26 de enero de 2019
BOMBARDEO A PARÍS
Casi todas las capitales de Europa fueron
bombardeadas por los Aliados durante la II Guerra Mundial. En el caso de
Francia, también París resultaría ser víctima de un devastador ataque aéreo por
parte del Reino Unido que dejaría centenares de muertos y provocaría serios
daños en algunos puntos de la “Ciudad de las Luces”.
Seleccionar la capital de París como objetivo a
bombardear por los Aliados Occidentales fue muy complicado dentro de los planos
militar y político. Por ejemplo, al General Charle De Gaulle de la Francia
Libre le desagradó tanto la idea que intentó evitarlo por todos los medios,
algo a lo que se negaron tanto el Presidente Franklin Delano Roosevelt de
Estados Unidos como el Primer Ministro Winston Churchill, alegando ambos que
destruir ciertos objetivos en la ciudad iba a suponer ralentizar los
movimientos del Ejército Alemán hacia el oeste cuando se produjese el
desembarco de Normandía. Precisamente eso mismo pusieron en duda el Mariscal
Arthur Harris de la Fuerza Aérea Real británica y el General Carl Spaatz de la
Fuerza Aérea estadounidense, quienes no eran partidarios de desviar a los
aviones, que en aquellos momentos estaban bombardeando la industria del Tercer
Reich, para desviar la centrar sobre Francia. No obstante, de nada sirvieron
las opiniones en contra de los expertos porque finalmente los Gobiernos de
Washington y Londres dieron luz verde a la incursión sobre París.
Curiosamente a mitad de la II Guerra Mundial, la capital
de París ya había sufrido un bombardero aéreo, aunque no de carácter
estratégico, porque en este caso el objetivo fue dañar la industria y no
sembrar el terror. Básicamente se trató del raid llevado a cabo la noche del 3
al 4 de marzo de 1942 por 235 aviones británicos entre 89 bombarderos
Wellington, 48 Hampden, 29 Stirling, 26 Manchester, 23 Whitley y 20 Halifax que
destruyeron la Fábrica de Renault en el Barrio de Boulogne-Billancourt, matando
a 370 civiles, a costa de perderse un bimotor Wellington.
La noche del 20 de abril de 1944, un total de 269
aviones entre los que había 247 bombarderos Lancaster y 22 cazabombarderos
Mosquito de la Fuerza Aérea Real británica, despegaron desde el Reino Unido
para cruzar el Canal de la Mancha y acceder al interior de Francia.
Aprovechando aquella formación la oscuridad del manto nocturno, los Mosquito se
adelantaron a los Lancaster y alrededor de medianoche comenzaron a sobrevolar
la capital de París, contra la cual lanzaron una serie de bengalas que iluminaron
toda la ciudad y generaron la alerta de las alarmas antiaéreas.
Ruinas del Barrio de Porte de la Chapelle tras el
bombardeo de la RAF a París.
A las 00:05 horas de la madrugada del 21 de abril
de 1944, los 247 bombarderos Lancaster arrojaron su carga de 2000 bombas sobre
la capital de París. Sorprendentemente de todo este arsenal, unos 1800
artefactos cayeron en el principal objetivo que era la Estación de La Chapelle,
la cual arrasaron al completo, interrumpiendo todo el tráfico militar hacia
cualquier zona amenazada de Francia, lo que supuso un éxito estratégico.
Lamentablemente las 200 bombas restantes explosionaron en el Barrio de La
Plaine-Saint Denis y en el Barrio de Porte de la Chapelle, además de detonar
otras trece bombas en los alrededores de la Basílica del Sagrado Corazón.
Concluida la trágica jornada del bombardeo de los
Aliados a París que se prolongó dos horas y cuarto hasta las 2:20 de la
madrugada, el resultado fue de 1047 bajas civiles entre 670 muertos y 377
heridos. Simultáneamente las baterías antiaéreas del Ejército alemán derribaron
siete aviones Lancaster y acabaron con la vida de 44 pilotos británicos.
Al cabo de un mes del ataque de la Fuerza Aérea
Real británica sobre París, una nueva formación de aviones Lancaster llevó a cabo
una segunda incursión el 27 de mayo de 1944. A diferencia de la anterior
ocasión, los cuatrimotores bombardearon el Suburbio de Sartrouville, matando a
otras 400 personas.
Terminada la II Guerra Mundial en 1945, la capital
de París había sufrido un total de dos bombardeos por parte de los Aliados, con
un saldo de 1440 parisinos muertos y cientos de edificios destruidos. A pesar
de que la neutralización de la Estación de La Chapelle significó una ventaja
táctica de cara a la campaña de Normandía, no volvería a ser reconstruida hasta
1952, las víctimas mortales serían, durante generaciones, un motivo de fricción
entre Gran Bretaña y Francia.
Fuente: https://www.eurasia1945.com