Por Roberto Briend
16 de enero de 2019
EL AVION CANBERRA EN LA FUERZA AÉREA ARGENTINA
Por Roberto Briend
Un poco de historia
Al avión se hizo conocido con el nombre Canberra,
luego de haber sido bautizado así, en honor a la capital de Australia ya que,
después de Gran Bretaña, este fue el primer país que se mostró interesado en
adquirir este tipo de aeronaves.
Los orígenes del Canberra se remontan al año 1944,
cuando en Gran Bretaña se comenzó a pensar en el reemplazo del versátil
bombardero ligero de Havilland Mosquito. Varios fabricantes de aeronaves
británicos fueron invitados a presentar propuestas de diseño para satisfacer
este nuevo requerimiento. Entre otras compañías que aprobaron la preselección,
y fueron alentadas para continuar con los estudios de desarrollo, se encontraba
la English Electric Co, un fabricante que por necesidades de la guerra había
fabricado, bajo licencia, bombarderos Handley Page Hampden.
Para poder cumplir con los requerimientos del
Ministerio de Defensa Británico, la English Electric, encaminó todos sus esfuerzos
hacia el proyecto de un avión birreactor, de ala media recta y fuselaje
circular.
En 1945, y luego de haber superado las exigencias a
las que fue sometido el proyecto, el Ministerio de Defensa autorizó la
producción de cuatro prototipos. Sin embargo, a causa de las reducciones
presupuestarias militares de posguerra, la fabricación de los prototipos siguió
un proceso muy lento. El primer prototipo, English Electric A1 matriculado
VN799, efectuó su primer vuelo el 13 de mayo de 1949, al mando del piloto de
pruebas de la fábrica, R. Beamont. El prototipo, tenía un diseño bastante
sencillo y resultaba visualmente muy parecido al Gloster Meteor aunque casi con
el doble de su tamaño.
Fue tan grande el entusiasmo que generó este
proyecto que la Royal Air Force, aún antes del vuelo inaugural, ya había
ordenado la compra de noventa aviones versión B5/47, luego llamado Canberra
B-2, treinta y cuatro PR31/46, luego PR3 y ocho aviones de entrenamiento de
doble comando T2/49, luego T4.
Debido, ahora sí, a las urgencias para equipar
rápidamente a todos los escuadrones con estos nuevos aviones, se instalaron
cuatro líneas de producción: la English Electric Co en la ciudad de Preston, la
Short Bros & Harland en Belfast, la Handley Page Ltd en Radlet y la A.V. Roe
en Woodford.
El primer Canberra de serie fue entregado
formalmente al Escuadrón 101, el 25 de mayo de 1951, siendo este el primer paso
que formalizaba el proceso iniciado por la RAF para reemplazar los Avro
Lincoln, los Boeing Washington y los B-29, hasta ese momento en servicio en el
Comando de Bombardeo.
En total se construyeron mil trescientos cincuenta
y dos Canberra, cuatrocientos seis se fabricaron bajo licencia en los Estados
Unidos de Norteamérica. Allí se los identificó como B-57 y fueron equipados con
reactores Wright J-65W5. Estos últimos, luego de sufrir innumerables
modificaciones, dieron lugar a la versión RB-57F de reconocimiento estratégico
o B-57G, de interdicción nocturna. Más adelante, en una variante que incluía la
extensión de sus alas a 37 metros, fueron utilizados en tareas de
reconocimiento fotográfico y electrónico. En julio de 2005, la NASA aún
mantenía dos ejemplares de estos aviones matriculados NASA 926 y NASA 928 que
eran utilizados para llevar a cabo tareas de investigación a grandes altitudes.
La RAF mantuvo en servicio aviones Canberra durante
cuarenta y cinco años. La versión PRMk9 fue utilizada hasta julio del año 2006
para realizar tareas de reconocimiento táctico y fotográfico. Los últimos
aviones realizaron su vuelo de despedida el 31 de julio del año 2006.
Aviones Canberra fueron empleados por Fuerzas
Aéreas de quince países. En América latina, aviones Canberra versión BMk2
estuvieron en servicio en la Fuerza Aérea Venezolana desde julio de 1953; a
partir de mayo de 1954 formaron parte de la Fuerza Aérea Ecuatoriana en su
versión BMk6, y en la Fuerza Aérea Peruana, en la versión Mk8. desde mayo de
1956. Argentina fue uno de los últimos países en adquirirlo.
Primeras gestiones argentinas
Los primeros antecedentes sobre las intenciones de
la adquisición de aviones Canberra para nuestro país datan de diciembre de
1955. Existen informes que, durante una reunión celebrada por el Ministro de
Aeronáutica, Brigadier D. Ramón Abrahin con el Agregado Aéreo a la Embajada de
Gran Bretaña en nuestro país, quedaron expresadas las intenciones de adquirir
aviones Canberra para equipar a la Fuerza Aérea Argentina.
A pesar que, ya en aquella época, la Fuerza Aérea
Argentina estaba equipada con aviones de origen inglés, Gloster Meteor, Avro
Lancaster, Lincoln, Vicker Vicking, Bristol 170 y Percival, entre otros, este
nuevo requerimiento generó una intensa discusión en el seno del gobierno
inglés. Representantes del Foreign Office se opusieron firmemente ya que
consideraban que estos aviones constituían una amenaza contra los propios
intereses que los ingleses tenían en las Islas Malvinas o contra las
dependencias inglesas en la Antártida. En cambio, otro sector, más pragmático,
veía como muy conveniente la firma de un contrato inicial por la compra de diez
aviones, estableciéndose un costo aproximado de doscientas mil libras
esterlinas por avión. Las argumentaciones geopolíticas y la preocupación por
provocar un desequilibrio militar con Brasil, primaron sobre las
consideraciones económicas. Por lo cual el gobierno inglés declinó la venta de
los Canberra a la Argentina.
Una década más tarde, en el año 1965, sería el
propio gobierno inglés quien acercaría una oferta por un número no determinado
de bombarderos Canberra, como parte de un paquete que acompañaba las gestiones
para la venta de aviones Vickers VC10 para Aerolíneas Argentinas. Pero la
empresa de bandera nacional adquirió aviones Boeing 707-320B, con lo cual la
oferta se cayó.
Durante el año 1966, la Fuerza Aérea desafectó del
servicio activo a los Avro Lincoln, ello significaba la pérdida de capacidad de
bombardeo. Tras las experiencias fallidas de obtener aviones Canberra, la
Fuerza Aérea Argentina dirigió su atención hacia el mercado norteamericano, analizando
la posibilidad de comprar aviones Martin B-57A o Douglas B-66A.
A mediados de 1967 la British Aircraft Corporation
hizo llegar a la Fuerza Aérea dos propuestas, una por un lote de doce Canberra
BMk2 y otra por un lote conformado por siete Canberra BMk2 y cinco Canberra
PRMk3, por un importe aproximado de 3,5 millones de libras esterlinas incluidos
los repuestos. El interés británico en esta ocasión era fuerte ya que estaban
preocupados por la amenaza comercial que significaban los fabricantes norteamericanos,
país que demostraba una postura más accesible en la transferencia de
equipamiento militar hacia Latinoamérica.
A pesar del interés puesto de manifiesto, las
esperanzas inglesas de obtener una Carta de Intensión de la Argentina por la
compra de doce Canberra para fines de diciembre de 1967, se desvanecieron
cuando Chile requirió la mediación de la Reina Isabel II para solucionar el
conflicto que mantenía con nuestro país por el Canal de Beagle. Esta situación
significó un nuevo retraso en las aspiraciones de la aeronáutica nacional de
obtener sus Canberra.
Recién el 09 de mayo de 1968, el Comando de la
Fuerza Aérea, retomó los contactos con la BAC, para la compra de seis Canberra
MK-2 de bombardeo liviano y dos Canberra TMK-4 de adiestramiento. Las
negociaciones finalmente culminaron en un Memorando de Entendimiento fechado el
14 de agosto, por el cual se definieron los requerimientos particulares de la
Fuerza Aérea, fijándose la cantidad de unidades a incorporar en diez aviones de
bombardeo y dos de entrenamiento. El contrato definitivo fue formalizado el 09
de enero de 1969, por los doce aviones provenientes de la Royal Air Force,
reacondicionados a nuevo en las instalaciones de la Military Aircraft Division
de BAC en Warton, Lancashire.
El Grupo de Tareas Canberra
El Grupo de Tareas Canberra fue creado por el
Comando de Operaciones Aéreas con la responsabilidad de recibir a este nuevo
equipamiento que se incorporaría a la Fuerza Aérea. Mediante la Directiva 01/1
“Alistamiento y Capacitación”, emitida en septiembre de 1969 se asignaron las
funciones, se determinó el alcance del GT, su organización y composición. Como
Jefe del Grupo de Tareas Canberra se designó al Vicecomodoro Otto Schaub. EL
Grupo estaba integrado por:
Jefe de Núcleo Operativo: Vicecomodoro Sigfrido M.
Plessl
Jefe del Grupo Recepción de aviones: Vicecomodoro
Guillermo T. Waldner
Jefe del Núcleo Técnico: Vicecomodoro Héctor R. A.
Simonetti
Jefe Escalón Perú: Mayor Marcelo Bonino
Jefe de Sección Central: Capitán Ramón Campos
La segunda fase del adiestramiento se desarrolló en
el exterior y específicamente sobre aviones Canberra, para lo cual se dividió
el personal en dos grupos. El más pequeño, denominado Escalón Perú, a las
órdenes del Vicecomodoro Marcelo Bonino integrado por dos tripulaciones de
vuelo, se trasladó hasta la Base Aérea Teniente Coronel Pedro Ruiz G., en
Chiclayo, sede del Grupo Aéreo Mixto Nº 6. Allí, a partir del 10 de mayo de
1970, recibió adiestramiento en vuelo en los Canberra T-4 y B-6 del Escuadrón
de Bombardeo Liviano 622. El período de adiestramiento se extendería hasta el
20 de agosto.
El grupo mayor, compuesto por cincuenta y dos
hombres, se trasladó a Inglaterra. A partir de abril de 1970, las cinco
tripulaciones seleccionadas, iniciaron un curso de estandarización de
procedimientos de vuelo a bordo de reactores Jet Provost en la Base Aérea de
Manby. Una vez concluida esta fase, pasaron a la Base de Cottesmore para
adiestrarse finalmente en los Canberra TMk-4 del Escuadrón 231. Esta etapa, de
cinco meses, fue bastante completa e incluyó vuelos de adiestramiento con el
uso de armamento, así como otro tipo de cursos desarrollados en Warton.
Los veinticuatro hombres del Núcleo Técnico, al
mando del Vicecomodoro Simonetti, se dividieron en varios grupos para realizar
diferentes cursos sobre aspectos estructurales, sistema hidráulico, asientos
eyectables, tanques de combustible, cubiertas, ruedas y frenos, sistema de
climatización, motores y completaron su adiestramiento en la escuela de Rolls
Royce, en Derby. Tres especialistas en sistemas eléctricos concurrieron a la
fábrica Rotax, en Londres, para interiorizarse en generadores y actuadores
eléctricos. Tres instrumentalistas asistieron a cursos en Sperry sobre
horizonte artificial y girocompás G-4, en SOAG para el cabezal visor T-4, y en
Smiths, sobre el piloto automático y otros instrumentos. Tres especialistas en
electrónica concurrieron a Collins Radio y Marconi para adiestrarse en el
mantenimiento del radar Doppler y luego en Bendix. Dos especialistas en
armamento fueron a Samlesbury y Martin Backer por el asiento eyectable. Más
tarde, la instrucción continuó en la Base Aérea Cottesmore donde se completó la
capacitación teórico-práctica integradora para el mantenimiento y alistamiento.
El adiestramiento se completó en cinco meses
durante los que se adquirieron los conocimientos y habilidades necesarias para
operar el nuevo material aéreo en todas las capacidades fijadas en el
requerimiento operativo. En los primeros días de noviembre de 1970 concluyó
satisfactoriamente el programa de adiestramiento en vuelo para los tripulantes
argentinos, quedando en condiciones de regresar al país.
El traslado desde Inglaterra hasta Paraná
El operativo de traslado de los Canberra, exigió
una cuidadosa planificación. Los aviones fueron trasladados al país en cuatro
turnos de tres aviones cada uno. Se siguió la ruta Warton–Sevilla (a partir del
segundo vuelo Madrid)-Ilha do Sal–Recife–Resistencia-Paraná.
Según lo dispuesto en la Orden de Operaciones 11/70
“Canberra I” la primera escuadrilla quedó conformada con los aviones B-101,
Vicecomodoro Schaub, piloto, Mayor López, Primer Teniente Videla, navegadores,
B-102, Vicecomodoro Plessl, piloto, Primer Teniente Torielli, navegador y
B-103, Mayor Viola, piloto, Capitán Servático, navegador. Se contó con el apoyo
del C-130 Hércules TC-63.
Según los archivos históricos de la II Brigada
Aérea, exactamente a las 18:15 hora local del 20 de noviembre aterrizó el
primer Canberra argentino en la pista de Paraná, al mando del Vicecomodoro
Schaub. El traslado había requerido 48:55 horas de vuelo.
La segunda escuadrilla arribó a Paraná el día 02 de
marzo de 1971, los aviones trasladados fueron el B-104, Vicecomodoro Schaub,
piloto, Primer Teniente Videla, Primer Teniente Escudero, navegadores, B-111,
Vicecomodoro Waldner, Mayor Correa, pilotos, Mayor Campos, navegador y B-112,
Vicecomodoro Plessl, Vicecomodoro Bonino, pilotos, Primer Teniente Torielli,
navegador. Este traslado se completó en 50:40 horas de vuelo.
La tercera comisión arribó a Paraná el día 31 de
mayo de 1971, los aviones trasladados fueron el B-105, Vicecomodoro Schaub,
piloto, Primer Teniente Videla, navegador, Suboficial Mayor Rossi, apoyo,
B-106, Vicecomodoro Bonino, piloto, Primer Teniente Escudero, navegador y
B-107, Mayor Correa, piloto, Primer Teniente Goyogana, navegador, Suboficial
Auxiliar Escanes, apoyo. Este traslado se efectuó en 54:10 horas de vuelo.
La cuarta y última comisión arribó a Paraná el día
14 de septiembre de 1971, los aviones trasladados fueron el B-108, Vicecomodoro
Plessl, piloto, Primer Teniente Torielli, navegador, el B-109, Vicecomodoro
Waldner, piloto, Mayor Campos, navegador, Suboficial Principal Yostar, apoyo
técnico y el B-110, Mayor Viola, piloto, Capitán Servático, navegador,
Suboficial Principal Barbero, apoyo técnico. El tiempo insumido para este traslado
fue de 47:55 horas de vuelo.
Integrantes del Núcleo Operativo
Escalón Inglaterra
Tripulación Nº 1
Piloto Vicecomodoro Otto Hugo Schaub
Navegador Capitán Francisco M. López
Tripulación N° 2
Piloto Vicecomodoro Sigfrido M. Plessl
Navegador Primer Teniente Carlos Torielli
Tripulación N° 3
Piloto Vicecomodoro Guillermo T. Waldner
Navegador Capitán Ramón Campos
Tripulación N° 4
Piloto Mayor Eduardo Massa
Navegador Primer Teniente Walter Videla
Tripulación N° 5
Piloto Capitán Horacio J. Viola
Navegador Capitán Eduardo R. Servático
Escalón Perú
Tripulación N° 6
Piloto Mayor Marcelo Bonino
Navegador Primer Teniente Aldo Escudero
Tripulación N° 7
Piloto Mayor Juan C. Correa
Navegador Primer Teniente Jorge Goyogana
Integrantes del Núcleo Técnico
Personal Militar Superior:
Vicecomodoro Héctor R. A. Simonetti
Capitán Antonio F. Rizzo Corallo
Personal Militar Subalterno:
Suboficial Mayor Rodolfo H. Rossi
Suboficial Principal Elvio O. Martino
Suboficial Principal Héctor Palacios
Suboficial Principal Raúl N. Heredia
Suboficial Principal Horacio Castellani
Suboficial Principal Dorrimor Saganías
Suboficial Principal Miguel J. Yostar
Suboficial Principal José E. S. Barbero
Suboficial Principal José O. Rosas
Suboficial Principal Américo Onetto
Suboficial Principal José M. Locicero
Suboficial Ayudante César Guerrero
Suboficial Ayudante Luis M. Barrionuevo
Suboficial Ayudante José H. Saldivar
Suboficial Ayudante Eduardo Frankenberger
Suboficial Auxiliar Isidro Badía
Suboficial Auxiliar Alfonso Escanés
Suboficial Auxiliar Domingo D. Sánchez
Suboficial Auxiliar Emilio J. Sixto
Suboficial Auxiliar Oscar P. Bustos
Suboficial Auxiliar Jorge A. Etienne
Suboficial Auxiliar Eduardo Medina
Comisión del Comando De Material
Vicecomodoro Héctor A. Sotovía
Capitán Javier E. Etchegoyen
Suboficial Mayor Juan C. Calderón
Suboficial Mayor Alfredo R. Sobrero
Técnico I Leonardo Bosco
Técnico I Hernán Masrriera
Técnico I Oscar V. Cúrtulo
Integrantes complementarios de las Comisiones de
Traslado
Técnico I José D. Ballejo
Técnico I Abelardo A. Caballo
Comienzo de la actividad en Paraná
Como consecuencia de la incorporación de los
Canberra a la Unidad, fue necesario reorganizar la II Brigada Aérea de tal
forma tal que se enfocara en su nuevo rol de unidad de bombardeo. Por tal razón
fue creada la Plana Mayor dependiente del Jefe de Operaciones. Se desactivó el
Grupo 2 de Ataque, concluyendo de tal forma la actividad con los IA-35 Huanqueros
a partir del 22 de diciembre de 1970, fecha en la cual fueron transferidos a la
Base Aérea Militar Reconquista los últimos once aviones de este tipo, quedando
los Canberra encuadrados en el Grupo I de Bombardeo. El Vicecomodoro Schaub fue
designado como primer Jefe del Grupo I de Bombardeo de la II Brigada Aérea.
Dos días antes de Navidad se produjeron los
primeros cambios de destino hacia Paraná de quienes integrarían las
tripulaciones de Canberra: el Vicecomodoro Waldner, el Mayor Cotelo, los Primeros
Tenientes Ghiglione, Razquín e Igarzabal, el Teniente Ossa, todos ellos
aviadores militares y el Teniente Maye, navegador.
A mediados de enero de 1971, se incorporaron a la
II Brigada Aérea los Vicecomodoros Plessl, quien sería el primer Jefe de Escuadrón
Canberra, Simonetti, quien se desempeñaría como Jefe del Grupo Técnico, los
Mayores Bonino, Correa y Viola, los Capitanes Rizzo Corallo y Servático y los
Primeros Tenientes Videla, Escudero, Goyogana y Torielli.
Con una dotación teórica de seis Canberra,
incluidos los dos aviones de doble comando TMk64, se dio inicio, el 04 de marzo
de 1971, al primer curso de instrucción en vuelo, al cual concurrieron nueve
pilotos y un navegador. De acuerdo a la tradición existente en la Fuerza Aérea,
el Jefe de la II Brigada Aérea, Brigadier D. Carlos A. López también recibió el
adiestramiento en el avión, gracias a lo cual tuvo el privilegio de concretar el
primer vuelo solo en el país al mando del B-111 el día 13 de abril. Dos semanas
más tarde, la unidad fue inspeccionada por el Comandante en Jefe, Brigadier
General D. Carlos A, Rey, quien retornó a la Capital Federal a bordo del
Canberra B-111.
El 18 de mayo se llevó a cabo la ceremonia del
vuelo solo de los pilotos del Primer Curso de Conversión. A partir de esa
fecha, el Escuadrón Canberra comenzó una serie de visitas a distintas unidades
de la Fuerza Aérea, a los fines de mostrar la nueva incorporación.
Los Canberra comenzaban a hacerse conocer en
nuestro país: los primeros eventos en los cuales los aviones fueron vistos en
público se produjeron el 20 de junio de 1971 en Rosario, Santa Fe, cuando seis
aviones sobrevolaron el Monumento a la Bandera y el 09 de julio, en ocasión del
desfile aéreo sobre la Capital Federal.
Con el objeto de estudiar todas las posibilidades
para alcanzar rápidamente la máxima capacidad operativa, se creó en la Unidad
un Comité de Armamento que se abocó al estudio de distintas opciones de empleo
de diferentes tipos de bombas, espoletas y cohetes. Aunque se había descartado la
compra de lanzacohetes MATRA con proyectiles SNEB de 68 mm, el Comité de
Armamento recomendó el empleo de este tipo de armamento para misiones de
interdicción. Por ese motivo el personal técnico realizó su propio estudio y
logró adaptar los soportes alares para alojar los lanzacohetes LAU 60 con
proyectiles 2,75 FFAR. El 24 de septiembre se concretó el primer lanzamiento de
estos proyectiles desde el Canberra matrícula B-107.
El primer ejercicio de bombardeo se ejecutó el 10
de mayo cuando, desde el Canberra B-103, se lanzaron bombas de 25 libras en
vuelo horizontal. Días después, el 21 de mayo, la tripulación compuesta por el
Vicecomodoro Plessl y el Primer Teniente Torielli, en función de bombardero,
lanzaron desde el B-103 la primera bomba Mk17 de 1000 libras sobre el campo de
tiro de la Isla Mazaruca, en el delta entrerriano. Las características del
terreno impidieron evaluar correctamente las dimensiones del cráter y los
enormes destrozos provocados en la arboleda existente en proximidades del campo
de tiro, determinaron la suspensión de lanzamientos con ese tipo de armamento.
Estudios realizados por el personal de armamento
concluyeron en la adaptación de bombas de 11,3 kilogramos en reemplazo de las
inglesas de 25 libras; ello contribuiría a reducir el costo de las prácticas de
tiro. Además, se realizó el diseño y la adaptación de carros portabombas.
Mientras tanto especialistas en fotografía aérea,
consideraron la conveniencia de adaptar el Canberra como plataforma de
reconocimiento aerofotográfico, proceso que concluyó más adelante con la
modificación del Canberra B-102.
El 01 de agosto se inició el primer curso de
instrucción para navegadores/bombarderos que se realizaría en el país. Los
Tenientes Maldonado, Figueroa y el Alférez Eulogio González, que habían
finalizado el curso de navegador en la I Brigada Aérea el año anterior,
comenzaron su adaptación al Canberra.
Cumplida la primera mitad del año, el Escuadrón
Canberra se encontraba en condiciones de participar en las distintas
ejercitaciones que llevaba a cabo la Fuerza Aérea para evaluar el grado de
adiestramiento de sus tripulaciones. El 25 de agosto tuvo lugar una maniobra de
penetraciones de combate con Canberra sobre el Gran Buenos Aires, en
coordinación con el GYVA y el CB1. El 08 de octubre tuvo lugar la primera
demostración de tiro con aviones Canberra ante los Comandantes Superiores de la
Fuerza en la modalidad de lanzamiento de bombas, horizontal y picada y cohetes.
Entre el 09 y el 13 de noviembre seis Canberra
participaron en el Operativo Comprobación IV como componentes del Comando Aéreo
Estratégico. Durante el mismo se lanzó por primera vez una bomba Mk-17 con cola
frenada por paracaídas.
Lamentablemente el año se cerraría con la pérdida
del B-103, accidentado en la pista del aeródromo de Paraná. El avión quedó
totalmente destruido y la tripulación formada por los Primeros Tenientes Luis
Miers y Walter Videla, sufrió consecuencias personales graves, pero
afortunadamente pudieron recuperarse.
Se considera a 1972 el año del inicio de la
operación efectiva del Escuadrón Canberra con todas sus capacidades. Esto se
concretó a través de la participación en diversos ejercicios donde se
utilizaron todas las opciones de lanzamiento de armamento y bengalas, también
se realizaron exitosamente misiones de reconocimiento aerofotográfico. Ese año
se alcanzó el pico de la actividad aérea de los Canberra en el país, al
completarse 2800 horas de vuelo.
Para integrar las tripulaciones del avión, a
mediados de noviembre fueron asignados a la II Brigada Aérea los Primeros
Tenientes Comelli, proveniente de la EAM, y Briend y los Alféreces Pastrán,
Eduardo Gómez y Arnau, todos ellos del Grupo 2 de Caza Bombardeo.
Al comienzo del año militar 1973, el Grupo tenía
dos Escuadrones: el Operativo cuyo Jefe era el Vicecomodoro Waldner y el de
Instrucción, a cargo del Vicecomodoro Bonino. Ambos Escuadrones utilizaban el
material en forma intensiva, como consecuencia de ello el esfuerzo del
mantenimiento se incrementó sensiblemente.
Con el incremento de las horas de vuelo, se elevó
el riesgo de accidentes. El 21 de marzo, durante una práctica de aterrizaje
nocturno, el B-110 sufrió un percance debido a fallas en el tren de aterrizaje.
El 18 de junio se realizó el primer empleo del
avión en operaciones aeromarítimas, operando durante cinco días con una cámara
de ocho cuadros por minuto ubicada en la nariz del avión, se relevaron los
buques que operaban en el área de las 200 millas del Mar Argentino.
Como parte de los festejos de un nuevo aniversario
de la Fuerza Aérea y con motivo de la visita de la Presidente de la Nación,
Señora María Estela Martínez de Perón a la Antártida, el Grupo I de Bombardeo
fue seleccionado para realizar un vuelo especial. Cuatro Canberra desplegados a
Río Gallegos dieron curso al “Operativo Aniversario”. El mismo consistió en el
primer sobrevuelo de reactores de combate sobre el territorio antártico
argentino, efectuando un pasaje sobre la Base Antártica Vicecomodoro Marambio.
La escuadrilla estuvo encabezada por el
Vicecomodoro Schaub, piloto, Vicecomodoro Campos y Mayor Tribiani, navegadores,
numeral 2 Capitán Razquín, piloto y Capitán Escudero, navegador, numeral 3
Vicecomodoro Waldner, piloto Capitán Videla, navegador, tripulante especial
Primer Teniente Ossa, numeral 4 Capitán Ghiglione, piloto, Primer Teniente
Torielli, navegador.
El Vicecomodoro Plessl se desempeñó como
controlador aéreo. Voló con la escuadrilla hasta El Palomar, se embarcó en el
C-130 con destino a Marambio, mientras la escuadrilla voló a Río Gallegos para
preparar el cruce. La escuadrilla despegó de Río Gallegos hizo la aproximación
y un pasaje, pero lamentablemente la meteorología jugó una mala pasada y los
aviones no se pudieron ver desde tierra.
Los aviones regresaron ese mismo día a Paraná donde
se conmemoraba, con una reunión social, el nuevo aniversario de la Fuerza Aérea
Argentina.
Ese año se integraron a la II Brigada Aérea el
Primer Teniente Serrat, el Teniente Fazio y los Alféreces Baigorrí y Bredeston,
todos aviadores y los Alféreces Burda y Grossi para el curso de navegadores.
Para el 10 de agosto de 1974, la casi totalidad del
Escuadrón Canberra se trasladó a la BAM Morón, integrándose a un dispositivo de
más de ciento cincuenta aviones para una revista presidencial y posterior
participación en un desfile aéreo.
Ese mismo año, el Escuadrón Canberra es incluido
para participar, por primera vez, en el Concurso Anual de Tiro y Bombardeo
Escuela a realizarse en el polígono de tiro “Las Lajas” de la IV Brigada Aérea,
en Mendoza.
A los fines de seleccionar quienes representarían
al Escuadrón en tan importante evento, se organizó un completo programa de
instrucción que incluía la organización de escuadrillas con la asignación de
tripulaciones fijas, las que durante más de cuatro meses intensificarían la
actividad de tiro y bombardeo.
Finalizado este período, se llevó a cabo un “torneo interno” resultando
ganadores la escuadrilla compuesta por: Vicecomodoro Viola/Mayor Tribiani,
Primer Teniente Briend/Primer Teniente Lynch y Primer Teniente Ossa/Primer
Teniente Figueroa.
Llegado el momento, la escuadrilla se trasladó a
Mendoza, donde el Jefe de la Escuadrilla, determinó que los dos aviones que
participarían del concurso estarían tripulados por los Primeros Tenientes Ossa
y Briend, quedando él como avión de reserva.
El desempeño de la escuadrilla fue más que
meritorio recibiendo, los integrantes de la misma, innumerables felicitaciones,
tanto de las autoridades del Comando de Operaciones Aéreas, organizadores del
Concurso, como de los integrantes de las demás escuadrillas participantes. Cabe
mencionar que los Canberra, por sus capacidades operativas solamente
participaron en las sesiones de lanzamiento de cohetes, bombardeo a baja cota y
bombardeo en picada.
A fin de año fueron asignados a la Brigada el Mayor
Pagotto y los Primeros Tenientes Albanese y Walter y posteriormente el Primer
Teniente Bagnasco para el Curso de Navegador.
El 15 de mayo de 1975, una escuadrilla de Canberra
sobrevoló la ciudad de Asunción en adhesión al Día de la Independencia del
Paraguay.
Durante ese año y los venideros, el Escuadrón
Canberra incorporó nuevos pilotos y navegadores y acrecentó sus capacidades
logrando un excelente nivel operativo.
Alcanzado el año 1978, se trabajó intensamente en
el Escuadrón a fin de alcanzar el mayor grado de operatividad posible, teniendo
en cuenta la evolución del litigio en la zona austral con Chile. Se realizaron
prácticas de tiro y bombardeo de bajo nivel y con diferentes ángulos, en condiciones
diurnas IFR, en formaciones mixtas con A4B Skyhawk. De acuerdo al Plan de
Capacidades del Marco Regional CATOS 78 los Canberra quedaron encuadrados en el
Comando Aéreo Estratégico, el cual ordenó según lo planificado en la Fase
Alistamiento el despliegue a una base aérea avanzada. Es así que el 22 de
diciembre de 1978 el Escuadrón Aeromóvil Canberra se trasladó a una base del
sur argentino, junto a un escuadrón de A-4B Skyhawk, a la espera de órdenes
para entrar en acción, las que afortunadamente nunca llegaron.
Para fines de 1979 se produjo el primer accidente
fatal que involucró a un Canberra. En efecto el 04 de diciembre cuando
regresaba desde El Plumerillo la aeronave matrícula B-106 ingresó en un severo
frente de tormenta, el piloto Primer Teniente Bianco perdió el control del
avión, tras lo cual se precipitó a tierra en proximidades de El Retamo,
Mendoza. Ambos tripulantes se eyectaron, desafortunadamente el navegador,
Primer Teniente Jorge Grossi, pereció en el accidente.
Entre los años 1972 y 1982 se mantuvo una media de
anual superior a las 2000 horas de vuelo, manifestándose hacia el final de ese
período una declinación en el sistema de armas Canberra por lo cual se hizo
evidente la necesidad de recuperar sus capacidades. Fue entonces que durante el
transcurso de 1981 se aprobaron los planes para repotenciar los aviones
remanentes según una propuesta entregada por la British Aerospace, además se
aprobó la compra de dos aviones adicionales. El proyecto quedó lógicamente
interrumpido por causa de la guerra y posteriormente fue cancelado. Los dos
Canberra modificados a un nuevo estándar resultaron embargados y más tarde “chatarreados”.
Los Canberra durante el Conflicto de Malvinas
Al amanecer del día 02 de abril fue normal en
Paraná, personal de tierra del Escuadrón Canberra procedió al alistamiento de
cuatro aviones que serían empleados en la rutina de adiestramiento.
En esa jornada, la II Brigada Aérea albergaba siete
aviones, seis BMk 62 y un TMk 64. Otros dos Canberra se encontraban en el Área
Material Río Cuarto, el B-112 en recorrida de rutina y el B-101 afectado a los
vuelos de ensayo del Programa Pelicano.
Días antes el Canberra B-107 había cumplido un
traslado hacia la Fábrica Militar de Aviones, en donde sería sometido a
reparaciones especiales luego de sufrir un principio de incendio en una
turbina.
La conmoción y el entusiasmo que despertaron entre
el personal las noticias del desembarco en Puerto Argentino no alteraron los
planes de vuelo previstos para la jornada, por lo cual se hicieron al aire los
Canberra B-102, B-105, B-109 y B-111. Al final del día, el primero de ellos
presentaba una serie de novedades técnicas, que lo dejaron en tierra hasta el
día 22 de abril.
Nadie alcanzaba a imaginar cómo evolucionarían los
acontecimientos, pero muy pocos días después, se puso en marcha el Anexo
Charlie del Plan de Operaciones Nº 2/82 “Mantenimiento de la Soberanía”. El
despliegue se ejecutó de manera escalonada, dando tiempo así a organizar el
apoyo logístico en términos de personal, equipos y pertrechos. El mismo comenzó
el día 10 de abril con la partida del B-104 y B-110 hacia la Base Aeronaval
Almirante Zar, Trelew, Chubut, donde aterrizaron a las 09:15 horas luego de una
navegación de 02:15 horas. Tres días más tarde lo hicieron el B-105, y B-111,
con los cuales se fue conformando el “Escuadrón MK62 Canberra”, a las órdenes
del Mayor Ramón Vivas.
A esta unidad aérea se le asignó como asiento
operativo la Base Aérea Militar Trelew, ubicada en el interior de las
instalaciones de la Base Aeronaval Almirante Zar. Durante la guerra fue
utilizada como base primaria de operaciones y de apoyo avanzado para el
mantenimiento mayor y reparaciones.
Durante el transcurso de la campaña, tras la
reasignación de tareas, al Escuadrón Canberra, la mayoría de las misiones de
ataque pasaron a ejecutarse desde la Base Aérea Militar Río Gallegos, Santa
Cruz. También se utilizó esporádicamente la Base Aérea Militar Mar del Plata,
Buenos Aires, para ejecutar una serie de vuelos de exploración y ataque a superficie.
El 16 de abril se sumaron otros dos Canberra, el
B-108 y B-109. Se comenzó a ejecutar un plan de adiestramiento para ajustar la
capacidad de ataque a superficie utilizando bombas de caída libre Mk 17 de 1000
libras, con distintos tipos de espoletas. Dentro de este esquema el 17 de abril
tuvo lugar un ejercicio de ataque contra objetivos navales, bajo control de un
avión explorador de la Armada Argentina, intervino el Canberra B-108 tripulado
por el Capitán García Puebla y los Primeros Tenientes Lozano y Roco. Despegaron
desde Trelew a las 11:00 horas y se dirigieron hacia una posición
predeterminada en mar abierto, bajo la guía del SP-2H Neptuno 2-P-112 del
Capitán de Corbeta Kalauz y del Teniente de Navío Arbini. El ejercicio permitió
coordinar el ataque de varias aeronaves, así como la capacidad de
intercomunicación.
Un acontecimiento significativo por esos días para
el Escuadrón Canberra, lo constituyó el sobrevuelo a las Islas Malvinas el 21
de abril, realizado por una escuadrilla de cuatro aviones, el B-104, B-105,
B-109 y B-110. No sería esta la única ocasión puesto que al día siguiente el
B-105 efectuó un vuelo de reconocimiento aerofotográfico, con el propósito de
identificar pistas de aterrizaje, construcciones, embarcaderos, así como puntos
de interés para la defensa.
El 23 de abril se llevó a cabo un vuelo de iguales
características desde Comodoro Rivadavia de 04:00 horas de duración, en tanto
que el B-111 cumplió una práctica de navegación con sobrevuelo de Malvinas. Ese
mismo día, a las 09:30 horas los Primero Tenientes Heredia y Dubroca
aterrizaron en Trelew a bordo del Canberra B-102 y al día siguiente lo hizo el
B-101, completándose así el despliegue del Escuadrón Canberra.
En fecha no determinada con exactitud se habría
ejecutado una práctica de bombardeo sobre el islote Tussac, frente a Puerto
Argentino, con el lanzamiento de bombas FAE-Fuel Air Explosive, de producción
nacional. El efecto de estos proyectiles fue de tal magnitud que esta isla pasó
a ser conocida, a partir de entonces, como la Isla Quemada; aunque en
definitiva por consideraciones políticas se decidió no emplear esta arma
durante la guerra.
Durante estas jornadas previas, todos los aviones
fueron equipados en Trelew con un dispositivo lanzador de chaff y señuelos,
instalado en la sección de cola. Este equipo sencillo de siete cartuchos sería
de gran utilidad más adelante, aunque se sentiría en los Canberra la carencia
de un sistema de alerta radar.
Las primeras acciones de guerra tuvieron como
escenario las distantes Islas Georgias del Sur, en donde una formación naval
inglesa, South Georgia Task Force, encabezada por el crucero HMS – D-18 Antrim
al mando del Capitán B. G. Young era responsable de ejecutar la “Operación
Paraquat”, con el objetivo de reconquistar las islas defendidas por un pequeño
contingente naval.
Esta fuerza comenzó el ataque a primera hora de la
tarde del 25 de abril, con fuego de artillería naval y acciones de
hostigamiento y ataque con helicópteros contra las posiciones argentinas en
Grytviken.
Enterado de estas circunstancias el Comando
Argentino dio instrucciones a través de las Ordenes Fragmentarias 1275 y 1276,
para efectuar un ataque aéreo contra la fuerza de tareas inglesa, previsto para
el 26 de abril. Dadas las características y performances se consideró más
conveniente el empleo de los bombarderos Canberra, quienes tendrían el honor de
realizar entonces la primera salida de ataque de la guerra.
El grupo de panificación tenía que considerar las
enormes dificultades que significaba un ataque a gran distancia del territorio
continental, sin ningún tipo de facilidades para la navegación además de
ignorarse la composición y posición exacta de la flota enemiga.
En primera instancia se adoptó una configuración de
máximo alcance, para lo que se instalaron depósitos auxiliares de combustible
en la bodega ventral, en tanto que el plan de vuelo establecía que, al
finalizar el ataque, los aviones aterrizarían en Puerto Argentino. La carga
ofensiva quedó reducida a sólo dos bombas de 1000 libras, ubicadas en los
soportes alares externos.
Para proveer apoyo a la navegación, en el trayecto
de ida y de comunicaciones, se alistó un Boeing 707 del Grupo I de Transporte.
La fuerza atacante estaba compuesta por tres Canberra, liderados por el Mayor Ramón
Vivas, piloto, y el Mayor Aldo Escudero, navegador, a bordo del B-105. El
despegue se realizó a las 13:30 horas del 26 de abril, desde la Base Aeronaval
Almirante Quijada, Río Grande. A poco del despegue el avión líder experimentó
fallas, que lo obligaron a retornar aterrizando en Río Grande a las 16:10
horas.
La agrupación reducida a solamente dos aviones, el
B-108, Primer Teniente Sproviero, piloto y Primer Teniente Moreno, navegador y
el B-109, Primer Teniente Baeza, piloto y Primer Teniente Cardo, navegador,
enfrentaron un desmejoramiento de las condiciones meteorológicas, compensada en
parte por la presencia del Boeing 707.
Mientras tanto un Loockeed KC-130 Hércules se
mantenía sobrevolando las inmediaciones de las islas, tratando de relevar las
posiciones de las naves inglesas. Los reportes provistos fueron informando que
las naves se encontraban en el interior de la Bahía Cumberland, protegida por
elevaciones montañosas importantes. En definitiva, la geografía y la
meteorología adversas, obligaron a reconsiderar la conveniencia de llevar a
cabo el ataque, el cual fue cancelado por el alto riesgo y bajas posibilidades
de éxito. Luego de cuatro horas de vuelo sobre el océano, los Canberra
aterrizaron en Río Grande, sin novedad.
A despecho de las mismas dificultades e
incertidumbres, se dispuso concretar una nueva salida para la siguiente
jornada, desconociéndose que ya las fuerzas inglesas controlaban las islas. El
ataque previsto para el día 27 de abril, fue cancelado el mismo día, al
confirmarse que las tropas argentinas fueron rendidas en horas de la tarde del
25 de abril. Los Canberra replegaron a su base operativa en la ciudad de Trelew
recién el día 29 de abril.
Cuando promediaba la jornada del 01 de mayo,
tomando en consideración las informaciones disponibles, el comando argentino
apreció que una flotilla inglesa desplazándose por Bahía Anunciación estaba
próxima a realizar un desembarco de tropas, por lo cual se dispuso lanzar un
ataque con Canberra para neutralizar sus movimientos.
Se emitieron entonces dos órdenes fragmentarias con
instrucciones para efectuar un ataque aire-superficie con todos los medios
disponibles, empleando bombas Mk17. La primera de ellas, la OF 1111 dispuso el
alistamiento de tres aviones con el indicativo Ruta, liderados por el B-105
tripulado por los Capitanes Nogueira, piloto y Sánchez, navegador. Formaban
como numerales el B-108 con el Capitán Rodino, piloto y el Primer Teniente
Dubroca, navegador, y el B-109 con el Teniente Cooke, piloto y el Primer
Teniente Lozano, navegador. Despegaron desde Trelew a las 15:30 horas, En
formación cerrada ascendieron hasta el nivel 300, es decir, 30000 pies, unos 10000
metros y tomaron una ruta prácticamente directa hacia el objetivo.
Ya volando sobre mar abierto y al pasar lateral de
Puerto Deseado, el navegador del Capitán Nogueira divisó entre las nubes una
formación de buques. Dada la alerta, los bombarderos emiten los indicativos y
comunicaciones previstas para estos casos, que les permitirán establecer si se
trataba de naves propias o enemigas. Al no tener contestación a sus llamados de
coordinación, la escuadrilla realizó un descenso de emergencia para
"pegarse" lo más rápido posible al agua y ofrecer así un blanco más
difícil ante un eventual ataque con misiles. No hubo tal ataque porque los
buques eran de la Armada Argentina, aunque esto no lo sabrían hasta su retorno
al continente, horas más tarde.
Por intermedio de la radio, en canal VHF, los
tripulantes de los Canberra se enteraron de los combates y acciones que se
estaban librando en las cercanías de Puerto Argentino y sobre las islas. El
Mayor Nogueira recuerda haber escuchado al Capitán Gustavo García Cuerva
cuando, falto de combustible, pero con el avión intacto, decidió intentar un
aterrizaje en el aeródromo de la capital isleña, una acción que le costaría la
vida; al Primer Teniente Perona cuando debió eyectarse después de que su Mirage
es alcanzado por un misil lanzado por el Harrier con el que estaba combatiendo;
y también al radar de Malvinas informando de la presencia de los ágiles
interceptores británicos.
La navegación de los Ruta continuó sin mayores
novedades, desconociendo que navegaban directamente hacia una formación de la
Royal Navy, que maniobraba contra el submarino ARA San Luis. La formación naval
compuesta por las fragatas HMS Yarmouth y la HMS Brilliant, tras detectar la
presencia de los Canberra, se defendieron lanzando un número indeterminado de
misiles.
Esta situación tomó por sorpresa a las
tripulaciones argentinas, quienes pensaron que se encontraban bajo el ataque de
Sea Harriers y tras comprobarse los daños del avión, el líder ordenó el
regreso. Los aviones tomaron tierra en Trelew alrededor de las 19:30 horas.
La escuadrilla Rifle quedó integrada por el líder,
B-102 tripulado por el Capitán Baigorri, piloto y el Mayor Rodeyro, navegador,
el B-110, con el Teniente De Ibáñez, piloto y el Primer Teniente González,
navegador y el B-104 con el Capitán García Puebla, piloto y Primer Teniente
Segat, navegador. Cuando se encontraban aproximadamente 100 millas náuticas del
punto de ataque, la formación adoptó el perfil de vuelo a baja altura pero para
entonces estaban bajo la cobertura del radar del HMS Invincible, desde el cual
su Figther Director los identificó positivamente como aviones enemigos cuando
se encontraban a unas 50 millas náuticas del portaaviones. Se dispuso enviar la
patrulla de Sea Harriers formada por el Lieutenant Commander Mike Broadwater y
por el Lieutenant Alan Curtiss, los cuales lograron ponerse a las espaldas de
los Canberra cuando estaban solamente a 24 millas del Invincible. El primero en
atacar fue el Lt Curtiss que disparó un AIM-9L, que fue avistado por el Capitán
García Puebla dando inmediata voz de alerta. Tanto él como el Capitán Baigorri
rompieron la formación con un giro violento hacia fuera, pero el Canberra del
Teniente De Ibáñez recibió un impacto directo en el motor derecho. No hubo
comunicación radial con este avión, el cual comenzó a descender suavemente
hacia el mar, observándose claramente la eyección de ambos tripulantes a las
17:04 hora local. El LT Curtiss lanzaría un segundo SideWinder para rematar al Canberra,
pero este se estrelló antes, contra el mar, en posición 49º 30´S y 50º 35´W.
Mientras transcurría esta acción, el LtCdr Broadwater efectuó el lanzamiento de
sus dos SideWinder contra los otros Canberra. Tras lanzar señuelos y eyectar
tanto bombas y tanques de combustible externos, alcanzaron, según el testimonio
del Capitán García Puebla una velocidad estimada de 950 Km/horas, muy por
encima de la velocidad máxima estructural, volando a dos metros sobre el nivel
del mar, logrando evadir así las amenazas. Un helicóptero Linx que se
encontraba en la zona, al observar estas maniobras, reportó erróneamente que un
segundo Canberra había sido destruido. Finalmente, los dos aviones aterrizaron
en su base a las 19:20 horas.
Para el 02 de mayo de acuerdo a las instrucciones
recibidas se alistaron cuatro Canberra en dos secciones para atacar blancos
navales y terrestres con bombas de cola frenada, pero el día transcurrió sin
ninguna salida. Al día siguiente, tras el análisis de datos recibidos por la
Fuerza Aérea Sur, se dispuso lanzar un ataque aéreo contra blancos navales. Se
emitió la OF 1159 para el Escuadrón Canberra, que procedió al alistamiento de
dos aviones, el B-102, tripulado por los Mayores Vivas, piloto y Escudero,
navegador y el B-104, con los Primeros Teniente Baeza, piloto y Cardo,
navegador. Con el indicativo Lince, despegaron a las 15:40 horas, armados con
cuatro bombas Mk17. Durante el transcurso del vuelo, se logró identificar a las
naves sospechosas como unidades propias, cancelándose el ataque. Los Lince
aterrizaron en Trelew a las 17:50 horas.
El saldo de las tres primeras jornadas de
operaciones fue negativo: 10 salidas sin llegar a alcanzar los objetivos
asignados, un avión derribado y otro averiado, con la pérdida de dos
tripulantes. El modo seleccionado para empeñar en combate a los Canberra fue,
sin dudas, un grave error de estimación de las falencias propias y de las
capacidades de las naves de combate inglesas. Las dimensiones físicas del
Canberra creaban un eco radar significativo facilitando su identificación,
clasificación y seguimiento a gran distancia; mucho antes inclusive que
iniciara la fase de aproximación. La baja velocidad y reducida maniobrabilidad,
especialmente con los tanques de puntera de alas, convertían al Canberra en un
blanco sumamente vulnerable si era sorprendido en mar abierto, volando a media
o gran altura.
La táctica de aproximación y ataque a baja altura,
no compensaba la carencia de elementos de contramedidas y auto defensa; peor
aún era emplear bombas de caída libre que obligaban el sobrevuelo del objetivo.
Además, los prolongados tiempos de alistamiento que necesitaba, lo hacían poco
flexible en un entorno de información escasa o confusa sobre los objetivos a
atacar, requiriendo cambio de planes y modificaciones de último minuto en las
configuraciones. Por espacio de varias semanas, la actividad del Escuadrón fue
muy reducida llegándose a evaluar la posibilidad de desafectarlos de las
operaciones de guerra. Finalmente, tras el desembarco de las fuerzas inglesas
del 21 de mayo, la guerra entró en una nueva fase, dentro de la cual se
asignaron a los Canberra misiones de bombardeo nocturno contra objetivos
terrestres con dos variantes:
1º. Bombardeo horizontal en altura, el cual exponía
a los aviones a una temprana detección radar enfrentándolos a la amenaza de
misiles superficie-aire como el Sea Dart. En contraparte la navegación era
menos exigente.
2º. Bombardeo rasante, recurriendo para ello al
empleo del radar-altímetro. Con esta variante se podrían realizar ataques
sorpresivos evitando buena parte de las defensas antiaéreas, pero a cambio
exigían gran concentración a los tripulantes, durante la navegación, muy cerca
de la superficie, dificultando la identificación de los blancos.
Conjuntamente con esta decisión, se estimó
conveniente lanzar los ataques desde la BAM Río Gallegos dada la proximidad a
las islas, lo cual complicó sustancialmente la logística del Escuadrón obligado
a operar ahora a más de 1200 kilómetros de su base. En línea con lo dispuesto,
por espacio de varios días se intensificó el adiestramiento en vuelo nocturno,
empleándose los aviones B-101 y B-104. Los días 21 y 25 de mayo se ejecutaron
sendos vuelos de exploración y reconocimiento sobre el mar con el Canberra
B-101 indicativo Krill, partiendo desde Trelew
La primera misión de bombardeo a blancos terrestres
llegó finalmente de la mano de la OF 1240 del día 26 de mayo que dispuso una
formación de ataque con tres Canberra, B-104, B-105 y B-108 armados con cuatro
bombas Mk17. Con el indicativo Odin, despegaron a las 03:35 horas desde Río
Gallegos, pero tras haber recorrido solamente 180 millas se abortó la salida
por existir condiciones de visibilidad nula.
Esta circunstancia desfavorable no contribuyó ni a
mejorar la moral de las tripulaciones ni los cuestionamientos que en niveles
superiores se hacía sobre la efectividad de estos aviones, en comparación con
otros sistemas de armas fuertemente empeñados en acciones de combate. Esto
produjo poco después, cambios en la conducción y organización de la unidad.
Dentro de ese contexto se planificó y ejecutó una
misión de bombardeo rasante a primera hora del 27 de mayo. Participaría por
primera vez el Canberra Pelicano B-101 con el Mayor Vivas junto al B-104 al
mando del Capitán Freijo.
Despegaron a las 03:20 horas desde Río Gallegos
armados con cuatro bombas Mk17 con cola frenada por paracaídas. La navegación
se realizó a baja altura y con fuertes viento. Sobrevolaron de Sur a Norte el
margen Este del Estrecho de San Carlos, bombardeando la cabeza de playa en
proximidades del muelle, ejecutando un escape a 1000 pies de altura durante las
siguientes 150 millas. Al tomar pista en Río Gallegos alrededor de las 06:00 de
mañana, los Canberra acababan de cumplir exitosamente su primera misión de
ataque.
Desde ese día y hasta el final de las hostilidades,
el Escuadrón Canberra llevó adelante una campaña sistemática de bombardeos
nocturnos sobre posiciones terrestres inglesas, no exentas de contratiempos que
pusieron en evidencia las falencias de equipamiento y el fuerte compromiso de
todo el personal en las misiones asignadas.
El 29 de mayo, luego de una navegación complicada y
con pésima meteorología, dos Canberra el B-105 y B-108, atacaron con ocho
bombas Mk17, objetivos al Este de Puerto San Carlos, logrando una sorpresa tal
que no se evidenció reacción antiaérea. En su aterrizaje en Trelew el B-108 del
Capitán Martínez Villada, se declaró en emergencia, ya que su avión presentaba
nada menos que dieciocho novedades técnicas, o fallas importantes.
Dos días después se ejecutaron dos ataques contra
un área conocida como Fern Valley Creek, en la que se sospechaba la existencia
de un aeródromo de campaña.
A las 04:00 horas despegaron dos Canberra según lo
dispuesto por la OF 1269. Ya en vuelo el Charrúa 2, B-101, debió regresar tras
haber perdido contacto con el líder de la formación. El Charrua 1, B-108
continuo adelante, lanzando sus Mk17 desde menos de 600 pies de altura en
proximidades de Puerto San Carlos.
Otros dos Canberra, B-105 y B-109 cumpliendo la OF
1270, en medio de una intensa lluvia bombardearon en la misma zona la base
operativa Eagle Base de los helicópteros del Nº 846 Sqdn de la Royal Navy,
causando heridas a personal de tierra. Desafortunadamente horas antes cuatro
Sea King habían sido evacuados hacia el HMS, L10, Fearless, para pernoctar.
Veinticuatro horas más tarde y en cumplimiento de
nuevas órdenes, OF 1273, se encontraban volando tres Canberra, B-105, B-108 y
B-109, que con el indicativo Huinca debían efectuar un bombardeo rasante sobre
un área del Monte Kent, armados con cuatro bombas de 1000 libras, a las órdenes
del Mayor Jorge Chevalier. El B-105 tripulado por el Capitán Juan Carlos
Bertoldi, piloto y el Primer Teniente Reyes regresó antes de llegar al objetivo
por problemas en el sistema de bombeo de combustible.
El radar de la fragata HMS Minerva, descubrió la
presencia de dos Canberra que se aproximaban a la Isla Soledad en dirección
Sud-Oeste, descendiendo hacia el nivel de ataque, alertando a la defensa
inglesa. Es así que a las 04:50 horas, mientras volaban lateral Darwin fueron
atacados por un misil al cual lograron evadir gracias a la conjunción de
lanzamiento de señuelos, eyección de los tanques de puntera de alas y virajes
cerrados, Unos minutos más tarde, exactamente a las 04:39 horas, despegaba
desde el portaaviones HMS Hermes el Sea Harrier ZA177 piloteado por el
Lieutenant McHarg del Nº 800 Sqdn para interceptar a los incursores. Este a su
vez fue detectado por el radar de Puerto Argentino, que transmitió la novedad
al Mayor Chevalier. El Sea Harrier no alcanzó a llegar a la distancia de tiro,
aunque estuvo lo suficientemente cerca como para que McHarg observara el
lanzamiento de los señuelos. Aunque no lograron su propósito de bombardear
posiciones enemigas, ambos Canberra llegaron a salvo a Rió Gallegos entre las
06:30 y 06:45 horas.
A fin de aliviar la presión de las fuerzas inglesas
sobre las posiciones terrestres propias, la Fuerza Aérea Sur emitió dos órdenes
fragmentarias el día 04 de junio. Se trataba de misiones de bombardeo contra
objetivos terrestres nuevamente en la zona de Monte Kent, previéndose el
despegue a las 17:30 horas desde Río Gallegos. La navegación sería
instrumental, en tanto que el radar de Malvinas tomaría el control en la fase
de aproximación, determinando el momento del bombardeo además de controlar la
presencia de patrullas aéreas enemigas.
La primera sección, OF 1275, con indicativo Lince,
fue encabezada por el Capitán Nogueira en el B-108 armado con cinco bombas
Mk17. Lo escoltaron por primera vez los TMk 64, el B-112, del Primer Teniente
Baeza y el B-111 del Primer Teniente Sproviero, con la particularidad de que
cada uno transportaba ocho bombas. Todas fueron lanzadas desde los 40000 pies
de altura, tras lo cual los aviones aterrizaron en Río Gallegos a las 20:00
horas.
La segunda escuadrilla identificada como Puma, OF
1276, compuesta por dos Canberra, B-105, Capitán Freijo, piloto y Primer
Teniente Pagano, navegador y el B-101, Primer Teniente Heredia, piloto y Primer
Teniente Geréz, navegador, armados con cinco bombas de 1000 libras, cumpliría
también un bombardeo horizontal desde nivel de vuelo 400, siguiendo un rumbo de
aproximación diferente.
Tras el bombardeo por radar, coordinado desde
Puerto Argentino, se emprendió un regreso agitado por la presencia de dos CAP,
Combat Air Patrol, sobre el lateral de Darwin y sobre la Isla Gran Malvina,
reportándose el avistaje de dos misiles. Peor aún la situación a borde del
B-101, que se declaró en emergencia tras la plantada en vuelo de uno de sus
motores. Afortunadamente el primer Teniente Heredia consiguió reencenderlo poco
antes del aterrizaje.
Las misiones lanzadas el 05 de junio, tuvieron
escasa fortuna. Efectivamente la escuadrilla Pato, OF 1278, del B-108,
tripulado por los Capitanes Bertoldi y Sánchez y el B-109, Teniente González,
piloto y Capitán Hernández, en proximidades del Monte Kent debieron eyectar
cargas y escapar bajo un ataque de misiles tierra-aire. Igual suerte corrieron
los dos Canberra de la escuadrilla Gaucho, OF 1279, cuando se encontraban
aproximadamente a 60 millas de la Isla San José. Desde el destructor HMS
Exeter, se ordenó despegar al Sea Harrier del Lieutenant Charles H. Cantan,
perteneciente al Nº 801 Sqdn, desde el HMS Invincible, para interceptarlos en
medio de una meteorología adversa. En el brusco viraje, tras romper formación,
el Canberra B-101, piloteado por el Primer Teniente Mahuad, entró en tirabuzón
seguido de una nueva plantada de motor.
Al aterrizar, 06:50 hora local en Río Gallegos, se
retrajo la rueda principal derecha del B-101, despistándose con daños menores
que lo dejaron fuera de servicio por el resto de la campaña.
La continuidad de estos ataques nocturnos comenzó a
preocupar al mando inglés, razón por la cual delinearon una serie de acciones
para neutralizar esta amenaza, dando lugar a la Operación Canbelow.
El elemento central de esta estrategia era el
desplazamiento del portaaviones Invincible que se desprendía del Carrier Battle
Group con su escolta, la fragata HMS Brilliant, en horario nocturno, para
aproximarse hasta unas 100 millas al Oeste de la Isla Gran Malvina. Allí
permanecía en “on hold” hasta el alba, con aviones Sea Harrier en la cubierta
alistados para el despegue inmediato a fin de interceptar a los Canberra, o los
C-130H Hércules. La trampa era complementada con el helicóptero Sea Linx de la
Brilliant volando en misión de apoyo ESM y con la presencia hacia el Norte del
destructor HMS Exeter para cortar la vía de aproximación en esa dirección.
Estos desplazamientos se ejecutaron las noches del
06 y 07 de junio sin ningún resultado, puesto que el Comando de la Fuera Aérea
Sur había dispuesto para esos mismos días, vuelos de interdicción estratégica
bien al Norte del área de batalla.
Este fue un intento de cortar o al menos entorpecer
el flujo de suministros enemigo, atacando sus naves de transporte. Para ello se
ordenó el traslado de cuatro Canberra, B-102, B-105, B-108 y B-109, los que ha órdenes
del Mayor Chevalier abandonaron Trelew a las 14:00 horas del 06 de junio, en
vuelo directo hacia la BAM Mar del Plata en donde aterrizaron a las 16:30
horas. Una vez allí, se coordinó con el Comando Aéreo Estratégico, un vuelo de
reconocimiento marítimo para el cual se utilizaron dos Boeing 707 de la Fuerza
Aérea Argentina. Ambos aviones, con indicativos Buque 1, TC-91 y Buque 2,
TC-92, despegaron a las 05:20 horas del 07 de junio desde el aeropuerto
internacional Ministro Pistarini, Ezeiza.
El vuelo de exploración, que tuvo como propósito
identificar el tráfico naval, se extendió por algo más de doce horas lo cual
nos da una idea que cubrió un área alejada y extensa. Con el resultado de esta
misión, se planificaría una compleja misión de ataque marítimo a cargo de dos
Canberra, contra una nave de grandes dimensiones.
A unas 600 millas náuticas de las costas argentinas,
navegaba procedente de las Islas Vírgenes, USA, la nave de bandera liberiana
Hércules, propiedad de la United Carriers. Se trataba de un supertanker de 220000
toneladas de desplazamiento, charteado por la Amerada Hess Shipping Corp, para
recibir un cargamento de crudo en Valdez, Alaska, USA. De acuerdo a lo
reporteado por el capitán de la nave, poco después de las 13:00 horas del 08 de
junio y cuando se encontraba a unas 500 millas náuticas de las Islas Malvinas,
fue avistado un avión C-130 Hércules orbitando en las cercanías. Este no sería
otro que el C-130, TC-68 que con el indicativo Tigre había despegado a las
06:10 horas desde El Palomar al mando del Vicecomodoro Vianna, para un vuelo de
exploración y reconocimiento. Seguramente se informó de la posición exacta y
rumbo de la nave, para lo cual habría participado el BAe HS-125-700, LV-ALW
asignado al Escuadrón Fénix, actuando como retransmisor del Oficial del Control
Aéreo Táctico. De acuerdo al mismo testimonio del capitán del buque tanque, poco
tiempo después fueron atacados por aviones a reacción que arrojaron un total de
ocho bombas, que causaron daños de importancia sobre la cubierta. Esta versión
fue desestimada por las autoridades argentinas, aunque en realidad si se habría
efectuado la operación. En efecto poco antes de mediodía, despegaron desde Mar
del Plata, en dos secciones, cuatro Canberra para cumplir una misión de
bombardeo a superficie. Los dos primeros, B-102 y B-109, lo hicieron
exactamente a las 11:30 hora local, diez minutos más tarde fue el turno de la
pareja compuesta por el B-105 y B-108. Cada uno de ellos estaba armado con dos
bombas de 1000 libras, ubicadas en los soportes alares externos.
De acuerdo a lo asentado, el ataque se efectuó
sobre la posición 46º 13´S 49º 00´W. Una de las bombas lanzadas, coincide el
número con lo reportado por el capitán del Hércules, quedó alojada sin explotar
en el tanque Nº 3 de la nave. Es muy probable que el Canberra B-105 fuera el
autor del impacto, toda vez que este avión llegó a lucir la silueta de un buque
tanque sobre el costado derecho del fuselaje. Luego del ataque los aviones
regresaron a Mar del Plata, aterrizando entre las 15:40 y las 16:00 horas.
Constatados los daños en cubierta y la presencia de
una bomba sin explotar, el Hércules se dirigió hacia Río de Janeiro para
intentar su reparación. Tomando en cuenta el riesgo que representaba desactivar
la bomba, se resolvió hundir la nave en alta mar, frente a las costas
brasileñas, lo que se llevó a cabo el 20 de julio. Los armadores presentaron
poco después una demanda internacional contra el Estado Argentino, en el
tribunal de USA. La demanda fue desestimada por la Corte suprema de dicho país.
Cabe entonces adjudicar el hundimiento de la nave de mayor desplazamiento a los
Canberra, no obstante, la falta de confirmación oficial del ataque.
Luego de los sucesos mencionados, los Canberra
retomaron sus operaciones de bombardeo nocturno contra objetivos terrestres en
el área de Monte Kent. En la última hora de la tarde se recibieron las OF 1308
y 1309, disponiendo el ataque con dos secciones de dos aviones. De la primera,
sólo pudo hacer el B-102, Capitanes Bertoldi y Sánchez, indicativo Tigre,
armado con cinco bombas Mk17, seguido diez minutos más tarde por el único avión
de la segunda sección, el B-105, Capitán Martínez Villada y Mayor Escudero,
indicativo León, armado con dos bombas Mk17. En proximidades del punto de
bombardeo, 51º 34´S – 57º 44´W, bajo control del radar de Malvinas debieron
abortar por la presencia de patrullas de Sea Harrier. Aterrizaron a las 00:40
horas del día 11 de junio.
A poco de encarado este nuevo esfuerzo operativo,
se manifestaron nuevamente las falencias del Canberra, como lo evidenciaron las
acciones de las siguientes veinticuatro horas. Se lanzaron un total de ocho
salidas, de las cuales solamente dos Canberra arribaron sobre el objetivo
asignado; sólo uno de ellos, luego de sortear distintos contratiempos, pudo
descargar únicamente dos bombas de 1000 libras. A despecho de estos magros o inciertos
resultados, era necesario continuar el hostigamiento de las fuerzas terrestres
inglesas que continuaban avanzando sobre Puerto Argentino. Es en estas
circunstancias cuando se recibió la OF 1332, disponiendo el alistamiento de dos
Canberra, indicativo Baco, artillados, por primera vez con bombas de
fragmentación RBX500A de origen soviético para atacar las posiciones próximas a
Port Harrier House. Los tripulantes designados para la misión fueron los
Capitanes Pastrán y Casado, a bordo del B-108 y los Primero Tenientes Rivollier
y Annino, a bordo del B-109. Despegaron a las 21:30 horas desde Río Gallegos.
Durante el vuelo de aproximación a unos 40000 pies suponiendo que estarían a
salvo de la defensa antiaérea inglesa, sin embargo, como era factible los incursores
fueron descubiertos por los radares enemigos.
En primer término, el B-109 y luego el B-108
lanzaron sus bombas sobre el área establecida, algunas de las cuales cayeron
muy próximas al puesto de comando del Mayor General Jeremy J. Moore.
En forma inmediata reaccionó la defensa contra los
Canberra en repliegue, lanzando varios misiles Sea Dart; uno de ellos,
disparado por el destructor HMS Cardiff, perdió el rumbo y estuvo cerca de
impactar en la fragata HMS Penélope. Lamentablemente otro lanzado desde el
destructor HMS Exeter, explotó muy cerca de la sección frontal del B-108
entrando en tirabuzón.
Solamente el piloto lograría eyectarse desde unos 7000
pies, siendo rescatado de las aguas por fuerzas británicas. El Capitán Fernando
Casado desapareció en acción al estrellarse el avión en el mar.
Hacia la zona de dirigía rápidamente una sección de
Sae Harrier del Nº 809 Sqdn, que intentó sin éxito interceptar al B-109, el
cual aterrizaría en Río Gallegos a las 00:05 del 14 de junio. Esta fue la última
acción aérea de la guerra.
El repliegue
El 20 de junio el Escuadrón Canberra replegó hacia
su base natural en la ciudad de Paraná concluyendo así una campaña de 50 días,
entre el 26 de abril al 14 de junio, durante los cuales se volaron 395 horas y
se arrojaron 38,6 toneladas de bombas casi exclusivamente en misiones de
bombardeo nocturno.
Las desafortunadas acciones iniciales, los
frustrados ataques del 26 de abril y el 01 de mayo, forzaron un paréntesis en
el empleo de los Canberra, hasta que se definió su nuevo papel para la
contienda. Se pasó de ataques diurnos contra objetivos móviles navales a
acciones de bombardeo nocturno contra blancos terrestres fijos. Sin embargo, se
continuaría volando la mayor parte del tiempo sobre el mar, con todas sus
implicancias. Durante la realización de estas acciones continuas sobre un
ambiente marino, se manifestaron gran cantidad de misiones abortadas en vuelo,
lo que dio lugar a suspicacias que ponían en duda el espíritu de lucha de las
tripulaciones. Se ordenaron entonces exhaustivos reportes para cada caso, los
cuales comenzaron a arrojar luz sobre las verdearas razones de la
indisponibilidad.
Los vuelos a muy baja altura sobre el nivel del
mar, producían deposiciones de sales marinas sobre los alabes de las turbinas,
provocando pérdidas de potencia. El Escuadrón carecía de procedimientos y
medios para el tratamiento de la salinidad ambiental. Esto se solucionó a
partir del momento en que comenzó el lavado de las turbinas con agua dulce por
espacio de 10 minutos, además del fuselaje y parabrisas. Como la cantidad de
tanques de combustible de puntera de ala, metálicos originales de fábrica, los
tip-tanks, era muy bajo, se entregaron al Escuadrón Canberra otros similares
construidos en Río Cuarto y realizados en fibra de vidrio. Se descubrió que,
por defectos en su fabricación, en el interior de ellos había gran cantidad de
residuos de fibras, los cuales tapaban los filtros de combustible impidiendo el
paso del mismo. Esta había sido una falla reiterada que afectó a los aviones
durante las primeras misiones
El empleo de los pocos aviones del Escuadrón en
ocasiones desde tres aeródromos, muy distanciados entre sí, afectó
negativamente su operación, debido a las insuficiencias de medios materiales y
de personal para alistarlos. En general los aviones eran desplegados desde
Trelew pocas horas antes de las misiones de bombardeo que se realizaron desde
Río Gallegos, regresando luego a su base para corregir las novedades. La
ausencia de suficientes aviones de transporte para trasladar el soporte
logístico, sería también un factor contribuyente negativo. En cuanto al
equipamiento en si del Canberra, se hizo sentir la carencia en casi todos los
aviones de elementos tales como un radar altímetro y un radar, elementos
indispensables para navegar y bombardear de noche o con visibilidad reducida.
La ausencia de equipos receptores de emisiones radar, de búsqueda aérea o de sistemas
de control de tiro, significó una seria exposición de los aviones en cada
incursión; solamente se lograría instalar un lanzador manual de señuelos, chaff
y flares, en todos los aviones.
La mención de estas cuestiones, sirven para poner
en su justa dimensión el enorme esfuerzo desplegado por el personal de tierra
en alistamiento de los Canberra, así como la tenacidad y entrega de las
tripulaciones que emprendían vuelo con un avión que no estaba equipado
adecuadamente para las misiones impuestas. La falta de daños importantes
directamente atribuidos a las Canberra, no desmereció en nada su accionar.
Efectivamente el mando inglés, intentó sin éxito, un plan operativo Canbelow
para eliminar los bombardeos nocturnos que causaban gran nerviosismo en las tropas
en tierra.
Por causa de su operación continuada de noche, los
Canberra pasaron a ser conocidos como los Vampiros, nombre que les pusieron los
soldados ingleses. La falta de información precisa sobre su ubicación y cierta
dosis de suerte salvó a los ingleses de sufrir fuertes bajas en manos del
Escuadrón Canberra que hizo honor a su lema:
“GOLPEA AUDAZMENTE DÍA Y NOCHE”
La situación post guerra de Malvinas
En la post guerra la operación de estos bombarderos
estuvo plagada de contratiempos. A pesar de que la segunda mitad de 1983, la
prensa especializada europea reportó sobre gestiones para reemplazar los
Canberra por un pequeño lote de Mirage IV, esto no se concretaría. Desde la
reducción de las partidas presupuestarias, incrementos en los costos del
soporte logístico cuando todos los componentes del avión estaban sujetos al
bloqueo hasta la disminución de la línea de vuelo tras dos accidentes con
destrucción casi total de las aeronaves.
A despecho de estas dificultades, el Escuadrón
Canberra a partir de 1983 realizó periódicos despliegues hacia la X Brigada
Aérea, Río Gallegos a fin de mantener cierta capacidad disuasiva en la
conflictiva zona austral. Continuaron las ejercitaciones de bombardeo,
inclusive nocturno, pero paulatinamente comenzó a incrementarse el empleo del
Canberra como avión de reconocimiento fotográfico.
Esto quedó evidenciado en las modificaciones
realizadas a los Canberra B-105 y B-109 y el empleo de los mismos durante el
ejercicio “Chispazo”, en el área austral a mediados de abril de 1989.
Las conjunciones de tantos factores adversos
llevaron a disponer la desactivación temporal del Escuadrón I a partir del 15
de noviembre de 1990, aunque quedaron dos tripulaciones habilitadas, a los
efectos de mantener los aviones en vuelo.
A lo largo de 1991 se verificó una actividad mínima
de sólo 155 horas de vuelo. A contar del 23 de marzo de 1992 se reinició la
actividad del Escuadrón, inicialmente con sólo tres aviones para los cuales se
asignaron 585 horas de vuelo. Esto permitió efectuar un nuevo curso de
adiestramiento al final del cual se graduaron cinco pilotos, los Primeros
Tenientes Eduardo Gschwind, Raúl Podio, José Luis Dos Santos, Miguel Romero y
Teniente José Orsi y cuatro navegadores, los Capitanes Gustavo Mansisidor, Rubén
Salvati y los Primeros Tenientes Rubén Álvarez y Román Valdecantos.
Como premio a este empeñoso esfuerzo, el Escuadrón
logró clasificar en primer lugar en la especialidad de tiro, durante la
competencia anual efectuada en el Campo de Tiro de Antuna, San Luis, el 07 de
octubre de 1994. En ocasión de las jornadas de Puertas Abiertas Palomar 97, fue
exhibido el Canberra B-101 equipado con el pod de reconocimiento y bengalas
iluminantes, remarcando cual era por entonces la actividad principal de estos aviones.
El ocaso de los Canberra se verificó a lo largo de
1998, año en el cual se desafectaron tres Canberra, el B-102, B-105 y B-112,
con los restantes tres se cumplieron distintas actividades. Participación en el
ejercicio táctico “Antuna 98” el 26 de junio con el lanzamiento de bombas de
1000 libras sobre un área de tiro ubicada en el Gran Bajo Salitroso, Villa
Reynolds. Luego el 24 y 25 de septiembre de 1998 dos Canberra tomaron parte del
“Operativo Libertador”, sobre el campo de tiro La Mezquita, Córdoba. Por último,
el Canberra B-109 fue expuesto entre el 02 y 04 de octubre en ocasión de
Puertas Abiertas EAM 98 en la ciudad de Córdoba. El 15 de marzo de 1999 los dos
últimos Canberra BMk2, B-101 y B-109, participaron en la ceremonia de
desactivación del Sistema de Armas A4B/C en Villa Reynolds.
La última actividad relevante fue el despliegue de
despedida hacia la zona Austral a fines de noviembre, a la Base Aérea Río
Gallegos de los Canberra B-101 y B-109.
En una emotiva ceremonia realizada en la BAM
Paraná, el día 05 de abril del 2000 es desprogramado definitivamente el Sistema
de Armas Canberra cerrándose el acto con el sobrevuelo del B-109 con el oficial
en actividad, piloto de Canberra más veterano, el Brigadier Mayor Juan Carlos
Albanese.
Jefes de Grupo I de Bombardeo
1972-1972 Vicecomodoro
Otto SCHAUB
1973-1974 Comodoro
Sigfrido PLESSL
1975 Comodoro
Ignacio BURGOS
1976 Comodoro
Alfredo AMARAL
1977-1978 Comodoro
José María INSUA
Jefes de Grupo II de Bombardeo
1979-1980 Comodoro
Guillermo PALACIOS
1981-1982 Comodoro
Edgardo CACERES
1983-1984 Comodoro
Arnaldo PAGOTTO
1985-1986 Comodoro
Luis SANZ
1987-1988 Comodoro
Roberto CARDOSO
1989-1990 Comodoro
Roberto BRIEND
1991-1993 Comodoro
Alfonso RUGGIERO
1994-1995 Comodoro
Juan MARTINEZ VILLADA
1995 Mayor
Mario BAEZA (INTERINO)
1996-1997 Comodoro
Cristóbal VILLEGAS
1998-1999 Comodoro
Ricardo VALENCIA
2000 Comodoro
Daniel LLERA