El Dornier 17 fue un bombardero ligero alemán de la Segunda Guerra Mundial.
Este
viernes (4 mayo 2013) empezaron los trabajos para recuperar del fondo del Canal
de la Mancha una aeronave de la Segunda Guerra Mundial.
El
Dornier 17 que yace junto a la costa de Kent, en el este de Reino Unido, será
rescatado del fondo del agua. Será sólo el comienzo de un proyecto de
restauración que llevará dos años y estará a cargo del Museo de la RAF (Fuerza
Aérea Británica).
Corría
el verano de 1940 y Gran Bretaña se hallaba sola en Europa contra el éxito
militar alemán, aparentemente imparable.
Durante
semanas, filas y filas de aviones alemanes cruzaron la costa inglesa, con
órdenes de destruir la RAF y allanar el camino para una invasión nazi.
El
Dornier 17 es uno de los pilares de las flotas de bombarderos alemanes
encargados de librar lo que el primer ministro, Winston Churchill, luego
bautizaría como la Batalla de Inglaterra. Originalmente diseñado como un avión
de reconocimiento rápido, delgado y fácil de manejar, había sido convertido por
la Luftwaffe a mediados de la década de 1930 en un bombardero medio.
Hoy
Gerhard Krems es el último hombre vivo en haber volado un Dornier. Fue un
piloto muy condecorado que voló 250 misiones de este bombardeo entre 1940 y
1944, 39 de ellas durante la Batalla de Inglaterra.
Gerhard Krems es el único piloto de Dornier 17 que sigue vivo.
La
mayor parte de su servicio fue en aviones Heinkel, pero comenzó volando Dornier.
"Parte de la formación de reconocimiento volaba a baja altura",
cuenta mientras hojea sus fotografías de la guerra en su apartamento de Berlín.
"Y
el Dornier 17 era el mejor avión de vuelo bajo. Permitía volar muy cerca del
suelo. Este soy yo pilotando uno. Usted puede ver lo bajo que voy. Las copas de
los árboles están por encima de mí". Krems recuerda al Dornier como un
avión muy bueno.
"Me
dio una impresión fantástica en comparación con los otros aviones. Parecía
diferente, y sólo más tarde me di cuenta de por qué. Era ágil, muy delgado y
elegante, muy elegante. Pero uno sólo se da cuenta de todo lo elegante que es
al verlo volar. Rápidamente se le puso un apodo muy adecuado: der fliegende
bleistift, el lápiz volador ".
El Teniente
británico William Walker fue otro veterano de la batalla. Murió el año pasado a
los 99 años. La primera vez que vio a un Dornier, le contó a la BBC poco antes
de morir, acababa de unirse a su escuadrón y todavía estaba en proceso de
formación.
"Éramos
yo y otro practicante dirigidos por un piloto de operaciones. De repente
recibimos un mensaje en la radio de que había un enemigo en la zona y nos
dieron instrucciones de alcanzarlo. Yo sólo había volado un Spitfire durante
cinco horas. De todos modos, lo derribamos y yo lo vi estrellarse en el Mar del
Norte".
"Fantástico"
Pero
más de 70 años después de las grandes batallas aéreas que salvaron a Gran
Bretaña, se creía que ningún Dornier 17 había sobrevivido.
Hasta
que, hace cinco años, un equipo de buzos descubrió los restos de un avión,
recostado a 15 metros de profundidad en el banco de arena de Goodwin Sands.
Estudios posteriores confirmaron que era un Dornier 17, casi entero.
El
museo de la RAF decidió rescatarlo y ponerlo en exhibición en su base de
Hendon, en las afueras de Londres. Para ello gastará medio millón de libras,
unos US$ 780.000.
Para
Chris Goss, un historiador especializado en aviones militares, el hallazgo es
"históricamente fantástico".
"Este
avión va a ser el único de su tipo en el mundo. Hay pequeños trozos y piezas.
El Museo de la RAF tiene un fragmento de una cola, por ejemplo, pero este avión
está completo y por lo tanto su precio desde un punto de vista histórico es
incalculable".
Se cree
que el avión, que se estrelló el 26 de agosto de 1940, fue derribado por un piloto
de caza de la RAF llamado Boulton-Paul Defiant.
El
avión herido voló hacia el sur, para rápidamente perder fuerza y altura. El
piloto trató de llevar el avión hacia abajo en el agua. Pero cuando el ala tocó
la superficie, perdió el control y el avión aparentemente volcó. El piloto y el
observador sobrevivieron, mientras que los otros dos miembros de la tripulación
murieron.
El
avión se hundió hasta el fondo, donde pronto fue cubierto por arenas movedizas.
Imagen del Dornier 17 en el fondo del mar.
Las
imágenes submarinas de los restos muestran que gran parte quedó intacta. Faltan
algunas partes: las puertas de la bodega de bombas, el cristal de la cabina,
las puertas del tren de aterrizaje. Probablemente éstas fueron arrancadas
durante el aterrizaje forzoso. Pero el fuselaje, las alas, los motores y las
hélices todavía están allí. Y también el tren de aterrizaje, con los neumáticos
completamente inflados.
Pero
Bob Peacock, el buzo local y arqueólogo marino que encontró por primera vez los
restos del avión y tomó las imágenes, dice que la nave está en un estado
delicado y que su elevación y conservación no serán fáciles.
En el
Museo Técnico Alemán de Berlín tienen considerable experiencia en rescatar del
agua a los aviones de la Segunda Guerra Mundial. El profesor del museo Holger
Steinle nos muestra un pedazo de cola de aluminio de un Focke Wulf Condor. Está
irreconocible, corroída y unida en gran medida por las lapas y percebes
adheridos a ella.
Los
Dornier también, dice, estaban hechos de aluminio, que se corroe mucho en el
agua de mar. Por eso les advierte a sus colegas británicos que no esperen
demasiado. "En 20 o 30 años no quedará nada de ese Dornier. Así que
inténtenlo. Pero no sean demasiado optimistas. Háganlo, pero no empiecen a
soñar demasiado pronto", avisa.
Sin
embargo, Mary Ryan, del Imperial College de Londres, es más optimista. Es la
científica a la que el Museo de la RAF le encomendó encontrar una manera de
detener la corrosión del avión. Trabajando con un pequeño fragmento ya
rescatado, su equipo halló que al sumergirlo en una mezcla de agua dulce y
ácido cítrico - más precisamente jugo de limón - se limpia el metal y se
detiene la corrosión.
Así, el
museo ha construido dos túneles en su centro de conservación equipados con un
sistema de boquillas de pulverización. Para los próximos 18 meses las dos
mitades de la aeronave - las alas y el fuselaje - estarán empapadas en ácido
cítrico durante 10 minutos cada media hora.
Pero
primero tienen que conseguir que el avión salga del agua en una sola pieza.
Para ello, el museo le pidió a una empresa de salvamento marítimo, Seatech, que
diseñara un marco especial que se construirá alrededor del avión bajo el agua.
Buzos capaces de operar por tan sólo 45 minutos cuatro veces al día en aguas
quietas - cuando el cambio de las mareas y la fuerte corriente en el banco de
arena se retrasa temporalmente - tardarán hasta cuatro semanas en completar la
tarea.
Luego
levantarán la estructura con el avión dentro, la colocarán en una barcaza y la
llevarán por tierra por la carretera rumbo a su largo baño de jugo de limón.
Si todo
va bien, el avión podría ser expuesto en el plazo de dos años.
Fuente:
https://www.bbc.com