11 de mayo de 2019
UN BOMBARDERO ESTRELLADO EN EL RÍO DE LA PLATA
La muerte en Argentina del reconocido piloto de la
Luftwaffe Werner Baumbach
El Oberst Werner Baumbach fue uno de los pilotos de
la Luftwaffe más famosos de la II Guerra Mundial. Fue condecorado con la cruz
de Caballero de la Cruz de Hierro por haber destruido más de 300000 toneladas
de buques enemigos. Se destacó especialmente como un eximio piloto del
bombardero mediano Junkers Ju-88.
Entre 1942 y 1944 fue retirado del servicio activo
y se dedicó al desarrollo de bombarderos y nuevas armas. En 1944 fue llamado
nuevamente a la acción y puesto al comando del misterioso Kampfgeschwader 200,
una unidad destinada a operaciones especiales que contaba con aviones
capturados a los Aliados y puestos en funcionamiento para misiones encubiertas.
Luego de finalizada la guerra, Baumbach permaneció
tres largos años en un campo de prisioneros. Finalmente, como hombre libre,
llegó a la Argentina como técnico y consultor de Fabricaciones Militares. Fue
una pieza clave del proyecto PAT-1, uno de los primeros misiles dirigido aire
tierra.
Baumbach, derecha, con Göring durante la guerra.
Los Avro Lancaster
En 1947, la joven Fuerza Aérea Argentina adquirió a
la Avro inglesa varios bombarderos Lincoln y Lancaster. Estos últimos eran
veteranos de la II Guerra Mundial. A pesar de las reticencias de los Estados
Unidos, los millones de libras esterlinas que Argentina había acumulado en
Londres durante la guerra fuero más fuertes. Así, el país sudamericano adquirió
la capacidad de alcanzar cualquier capital del Cono Sur con su moderna flotilla
de bombarderos pesados.
A fines de los años cuarenta llegaron a la Argentina
los hermanos Henrici, quienes habían trabajado en la Henschel alemana en el
desarrollo del HS 293, uno de los primeros misiles aire superficie de la
historia. Fabricaciones los puso a trabajar, junto con Werner Baumbach, en el
proyecto PAT-1[1],
que no era otra cosa que el Henschel argentino.
Avro Lancaster B-033 de la FAA
Avro Lincoln exhibido en plena avenida 9 de Julio.
Gentileza Horacio Rivara.
El accidente
A principios de los cincuenta, el Avro Lancaster
matrícula B-036 fue asignado al proyecto del PAT-1. La base de operaciones
estaría en la VII Brigada Aérea con asiento en el aeródromo de Morón, provincia
de Buenos Aires. Las primeras pruebas fueron muy satisfactorias.
La mañana del 20 de octubre de 1953, el veterano
Lancaster despegó de la base aérea de Morón. Lo piloteaba el experimentado
aviador argentino Carlos Muhlenberg; lo acompañaban el famosísimo Werner
Baumbach, en la posición del comando de la bomba, Karl Heinrici, uno de los
responsables del proyecto y ex piloto de pruebas durante la guerra, el radio
operador Alfredo Lieberwith y el suboficial auxiliar Ivan Viola.
Nariz del Avro Lancaster B-036 en el que murió
Baumbach
De acuerdo al comunicado oficial del Ministerio de
Aeronáutica, dado a conocer el día siguiente, a las 10:40 horas uno de los
motores del ala izquierda del Lancaster comenzó a hacer fuego. Como los tanques
estaban completos y no todos a bordo contaban con paracaídas, el Capitán
Muhlenberg decidió acuatizar en el Río de la Plata. Para ese momento, se
encontraban a la altura de Quilmes. Cuando el piloto estaba a punto de posar la
máquina sobre la superficie, el ala izquierda tocó el agua primero, provocando
un impacto muy violento, a unos 6000 metros frente a Berazategui.
Varios testigos presenciaron los hechos desde la
costa. Si bien el impacto fue tremendo, el fuselaje permaneció completo, y
pronto pudo verse con prismáticos a dos tripulantes que subidos al aparato
hacían señales hacia la playa. De acuerdo al diario La Nación, un buque del
MOP, el “509-B”, puso rumbo de inmediato hacia la nave que se hundía
lentamente. Lograron rescatar casi ilesos a Lieberwith y al piloto Muhlenberg;
sin embargo, no había rastro de los alemanes Baumbach y Heinrici y del
suboficial Viola. Una lancha de la Prefectura Naval de Quilmes, al mando del
ayudante principal José Uselai se hizo también presente en cuestión de minutos.
Luego de intensas búsquedas, el primer cuerpo en
aparecer fue el de Baumbach, al día siguiente. Los restos de Heinrici fueron
rescatados recién el 29 de octubre por la fragata Sarmiento. No existen
registros de referencias a la suerte del cuerpo de Viola, aunque es de
suponerse que también fue recuperado.
Baumbach fue velado en el gran hall central del
Ministerio de Aeronáutica, calle Cabildo 65, con todos los honores militares.
Luego fue trasladado al cementerio de la Chacharita. Así lo narran las crónicas
de época, aunque es frecuente leer que luego fue enviado a Alemania para su
descanso final.
El malogrado Lancaster, veterano de la II Guerra
Mundial, fue retirado días más tarde del lecho barroso del río.
Baumbach, veterano de mil batallas, temerario
piloto condecorado de la Luftwaffe, en los teatros de operaciones más
peligrosos de la II Guerra Mundial, terminó sus días frente a Berazategui, por
la falla de un aparato británico y un poco de mala suerte. [2]
Fuselaje del Lancaster B-036 es retirado del Río de
la Plata
Werner Baumbach y la mitología moderna
Tal como escribí hace varios años en mi libro “Mito
y realidad sobre la muerte de Adolf Hitler”, Baumbach posee hoy en día su lugar
de privilegio dentro de las historias que envuelven el dramático derrumbamiento
del Tercer Reich en abril de 1945; historias que lo envían sin escalas al terreno
de la mitología moderna.
Baumbach había sido por un tiempo breve piloto de
Albert Speer, uno de los miembros más importantes del círculo íntimo de Hitler
y ministro de armamentos. Speer y Baumbach trabaron una intensa amistad que los
unió hasta el final de la guerra.
Muchas veces se ha dicho que Werner Baumbach fue el
piloto que sacó a Hitler de Berlín durante una hipotética fuga. Incluso no hace
mucho se ha ido aún más lejos, llegándose a presentar un burdo documento
apócrifo en el que se presentó al piloto germano como el comandante de un
vuelo. Se alega como supuesta “prueba” de ello que no se conocen las
actividades de Baumbach entre los días 21 y 28 de abril, lapso en el que
debemos suponer que llevó al Führer a España.
Baumbach nunca sacó a nadie de Berlín en 1945, y
tampoco existe un desconocimiento de su paradero desde el 21 al 28 de abril de
aquel año.
Speer estaba aún en contacto con su amigo a pesar
de la confusión que reinaba en Alemania en ese momento de colapso. Tal es el
caso que, luego de abandonar Berlín, Baumbach se dirigió al norte a reunirse
con el círculo íntimo de colaboradores del ministro. Annemarie Kempf, una de
las más cercanas colaboradoras de Speer, recordó en su momento muy bien
aquellos días. Especialmente recordó, con lujo de detalles, a las personas con
las que compartió aquellas largas jornadas, llenas de incertidumbre, en los
hermosos y solitarios bosques de Eutin, en el norte de Alemania. Se encontraban
a orillas de uno de los hermosos lagos que se encuentran en esa región, lejos
del caos y sumidos en una tensa calma.
Aquella ubicación había sido cuidadosamente
seleccionada por Karl Cliever, uno de los colaboradores de Speer, para que su
jefe y sus allegados cercanos esperaran el final de los acontecimientos,
alejados de los peligros del Frente del Este. Cliever mismo, por supuesto,
estaba presente, tanto como la mencionada secretaria y otra de las
colaboradoras de Speer, Edith Maguira.
El General Holzheuer, enviado por Guderian para
proteger al ministro, se hizo presente con algunos soldados fuertemente
armados. Por supuesto, los acompañaba Werner Baumbach, de quien ahora conocemos
su paradero durante los días finales de la vida de Adolf Hitler. Todas las
personas mencionadas son testigos de su presencia. Especialmente Kempf, quien
relató estos acontecimientos a la escritora Gitta Sereny para su extensa
investigación sobre Albert Speer.[3]
PAT-1 ; Instituto Aerotécnico (FMA) de Córdoba.
Fuente: http://u-boatargentina.blogspot.com
[1]
El misil Proyectil Argentino Teledirigido 1 era el de un proyectil de dos
cuerpos. El principal tenía la forma de un pequeño avión de 3,54 metros de
longitud, y en él se alojaba la carga militar, el sistema de guiado, la cámara
de combustión y la tobera de escape. Debajo del mismo, colgaba un cuerpo
cilíndrico desprendible de 2,52 metros, donde se transportaban los carburantes
(oxígeno y metanol). El PAT-1 era un misil aire-superficie radio guiado, para
atacar a distancia objetivos de alta rentabilidad como barcos o fortificaciones
terrestres con sus 500 kg de explosivo. Como el guiado era visual, un operador
ubicado en el avión, guiado por dos bengalas en la cola de la nave, controlaba
con un joystick la dirección.
[2]
Este artículo fue redactado con el material disponible en el Archivo de la
Fuerza Aérea Argentina, donde se guardan recortes periodísticos sobre el
accidente del 20 de octubre de 1953.
[3] Mutti, Julio B. “Mito y realidad sobre la muerte de
Adolf Hitler”. Los verdaderos últimos días de la Segunda Guerra Mundial. Buenos
Aires, 2012.