Por Oscar J. Villar Barroso **, Andrey Feschenko ***
Resumen
En el
presente trabajo se abordan aspectos muy particulares del surgimiento y empleo
combativo de la aviación naval por parte de Rusia durante la Primera Guerra
Mundial, acontecimiento de cuyo inicio nos separan ya cien años y que es bastante
desconocido entre nosotros. Un trabajo de este tipo puede contribuir al
conocimiento de algunos de los eventos militares de esa contienda y sus
protagonistas. Al propio tiempo el lector podrá apreciar cómo se fueron
desarrollando los aparatos que surcaron los cielos de esa guerra en un relato
donde lo anecdótico se funde con los elementos técnicos desde un enfoque
histórico.
Introducción
En este
año 2014 se cumple el centenario del inicio de la Primera Guerra Mundial, un
evento que por su magnitud y por la cantidad de países participantes no tenía
precedentes en la historia universal, de ahí que las consecuencias de similar
colisión resultaron determinantes en el posterior decurso de la mayoría de los
Estados participantes. El establecimiento a posteriori de un nuevo orden
geopolítico en Europa marcó pues, un momento fundamental en la vida de una de
las monarquías más sólidas y abarcadoras que había existido jamás: la del
Imperio Ruso, pero esas serían solo algunas pinceladas dentro de las
transformaciones de posguerra.
La
Primera Guerra Mundial, conocida también como la Gran Guerra, es denominada
además de otras maneras, aunque estas son menos divulgadas. Entre los
historiadores militares se le suele llamar, con mucha razón, la Guerra de las
Trincheras o la Guerra de los Ingenieros, ya que estos tuvieron un papel
destacadísimo a lo largo de la contienda. En este trabajo abordaremos el caso
de la aviación naval, surgida en este momento, y tomaremos como referente su
desarrollo en el Imperio Ruso.
No
constituye un descubrimiento señalar que la aviación naval rusa de hoy sigue
ocupando un lugar destacado en las Fuerzas Armadas de ese país y que es un componente
poderoso de su flota, tanto por la cantidad de aparatos de los que dispone como
por la calidad de los mismos y que estos se clasifican por las misiones que
cumplen, pero también por su lugar de basificación. De tal manera, la mayoría
de las unidades pertenecen a la aviación costera, pero una buena parte está
basificada en portaviones, siendo el Almirante de la Flota de la Unión
Soviética Kuznetsov la nave insignia dentro de este tipo de buques.
La moderna aviación naval de la Federación Rusa en el año 2014 estaba constituida, fundamentalmente, por cuatro tipos de aeronaves de acuerdo a su designación: los caza-interceptores Sujoi (Su-33) y MiG-29K, los caza de entrenamiento y combate (MiG-29KUB), los aviones de entrenamiento Sujoi (Su-25UTG) y los helicópteros navales (antisubmarinos) Kamov (Ka-27 y Ka-29), pero el comienzo ocurrió hace 100 años.
Los
primeros aeroplanos sobre las aguas de la guerra
La
Primera Guerra Mundial deparó a sus conductores numerosas sorpresas e
imprevistos que complicaron la contienda y trastocaron su propósito declarado
de ser la última de las guerras. La guerra de las trincheras se alargó más de
lo pensado, lo que generó una gran escasez de municiones, y los países
beligerantes, entonces, procedieron a utilizar la imaginación y el ingenio, y
se dieron a la tarea de inventar y emplear en las acciones combativas, nuevos
tipos de armamento y técnica militar que resolviera el problema, revolucionando
la táctica del combate. Después de esto, la guerra cambio de tal manera, que
nunca más volvió a ser igual.
El
problema radicaba en que la vieja táctica había dejado de funcionar y ambos
bloques contendientes se encontraron a un mismo nivel de desarrollo y
preparación combativa. En ese escenario, las tácticas defensivas resultaron ser
mucho más eficaces que las ofensivas y esto sirvió de catalizador al desarrollo
acelerado de nuevos ingenios bélicos que alteraran ese equilibrio, los más
espectaculares resultaron ser los tanques, los submarinos, y claro está, los
aviones.
De tal manera,
y como había ocurrido siempre luego de las grandes campañas militares, la
Primera Guerra Mundial produjo cambios fundamentales en el arte de la
conducción de la guerra, cuando le fueron incorporados nuevos contenidos a la
estrategia y a la táctica militar, además se introdujeron y desarrollaron
nuevos tipos de técnicas y armamentos para el combate, dentro de los cuales la
aviación resultó, sin duda, uno de los más deslumbrantes inventos. De manera
acelerada se transformó de ser un medio "auxiliar" de las ya
establecidas tropas terrestres y las fuerzas navales hasta convertirse primero
en un actor principal dentro del campo de batalla y más adelante sobre los
mares.
Para
conseguir esto, la aviación comenzó a cumplir entonces una serie de tareas que
resultaron cada vez más complejas y que poco a poco se fueron tornando en
determinantes para el resultado de los combates. Primero fue en la exploración
sobre las líneas del enemigo y en el servicio de comunicaciones que la misma
encontró "uso militar", pero muy pronto amplió sus horizontes y los
aviones se comenzaron a utilizar para la corrección del tiro artillero y el
bombardeo sobre las posiciones del enemigo. Fue entonces cuando el
"dominio del aire" se convirtió en un objetivo en sí para los
ejércitos contendientes y como anteriormente señalamos, estas misiones de
combate se cumplieron no solo sobre tierra, también se realizaron sobre el mar,
lo cual provocó el surgimiento de un tipo específico de aviación: "la
aviación naval", que enseguida se diferenció ella misma y desarrolló una
táctica específica para el cumplimiento de sus propias misiones.
Abordar
el tema del desarrollo de la aviación naval en este momento de la historia
militar se justifica si agregamos que los más importantes contendientes de la
Primera Guerra Mundial -Gran Bretaña, Francia, Rusia, Alemania y posteriormente
los Estados Unidos- eran potencias navales y contaban con poderosas marinas de
guerra. Fueron precisamente estas naciones las que contaron con las primeras
unidades de aviación naval y, por ende, las que atesoraron las primeras
experiencias combativas que sirvieron de base al posterior desarrollo de nuevos
aparatos y de la teoría misma sobre el empleo de ese tipo de aviación, que, a
su vez, comenzó desde entonces a ser parte del arte militar naval.
No
obstante, hasta el día de hoy son muchos los aspectos sobre el desarrollo de la
aviación naval que permanecen sin haber sido investigados en profundidad y lo
mismo ocurre con las experiencias acumuladas mediante su empleo en esa misma
etapa. Por ello, y tomando en cuenta que muchos de los roles desempeñados por
este tipo específico de aviación se conservan en la actualidad, es que la
experiencia que se comenzó a acumular durante la Primera Guerra Mundial cobra
hoy una singular importancia que urge conservar y transmitir. La aviación de la
flota rusa ocupó un lugar insoslayable en esta historia del desarrollo del arte
militar naval desde 1914. Con su empleo exitoso sobre los mares Negro y
Báltico, introdujo sustantivos aportes a la táctica naval, lo que fue
determinante para su posterior desarrollo.
De tal
manera, las tareas de la presente investigación son el análisis y la
sistematización de las principales experiencias en el empleo de la aviación
naval por la flota rusa en el teatro de operaciones de la Primera Guerra
Mundial, y sobre esta base, o punto de partida, demostrar algunas de las
dinámicas de desarrollo creciente de las cada vez más complejas misiones de la
aviación naval.
Para
ello nos detendremos en las cuestiones relacionadas con los aspectos técnicos,
es decir, en las características técnicas de los aparatos que fueron utilizados
en los vuelos sobre los mares de la guerra. Así mismo, le dedicaremos espacios
a las cuestiones relacionadas con la conducción (dirección) y aseguramiento de
estas aeronaves.
Para
comenzar a entender en qué tipo de misiones fue empleada en sus inicios la
aviación naval rusa, se impone conocer las ordenanzas militares del ejército de
ese país durante dicha guerra, donde se ha podido consignar que el primer
documento de este tipo, titulado "Reglamento sobre el empleo de la
aviación en el servicio de comunicaciones", entró en vigor en agosto de
1914 y sirvió de base para el fortalecimiento del ordenamiento combativo de la
flota y la introducción de la aviación como parte de su servicio de
comunicaciones.
En
dicho documento se le asignaba a la aviación la misión de la exploración y
observación en profundidad hasta donde los puntos costeros de vigilancia no
tenían alcance y el cumplimiento de tareas de patrullaje sobre el mar, así
mismo, se les asignó la misión de combatir en el aire con los aviones enemigos
que cumplían similares funciones a las suyas. En otras palabras, a la aviación
naval se le estableció la misión de realizar el reconocimiento aéreo e impedir
al enemigo efectuar vuelos de reconocimiento sobre su dispositivo de combate.
El resto de las misiones, que se denominaron "otros objetivos del combate
activo", se fueron concretando durante el decurso de la contienda.
El
bautizo de fuego de la aviación naval rusa durante la Primera Guerra Mundial se
produjo el 29 de octubre de 1914. Ocurrió durante una incursión de una
agrupación naval germano-turca contra naves y bases rusas en el Mar Negro. El
componente fundamental de esta partida lo constituían los cruceros alemanes
Gueben y Breslau. En aquel entonces, la exploración aérea no fue capaz de
descubrir con suficiente antelación la violación de las aguas territoriales
rusas.
El
Comandante Supremo de la flota, el Gran Príncipe Nikolai Nikoláyevich, temeroso
de involucrarse en una guerra con Turquía, dio la orden de "no buscar un
enfrentamiento con la flota turca a no ser que esta asumiese una evidente
actitud agresiva"[1] y en virtud de ello, la jefatura de la Flota del Mar Negro desestimó el
reforzamiento de las actividades de exploración aérea y continuó desarrollando
estas misiones de forma rutinaria, con lo que se le dio una considerable
ventaja al enemigo. Solo a las 07:00 horas del 29 de septiembre, luego de los
primeras andanadas de la artillería enemiga sobre Sebastopol, la tripulación
del Alférez de Navío B. V. Svietujin, seguida por la del Teniente A. A.
Timofeyev, alzaron el vuelo y detectaron al crucero Gueben navegando en aguas
territoriales de Rusia.
En esa
jornada, los pilotos navales rusos realizaron 16 misiones de exploración para
la determinación de la posición y el carácter de las acciones que desarrollaba
el grupo naval enemigo. Esto constituye el bautismo de fuego, la primera
experiencia combativa de la aviación naval, cuyos resultados determinaron su
consolidación y posterior desarrollo.
La
siguiente misión combativa cumplida por la aviación de la Flota del Mar Negro
se produjo el 7 de diciembre de 1914. Durante el cumplimiento de una misión de
reconocimiento en un hidroavión Kertiss, el Teniente V. V. Utgof descubrió,
mientras se dirigía al sur del cabo Jerson, al crucero ligero alemán Breslau.
De regreso a la base, el Teniente Utgof realizó un amarizaje junto a un buque
torpedero ruso desde donde envió un cablegrama a la jefatura de la flota en el
que anunciaba su descubrimiento. Posteriormente, este mismo piloto despegó en
busca de los cruceros rusos Kagul y Pámiat Mercuria y puso en alerta a sus
capitanes sobre la presencia del Breslau en aguas territoriales de Rusia.
La
valiosa información recopilada por el Teniente Utgof fue altamente valorada por
la jefatura de la flota, que en lo adelante tomó la acertada decisión de
redoblar la exploración aérea. Esto le permitió al alto mando naval mantener un
seguimiento constante de las naves enemigas y estar al tanto de su ubicación y
trayectoria. Por esta razón, las misiones se complejizaban cada vez más.
Como
parte de estas nuevas misiones, el Alférez B. Miklashevski entró en la historia
de la aviación naval rusa. Durante un vuelo de exploración hubo de descubrir un
crucero alemán y picando sobre él le lanzó una "bomba de aviación",
cierto que la bomba no acertó en el objetivo, pero provocó pavor en la
tripulación. Este hecho está considerado el primer caso de bombardeo aéreo
sobre un objetivo en movimiento.
Ese
mismo día se realizaron 11 misiones más de bombardeo aéreo sobre la unidad de
superficie enemiga descubierta por Miklashevski, la que se vio obligada a
cambiar su curso. La nave alemana, ante el temor de ser averiada por la
aviación, abortó su misión de bombardear Sebastopol y se refugió en alta mar,
fuera del alcance de los aviones. Este hecho demostró la creciente capacidad de
la aviación naval no solo para alertar sobre la presencia de buques enemigos en
las inmediaciones de las costas defendidas por la armada, sino también de su
posibilidad de combatirlos.
A lo
largo de los meses de octubre y noviembre, la aviación naval de la Flota del Mar
Negro tuvo que cumplir otra misión muy importante, la realización de vuelos
especiales en la búsqueda de los submarinos enemigos que amenazaban la base de
la armada en Sebastopol. La detección de este tipo de objetivos se tornaba muy
difícil, sobre todo cuando navegaban a grandes profundidades, ya que la misma
se realizaba de forma visual, por aquel entonces, y se complicaba a
profundidades inferiores a las de periscopio, otro tanto ocurría cuando se
trataba de detectar las minas submarinas colocadas por el enemigo.
Sin
embargo, y a pesar de todas las dificultades, la realización sistemática de
este tipo de exploración surtió efecto y obligó a los submarinos alemanes a ser
más cuidadosos, desde ese momento dejaron de navegar en la más absoluta
impunidad y muchas veces se vieron obligados a cambiar el curso y abortar sus
misiones luego de ser detectados por las unidades aéreas de la aviación naval
que se mantuvieron muy activas.
No
obstante, a toda esta actividad de los aviadores navales, no se produjeron
combates aéreos contra aviones enemigos en el territorio que defendía la Flota
del Mar Negro durante el año de 1914. Las aeronaves alemanas y turcas tampoco
realizaron incursiones aéreas contra la ciudad de Sebastopol ni contra otras
bases de la armada rusa.
Por su
parte, la aviación de la Flota del mar Báltico, y a diferencia de sus colegas
en el Mar Negro, durante el primer año de la guerra no tuvieron una
participación muy significativa en la contienda y sus éxitos se redujeron a la
realización de unos cuantos vuelos de exploración y reconocimiento sobre el
teatro de operaciones navales.
No
obstante, aunque pudiera parecer que la aviación naval en el año de 1914 hubo
de tener una actividad muy limitada, lo que tiene mucha lógica, resumiendo los
resultados de las acciones combativas se hace asaz evidente la impronta del
surgimiento de un nuevo medio de combate: la aviación naval, que durante la
campaña de ese primer año de guerra se empleaba en la realización de tres
misiones combativas fundamentales:
- La realización de vuelos de reconocimiento y exploración sobre el teatro de operaciones navales.
- La realización de golpes aéreos (bombardeo) contra las unidades de superficie del enemigo.
- La defensa antisubmarina de la flota y de sus instalaciones costeras.
Fue
precisamente en el año 1914 que la aviación naval fue empleada, por vez
primera, para la realización de golpes aéreos contra los objetivos del enemigo
y esta sería una de sus principales misiones en lo adelante. También se
produjeron las primeras acciones conjuntas de la aviación y las unidades de
superficie actuando como partes integradas en un mismo componente militar,
actividad que se fue enriqueciendo y perfeccionando a lo largo de toda la
guerra en los mares Negro y Báltico.
Las experiencias que se fueron acumulando en la armada rusa sobre el empleo conjunto de los buques de superficie y la aviación determinaron la necesidad de utilizar en este teatro de operaciones militares buques especiales capaces de servir de plataformas de despegue y aterrizaje a la aviación naval, lo que aceleró el proceso de creación e incorporación de los portaviones en la plantilla de la flota rusa. A principios de 1915 se incorporaron a la Flota del Mar Negro los primeros buques de este tipo, el Emperador Alexander I (figura 1) y el Emperador Nikolai I. El primero de ellos, el 11 de marzo de 1915, cumplió las primeras misiones de reconocimiento y exploración sobre el dispositivo de combate enemigo, para ello contaba con 4 hidroaviones[2].
Días
más tarde, el 29 de marzo, los aviadores navales por primera vez recibieron la
orden de realizar misiones de corrección del tiro artillero de las piezas de las
unidades de superficie, lo que garantizó el cumplimiento de esta misión con
mucha calidad. La agrupación de ataque en la que estaban incluidos los
portaviones Emperador Nikolai I y Almáz ("Diamante") y los buques de
línea Tri Sviatitelia ("Tres Santos") y Rostislav bombardeó con éxito
la región del estrecho de Bósforo.
En esta
ocasión los hidroaviones realizaron la corrección del tiro de la artillería
naval y emplearon para la comunicación señales de humo de distintos colores. El
30 de marzo los hidroaviones del portaviones Emperador Nikolai I asestaron un
golpe aéreo a las defensas costeras de la fortaleza turca de Zonguldak. Luego
de esto se incrementaron las acciones desde los portaviones y los
establecimientos portuarios y los objetivos costeros del enemigo se
convirtieron en blanco sistemático de la aviación naval rusa.
Durante
la campaña de 1915, la aviación de la Flota del Mar Negro también realizó
vuelos sistemáticos en busca de submarinos enemigos en los accesos a las bases
de la flota. Igualmente fueron empleados en la defensa antisubmarinos de los
buques de superficie propios tanto en las travesías como en la navegación en
las zonas de despliegue combativo.
Pero
fue en la Flota del mar Báltico donde la aviación naval se tuvo que adaptar al
cumplimiento de misiones de defensa antiaérea de los buques de la flota ante
las incursiones de los ases alemanes, esto ocurrió por vez primera en 1915. El
mando alemán se había propuesto acallar los cañones de los barcos rusos que
brindaban aseguramiento artillero a las tropas terrestres que combatían en los
alrededores de la ciudad de Riga. En respuesta, la jefatura de la flota dispuso
que los hidroaviones del submarino Orlitsa se enfrentaran en el aire a los
aviones alemanes, sin embargo, en esta operación también se empleó la aviación
en el bombardeo de las posiciones terrestres enemigas, lo que significó el
nacimiento de la cooperación interarmas de la aviación naval.
En ese
propio año de 1915 se produjo en el mar Báltico el primer caso de intercepción
desde el aire de un submarino, cuando uno de los hidroaviones rusos detectó
junto al cabo Tserel una de estas naves del ejército alemán y procedió a
bombardearla. Sobre el submarino fueron lanzadas varias bombas[3].
Pero el
hecho más significativo para la aviación naval se produjo por esos días sobre
el mar Báltico y está relacionado con el primer combate "aéreo". El 3
de agosto de 1915 el piloto de la Segunda Estación Aérea. S. A. Líshin combatió
contra dos aparatos alemanes, aunque este combate se desarrolló de la manera
más primitiva. A bordo solamente se tenía una pistola Mauser y una carabina. El
piloto y el explorador, Suboficial Smolnim, se liaron en un intercambio de
disparos con los tripulantes de los aparatos enemigos que se retiraron hacia
sus posiciones. La aeronave rusa regresó a su aeródromo con dos impactos de
bala que le atravesaron el ala y le averiaron la hélice, pero media hora más
tarde ya el aparato estaba listo para alzar el vuelo nuevamente.
Otra de
las más significativas particularidades de la campaña de 1915 tuvo que ver con
la transformación de la aviación naval de ser en sus inicios solo un medio de
exploración costera para convertirse en un elemento de ataque y bombardeo en
mar adentro, incluso, en el territorio marítimo del enemigo; de ahí que el
número de misiones cumplidas por la aviación naval se incrementó
considerablemente en comparación con el año 1914, otro tanto ocurrió con el
tipo de misiones principales asignadas en las ordenanzas, que de tres durante
el primer año de la guerra llegaron a ocho en 1915:
- Realización de vuelos de reconocimiento y exploración sobre el teatro de operaciones navales.
- Ataque desde el aire a las unidades de superficie y los puntos de basificación del enemigo.
- Destrucción de las defensas costeras del enemigo.
- Defensa antisubmarina de la flota y de sus instalaciones costeras.
- Descubrimiento de los sectores minados por el enemigo.
- Corrección del tiro de la artillería de los buques.
- Apoyo aéreo a las tropas terrestres.
- Defensa antiaérea de los buques de la flota.
En
1916, consecuentemente, se amplió el diapasón de las misiones fundamentales
para la aviación naval, las que fueron reformuladas por el Ministerio de la
Marina de Guerra. Estas incluían el reconocimiento y la exploración aérea; la
guardia de protección de las unidades navales; el ataque a los submarinos y
unidades de superficie y el bombardeo de los puertos y las fortificaciones
enemigas y la realización de combates aéreos contra las aeronaves adversarias[4].
Conforme
a las características del teatro de operaciones navales se organizaron y
reglamentaron nuevamente las misiones de la aviación naval, muchas de las
cuales se planificaron de manera pormenorizada. Por ejemplo, para la
realización de la exploración sobre el mar Báltico, el teatro de operaciones
navales quedó dividido en cuatro direcciones perfectamente diferenciadas, y
para la protección de las bases navales más importantes, como fue en el caso de
la de Sebastopol, quedó establecido un orden combativo para la cobertura aérea
antisubmarina a las maniobras de salida a la mar y retorno al puerto de los
buques de la flota. Igualmente se estableció un orden específico para el
desarrollo de acciones contra las zonas costeras del enemigo, que incluyó el
reconocimiento y la exploración de las mismas, la corrección del fuego de la
artillería de a bordo, el bombardeo contra la retaguardia del enemigo y la
lucha antisubmarina.
Todo
esto condujo a que en 1916 se establecieran misiones diferenciadas para la
aviación naval, la que quedó dividida en dos tipos, la aviación embarcada en
portaviones y la basificada en aeródromos costeros[5]. Para estos últimos se establecieron las misiones de reconocimiento y
exploración en la zona cercana, la protección aérea de las fuerzas navales
propias y los objetivos terrestres y la defensa antisubmarina, para la aviación
embarcada en portaviones las misiones fueron más complejas, ya que incluían,
además de las anteriores, incursiones contra los busques y las instalaciones
costeras del enemigo.
De tal
manera, las experiencias combativas acumuladas durante todo 1915 sobre el
empleo de la aviación basificada en portaviones, propició que en 1916 se
incrementara su utilización en las operaciones navales y en febrero un importante
grupo de ataque de la Flota del Mar Negro de la armada rusa procedió a bloquear
la región turca de Zonguldak-Eregli y recibió la misión de demoler con potentes
golpes de artillería naval y bombardeos aéreos las defensas enemigas y cerrar
el acceso a uno de los puertos de abastecimiento de carbón de la flota turca en
la zona de Zonguldak. Vale señalar que la artillería naval no hubiese, podido
asestar golpes tan exactos y efectivos sobre las instalaciones de servicio y
procesamiento del carbón para las calderas de los buques turcos, que se
encontraban bien protegidas tras unas elevaciones en el terreno y con las
cuales los buques rusos no tenían contacto visual, de no haber contado con el
apoyo de la aviación que todo el tiempo estuvo corrigiendo y dirigiendo el
fuego artillero.
En esta
operación participaron dos portaviones de la flota rusa del Mar Negro, el
Emperador Alexander I y el Emperador Nikolai I, en los cuales estaban
encuadrados 14 hidroaviones del tipo M-5[6] (figura 2) pertenecientes al primer y segundo destacamento de aviación naval de
la Flota del Mar Negro[7]. Estos aparatos ya eran capaces de lanzar bombas de 10 libras y de hasta 1 pud[8], lo que era una carga considerable para aquel entonces.
Al
amanecer del 6 de febrero de 1916, 11 aparatos de la armada rusa despegaron
desde una distancia de 20 millas de las costas turcas y se dirigieron con su
carga destructiva hacia Zonguldak y en vuelos sucesivos, durante 36 minutos,
atacaron a los buques y submarinos turcos, lo mismo que a sus bases y las
defensas de acceso a ellas.
Como
resultado de este fulminante ataque de la aviación naval, las instalaciones
portuarias en Zonguldak y su sistema de comunicaciones de campaña se vieron
seriamente afectados y se produjeron importantes bajas al enemigo. La
tripulación del aparato integrada por el piloto, Teniente V. Marchenko y el
observador, Suboficial K. Lobanov-Rostovski echaron a pique el buque enemigo
Iringard. De la misma manera, el aparato tripulado por el Teniente Kornílovich
y el Suboficial Bushmarin, detectó durante el vuelo de regreso a su
portaviones, el Emperador Alexander I, al submarino turco UB-7 y procedió
contra ese objetivo lanzándole bombas de profundidad. Esta fue la primera vez
que se empleaban contra una nave de ese tipo. Por ello este está considerado
también, el primer caso de intercepción aérea antisubmarina por parte de la
Flota del Mar Negro, lo que le convierte en un momento trascendental para la
aviación de dicha flota.
En esa
ocasión el submarino no fue echado a pique, pero la gravedad de sus averías le
obligó a detenerse y buscar ayuda. Esto fue altamente valorado y desde entonces
la defensa antisubmarina, y la aviación naval dentro de ella, comenzaron a
jugar un papel cada vez más importante en el cumplimiento de misiones contra
este tipo de buques y dentro de la misma marina de guerra, por lo que se impuso
como un elemento fundamental de la lucha antisubmarina.
Luego
de esto, en las costas bajo la responsabilidad de la Flota del Mar Negro se
establecieron un importante número de pequeñas "estaciones aéreas",
que contaban cada una con dotaciones de entre dos y seis aparatos y que
recibieron la misión de explorar sistemática y regularmente la zona costera en
busca de submarinos enemigos. La comunicación de las tripulaciones de estos
aviones con las de los buques de superficie se realizaba por medio de una
metodología muy efectiva. Se empleaban señales de humo de distintos colores y
se señalaba el lugar de ubicación del submarino enemigo lanzando una bomba
sobre él.
El 22
de junio de 1916 nuevamente se confirmó lo acertado de la decisión de acercar
la aviación naval a las costas e incrementar su uso en la lucha antisubmarina,
ese día el accionar exquisito de las tripulaciones de dos hidroaviones del tipo
M-9 (figura 3), desarticularon una emboscada submarina contra el buque insignia
de la flota rusa del Mar Negro, el Emperatriz María. Los pilotos navales, Alférez
S. Yaryguin y el Teniente A. Zhukov atacaron desde sus aviones a un submarino
que se había acercado peligrosamente al buque de línea y, aunque no fue
averiada la nave enemiga, este golpe preventivo le obligó a retirarse sin
conseguir su objetivo y con ello fue protegido el buque ruso[9].
Una
nueva tarea le sería incorporada a la aviación naval, la de realizar
desembarcos aéreos de tropas, lo que se confirmó por vez primera en abril de
1916 cuando algunos aviones navales fueron acondicionados para el traslado y
lanzamiento de un destacamento especial de desembarco aéreo desde Novorossisk a
Rize.
Paralelo
a esto, en la Flota del mar Báltico se puso de manifiesto durante la campaña de
1916 un incremento sostenido de la actividad de su aviación naval, cuyo objetivo
fue entonces conseguir el dominio del aire, sobre todo después que Alemania
finalizara la construcción de una base aeronaval en el lago Anguern, luego de
lo cual sus aeroplanos comenzaron a realizar frecuentes incursiones contra la
base de la aviación naval rusa dislocada en la isla de Ezel, lo que a su vez
activó la respuesta aérea de las unidades aéreas rusas y aunque ninguna de las
dos partes consiguió el dominio del aire sobre el lago Anguern, la experiencia
combativa que se acumuló allí fue bien considerable.
Haciendo
entonces un recuento concluyente sobre el desarrollo de la aviación naval
durante el año 1916, se puede asegurar que gracias a ello se incrementaron sus
éxitos en teatro de operaciones navales y le fueron incorporadas nuevas
misiones, algunas de las cuales eran impensables un año antes. Para ese año los
aviones se hicieron imprescindibles en la cobertura combativa de los buques de
superficie y las instalaciones costeras, acompañaban los desplazamientos de
grandes grupos de unidades navales, servían para el desembarco aerotransportado
y, por si fuera poco, combatían en el aire por el dominio de este.
Sin
embargo, a pesar de que para la campaña de 1917 la aviación naval rusa ya había
acumulado una considerable maestría y experiencia combativa y desarrollado
nuevos equipos y sistemas de dirección de las acciones combativas, sus
resultados en el combate fueron considerablemente limitados como causa de los
nuevos acontecimientos políticos que se venían produciendo en el Imperio Ruso y
en general, en toda Europa. Como resultado de ello se originó una reducción
considerable de las acciones combativas en todos los frentes y teatros de
operaciones de la Primera Guerra Mundial.
Esto
condujo a un período de estancamiento de la aviación naval a partir de ese año,
la que siguió cumpliendo las mismas misiones de antaño sin que se le
incorporaran otras, según consta en los documentos rectores del almirantazgo,
como en la "Instrucción para la realización de las acciones combativas por
parte de la División Aérea de la flota del Báltico para 1917", en el que
se consignan las misiones del mando naval para la aviación de esa flota, donde
el reconocimiento y la exploración aérea nuevamente quedaron determinadas como
la actividad fundamental para la aviación de la flota, mientras las otras
estuvieron relegadas a un segundo plano.
Caracterizando
los documentos rectores del mando militar ruso de 1917 se impone señalar que en
ellos se explican en detalle las misiones de la aviación naval y el orden para
su cumplimiento, lo que explica en primer lugar, la considerable experiencia
combativa que se había acumulado en las campañas militares llevadas a cabo
durante los primeros tres años de la guerra. En la instrucción citada en el
párrafo anterior, se aprecia claramente lo que aquí se señala; en dicho texto
se explica cómo cumplir las tareas durante el combate aéreo, el bombardeo y la
corrección de tiro.
En el
Báltico la tarea fundamental de la aviación naval fue la destrucción de los
aparatos aéreos del enemigo y de manera excepcional se dedicó espacio a la
protección desde el aire de las unidades de superficie y las bases en tierra.
Una ocupación realmente importante para un sector de la aviación naval fue la
de ofrecer cobertura aérea a los aparatos de asalto y de reconocimiento para
evitar que fueran derribados por los aviones enemigos. Es en estos momentos en
que se comenzaron a diferenciar unos aviones de otros y también comienza la
especialización dentro de la aviación naval.
Por su
parte, las misiones para la aviación naval de la Flota del Mar Negro se
establecieron de acuerdo a las particularidades de dicho teatro de operaciones
navales y las más importantes eran las que se cumplían contra objetivos que se
encontraban ubicados en puntos situados fuera del alcance de los buques de la
flota. Entre las misiones de ese tipo estaban las de bombardeo sobre el
territorio enemigo y su superficie marítima a donde no se podía llegar con los
otros medios de combate de la flota, también comprendía el combate aéreo con
los aparatos enemigos y la corrección del tiro artillero.
El
establecimiento de este tipo específico de misiones es lo que explica el
considerable incremento del número de portaviones en la Flota del Mar Negro.
Durante la campaña de 1917 fueron introducidos en la flota rusa, luego de su
reconversión a portaviones, los vapores Rumania, Rey Carlos y Dakia, que se
comenzaron a utilizar como bases flotantes de un importante grupo de
hidroaviones.
La complejización de la situación político-militar en Rusia durante 1917 impuso a la aviación naval una nueva e importante misión que anteriormente no había tenido entre sus funciones: la defensa desde el aire de importantes centros político-administrativos, donde el caso de la ciudad capital, Petrogrado, fue muy significativo[10].
Consideraciones
finales
Luego
de este pormenorizado recorrido por los cielos de la Primera Guerra Mundial a
un siglo de su estallido, queda demostrado que en el transcurso de la contienda
surge y se desarrolla la aviación naval rusa y se fueron incrementando el tipo
de misiones que debió cumplir, si en 1914 eran solo tres, ya en 1915 se le
incorporaron otras hasta llegar a ocho, tendencia que se mantuvo y en 1916 los
tipos de misiones llegaron a doce y serían trece en 1917. Esto nos lleva a
asegurar que el punto de inflexión para la aviación naval se puede fijar en
1916, el que con todo rigor puede ser considerado como el año de surgimiento de
un nuevo tipo de fuerza armada, el de la aviación naval.
Es
precisamente en ese momento en que aparece todo un paquete importante de misiones
para la aviación naval y no solo esto, también es el instante en que se produce
una significativa división en la misma y aparece, junto a la aviación costera,
la aviación embarcada en buques, con lo que se incrementa el alcance y el radio
de acción de las aeronaves.
Igualmente
se hacen evidentes las marcadas diferencias dentro de la marina de guerra rusa,
lo que se verifica a partir de las particularidades de los dos principales
acuatorios que le sirvieron de teatro de operaciones navales durante la Primera
Guerra Mundial, los mares Negro y Báltico. La aviación naval de cada uno tendrá
sus particularidades signadas por las características físicas de cada escenario
y por el enemigo a enfrentar, Turquía en el Mar Negro y Alemania en el Báltico.
La
aviación naval desde 1916 se dividió por el grado de especialización y el tipo
de misiones a ella asignadas, y si al principio de la guerra todos los tipos de
misiones se cumplían empleando los mismos modelos de aviones M-2 y M-5, de
producción nacional, para el tercer año de la guerra ya se utilizaban los
nuevos aparatos M-5 y los M-9.
Sin
embargo, cuando se hizo necesario combatir en el aire contra otros aviones,
como ocurrió sobre el lago Anguern, se hizo también evidente que los aparatos
M-5 y M-9 eran poco idóneos para ese tipo de combate. De tal manera, estos
quedaron para cumplir misiones de reconocimiento y exploración, bombardeo y
corrección de tiro, y para las operaciones de dominio del aire se comenzaron a
introducir aparatos especiales, aviones de caza. Con este importante paso la
aviación naval se estructuró en dos componentes principales: la aviación de
caza y la aviación de exploración y bombardeo, lo que en su momento constituyó
un primer, pero significativo paso, en la configuración posterior de la
aviación naval.
Como
parte del estudio y los correspondientes análisis de las distintas experiencias
combativas acumuladas durante el empleo de la aviación naval por parte de la
flota rusa se puede arribar a la siguiente conclusión: como resultado del empleo
exitoso de la aviación naval durante la Primera Guerra Mundial, se verificó una
ininterrumpida tendencia al perfeccionamiento y ampliación del espectro de sus
misiones, lo que condujo al surgimiento y desarrollo de la aviación basificada
en buques de superficie y aparecieron, a nivel de compañía, las primeras
unidades aéreas de aviación naval.
Ello
condujo al fortalecimiento de uno de los hitos indiscutibles que dejó la
Primera Guerra Mundial en este campo: el fortalecimiento de una profunda
convicción sobre la necesidad de formar unidades navales especiales de
portaviones, en virtud de que la aviación naval fue capaz de demostrar una
serie de potencialidades como para que fuese considerada un perspectivo y
efectivo medio de combate, lo que en años posteriores ha sido demostrado hasta
la saciedad.
Lo
anteriormente planteado nos conduce a la conclusión más importante que para las
fuerzas armadas de hoy emerge de la presente investigación y que se ha
comprobado a lo largo de este trabajo, y es que la aviación naval resulta un
componente imprescindible para las fuerzas armadas modernas.
Para un
país como Cuba, por ejemplo, la aviación naval sería fundamental y podría
cumplir disímiles misiones, tanto para la defensa del país como para la
economía y la reducción de catástrofes; en ese caso serían muy útiles aparatos
como los hidroaviones, los helicópteros, sobre todo los que tienen la capacidad
de amarizar, y también la aviación basificada en tierra.
*** Universidad Nacional de la Defensa de Ucrania, Kíev.
* Escrito en ruso originalmente. La traducción y las notas aclaratorias para el público cubano son de Oscar Villar Barroso (N. del A.).
Referencias
bibliográficas
"Aviones del país de los soviets", Flota del Mar Negro de Rusia. Ensayos históricos, Editorial Tabrida, Simferopol, 2002, <http://www.sovplane.ru/index.php> [15/9/2014].
KLIMOVSKI, SERGUEI: Los pilotos de la Flota del Mar Negro contra el Gueben y el Breslau, Gangut, San Petersburgo, 2001.
MARINA DE GUERRA DE LA FEDERACIÓN RUSA: "Archivo Estatal de la Marina de Guerra de Rusia. Reglamento sobre el empleo de la aviación en el servicio de comunicaciones del 18 de agosto de 1914", tipografía del Ministerio de la Marina, Petrogrado, 1914.
MARINA DE GUERRA DE LA FEDERACIÓN RUSA: "Archivo Estatal de la Marina de Guerra de Rusia. Instrucción para la realización de las acciones combativas por parte de la División Aérea de la flota del Báltico para 1917", tipografía del Ministerio de la Marina, Petrogrado, 1917.
MARINA DE GUERRA DE LA FEDERACIÓN RUSA: "Archivo Estatal de la Marina de Guerra de Rusia", fondo 610, archivo 1, dossier 1, pp. 27-28.
MARINA DE GUERRA DE LA FEDERACIÓN RUSA: "Archivo Estatal de la Marina de Guerra de Rusia", fondo 418, archivo 1 401, dossier 1, p. 62.
MARINA DE GUERRA DE LA FEDERACIÓN RUSA: "Archivo Estatal de la Marina de Guerra de Rusia", fondo 609, archivo 1, dossier 633, p. 59.
MINISTERIO DE DEFENSA DE LA FEDERACIÓN RUSA: "Archivo Estatal Histórico-Militar de Rusia", fondo 2008, archivo 1, dossier 183, p. 196.
SHAVROV, VLADIMIROVICH: Historia de la construcción de aviones en la URSS hasta 1938, Mashinostroyenie, Moscú, 1985.
Fuente: http://scielo.sld.cu
[1] "Aviones del
país de los soviets", en Flota del Mar Negro de Rusia. Ensayos históricos,
p. 462.
[2] Cfr. Vladimirovich
Shavrov: Historia de la construcción de aviones en la URSS hasta 1938, p. 752.
[3] Cfr. Marina de Guerra
de la Federación Rusa: "Archivo Estatal de la Marina de Guerra de
Rusia", fondo 610, archivo 1, dossier 1, pp. 27-28.
[4] Cfr. Marina de Guerra
de la Federación Rusa: "Archivo Estatal de la Marina de Guerra de
Rusia", fondo 418, archivo 1 401, dossier 1, p. 62.
[5] Para el lector
cubano, acostumbrado a vivir bien cerca de las costas, esto podría resultar
incomprensible, pero en Rusia la mayor parte del territorio se encuentra bien
alejado del mar, en la mayoría de los casos a miles de kilómetros, por lo que
no es un error hacer esta diferenciación (N. del A.).
[6] Este aparato,
desarrollado a partir de los modelos M1, M2, M3 y M4 por el constructor Dmitri
Pávlovich Grigórovich (1883-1938) era capaz de alcanzar una velocidad máxima de
105 km/h y trepar hasta los 3 300 metros impulsado por un motor de 100 c/f (N.
del A.).
[7] Para 1916 la aviación
naval, que se había incrementado considerablemente, comenzó a formar nuevos
tipos de unidades propias dentro de la flota y se constituyeron los primeros
destacamentos que venían a sustituir a las denominadas "estaciones
aéreas" (N. del A.).
[8] Antigua unidad de
medida rusa equivalente a 16 Kg (N. del A.).
[9] Cfr. Marina de Guerra
de la Federación Rusa: "Archivo Estatal de la Marina de Guerra de
Rusia", fondo 2008, archivo 1, dossier 183, p. 196.
[10] Se trata de la actual
ciudad de San Petersburgo, al norte del país, que fungió como capital de Rusia
desde principios del siglo XVIII hasta 1918, cuando esta fue nuevamente
establecida en Moscú. En 1924, tras el fallecimiento de Vladímir Ilich Lenin,
la ciudad adoptó el nombre del líder bolchevique y se le llamó Leningrado hasta
que se le devolvió el nombre original luego del derrumbe de la URSS (N. del
A.).