15 de agosto de 2020
VUELO TRANSANTÁRTICO INTERCONTINENTAL (1974) - LA VUELTA AL MUNDO DE LOS CADETES DEL XIX VIAJE FINAL DE INSTRUCCIÓN
Detalle de la misión
Después de haberse realizado el Primer Vuelo
Transantártico Tricontinental (América-Antártida-Oceanía) que se realizó entre
el 4 y 10 de diciembre de 1973 con el avión Hércules C-130 matrícula TC-66 de
la Fuerza Aérea Argentina en cumplimiento de la "Operación
Transantar" y viendo los beneficios que este corredor aéreo traería para
nuestro país, ya que nos colocó en la mitad del mundo, se pensó en realizar
otro similar con pasajeros, porque las condiciones de seguridad estaban dadas.
Para realizar esta operación se empezó a planificar
el vuelo de final de curso de los Cadetes de la Escuela de Aviación Militar con
dos aviones Hércules C-130; uno partiría del mencionado instituto militar hacia
el norte, para dar la vuelta al mundo y el otro hacia el sur, desde la I
Brigada Aérea de El Palomar.
Ambos aviones Hércules C-130, matriculas TC-65 y
TC-66 tenían previsto juntarse en Christchurch de Nueva Zelanda
(43°31'48"S y 172°37'13"E), para volar a la Base de los EEUU McMurdo
y de allí a la Base Marambio de la Antártida Argentina, con la delegación de
los cadetes, repartida en los dos aviones.
Allí la delegación con los Cadetes, seria recibida
por la Presidente de la Nación Argentina, señora María Estela Martínez de Perón
y altas autoridades, quienes fueron trasladados desde Río Gallegos en aviones
similares, matrículas TC-61 y TC-64
Vuelo hacia el Norte con el Hércules TC-65
Hacia el norte despegó el TC-65 desde la I Brigada
Aérea de El Palomar el 19 de noviembre de 1974, pasando por la Escuela de
Aviación Militar e iniciando un itinerario que constituyó casi una verdadera
vuelta al mundo realizada a través de los meridianos, trasladando a la
Promoción 40 de la Escuela de Aviación Militar en el XIX Viaje Final de
Instrucción.
Su tripulación estaba integrada por:
Vicecomodoro Juan
Carlos Moroni
Capitán Héctor
Cid
Capitán Victoriano
García
Capitán Adrián
José Speranza
Primer Teniente Jorge Alberto Valdecantos (*)
Suboficial Mayor Salvador Giliberto
Suboficial Principal Carlos Alberto Bill
Suboficial Ayudante Aroldo René Bonorino
Suboficial Ayudante Enzo Guillermo Simeone
Suboficial Auxiliar Domingo Maraffio
(*) El 1er Teniente
Jorge Alberto VALDECANTO, debió que quedarse en Manila, afectado de un cólico
renal, regresando vía comercial a Buenos Aires.
Este vuelo antes del encuentro con el otro avión,
prácticamente dio la vuelta al mundo por los meridianos, con escalas en Bogotá
(Colombia); en los EEUU, Washington (Andrews AFB), Colorado Springs, Elmendorf
AFB (Alaska), cruzando por el Pacífico a Hickam AFB (Hawai) , Midway AFB, Guam
AFB, de allí a Nagoya (Japón), Manila (Filipinas), Darwin y Melbourne
(Australia), Auckland y Christchurch (Nueva Zelanda), Base Antártica de los
EEUU McMurdo, Río Gallegos, Comodoro Rivadavia, finalizando en la Escuela de Aviación
Militar en Córdoba, regresando el 10 de diciembre de 1974.
En Japón los Cadetes del último curso de la Escuela
de Aviación Militar, visitaron la Base de Iruma en Nagoya; ciudad nipona en la
que se amalgaman las tradiciones milenarias con una pujante realidad
industrial, que recibió cordialmente a los viajeros.
Vuelo hacia el Sur con el Hércules TC-66
El TC-66 despegó de la I Brigada Aérea de El
Palomar el 30 de noviembre de 1974 con destino a la Base Aérea Militar Río
Gallegos y al día siguiente esperó condiciones meteorológicas favorables y
continuó el vuelo a la Base Antártica de los EEUU McMurdo, la estación
antártica norteamericana más grande, situada frente al Mar de Ross, sobre la
barrera de hielos Ross, en los 77º 50.88’ S y 166º 40.10’ E.
La tripulación integrada por:
Vicecomodoro José
Apolo González
Capitán Alberto
Vianna
Capitán Ernesto
Horacio Genolet
Mayor Roberto
Federico Mela
Capitán Eduardo
Roberto Gómez
Suboficial Mayor Eldo Oscar Gómez Sarmiento
Suboficial Principal Pedro Ángel Bessero
Suboficial Ayudante Juan Bautista Medero
Cabo Principal Manuel Roberto Carabajal
Primer Teniente Jaime Francisco Wilkinson
Cabo Principal Juan José Prioto Cleder
Esta aeronave disponía de veinte horas de
autonomía, gracias a dos tanques externos que fueron colocados en el
compartimiento de carga, algo similar a lo que se había realizado para el vuelo
transpolar intercontinental. Esa autonomía le posibilitaba continuar el vuelo
hasta Christchurch (NZ), si alguna razón le impedía aterrizar en la estación
antártica.
Llevaba como tripulantes a tres pilotos calificados
de Comandantes de Aeronaves, que serían los responsables del aterrizaje en
McMurdo. Debían efectuar una práctica sobre ruedas en esa pista, con el
propósito de dar plena seguridad a la operación planificada con los cadetes en
esa escala.
Luego de volar diez horas y media para recorrer los
5023 kilómetros, arribó a la Base Antártica McMurdo.
La pista de 3000 metros de largo por 300 de ancho
era recorrida todos los días por dos máquinas especiales que distribuían en
toda su longitud y ancho, una capa de nieve suelta de 2,5 centímetros de
espesor, que hacía que los aterrizajes fueran lo más suave posibles y que no
existiera problema alguno con el frenado ni con el guiado del avión, donde los
tres comandantes de aeronave efectuaron tres aterrizajes cada uno.
El 2 de diciembre el TC-66 despegó rumbo a
Christchurch (NZ) y luego de siete horas y media de vuelo aterrizo sin novedad
a las 18:30, hora local de Nueva Zelanda.
La fecha calendario del arribo fijaba el 3 de
diciembre de 1974, consecuencia de haber cruzado la línea internacional de
cambio de fecha.
Allí permanecieron esperando el arribo del otro
Avión Hércules EL TC-65 para iniciar el vuelo hasta McMurdo, para luego
proseguir a la Base Marambio de la Antártida Argentina, donde se realizaría la
ceremonia Presidencial con los Cadetes.
Como el TC-65 carecía de tanques auxiliares de
combustible extras (como el TC-66) que le permitieran afrontar la otra etapa
McMurdo-Río Gallegos con carga de pago máxima, estaba previsto traspasar al
TC-66 la mitad de la delegación.
La consiguiente disminución de peso permitiría un
menor consumo de combustible.
Vuelos en la Antártida de los dos Aviones Hércules
C-130
En Christchurch se le unió el C-130 TC-66, que había
realizado prácticas de aterrizaje con ruedas en la pista de mar helado de la
base McMurdo. Ambas aeronaves, con la delegación de la EAM repartida en las
mismas, realizaron juntas las etapas Christchurch-McMurdo-Río Gallegos.
La operación se concretó de acuerdo con lo
planificado, el 9 de diciembre, ambos Hércules despegaron con destino a la
estación antártica estadounidense de McMurdo y luego de cruzar varios frentes
de tormenta después de 7 h 45 min. de vuelo aterrizaron en la pista sobre mar
congelado, con una meteorología muy adversa, guiados por un radar terrestre
(GCA).
El vuelo de los aviones Hércules C-130H TC-65 y
TC-66 desde la base estadounidense antártica McMurdo hasta la Base Marambio lo
hicieron despegando separados en tiempo y manteniendo diferentes niveles de
vuelo, sobrevolaron ambos aviones dicha Base Antártica, pero las malas
condiciones meteorológicas impidieron el aterrizaje.
Lo mismo ocurrió con los Hércules TC-61 y TC-64 ya
que lo planificado era que la Presidente de la Nación María Estela Martínez de
Perón recibiera a la delegación de la Escuela de Aviación Militar en esa base
antártica; pero al no poder hacerlo por la situación meteorológica, al regreso
se realizó la ceremonia de recepción en la Base Aérea Militar Río Gallegos.
Comentarios periodísticos
Dos días más tarde de la recepción en Río Gallegos
por parte de la Presidente de la Nación a los vuelos procedentes de la Base
Antártica Estadounidense de McMurdo, un matutino porteño publicó un pequeño artículo
bajo el título “Mientras el país estaba en el aire”, que era una velada crítica
al programa ideado, vaya a saber por quién, ya que todos los funcionarios que
acompañaban a la Presidente de la Nación Argentina en su vuelo a la Antártida
estaban previstos en la Ley de Acefalia.
El articulo decía: “El veterano corresponsal de
guerra miro bien hacia lo alto y cuando ya vio perderse en el espacio el
Hércules C-130 que llevaba hacia la Antártida a la señora de Perón, a la tres
autoridades previstas por la Ley de Acefalia, el Presidente provisional del
Senado, el Presidente de la Cámara de Diputados y el Presidente de la Suprema
Corte de Justicia y, por si fuera poco, a dos ministros y a los tres Comandantes
en Jefe de las Fuerzas Armadas, exclamó con cierta preocupación: “Es más que
una alegoría: el país está en el aire”.
Después de saberse que el avión no había podido
aterrizar en la Base Marambio, se admitió que esta actitud había sido
genéricamente compartida.
No pareció, en efecto, oportuno someter al país,
por así decirlo, en bloque a una sola carta de aeronavegación. Es verosímil que
dicha experiencia no vuelva a repetirse.
Fuente: http://www.marambio.aq