- Teniente Primero William J. Hatton, Piloto del aparato.
- Teniente Segundo Robert F. Toner, Copiloto.
- D.P. Hays, Nagevante
- Teniente Segundo John S. Woravka, Bombardero.
- Sargento Técnico Harold J. Ripslinger, Ingeniero de Vuelo.
- Sargento Técnico Robert E. La Motte, Radiofonista.
- Sargento Guy E. Shelley, Artillero.
- Sargento Vernon L. Moore, Artillero.
- Sargento Samuel E. Adams, Artillero.
27 de agosto de 2020
PERDIDOS EN EL DESIERTO, LA TRÁGICA HISTORIA DEL “LADY BE GOOD”
En medio de la II Guerra Mundial, miles de aviones
bombarderos despegaban día a día para bombardear puestos enemigos. Uno de
ellos, el B-24 bautizado como "Lady Be Good" se perdió mientras
volvía a la base, durante varios años su desaparición junto a la suerte de su
tripulación fue un misterio.
Por Naoto Goto
Durante la II Guerra Mundial miles de aeronaves
despegaban con la misión de bombardear ciudades enemigas, muchas de ellas eran
derribadas durante el trayecto cayendo en manos enemigas, algunos con mucha
suerte en la espalda volvían sanos a la base para contar sus hazañas. ¿Pero qué
pasaría si la suerte decide abandonarte en el último momento? Este es el caso
del bombardero Consolidated B-24 Liberator que desapareció mientras volvía a su
base.
Estamos en plena II Guerra Mundial, específicamente
en la base aérea de Soluch, en Libia, continente africano. En esta base está
constituido el 376° Grupo de Bombarderos de Ataque de la Fuerza Aérea de los
Estados Unidos, compuesto por varios bombarderos B24D Consolidated Liberator.
Entre ellos, está uno que sería el protagonista de esta trágica historia, el
B-24 bautizado con el nombre de “Lady Be Good”, con matrícula 41-2430.
La tripulación de esta aeronave estaba compuesta
por:
El día 4 de abril de 1943 en la base aérea de
Soluch, varios B-24 se preparaban para despegar con rumbo a la ciudad de
Nápoles para una misión de bombardeo. Cuando parecía que la misión estaba
iniciando se desató una tormenta de arena que impidió a varios de los aviones
poder despegar, mientras tanto otras aeronaves tuvieron que volver a la base
por problemas en los motores que habían absorbido mucha arena, solo 4
bombarderos pudieron levantar vuelo, entre ellas el “Lady Be Good”.
A pesar de que las aeronaves pudieron levantar
vuelo a duras penas, el “Lady Be Good” quedó rezagado con respecto a las 3
aeronaves que iban en frente. Finalmente, a la noche los bombarderos llegaron a
la ciudad de Nápoles para iniciar la misión de bombardeo, pero como la zona
estaba nublada no pudieron descargar sus bombas, por lo que tuvieron que
dirigirse a blancos secundarios, mientras las bombas que sobraban eran
descargadas en el Mar Mediterráneo para alivianar la carga y poder volver con
seguridad a su base. El “Lady Be Good” en cambio, arrojó todas sus bombas al
mar y puso rumbo de regreso a su base, adelantándose a los otros tres
bombarderos.
Fue en la vuelta cuando la suerte decidió jugarle
una mala jugada a la tripulación del “Lady Be Good”. Eran la media noche del
día 5, el Capitán Hatton comunica a la base aérea de Soluch que estaban
experimentando problemas en el sistema de radio-navegación, además como el
cielo estaba nublado no podían establecer su posición por las estrellas, por lo
que decidió solicitar ayuda a la base. Esta, en cambio le comunicó que no podía
establecer la posición exacta de la aeronave, por lo que lanzan bengalas para
alertar su ubicación, pero como el cielo estaba nublado, la tripulación nunca
pudo ver estas señales.
Habían pasado más de 2 horas desde que
establecieron que se encontraban cerca de la base aérea, pero aun no podían ver
ningún rastro de la base, en cambio el combustible ya estaba llegando a su fin
por lo que el Capitán Hatton comunicó a su tripulación que debían abandonar la
aeronave; estos se preparan para saltar en paracaídas mientras los pilotos dejan
en piloto automático para mantenerse estables y así poder saltar.
Ellos estaban confiados en que caerían al mar, pero
grande fue su sorpresa cuando tocaron las arenas del desierto del Sahara. A
través de gritos y bengalas trataron de localizarse entre sí, al final todos
pudieron encontrarse, pero faltaba uno, era el Teniente John S. Woravka que
había saltado último. Todos gritaban su nombre, pero no había respuesta y
tampoco estaban dispuestos a adentrarse más y perderse en el oscuro desierto,
entonces deciden esperar hasta el día siguiente para seguir con la búsqueda.
Con el nacer del sol se dan cuenta que están en
medio de la nada rodeados de un inmenso océano de arena. Prosiguen con la
búsqueda de su camarada, pero no hallan señales, en cambio descubren rastros de
neumáticos, con la esperanza de que estas huellas le lleven a algún lugar
deciden emprender una larga travesía para encontrarse con la salvación sin que
nadie se imaginara que les esperaba un infierno por delante. Más tarde se descubrió que ellos se
encontraban a más de 700 kilómetros de la base en donde debían haber
aterrizado.
Comenzaron la caminata bajo un sol radiante e
implacable, los sobrevivientes solo disponían de pocas raciones de comida y
cada uno con sus respectivas cantimploras con agua. Cada 15 kilómetros deciden
dejar los restos de sus paracaídas como señales para ser localizados por el
equipo de búsqueda. Siguiendo el rastro de los neumáticos llegan a un punto en
donde estas se dividen tomando cada una dirección diferente. Los tripulantes se
miran entre si preguntándose a que dirección seguir, el Capitán Hatton decide
seguir una ruta creyendo que lo llevaría a la salvación, pero el Teniente Hayes
y el Sargento Adams deciden seguir la dirección opuesta, por lo que se dividen
en 2 grupos, no sin antes de dejar una señal en aquel punto en el caso de que
algo suceda mal y debieran volver al mismo lugar.
Con el correr del tiempo y la distancia caminada,
el Teniente Hayes y el Sargento Adams se dan cuenta que no llegarían a ningún
lugar y deciden volver al punto en donde se dividieron para finalmente alcanzar
al otro grupo liderado por el Capitán Hatton.
Era el día 11, seis días caminando en medio del
desierto soportando un calor infernal que alcanzaba los 50 grados por la mañana
y un frio extremo a la noche, todos estaban exhaustos, ya no quedaban raciones
de comida y el vital líquido ya estaba llegando a su fin. Hatton, Toner, Hayes,
Adams y LaMotte perdieron la visión debido a la fuerte radiación solar.
Shelley, Ripslinger y Vernon Moore, que aún tenían fuerzas deciden dejar al
grupo en búsqueda de ayuda. Aunque nadie lo había notado, habían caminado más
de 100 kilómetros desde el punto en donde cayeron.
Los tres hombres caminan en búsqueda de ayuda y agua,
pero no encuentran nada, finalmente el calor del desierto se cobra una vida; el
Sargento Guy Shelley cae muerto a unos 30 kilómetros del grupo que se había
quedado, el Sargento Harold J. Kipslinger que se cree que había muerto último
caminó más de 100 kilómetros, mientras los restos del Sargento Moore jamás
fueron encontrados.
Mientras estos hombres vivían el infierno en carne
propia, en la base de Soluch se organizan equipos de búsqueda y rescate. Pero este
equipo decide buscar solo en la zona del Mar Mediterráneo ya que pensaban que
la aeronave había caído al mar. Pero la búsqueda no daba frutos, no había
rastros de la aeronave, ni siquiera de la tripulación, por lo que deciden
cerrar la búsqueda declarándolos perdidos en acción. Pasaron los años, con la
isla de Sicilia y las costas del sur de Italia en manos aliadas deciden
emprender una nueva búsqueda, además habían confiscado documentos de los
italianos y alemanes pensando que ellos lo tenían como rehén, pero no hallaron
registros de ellos, declarando así oficialmente muertos en combate.
Finalmente, después de varios años la guerra llega
a su fin. Con un ambiente más calmo, diferentes grupos de exploradores se
adentraban en los desiertos de Libia en búsqueda de petróleo. La fecha era el
16 de mayo de 1958, 15 años después del final de la guerra, un equipo de la
compañía D’Arcy Explorations, que viajaba a bordo de un aparato DC-3, descubre
rastros de un accidente aéreo, supusieron que se trataba de un accidente
reciente y como el avión tenía las insignias de las Fuerzas Aéreas de los
Estados Unidos, una vez aterrizado se comunican con una base americana cercana
al lugar avisando sobre el descubierto. Pero los militares verifican si hay
alguna aeronave perdida pero no encuentran nada, entonces no le dan mucha
importancia.
Los meses pasaban y los exploradores de la compañía
D’Arcy Explorations reportan nuevamente el hallazgo de los restos. Esto deja
desconcertados a los americanos ya que no tenían ningún dato sobre avión
perdido en esa zona, por lo que deciden comunicarse con otra base aérea en
Alemania y, estos a la vez lo comunican a sus superiores en Washington.
Mientras tanto, desde la base aérea norteamericana en Libia despegan aviones de
búsqueda para hallar esos restos. Grande fue la sorpresa cuando llegan al lugar
del accidente, allí partido en dos encuentran un bombardero B-24 de la II
Guerra Mundial. Revisan el interior de la aeronave y hallan agua en buen
estado, prueban la radio y esta aun funciona como también funcionaban las
ametralladoras. Mientras un grupo seguía revisando los restos de la aeronave,
otro grupo se encarga de buscar a la tripulación, llegando a encontrar los
restos de paracaídas que los sobrevivientes habían dejado como señal, pero
ningún rastro de la tripulación. En realidad, la aeronave se encontraba solo a
27 kilómetros desde el punto en donde la tripulación aterrizó.
Después de haber cubierto más de 6.000 kilómetros
cuadrados y sin poder encontrar los restos de la tripulación, el equipo de
búsqueda decide declarar como cerrada la búsqueda. Además, los expertos en
sobrevivencia estimaron que con el calor y poca ración de supervivencia solo
podían haber caminado no más de 50 kilómetros, cuando en realidad los restos de
los cinco tripulantes que habían quedado se encontraban a más de 128
kilómetros.
A inicios del año 1960 fueron encontrados los
primeros cuerpos, este grupo de 5 sobrevivientes estaba estrechamente agrupado
junto a sus pertenecías personales, restos de paracaídas, cantimploras vacías,
kits de sobrevivencia y sobre todo el diario del Teniente Segundo Robert F.
Toner, en él estaban escritos los detalles del infierno que vivieron día da día
hasta que la muerte se hizo cargo de todos ellos.
Domingo 4 de abril de 1943
“Nápoles – 28 lugares, perdidos en el regreso, sin
gasolina, saltamos, aterrizamos en el desierto a las 02:00 de la mañana. Nadie
está gravemente herido. No podemos encontrar a John, todos los demás están
presentes.”
Lunes 5
“Comenzamos a caminar, seguimos sin John, unas
pocas raciones, media cantimplora con agua. Sol bastante caliente. Buena brisa.
Noche muy fría. Sin dormir. Descansado y caminando.”
Martes 6
“Descansado a las 11:30, el sol todavía muy
caliente, no hay brisa, en el infierno, no hay aviones, etc… descanso hasta las
5:00 PM. Caminando y descansando toda la noche, 15 caminando, 5 descansando.”
Miércoles 7 de abril de 1943
“Misma rutina, todo el mundo muy débil, no
llegaremos muy lejos, rezando todo el tiempo, muy caliente, infierno. No puedo
dormir, todos están doloridos en el suelo.”
Jueves 8
“Las dunas de arena nos golpean, muy miserable,
sopla buen viento, pero con arena, cada uno está ahora muy débil, pienso en Sam
y Moore que estén bien. Los ojos de LaMotte se han ido, los ojos del resto
están muy mal.”
9 de abril
“Shelly muerto, Moore separado en busca de ayuda,
el resto de nosotros muy débil, ojos en mal estado, nadie quiere viajar más,
todos quieren morir. Muy poca agua, las noches son de 35 grados, buen viento,
sin refugio, un paracaídas se fue.”
Sábado 10 de abril de 1943
“Aun rezando en busca de ayuda. No hay señales de
nada, un par de pájaros, buen viento. Realmente débil ahora, no puedo caminar,
dolores por todas partes, todos quieren morir. Noches muy frías. Sin dormir.”
Domingo 11
“A la espera de ayuda, todavía rezando. Ojos muy
mal. Malestar general, podríamos conseguirlo si tuviéramos agua, solo un poco
para sacar nuestra lengua, para tener esperanza en busca de ayuda pronto, no
hay descanso, todavía en el mismo lugar.”
Lunes 12
“Sin ayuda todavía, noche muy fría”
Se cree que en este día 12, el Teniente Toner
falleció sucumbido de cansancio y deshidratación. También fueron encontrados
finalmente los restos del Teniente Segundo John S. Woravka, a unos pocos
kilómetros de donde los hombres aterrizaron, el Teniente aún tenía amarrado su
paracaídas y lo más terrible es que el paracaídas por algún motivo falló y no
se desplegó, falleciendo así Woravka al caer como plomo del aire, a pesar de su
muerte tal vez el más afortunado de todos.
Si los sobrevivientes hubieran tenido por lo menos una
brújula, podrían haberse guiado para encontrar el camino y, quien sabe,
encontrar nuevamente al avión que aún estaba con las radios funcionando para
poder pedir ayuda.
Finalmente, en el año 1994, los restos del “Lady Be
Good” fueron rescatados y llevados a la base aérea de Jamal Abdelnasser en
Tobruk, en donde descansa en la intemperie sin ninguna protección.
Fuente: https://www.transponder1200.com