31 de enero de 2019

LEVIATANES RUSOS (I): SIKORSKY ILYA MUROMETS





El S-22 Ilya Muromets efectúa su primer vuelo, el 11 de diciembre de 1913, en el aeródromo de Korpusnoi, cerca de San Petersburgo


Es algo digno de estudio el que los rusos sean tan dados al gigantismo industrial. No sería de extrañar que ello se debiera a la relación con el inmenso tamaño de la propia Madre Rusia. Sea como fuere, y ya centrados en el campo de la aviación, ha sido común que los constructores rusos hayan desarrollado a lo largo de la historia gigantescos aeroplanos que en muchas ocasiones supusieron un gran avance tecnológico. Esta tendencia comenzó ya hace más de cien años, ya que es ruso el primer cuatrimotor de la historia: el Sikorsky Ilya Muromets.

Iniciamos con éste una serie de posts dedicados a aviones colosales construidos por la industria rusa. Verdaderamente, hay un denominador común en todos ellos, además de sus colosales dimensiones en el contexto histórico en que fueron diseñados, y es la osadía en la aplicación de los nuevos conceptos tecnológicos que iban surgiendo, aunque en ocasiones no estuviera constatada su validez.


El Zar Nicolás II conversa con Igor Sikorsky ante el enorme S-21 Russian Vityaz, en el aeródromo de Krasnoye Selo, en 1913

En este caso sorprende ante todo el origen de este enorme avión. Para los no demasiado versados, el apellido Sikorsky le recordará principalmente a la más poderosa aeronáutica norteamericana, principalmente en el mercado de los helicópteros. Igor Sikorsky, de origen ucraniano, había huido de la Revolución Soviética en 1917, y tras probar suerte en Francia, emigró a los Estados Unidos en 1919. Sus conocimientos terminaron dando fruto y su empresa, Sikorsky Aircraft Corporation, diseñó magníficos aviones, como el Clipper S-42, hasta la II Guerra Mundial, y convirtiéndose en una referencia en el campo de los helicópteros a partir de entonces, algo que conserva aún hoy día.

Sin embargo, el joven Sikorsky ya demostró sus capacidades antes de 1917 en su Rusia natal. En 1913, tras destacar en el diseño de varios prototipos y recibir la correspondiente licencia de fabricación de aeronaves, diseña, junto a G.I. Lavrov, un gigantesco biplano de transporte de pasajeros, provisto por primera vez en la historia, de cuatro motores. Con un peso máximo al despegue de casi cinco toneladas, el avión contaba con un auténtico fuselaje que resguardaba a pilotos y pasajeros con una comodidad inaudita en aquellos tiempos, ya que contaba con amplias butacas, suministro eléctrico e incluso un aseo.


Militares posan delante de este Ilya Muromets, donde podemos observar la descomunal envergadura de una aeronave construida hace un siglo 

Denominado Caballero Ruso, el avión despegó por primera vez el 13 de mayo de 1913. Durante la primavera y el verano demostró sus cualidades y fiabilidad en vuelo, cumpliendo sin problemas más de cincuenta vuelos y siendo incluso visitado por el propio zar Nicolás II, el cual quedó gratamente impresionado con el aparato, hasta quedar gravemente dañado al chocar otro aeroplano contra él en tierra. Sin embargo, Sikorsky ya tenía en mente desarrollar una versión mejorada del avión, que voló a finales de 1913 y que el 12 de febrero de 1914 fue capaz de volar durante cinco horas ininterrumpidamente sobre Moscú, llevando a bordo a dieciséis pasajeros, y un perro, marcando además un récord mundial de altura-carga útil, ascendiendo hasta los 2000 metros. Este nuevo avión fue designado como Ilya Muromets, un héroe mitológico medieval ruso de poderes casi sobrehumanos, integridad a toda prueba y una espiritualidad a prueba de bombas: imposible elegir mejor nombre para el enorme pájaro.


Tropas de tierra ayudan a trasladar el gran cuatrimotor a la cabecera de pista antes de una misión de bombardeo

Llegaron las tormentas de agosto de 1914 que venían del avispero balcánico y toda Europa se preparó para una guerra total. Por primera vez, los ingenios mecánicos que se habían desarrollado desde mediados del siglo XIX por las potencias europeas podrían demostrar lo efectivas que eran a sus propietarios. No podría ser menos la aviación. Y Sikorsky desarrolló una versión modificada como bombardero para los militares, que entre diferentes versiones alcanzó la suma total de 80 ejemplares, siendo fabricada en su totalidad por la Fábrica de Vagones Ruso-Báltica. Es difícil establecer una tipología de modelos fabricados, ya que existieron casi tantas versiones como motores hubo disponibles, Rusia, como en tantas otras cosas, carecía casi completamente de producción de propulsores nacionales y tuvo que adaptar lo que importaba de sus aliados británicos y franceses. Así que hubo versiones con motores Salmson, Sunbeam, Renault o R.B.V.Z.


Un Ilya Muromets en servicio con el Ejército Rojo. Varios ejemplares fueron usados en la guerra contra los polacos y durante la guerra civil rusa.

No comenzaron bien sus operaciones los Ilya Muromets, estando a punto de suspenderse su fabricación. Pero el presidente de la factoría, M.V. Shidlovski, apostó por él y constituyó una, atención al nombre, Escuadra de Naves Voladoras que empezó a operar a principios de 1915 en una base polaca e iniciando una más que satisfactoria carrera, ya que fue capaz de llevar a cabo más de cuatrocientas misiones contra sus archienemigos prusianos sin sufrir más que dos derribos, demostrando sus prestaciones y su capacidad de encajar daños en el combate. Todo ello acabó en 1917, cuando los bolcheviques firmaron el armisticio rápidamente con los germanos en Brest-Litovsk y decidieron hacer, a gusto y sin prisas, la revolución del proletariado. Se cortó así la proyección de un avión que se había hecho famoso y que, de no haber perdido el Zar la corona, la hacienda y finalmente la vida, podría haber sido fabricado bajo licencia en occidente, aunque según el propio diseñador, el modelo había llegado al límite de su vida útil.



Un Ilya Muromets de la serie E. La versión más potente de todos los Muromets era la denominada E-1, que, dotada de cuatro motores Renault de 220 cv, pesaba siete toneladas en orden de combate y era capaz de alcanzar los 137 kilómetros por hora 

Por ello había construido en 1916 un nuevo prototipo de bombardero mejorado, con más blindaje, estructura reforzada y más armamento, bautizado como Aleksandr Nevski, pero que sin embargo no pudo ser construido en serie. Los ejemplares restantes producidos continuaron operando para la nueva aviación soviética, como bombarderos o como aviones de pasajeros, aunque un puñado de ellos huyó a Ucrania o Polonia. En cualquier caso, en 1922 ya no quedaba en servicio ninguno. Como dijimos al principio, su propio diseñador había decidido, tiempo antes, que el futuro de sus diseños estaba en otro continente. Quedó, empero, un magnífico proyecto que supuso tanto el primer cuatrimotor de la historia y el primer bombardero estratégico, y que además justificaba y demostraba que la aviación se estaba convirtiendo, a marchas forzadas, en un instrumento moderno para el progreso de la civilización…o de la guerra.

 

Sikorsky Ilya Muromets V. Eskadra Vozdushnykh Korabley (EhVK)


Especificaciones Sikorsky Ilya Muromets V:

Origen: Fábrica de Vagones Ruso-Báltica
Planta motriz: Cuatro motores lineales de 8 cilindros en V Sunbeam Crusader, refrigerados por líquido, de 150 hp al despegue cada uno.
Dimensiones
Envergadura: 29,80 m.
Longitud: 17,10 m.
Altura: 4,72 m.
Pesos
Vacío: 3150 kg.
Máximo al despegue: 4589 kg.
Velocidad Máxima: 121 km/h a 2000 metros.
Techo de servicio: 3000 m.
Autonomía de vuelo: 5 horas.
Armamento: Tres a siete ametralladoras, de diferentes calibres y emplazamientos. Capacidad máxima de bombas: 500 kg.
Tripulación: 4/7.

Fuente: http://www.aerohispanoblog.com