30 de agosto de 2020
UN BREVE VUELO POR LA HISTORIA DE LA AVIACIÓN EN MÉXICO
Por
Sociedad Mexicana de Estudios Aeronáuticos Latinoamericános
Orígenes
Al
parecer los sueños de volar se iniciaron desde que la humanidad tuvo conciencia
de ser, el vuelo de las aves inspiró con toda seguridad ese deseo de surcar los
cielos.
En
México podemos referirnos a los antiguos pobladores, los aztecas, que incluso
se vistieron de tal forma que quisieron parecerse a las aves que más admiraban,
los halcones y las águilas, y de alguna forma, dejarle ver a sus enemigos que
ellos también tenían esa agresividad y habilidades innatas.
Algunos
otros países tienen sus leyendas y tradiciones con respecto al vuelo, e
indiscutiblemente tuvieron algunos de ellos las primicias del vuelo mecánico, a
través de globos aerostáticos, una de las primeras manifestaciones del ser
humano para poder volar. Ya con esos antecedentes y muy seguramente por la
fiebre que se inició al darse a conocer esos logros, en México también se
empezó a trabajar en ese método.
Antes
de que México ganara su independencia en 1821, se tiene el registro de que José
María Alfaro efectuó un vuelo entre las ciudades de Xalapa y Coatepec (Veracruz)
el 18 de mayo de 1784, en un aeróstato que medía 18 varas castellanas.
De
ahí los registros se pierden y no es sino hasta el 3 de abril de 1843 cuando
por primera vez ondea el pabellón nacional en manos de Benito León Acosta Rubí,
originario de la ciudad de Guanajuato.
Durante
unos vuelos de demostración llevados a cabo por los norteamericanos hermanos
Wilson que se presentaron en algunas ciudades más importantes de la República
Mexicana en 1862, al solicitarse un voluntario para volar, se presentó de
inmediato Joaquín de la Cantolla y Rico (25 de junio de 1829 – 20 de marzo de
1914), realizándose su vuelo el 27 de julio de 1862 y a partir de ahí sus
aventuras con globos hechos por él mismo, fueron la gran noticia.
Otros
más le siguieron sus pasos, Donaciano Sabino Escarreola, oriundo de Guadalajara
(se tiene registro de su actividad en 1876); otro más que logró elevarse en
algún tipo de artefacto fue Abraham Dávalos en 1882 y para 1894, le siguió José
Sort de Sáenz y Arángulo.
VUELO
MECÁNICO
El
vuelo mecánico en “aparatos más pesados que el aire” en México tiene sus
orígenes por supuesto en los planeadores, que en este caso tenemos la primera
referencia en 1872, cuando Carlos Antonio Obregón realizó un “vuelo
horizontal”, como se le había anunciado. Éste se llevó a cabo desde el último
cuerpo de las torres de la catedral, en el Zócalo de la Ciudad de México.
Más
adelante, en 1895, el estudiante de ingeniería Luis Bringas, intentó hacer
volar un aparato mecánico y escribió algunos artículos de sus primeros estudios
técnicos sobre aerostación y aviación. Los que le siguieron fueron los hermanos
Aldasoro, Miguel Lebrija, Guillermo Villasana y otros.
Luego
de algunos desarrollos privados a partir de los años cuarenta, actualmente se
sigue con entusiasmo deportivo esta actividad apoyada con aviones ultraligeros.
Para
principios del siglo XX, muchos otros ilusionados inventores empiezan a
gestionar las patentes para sus proyectos, muchos de ellos por supuesto fueron
sólo papel, y es muy seguro que, por la fantasía mostrada y los tamaños, nunca
llegaron a ser construidos, sin embargo, hubo otros que pasaron de la teoría a
la práctica y destinaron importantes recursos para ver sus sueños hechos
realidad, aunque por supuesto el éxito fue muy relativo.
La
aviación privada y ejecutiva
La
aviación privada en nuestro país tal como la conocemos ahora, se inicia con la
importación de máquinas francesas, un Voisin y un Blériot XI. En el caso del
Voisin, se lleva a cabo un vuelo sobresaliente el 8 de enero de 1910, cuando el
deportista Alberto Braniff, realiza lo que se considera el primer vuelo
motorizado, tripulado y completamente controlado en México, al despegar desde
los campos de Balbuena en su avión que tenía un motor ENV de 60 caballos de
fuerza.
Es
digno de hacerse notar que este vuelo se realizó a una altitud no lograda hasta
entonces, pues la Ciudad de México se encuentra a 7335 pies sobre el nivel del
mar. El segundo avión privado en llegar fue un Blériot XI, importado por el
industrial de origen francés Ernesto Pugibet que llegó a México el día 7 de ese
mismo enero. No es sino hasta después de 1920 que esta actividad se empieza a
desarrollar lentamente, cuando algunos pilotos adquieren aparatos militares ya
desahuciados y los restauran para sus propios intereses.
A
partir de ahí esta actividad ya no se detiene y para el año 2015 la aviación
ejecutiva ocupa el segundo lugar a nivel mundial con un promedio de 870 aviones
de todos los tamaños; con respecto a la aviación privada, el número de aparatos
en servicio va más allá de las 2400 aeronaves.
La
aviación militar
Esta
actividad tiene sus orígenes en 1909 cuando el gobierno del General Porfirio
Díaz envía a Francia a tres oficiales del cuerpo de ingenieros a estudiar
aerostación y aviación: los Capitanes Alducín, Nicolás Martínez y Federico
Cervantes, quienes a su regreso rindieron su informe y posteriormente prestaron
importantes servicios. Otro importante hecho que ayudó a cambiar la mentalidad
hacia el empleo del avión en acciones militares, fueron las exhibiciones de la
Moisant Intenational Aviators, unas realizadas en febrero de 1911 que se
presentaron en Monterrey, Ciudad de México y Veracruz, y otras llevadas a cabo
en noviembre de ese mismo año.
De
las exhibiciones de febrero, lo más sobresaliente fue la demostración que
hicieron los pilotos Roland Garros y René Barrier de la utilidad del aeroplano
para lanzar bombas, que en ese caso fueron manzanas lanzadas contra puestos de
artillería que habían sido “escondidos” convenientemente. En las exhibiciones
de noviembre, se destacó el hecho que el piloto George Dyot, en un lance de
audacia invitó a volar al entonces primer presidente constitucional de México,
Francisco I. Madero, en su Deperdussin y este aceptó gustoso, convirtiéndose
con este hecho, en el Primer Jefe de Estado en funciones que voló en un avión
en el mundo.
De
aquí se desprende que posteriormente el gobierno enviara en 1912 a la Moisant
School a los “cinco primeros” mexicanos a estudiar y graduarse de aviadores.
Asimismo, se hizo la compra de seis aviones, el primero de los cuales llega a
Torreón en agosto de 1912. Posteriormente, mientras los movimientos armados
después de la Revolución Mexicana se desarrollaban cobrando gran cantidad de
vidas, la aviación tuvo un limitado pero importante papel al ser empleada por
ambos bandos para reconocimientos, enlace y bombardeos.
Al
ser una actividad necesaria en el desarrollo de los países, la aviación militar
siguió creciendo hasta convertirse en una Fuerza Aérea de respetables
proporciones, de la cual el 5 de febrero de 1915 se considera como el antecedente
de su nacimiento, cuando el jefe del entonces Ejército Constitucionalista,
Venustiano Carranza, emite un Acuerdo para la creación del “Arma de aviación
militar”. Desde entonces y gracias a ella, ningún gobierno electo ha sido
destituido por la fuerza, pues ha ayudado a sofocar múltiples rebeliones de
origen territorial, militar y religioso.
Aparte
de las acciones anteriores, esta arma tuvo una distinguida participación
durante la II Guerra Mundial al enviar a combatir en el pacífico junto con las
fuerzas aliadas a su Fuerza Aérea Expedicionaria Mexicana formada por el
Escuadrón Aéreo de pelea 201.
Contenido
desarrollado por la SMEAL y presentado en Buenos Aires, Argentina, por
representantes de la Federación Internacional de Estudios Históricos,
Aeronáuticos y Espaciales (FIDEHAE) después del primer Congreso Internacional
de Historia Aeronáutica y Espacial realizado en México.
Crédito
fotos: Archivos SMEAL y Federación Internacional de Estudios Históricos,
Aeronáuticos y Espaciales
Fuente:
https://www.transponder1200.com