Ocurrió
en plena Segunda Guerra Mundial en las montañas de Escocia. La oscura trama de
encubrimiento por parte del Establishment británico sobre la muerte del duque
de Kent solo deja preguntas sin respuestas. Fallecido a los 39 años, era el tío
de la reina Isabel II.
Por Darío Silva D'Andrea
Segunda
Guerra Mundial. En agosto de 1942, después de una pequeña celebración familiar
en el Castillo de Windsor, el príncipe Jorge de Inglaterra se despidió
cariñosamente de su sobrina, la joven princesa Isabel. Le prometió a la niña,
de 14 años, que la visitaría en Escocia después de un viaje oficial al
extranjero.
La
niña, que hoy es la reina Isabel II de Inglaterra, tiene 96 años, y nunca
volvió a ver a su tío favorito. Algunos días más tarde, el príncipe y duque de
Kent murió cuando su hidroavión de la RAF (Real Fuerza Aérea) se estrelló
contra una ladera de una montaña escocesa y sus 9.000 litros de combustible
estallaron en una horrible bola de fuego.
Excepto
una persona, todos los ocupantes de la aeronave fallecieron instantáneamente,
envueltos en llamas. Los restos del príncipe, que era el hermano del entonces
rey británico Jorge VI, apenas pudieron reconocerse.
La
oscura trama de encubrimiento en plena Segunda Guerra Mundial
El
hidroavión Short Sunderland W4026 había despegado de Invergordon, en la costa
este de Escocia, a las 13:10 del 25 de agosto de 1942, en su camino a Islandia,
donde el duque debía inspeccionar las bases militares en representación del
rey.
Treinta
minutos después, se escuchó una gran explosión en el pueblo de Dunbeath y se
vio una densa nube de niebla marina: el avión se había estrellado contra una
colina escarpada llamada Eagle’s Rock.
Desde
entonces, la muerte del duque estuvo rodeada de interrogantes sin respuestas:
¿estaba el duque pilotando el avión cuando se estrelló? ¿Estaba ebrio? ¿El
hidroavión fue derribado por un caza alemán extraviado o, peor aún, por uno
británico que lo confundió con un bombardero de la Luftwaffe entre la niebla
escocesa?
Y hay más dudas: ¿el duque fue asesinado por la inteligencia británica debido a sus simpatías hacia la Alemania nazi? ¿O estaba en una misión secreta a Suecia para tratar de negociar la paz con el alto mando nazi?
La
muerte del duque de Kent, a los 39 años, se convirtió en la fatalidad de más
alto perfil de la Segunda Guerra Mundial: ningún príncipe real había dado su
vida en defensa de su país durante 500 años.
Apodado
“Georgie Kent” era una figura tremendamente popular en el Reino Unido:
sensible, glamoroso, elegante y sexy, en 1936 muchos pensaron que era mucho más
adecuado que su hermano, Jorge VI, para ascender al trono cuando Eduardo VIII
abdicó.
¿Participó el Establishment de un encubrimiento del desastre?
Condecorado
con la Orden de la Jarretera y Contraalmirante de la Armada Real, la muerte de
Jorge fue un golpe colosal para el Reino Unido. Pero, después de un funeral
organizado apresuradamente que se llevó a cabo solo cuatro días después en
privado, el príncipe fue olvidado.
Según
ha revelado recientemente el historiador Christopher Wilson, existió “la
connivencia del Establishment en un encubrimiento bien pudo deberse a que el
príncipe había contrabandeado en secreto, e ilegalmente, a una amante a bordo
del vuelo fatal”.
Según
revela Wilson, se estableció un tribunal de investigación a puerta cerrada y en
la Cámara de los Comunes se leyó un breve resumen de sus hallazgos que nunca
fue develado al público.
A las
familias de los 14 fallecidos no se les permitió asistir al tribunal y, en
algunos casos, tuvieron dificultades para acceder a cualquier información sobre
la pérdida de sus seres queridos.
Los
Archivos Nacionales, el Museo Imperial de la Guerra y los Archivos Reales de Windsor
niegan tener la posesión de los registros relacionados con la muerte del duque
y sus compañeros aviadores.
“Más
tarde se supo que toda la documentación relacionada con el tribunal de
instrucción había desaparecido misteriosamente”, agregó.
“El Teniente
de vuelo australiano Frank Goyen, recibió instrucciones de seguir por oficiales
superiores, también ha desaparecido”, escribe. “Este es un vacío de información
muy sorprendente… e, inevitablemente, ha generado innumerables teorías de
conspiración a lo largo de los años”, dijo Wilson.
Wilson
reveló recientemente su encuentro con Arthur Baker, líder de aeronaves, número
de servicio 1505244, quien le aseguró que había sido parte del equipo de
búsqueda y rescate de la RAF enviado para recuperar los cuerpos en Eagle’s
Rock.
“Acababa de regresar de la licencia. Nos metieron en camiones y nos llevaron al lugar del accidente. Nos dijeron: ‘Encuentren los cuerpos y tráiganlos aquí’”, le dijo. “El sitio era un desastre terrible: el avión se había desintegrado totalmente, destrozado en pedazos sangrientos”.
“Había un cuerpo tirado. No parecía muy dañado, pero sus ojos colgaban de sus mejillas. En su mano izquierda todavía tenía un mazo de naipes – Lexicon, creo – y estaba acostado de espaldas”, recordó Baker.
“Había
sido arrojado a unas buenas 50 yardas del resto del accidente, aterrizando en
un espeso brezo. Era el duque de Kent, instantáneamente reconocible con su
traje de vuelo”, recordó.
El cuerpo de una mujer
Baker
continuó su relato: “Lo llevamos de regreso al lugar donde ocurrió el accidente
principal, llevándolo sobre un trozo de metal de los escombros. Luego
continuamos con la búsqueda. Había un fuerte olor a esencia en el aire y de
repente vi ropa de mujer tirada por ahí y un joyero".
"Entonces
vi este cuerpo, muy dañado con una pierna casi cortada. Pensé ‘ese no es un
hombre’, y, para asegurarme, abrí la parte delantera de su ropa y había pechos
de mujer. Le grité a mi Sargento ¡¡Mujer!’ y me dijo que la cubriera rápido y
que se la llevara, lo cual hicimos”. “Lo que ha visto aquí, no le habla a
nadie”, le dijo su superior.
Durante
la guerra, estaba prohibido que las mujeres volaran en misiones operativas,
recuerda Wilson en su libro y remarca que sería “poco probable”, dado su
valioso e importante cargamento real, que cualquier miembro de la tripulación
hubiera contrabandeado a una novia a bordo del avión.
“Por lo
tanto, si había una mujer a bordo, tenía que estar allí por invitación del
duque. Dado su historial bien documentado de infidelidad en serie, eso no sería
una gran sorpresa”, dijo Wilson.
En la
noche de la tragedia, el secretario privado del rey, Sir Alan ‘Tommy’
Lascelles, anotó la tragedia del duque de Kent en su diario y agregó: “Había 16
personas en el avión”. Sin embargo, solo se han contabilizado oficialmente 15:
el duque de Kent, los 13 muertos de la Fuerza Aérea, y el único sobreviviente,
el Sargento de vuelo Andy Jack, el artillero trasero.
¿De quién era el cadáver número 16?
“Una
persona extra, misteriosa, estaba en el avión”, le dijo Andy Jack a su hermano,
en una de las pocas ocasiones en las que habló sobre la tragedia hasta su
muerte, en 1978. Lo reveló su sobrina, Margaret Harris, quien en 2003 rompió el
inquietante secretismo que rondaba sobre la muerte del duque.
Según
Wilson, Harris recordó que su tío, gravemente quemado, fue trasladado al
hospital donde la primera persona que lo visitó fue un oficial superior que le
ordenó firmar la Ley de Secretos Oficiales. Más tarde, Jack fue ascendido a
oficial.
En
conversaciones con el conde de Dudley, amigo de los duques de Kent, Christophe
Wilson asegura que el aristócrata le dijo que el príncipe Jorge estaba
enamorado de la pianista de jazz estadounidense Edythe d’Erlanger, a quien
había conocido en 1941.
“Ella
tenía ojos sólo para el príncipe”, dijo Lord Dudley. “Pero no era Edythe
d’Erlanger la del avión. Sobrevivió a la guerra y murió en 1971. Entonces,
¿quién podría haber sido y por qué nunca se informó de la muerte de la mujer?
¿Por qué su familia no se presentó?”, escribe Wilson.
Preguntas
sin respuesta permanecen en el aire 80 años después
El
historiador destaca que el accidente ocurrió alrededor de las 13:40 horas, pero
el rey Jorge VI, que estaba de vacaciones no muy lejos del lugar, no fue
informado hasta alrededor de las 20:30 horas, cuando un cortesano interrumpió
una cena familiar para dar la noticia.
“¿Por
qué se le ocultó la tragedia? ¿Fue porque los oficiales superiores necesitaban
tiempo para decidir qué hacer con la ‘persona extra’?”, cuestiona Wilson.
Tres
semanas después, cuando Jorge VI visitó Eagle’s Rock, se habían eliminado todas
las pruebas del accidente, se habían replantado los árboles y se había vuelto a
colocar el césped para borrar los horrores de ese día.
Christopher
Wilson asegura que el encubrimiento sobre la muerte del duque de Kent “fue
completo” y que las repetidas solicitudes por parte de investigadores,
biógrafos y periodistas desde 1945 siempre chocaron con la negativa del
gobierno y de las fuerzas armadas “aparentemente para proteger la reputación de
la víctima más famosa de la Segunda Guerra Mundial”.
“Hoy,
¿quién sabe la verdad sobre la muerte del duque?”, se pregunta Wilson. Georgie
Kent tuvo tres hijos: el príncipe Michael de Kent, el actual duque de Kent, de
85 años, y la princesa Alejandra, de 84. Si lo saben, no lo están diciendo. ¿Y
la reina? Cuando piensa en ese día de verano en Windsor cuando, a los 16 años,
se despidió de su tío por última vez, ¿alguna vez se preguntó qué sucedió realmente?
¿O ella lo sabe?”
Fuente:
https://www.perfil.com