del 100º Grupo de Bombarderos. contra Halberstadt. Como era usual los sturm ignoraron completamente la escolta y se lanzaron sobre los cuatrimotores esperando estar a menos de 150 metros para abrir fuego con los MK-108 que apenas tenía munición para una ráfaga de 5 segundos.

 

El primer ataque tuvo éxito anotándose 11 fortalezas destruidas, el Comandante de Grupo ordenó por radio repetir el ataque, y los FW-190 viraron para hacer otra pasada. Finalmente Kornatzki caería en acción; cuando atacaba un B-17 se le vio acercarse a menos de 45 m para abrir fuego, si bien infringió un daño mortal, su 190A-8/R-2 fue duramente castigado por el artillero de cola y ventral que consiguieron romper parte del blindaje y averiar el motor, hiriendo a Kornatzki. Fallecería al golpear unos cables de alta tensión mientras intentaba un aterrizaje de emergencia. 

 

Walther Dahl

 

El 10 de abril de 1944 en Bassingbourn (un aeropuerto de la Luftwaffe), cerca del pequeño poblado bávaro de Bad Worishofen, un piloto se comía un huevo duro. Era el Comandante Walter Dahl, de 28 años, Comandante de Grupo de la veterana escuadrilla de cazas “Udet”. Dahl era un caso particular, pues la autoridad no lo impresionaba. En realidad, Dahl había llegado a despreciar a los nazis, a quienes desdeñosamente llamaba “hombres del partido”. Su conducta enfurecía a sus superiores. Una vez, cuando se negó a arriesgar a sus pilotos sin experiencia en una misión que implicaba terribles condiciones de vuelo, Herman Göring ordenó que lo fusilaran. Pero en atención a su hoja de servicios, se revocó la orden.

 

Dahl poseía la codiciada Cruz de Caballero: la más alta condecoración de Alemania por valentía en combate y los emblemas de sus victorias cubrían la cola de su Focke-Wulf 190, muchos de los cuales representaban bombarderos tetramotores norteamericanos. Aquella mañana, después de su desayuno, Dahl se dedicaba a jugar cartas en la sala de espera, cuando por los altavoces se anunció que, una vez más, muchos bombarderos norteamericanos estaban agrupándose sobre Inglaterra. El radar de largo alcance indicó que podían ser hasta 900.

 

Se transmitían nuevos datos a medida que la formación aérea se acercaba a Alemania. Poco antes de las 10 de la mañana, Dahl recibió la orden de “reunir” a su Grupo. Corrió hacia el Focke-Wulf 190 marcado con el distintivo “Azul 13”.

 

El Grupo contaba de 30 cazas. Al ascender, se formaron en dos escalones, con Dahl a la cabeza del primero. El nombre de Dahl en clave era Negus Eins. ¡Negus eins an alle kleinen Bruder! (“!Negus uno, a todos los hermanitos¡), llamó Dahl, a través del micrófono de cuello.

 

Les ordenó armar sus ametralladoras; luego, levantó el seguro de su palanca de control y oprimió los disparadores que iban debajo de ella. Hizo funcionar las dos ametralladoras de 200 mm, una en cada ala, con lo cual el caza se estremeció. Ascendieron hasta 6100 metros, rumbo al noroeste, sobre el pueblo medieval de Hamelin. Dahl estiró el cuello, en busca de estelas de vapor.

 

Al principio, el cielo parecía vacío. De pronto, vio el fulgor plateado de los B-17, al reflejarse en ellos el sol. Se les acerco rápidamente, pero tuvo el cuidado de volar fuera del alcance del fuego defensivo. No obstante, estaba lo bastante cerca para ver en las colas los triángulos negros de la 1ª División de Bombarderos. Algunos tenían en el centro una “A” blanca: se trataba del Grupo de Bombarderos Nº 91.

 

Dahl identificó esa insignia, pues ya la había visito antes. El alemán habría deseado efectuar un ataque frontal; más un ángulo de embestida tenía que ser exacto; de lo contrario, el Grupo se arriesgaba a soportar toda la fuerza del poder de fuego de los bombarderos. Kilómetro y medio en frente de los B-17, condujo a sus 30 cazas en una pronunciada curva que los pondría de frente a la primera formación de aparatos enemigos.

 

Había llegado el momento en que pondría a prueba el temple de sus jóvenes pilotos. Se necesitaban nervios de acero para volar a través de la apretada formación de B-17 a más de 1000 k.p.h se tocó el botón del cuello: Negus Eins an alle kleinen Bruder. “recuerden a sus esposas e hijos”, les dijo, “los que sufrirán el bombardeo”. Luego, empujo la palanca, lo más que pudo hacia delante. La súbita aceleración lo echó para atrás contra el asiento. ¡Ra-ba-za-nella!, grito Dahl, a través de su mascara de oxígeno: escogió al B-17 guía, y vio como llenaba la mira de la ametralladora con terrorífica velocidad.

 

Sin hacer caso de las balas trazadoras, cuando el artillero de la torreta abrió fuego, apunto al arranque del ala del B-17 y oprimió los botones disparadores. Las llamas de los proyectiles al estallar bailaron en torno del ala, y golpearon trozos de aluminio en la estela de las hélices. Luego, Dahl pasó rápidamente; sus armas seguían disparando.

 

Dos B-17 más allá, El Capitán Paul Mc Duffee se echó para atrás en su asiento cuando el Focke-Wulf pasó raudo por debajo de él, tan cerca que pudo distinguir a su piloto. Hizo con su bombardeo Shoo Shoo Baby la llamada “maniobra del delfín”, subiendo y bajando evasivamente, para burlar el ataque de los cazas.

 

El fuselaje del bombardero vibró de la nariz a la cola cuando sus ametralladoras dispararon contra los cazas que habían logrado penetrar en la formación. La cabina se llenó de humo acre de pólvora.


 

Walther Dahl


Mc Duffee pudo ver que una formación cercana, de otro grupo, estaba soportando el principal ataque alemán. Pudo oír por radio gritos frenéticos: “!Vuelvan a formarse¡ “!Vuelvan a formarse¡”. Pero la formación ya había empezado a romperse, cuando casi 100 cazas se ensañaban contra ellos, como lobos contra ovejas, separándolos unos tras otro. Mc Duffee trató de contar el número de paracaídas; luego vio que era imposible. Eran tantos, que parecía una invasión de tropas aerotransportadas. Los aviones norteamericanos eran blancos desastrosamente fáciles. A mediodía, la 1ª División de bombarderos había perdido 19 aparatos. Y había algo peor: el objetivo primordial estaba cubierto de nubes.

 

Se les ordenó proceder hacia su objetivo secundario, unos complejos industriales en Stettin, 200 kilómetros al norte de allí. Tendrían que encarar el doble reto de fuego aéreo y los cazas. Cuando el bombardeo se llevó a cabo y las formaciones salieron del espacio aéreo enemigo, sobre el Mar del Norte, 64 bombarderos habían caído en llamas o descendían, tratando de aterrizar en territorio ocupado por los alemanes.

 

Walher Dahl estaba satisfecho. Su Grupo había cobrado una cuota terrible: pensó en las tripulaciones enemigas derribadas. Él tenía tíos y tías en Chicago y Milwaukee; pensó que tal vez uno de sus primos se hallaba en uno de los B-17 abatidos. Sin embargo, se dijo, así es la guerra y añadió otra marca de victoria a la cola del “Azul 13”. 

 

Walther Loos

 

Walther Loos


Un piloto que comenzó a luchar en 1944 y mostró una efectividad sorprendente. Voló en total 66 misiones con el FW-190 y reclamo 38 derribos, 30 confirmados, de los cuales 22 fueron bombarderos pesados.

 

Willy Maximowitz

 

Willy Maximowitz


Focke Wulf Fw 190 A-8 R-2

 

Willy Maximowitz con su Focke Wulf

 

Propietario de uno de los Sturmbock más coloridos, también luchó con su A-8 sobre Normandía efectuando algunas misiones de ataque al suelo. Maximowitz reclamo 27 victorias, 25 confirmadas incluyendo 15 bombarderos norteamericanos de los cuales 2 fueron conseguidos al embestirlos. Desaparecido en acción el 20 de abril de 1945, probablemente víctima de los cazas rusos sobre Seelow.

 

Ernst Schröder

 

Ernst Schröder


El avión perteneciente a este piloto era otro de los llamativos aparatos de la 5ª Staffel, Schröder obtuvo un total de 7 victorias con este avión, incluyendo una pareja de B-24 destruidos el 27 de septiembre de 1944. Fue derribado por P-51 el 27 de noviembre de 1944, pero pudo recuperarse de sus heridas sobreviviendo a la guerra. 

 

Wilhelm Moritz

 

Wilhelm Moritz

 

Este veterano piloto fue nombrado, Comandante de Grupo del IV./JG 3 el 18 de Abril 1944. Este as voló en total unas 500 misiones de combate (alrededor de 100 fueron con el FW-190A-8), reclamó 54 derribos, 44 de ellos confirmados. Con el Sturmbock se le acredito la destrucción de 12 bombarderos cuatrimotores y 10 más dañados en diferente grado.

 

Fw 190A-8 R8, W.Nr. 681 382 del Capitán Wilhelm Moritz, Comandante de Grupo del IV. Sturm JG 3

 

Fuente: https://www.lasegundaguerra.com