13 de mayo de 2019
PIONEROS DE LA AVIACIÓN - SILVIO PETTIROSSI
Nacimiento: El 16 de junio de 1887 en Asunción, Paraguay
Fallecimiento: El 17 de octubre de 1916, en Punta
Lara, Provincia de Buenos Aires, Argentina
Nacionalidad: paraguaya
Ocupación: Aviador. Pionero de la aviación.
Silvio Pettirossi fue un pionero de la aviación. Su
padre fue el inmigrante italiano Antimo Pettirossi y su madre Rufina Pereira
Doldán. Tuvo 5 hermanos: Alfredo, Elvira, Delia, Honorina y Luisa.
Hasta los 7 años vivió en la casa paterna, luego
viajó a Spoleto, Italia, para ingresar a un Liceo Militar donde ya se
encontraba su hermano mayor Alfredo. Vivió en Italia hasta los 15 años, luego
regresó a Paraguay para incorporarse en el ejército con el grado de Teniente.
Se casó con Sara Usher a los 27 años. Hoy el aeropuerto ubicado en la ciudad de
Luque (Paraguay), tras la caída del General Stroessner, fue cambiado el nombre
del aeropuerto de Alfredo Stroessner a Silvio Pettirossi.
Primeros vuelos
Poco después de regresar de Italia, Pettirossi
consiguió un puesto en la Oficina de Inmigraciones en Buenos Aires. Por
entonces la Escuela de Aviación Militar Argentina realizaba exhibiciones en el
Parque de Palermo, lugar donde ocurrió el primer contacto de Pettirossi con la
aviación y donde conoció a Jorge Newbery quien se encargó de su bautismo de
aire.
Newbery se mostró en desacuerdo con la decisión de
Pettirossi de ingresar a la Escuela de Aviación Argentina y le recomendó
estudiar en Francia en las fábricas de ese país. Pettirossi regresó a Paraguay
para gestionar una beca que le permitiera estudiar en París. Realizó contactos
con los senadores Luis Riart y Juan Cogorno, con el Ministro de Guerra y Marina
Manuel Gondra y con el Comandante de la II Zona Militar Coronel Adolfo Chirife
y consiguió la beca deseada con el compromiso de formar a su regreso la Escuela
de Aviación Paraguaya. Partió rumbo a Europa el 4 de octubre de 1912. Debido a
que la beca mencionaba una escuela de aviación militar, Pettirossi tuvo algunas
dificultades para ser aceptado, finalmente, en la escuela de la fábrica
Deperdussin.
Años de gloria
Caricatura de Silvio Pettirossi en 1914.
Luego de algunas semanas de entrenamiento,
Pettirossi logró la primera de sus hazañas en la academia, al romper el récord
de una acrobacia conocida como Looping the Loop. Hasta entonces nunca se había
logrado 6 giros. Pettirossi logró en el primer intento 37 giros.
Escribió el propio Pettirossi en la revista
argentina Deportes sobre la maniobra: “Entiendo, ante todo, que el Looping the
Loop carece de la importancia que se le atribuye. Es una vuelta sencilla que
obedece a leyes precisas que no fallan. Basta sólo con decidirse, pensando en
la verdad de dichas leyes. Tiene tan escaso valor el looping que lo hago tan
sólo como un complemento de mis exhibiciones en los festivales de aviación. La
primera vez que lo ensayé batí el récord de los 30, lo que prueba la facilidad de
su realización. El segundo día hice 27”.
Una de sus hazañas más recordadas es un viaje de
760 km entre París y Burdeos lleno de acrobacias y maniobras arriesgadas que
realizaba sobre los pueblos que iba atravesando. En marzo de 1914 Pettirossi
viajó a Buenos Aires para realizar unas exitosas presentaciones.
En mayo de 1914 realizó varias presentaciones en
Río de Janeiro. Su última presentación en Brasil, el 13 de mayo la presenció
una multitud de 200000 personas entre las que se encontraba el presidente, el Mariscal
Hermes Da Fonseca y miembros del parlamento. El Ministro de Marina Alexandrino
Alençar ofreció a Pettirossi la dirección de la Escuela de Aviación de Brasil,
quien declinó agradecido por el ofrecimiento.
En junio de 1914 se presentó con éxito en Uruguay.
Luego pasó a Chile donde también tuvo un gran recibimiento. Las exhibiciones
realizadas en la Argentina, Brasil, Chile y Uruguay fueron a beneficio de las
escuelas de aviación de dichos países.
Pettirossi, que ostentaba el rango de Teniente del
Ejército paraguayo, hizo construir un Deperdussin monoplaza al cual se lo dotó
con un motor rotativo Gnome de 60 HP. El modelo "T" de Pettirossi era
un monoplano de ala alta tensada con cabos de acero, con fuselaje de estructura
de madera, al igual que las alas, con revestimiento de tela. Desarrollaba una
velocidad máxima de 105 kph y tenía una autonomía de 2 horas con 30 minutos; su
techo máximo era de 1500 metros de altura y fue bautizado con el nombre de
"Paraguay". Sus dimensiones eran: 10,65 metros de envergadura, 7,3 metros
de longitud, 2,69 metros de altura y 21 m² de superficie alar. Su peso vacío
era de 395 kg, alcanzando los 550 kg como peso máximo.
Presentaciones en Paraguay
Durante su viaje de regreso a Asunción en el barco
a vapor Formosa en noviembre de 1914 bajó en la ciudad de Villeta a saludar a
la multitud. Cuando llegó a Asunción fue llevado en andas del puerto a la casa
paterna. Fueron varias las autoridades del país que le dieron discursos de
bienvenida. Se ofrecieron varios banquetes en su nombre.
Aprovechando la baja del río, Pettirossi decidió
realizar una presentación en el arenal frente al Palacio de los López, pero
luego de unas pocas maniobras la hélice del avión quedó inutilizada debido a un
accidente.
Finalmente, el 6 de diciembre de 1914 con una nueva
hélice elaborada por técnicos paraguayos, Pettirossi realizó su segunda
presentación en la costa del Puerto Sajonia, considerado por los cronistas de
la época como la más notable de su carrera. Al final de la presentación fue
llevado en andas a su casa luego de recorrer las calles del centro de la
ciudad.
Presentaciones en los Estados Unidos
Con motivo de la realización de una exposición
internacional en San Francisco, de febrero a diciembre de 1915, que incluiría
exhibiciones aéreas, los organizadores realizaron un concurso para decidir a
qué piloto contratarían.
Pettirossi, quien fue especialmente invitado, viajó
en compañía de su esposa y su mecánico. Aprovechando el viaje, el Doctor
Benjamín Aceval le encargó la compra de un avión cuyo precio no superara los 8000
pesos oro y que sería utilizado en la Escuela de Aviación.
Finalmente, Pettirossi venció en la competencia,
superando incluso al crédito local Art Smith. Firmó un contrato de 1000 dólares
semanales por 4 presentaciones por semana, 2 diurnas y 2 nocturnas. Las
crónicas periodísticas de la época confunden constantemente su nacionalidad,
considerándolo uruguayo, argentino o italiano.
Vuelo final
Monumento a Silvio Pettirossi en la explanada del
Aeropuerto Internacional Silvio Pettirossi de Asunción, Paraguay.
Silvio Pettirossi murió el 17 de octubre de 1916
durante un vuelo para verificar las reparaciones realizadas en su avión, en
tierras de la familia Castell, en la provincia de Buenos Aires, a la edad de 29
años.
Ese día, alrededor de las 09:00 de la mañana,
Pettirossi trepó nuevamente a su fiel Deperdussin “T” para someterlo a sus
acostumbradas acrobacias, en vista a los exitosos vuelos de los días previos.
Las condiciones atmosféricas no eran muy favorables, ya que soplaba un fuerte
viento. Después de unos diez minutos de vuelo, Silvio hizo una señal a los que
estaban en tierra para indicarles que todo iba bien, y acto seguido, trepó a
unos 1400 metros de altura e inició sus acrobacias. Mientras realizaba su
famoso “looping al revés”, un tensor del ala izquierda cedió, desprendiéndose;
golpeó la hélice, seccionándola. Inmediatamente, se quebró el ala izquierda y
el aparato empezó a caer en picada pronunciada sin que Pettirossi pudiera hacer
algo para evitarla, precipitándose al suelo, donde murió instantáneamente, en
Ensenada, en la Provincia de Bs.As., en los campos donde hoy se levanta la
planta potabilizadora de agua sobre el camino costanero Avenida Almirante
Brown, cerca del Fuerte Barragán. Tenía solamente 29 años de edad. El reloj que
usaba se detuvo por la violencia del impacto exactamente a las 09:25 horas,
momento en el que ocurrió la tragedia.
Sus restos fueron velados en la sede del Aeroclub
Argentino, donde delegaciones de varios países sudamericanos le rindieron un
último homenaje. Luego, el féretro fue trasladado al puerto para ser embarcado
con destino a Asunción en un vapor. En la confluencia de los Ríos Paraguay y
Paraná, el ataúd fue transferido al cañonero “Adolfo Riquelme” de la Armada
Paraguaya, que lo trasladó a Asunción, donde llegó el 23 de octubre de aquel
año. Allí, fue recibido por altas autoridades civiles y militares, y más de 30000
personas siguieron el cortejo fúnebre hasta el Ministerio de Guerra y Marina y
posteriormente a la Escuela Militar. Al día siguiente, se realizó un oficio
religioso en la Catedral de Asunción. En cada oportunidad, sendos discursos
fueron pronunciados por personalidades de aquella época. Pettirossi, debido a
su rango militar y en mérito de las hazañas logradas, recibió todos los honores
militares, siendo enterrado en el Mausoleo Militar del Cementerio de La
Recoleta de Asunción.
En la rotonda que une los caminos Avenida Diagonal
Domingo Mercante y Almirante Brown, de la ciudad argentina de Ensenada, se
levanta el monumento más importante en memoria de Silvio Pettirossi. En la
misma ciudad, el 23 de abril de 1917 se fundó el Club Atlético Pettirossi, que
aún funciona en calle San Martín y Liniers, en homenaje al aviador paraguayo.
En la ciudad de Córdoba, una importante calle de un barrio cercano a la Fuerza
Aérea Argentina, lleva su nombre.
Desde 1989 el Aeropuerto Internacional de Asunción,
principal terminal aérea del país, lleva su nombre.
DEPERDUSSIN T
El Deperdussin T era un monoplano francés
construido por la Société Pour les Appareils Deperdussin, que luego se
convertiría en SPAD.
Especificaciones técnicas
Tipo: Monoplano de observación
Origen: Francia
Fabricante: Société Pour les Appareils Deperdussin
Introducción: 1912
Usuario primario: Fuerza aérea francesa
Tripulación: 1
Longitud: 8.3 m
Envergadura: 10.63 m
Peso en vacío: 350 kg
Peso bruto: 450 kg
Planta de poder: 1 motor Gnome 7 Gamma de 7
cilindros con motor de pistón rotativo refrigerado por aire, de 52 kW y una hélice
de paso fijo de 2 palas
Velocidad máxima: 115 km/h
Autonomía: 2 horas 20 minutos.
Techo de servicio: 2000 m
Fuente: https://aeronauticapy.com
SILVIO PETTIROSSI: AQUEL PRIMER VUELO, HACE 100
AÑOS
Silvio Pettirossi, durante un vuelo en Reims,
Francia.
Primero conquistó los cielos de Francia y de otros
países de América, antes de llegar al Paraguay con su pequeño avión a bordo de
un barco, ante una multitud que lo esperaba, ansiosa de verlo volar. El 17 de
noviembre de 1914 hubo un primer accidentado vuelo junto al Palacio de los
López, pero la explosión de acrobacia aérea se vivió a plenitud el 5 y 6 de
diciembre, sobre Puerto Sajonia.
Por Andrés Colmán Gutiérrez
El avión llegó a bordo de un barco. El 13 de
noviembre de 1914, el vapor Formosa atracó primero en el Puerto de Villeta, en
medio de una multitud que saludaba con banderas, pañuelos y sombreros desde lo
alto de la barranca, a orillas del río Paraguay, gritando su apellido:
"¡Pettirossi..! ¡Pettirossi..!".
Desde la cubierta, parado junto a su pequeño y ya
legendario aeroplano, Silvio alzaba las manos, hasta que el capitán del buque
le dijo que podía bajar al muelle a saludar a la multitud. Tenía apenas 27 años
de edad y ya era un héroe nacional.
Horas más tarde, cuando el vapor arribó al Puerto
de Asunción, otra muchedumbre los esperaba con igual entusiasmo. Apenas el
aviador puso los pies en el atracadero, un numeroso grupo de personas lo alzó
en andas y entre gritos de júbilo lo llevaron hasta la casa de sus padres,
mientras muchos se trepaban a la embarcación para observar y acariciar de cerca
al mítico avión Deperdussin T monoplaza, al que él había bautizado con el
nombre "Paraguay".
Era el "Rey del Aire", como lo había
bautizado la prensa francesa, o "el Acróbata del Aire", como lo llamó
el diario chileno El Mercurio, que regresaba a casa, luego de haber deslumbrado
a multitudes en Francia, en Brasil, en la Argentina, en Chile. Pero aún le
faltaba el público más entrañable, su propia gente paraguaya, que en su gran
mayoría hasta entonces nunca había visto volar un avión.
"Me siento dueño del espacio..."
Aunque nació en Asunción el 16 de junio de 1887,
fue en Roma, Italia, donde el pequeño Silvio se contagió del mismo delirio que
antes había desvelado al gran Leonardo Da Vinci: imitar a los pájaros y
conquistar los cielos.
Su padre, Atimo Pettirosssi, un italiano andariego
que llegó al Paraguay tras la Guerra Grande y se casó con la paraguaya Rufina
Pereira, quiso que sus dos primeros hijos, Alfredo y Silvio, tengan una
educación europea y los envió muy pequeños a estudiar en Roma.
Con solo 7 años de edad, Silvio desembarcó en la
patria de sus antepasados y fue atrapado por el rígido sistema del Liceo
Spoleto, desde donde escapaba a las plazas vecinas a sentarse durante horas,
mirando volar a las palomas.
En 1901, a los 14 años de edad, retornó a Asunción,
con su febril cerebro habitado por los diseños futuristas de Da Vinci, que
anticiparon al aeroplano, al helicóptero y al paracaídas.
Desde los árboles del frondoso Parque Caballero
practicaba saltos con sus amigos, con un artesanal paracaídas que él mismo
fabricó, ante los gritos de don Atimo, cada vez que llegaba con alguna luxación
en la pierna.
Cuando en diciembre de 1903 supo que finalmente los
hermanos Orville y Wilbur Wright habían logrado protagonizar el primer corto
vuelo en un aeroplano, el Flyer 1, en Kitty Hawk, Estados Unidos, el todavía
adolescente Silvio Pettirossi decidió que sería protagonista de esa nueva
epopeya de la aviación mundial, en donde empezaban a inscribirse los nombres de
otros pioneros: Santos Dumont, Henri Farman, Roland Garros, Louis Bleriot...
Fue un legislador argentino, el senador Benito
Villanueva, quien le dio la oportunidad de viajar a Buenos Aires y conocer a
Jorge Newbery, el as de la aviación argentina, quien lo apadrinó en su bautismo
de aire. Su verdadero primer vuelo fue el que hizo en Buenos Aires,
impresionando de tal modo a Newbery, quien le auguró: "Serás un gran
aviador".
De aquella experiencia inicial, el propio Silvio
Pettirossi relataría después: "Por primera vez me sentí dueño del aire,
después de Dios".
Fue justamente Jorge Newbery quien le aconsejó ir a
estudiar aviación a Francia, donde la naciente industria aeronáutica estaba más
avanzada. Pettirossi golpeó puertas para conseguir una beca del Estado
paraguayo y el respaldo de varios políticos de la época, como Luis Riart, Juan
Cogorno, Manuel Gondra y Adolfo Chirife, le permitieron realizar su sueño.
El 4 de octubre de 1912, con 25 años de edad,
Pettirossi parte a Francia y logra finalmente ingresar a la escuela de la
fábrica de aviones Deperdussin, donde se enamora a primera vista del modelo de
aeroplano que sería su compañero de aventuras.
El 3 de enero realizó su primer vuelo como aviador
en Reims y el 27 obtiene su brevet de piloto. En Paraguay lo premian
otorgándole el grado militar de Teniente Primero en comisión del Ejército
Paraguayo. Era el primer militar aviador.
Desde entonces, su estrella no para de ascender.
Vuelos de exhibición por toda Francia, rompiendo récords mundiales como la
permanencia de 8 horas en el aire. La prensa francesa lo bautiza "Rey del
Aire".
Una de sus hazañas más recordadas es haber quebrado
el récord con la acrobacia conocida como "Looping the Loop", que
nunca había sobrepasado de seis giros con el aeroplano en el aire. Pettirossi,
en su primer intento, ¡logró hacer 37 giros! siendo la sensación europea.
Ante su fama, el Gobierno paraguayo le envía los
fondos necesarios para adquirir su primer avión, Pettirossi manda construir su
avión favorito: el Depeerdussin T monoplaza, con un motor Gnome rotativo de 7
cilindros y 60 HP. Lo bautiza con el nombre de su amado país:
"Paraguay".
Con ese avión, todavía desmontado, viaja a Buenos
Aires, en compañía del mecánico Maurice Becquet, donde lo ensambla y ofrece su
primer show, en homenaje a su padrino Jorge Newbery, fallecido en un trágico
accidente aéreo, como morirían muchos de los grandes aviadores pioneros,
incluyendo más tarde al propio Pettirossi.
Crónicas de una exhibición de Pettirossi en la Argentina.
Sus piruetas en el aire con el pequeño avión, casi
de papel, eran sensacionales y atraían multitudes, que lo contemplaban con los
ojos desorbitados de asombro y gritos de admiración. La Argentina, Brasil,
Uruguay y Chile se rinden ante sus pies. "Pettirossi es aviador único en
el mundo", publica El Mercurio, en Santiago. En Montevideo conoce a la
mujer que será su esposa, Sara Usher Conde.
Pero le falta lo mejor: regresar a su querido
Paraguay y maravillar con su arte a su propio pueblo.
Aquel primer accidentado vuelo
Siete días después de su llegada a Asunción, el
ansiado primer show del pionero de la aviación paraguaya se desarrolló en la
playa de arena a orillas de la Bahía de Asunción, frente al histórico Palacio
de López.
Una gran multitud se había congregado en lo alto de
las barrancas, en las inmediaciones del Palacio y del Cabildo, para acompañar
el primer show aéreo del ídolo nacional en su propia patria. El aeroplano
"Paraguay" pudo levantar vuelo en medio de gritos y aplausos y
realizar varias piruetas en el aire, sobre el espejado horizonte de la Bahía,
pero el fuerte viento jugó en contra y la hélice se torció al aterrizar. El
público se quedó con ganas de ver más.
El ingenio paraguayo ayudó a salvar el problema. En
los Talleres Bozzano, los mecánicos le fabricaron una hélice de madera de
petereby-jhú, que resistió muy bien a las pruebas.
El 5 y 6 de diciembre de 1914, Pettirossi se tomó
la revancha con el público paraguayo. Ante unas 15000 personas congregadas esta
vez en el Puerto de Sajonia, el pequeño monomotor "Paraguay" volvió a
levantar vuelo y a prodigarse en numerosas acrobacias aéreas. "Era una
multitud expectante y nerviosa, que subrayaba con aplausos y con vítores cada
arriesgada suerte... porque era una fiesta de valor y de audacia, de arte
elegante y arrojado, la que nos brindó el piloto", narra la crónica
publicada en El Diario de Asunción.
El propio presidente de la República, Eduardo
Schaerer, acompañó el show aéreo. "Pettirossi subió hasta los 1000 metros
y después de planear un rato, inició unos virajes elegantes y precisos. Después
de 20 minutos de vuelo, tras una magistral “fenille norte”, el Deperdussin pasó
como una exhalación entre el gentío y después de un viaje último,
aterrizó", sigue la crónica periodística.
La narración de lo sucedido después, es apoteósica:
"En un delirante entusiasmo, en tanto que las gargantas se enrojecían con
los gritos y flotaba como un frenesí en el ambiente, el pueblo entró en la
pista, llegó como un oleaje hasta el aparato, alzó en andas al piloto y lo sacó
del recinto, espléndido en el gallardo homenaje, hirviente de júbilo y de
emoción".
Era el mayor momento de gloria del "Rey del
Aire", el pionero de la aviación paraguaya recibiendo todo el cariño de su
pueblo, por haberle dado tanta satisfacción y orgullo en sus aún pocos años.
El Deperdussin T seguiría volando con libertad y
gloria durante los meses siguientes, llegando a la exposición internacional de
San Francisco, Estados Unidos, en 1915. Allí también sufrió uno de sus
accidentes más serios, cuando su avión perdió los tensores alares y sus alas se
doblador, obligándolo a acuatizar sobre el mar. Afortunadamente, pudo salir
ileso.
No fue así el 17 de octubre de 1916, en Buenos
Aires, cuando el heroico monomotor "Paraguay" realizaba otras de sus
clásicas acrobacias y un tensor del ala izquierda se soltó, arrojando al
aparato en picada desde más de mil metros de altura, cayendo a tierra con un
tremendo impacto.
Silvio Pettirossi falleció instantáneamente. Su
reloj pulsera se detuvo por el golpe a las 09:25. Tenía 29 años de edad, con
las puertas de la inmortalidad abiertas frente a él.
¿Se hubiera imaginado Silvio que, a cien años de
aquel histórico primer vuelo, unos apasionados colegas aviadores paraguayos
volverían a construir la réplica exacta de su avión, para volver a surcar el
cielo guaraní...?
Fuente: http://andrescolman.blogspot.com