El 3 de marzo de 1974 tuvo lugar un hecho trágico que podría haber sido perfectamente evitado
Por Tomás
Peiró
El McDonnell Douglas DC-10 de Turkish Airlines antes del accidente. (Steve Fitzgerald / Wikipedia)
Un 3 de
marzo de 1974 tuvo lugar una de las tragedias aéreas más fatales de la historia
de la aviación. Involucró al vuelo 981 de Turkish Airlines, operado por un
avión McDonnell-Douglas DC-10-10.
El
vuelo partió de la ciudad de Estambul y tenía como destino final la ciudad de
Londres, con una escala previa en el aeropuerto Orly, de París.
Cuando
el avión llegó a la capital francesa, luego del desembarque de cierto número de
viajeros, quedaron 130 pasajeros a bordo que seguirían con destino a Londres. A
última hora, una huelga de British Airlines hizo que el avión se complete con
personas que viajarían por esa aerolínea hacia la capital inglesa, pero que
habían sido derivados a raíz de la medida de fuerza que afectó el vuelo 981 de
Turkish Airlines.
De esta
forma, fueron 333 pasajeros y 13 tripulantes quienes partieron desde París
hacia Londres aquel fatídico 3 de marzo, un total de 346 personas.
Una vez
en el aire, el avión ascendió y se posicionó con dirección a Londres. Justo
cuando el aparato estaba sobrevolando la ciudad francesa de Meaux, los
controladores en tierra de esa ciudad captaron una transmisión distorsionada
del vuelo 981, en el confuso audio, que tenía fuertes ruidos y gritos en turco
de los pilotos, se llegó a escuchar “el fuselaje se rompió”.
Un oficial francés revisa restos del fuselaje del vuelo 981 de Turkish Airlines en el bosque de Ermenonville, Francia. (Getty Images)
Pocos
segundos después, el avión desapareció de los radares. Nada se sabía del vuelo
981 de Turkish Airlines hasta que los restos del aparato fueron encontrados en
el bosque de Ermenonville, cerca de la localidad de Senlis.
Las 346
personas a bordo fallecieron en el accidente, en uno de los hechos más trágicos
de la historia de la aviación, del cual no hubo ningún sobreviviente.
La
aeronave se rompió en muchos pedazos pequeños, lo que hizo creer a los
investigadores que se había tratado de un atentado con un artefacto explosivo.
Sin embargo, el error había sido humano y completamente evitable.
La
grabadora de datos del vuelo y la grabadora de voces de la cabina de
comandantes revelaron que el primer indicio de que había algún problema se
produjo cuando la aeronave sobrevolaba Meaux. Se escuchó un ruido sordo,
seguido por una ráfaga de aire que atravesó el avión.
La
aeronave se inclinó unos 20 grados hacia abajo y comenzó a ganar velocidad,
mientras tanto, el capitán Nejat Berkoz y el primer oficial Oral Ulusman
luchaban por retomar el control del aparato. Ya era demasiado tarde. Tan solo
72 segundos desde que se escuchó el estallido, el McDonnell-Douglas DC-10-10 se
estrelló en el bosque a una velocidad tan alta que produjo la desintegración
total del aparato.
Tras el
accidente, los investigadores determinaron que la escotilla de carga trasera
había fallado en pleno vuelo y el aérea de carga había sufrido una
descompresión repentina y violenta, que habría causado el estallido que se
escuchó en la caja negra del avión.
La
diferencia resultante en la presión del aire entre la zona de carga y la cabina
de pasajeros causó una ruptura del suelo de la cabina por encima de la
escotilla abierta, los cables de control que corrían por debajo de la sección
del piso que se rompió, quedaron inutilizados y los pilotos perdieron la
capacidad de controlar el avión, en particular, el timón y el motor número 2.
Monumento a las 346 víctimas situado en el bosque de Ermenonville. (Wikipedia)
Aparentemente,
en una escala previa que había hecho el aparato en Turquía, las patillas de la
puerta habían sido limadas ante la imposibilidad de cerrarla normalmente. Según
lo que pudieron verificar las investigaciones, sólo fueron necesarias quince
libras de presión sobre la escotilla para que esta cediera, cuando originalmente
estaba diseñada para soportar trescientas libras.
El
accidente fue tan impactante, que muchos de los restos de los pasajeros no
pudieron ser identificados, y se encontraron restos del avión en diversas
partes de Francia, aunque el principal escenario fue el bosque de Ermenonville,
donde hay un monumento a las 346 vidas que se perdieron en aquel evitable
episodio.
Fuente:
https://www.infobae.com