31 de enero de 2019
POR QUÉ EL JET TUVO UN ROL TAN CRUCIAL EN LA LUCHA POR EL PODER EN EL ALBOR DE LA GUERRA FRÍA
La superioridad aérea británica fue un factor clave
en la victoria aliada en la II Guerra Mundial.
En 1945 Reino Unido logró salir victorioso de la II
Guerra Mundial pero los años de combate tuvieron un costo enorme, no solo
humano sino también económico. El país estaba fuertemente endeudado y tardaría
años en recuperarse. Sin embargo, los británicos tuvieron una importante
ventaja en comparación con el resto de Europa: todo seguía funcionando, desde
las carreteras hasta los ferrocarriles y los puertos.
Las fábricas británicas producían artículos de todo
tipo y lo que mejor hacían era construir aviones.
El poder de la aviación había salvado a Gran
Bretaña en 1940 y había sido crucial para la victoria aliada en 1945.
Durante la guerra, los fabricantes de aviones de
esa nación -compañías como Supermarine, Avro y Vickers- habían construido 131500
aviones. Para 1944, había más británicos construyendo aviones que sirviendo en
el ejército y muchos creían que en tiempos de paz esa industria sería la
salvación del país.
El genio del país para construir aviones no tenía
rival.
Aviones ultraligeros, ultramodernos y muy rápidos,
con formas y diseños futuristas que rompían todo tipo de records aeronáuticos:
de velocidad, de altitud y de distancia.
Frank Whittle, el creador del jet, fue nombrado
caballero por el rey Jorge VI en 1948.
Todo esto fue posible gracias a la invención del
motor a reacción (o jet), que cambió completamente a la industria aeronáutica.
De pronto, aviones que podían ir a un máximo de 650 kilómetros por hora
superaban los 1100 km/h.
El hombre considerado el inventor del motor jet fue
Frank Whittle. El joven cadete de la Real Fuerza Aérea había estado trabajando
en la idea mucho antes de que estallara la II Guerra Mundial.
Pero fue recién en 1941 que estuvo listo para volar
el primer avión a reacción, un pequeño caza británico que llevó el escueto
nombre del proyecto: E28/39.
Los británicos buscaron utilizar la nueva
tecnología para obtener una ventaja en la guerra y crearon un avión mucho más
rápido y poderoso: el Gloster Meteor, que hizo su aparición en 1944.
El avión marcó el camino del futuro. Era la primera
vez que una aeronave volaba sin hélices.
El Gloster Meteor E28/39 fue el primer avión con un
motor jet.
En el mundo de la posguerra, el jet se convirtió en
un símbolo del poder tecnológico y científico: podía traer riqueza, prestigio y
seguridad.
En 1952, a medida que se intensificaban las
tensiones de la Guerra Fría, la RAF alcanzó su máximo tamaño de posguerra: 10
veces el tamaño que tiene hoy.
Volando alto
Para mejorar la seguridad de sus pilotos, que
sufrían un número alto de accidentes con los Meteor, la Fuerza Aérea desarrolló
un nuevo avión con el motor enterrado en el fuselaje: el jet Provost.
Un BAC Jet Provost de exhibición.
El Provost, por primera vez, también tenía un
segundo asiento y podía llevar a un pasajero.
A principios de los años '50 la Guerra Fría estaba
llevando el gasto de defensa de Reino Unido a un asombroso 10% del presupuesto
nacional. El país estaba reconstruyendo sus fuerzas armadas en todo el mundo y,
al mismo tiempo, desarrollaba su propia arma de destrucción masiva. Pero la
nación seguía endeudada desde la guerra y comenzó a quedarse sin dinero. La
industria aeronáutica británica vino al rescate.
Se fabricaron más de 3000 jets de combate llamados
Vampire (Vampiro), que fueron vendidos a más de 30 fuerzas aéreas diferentes en
todo el mundo.
Con la Guerra Fría escalando rápidamente, todos
buscaban la tecnología de reacción para defenderse.
Reino Unido vendió más de 3000 aviones Vampire a
fuerzas aéreas de todo el mundo.
El Show Aéreo de Farnborough, donde los británicos
lucían sus más recientes modelos de aviones, se convirtió en un evento que
atraía a compradores de todo el globo.
"Gran Bretaña estaba claramente a la cabeza en
el desarrollo de motores a reacción. Era el mayor exportador de aviones de
combate a las fuerzas aéreas que se estaban restableciendo en Europa: los
suizos, los suecos, los franceses", le dijo a la BBC el profesor David
Edgerton, del Imperial College London.
"Es realmente extraordinario cómo dominaban
ese mercado y esencialmente limpiaban el suelo con la competencia
estadounidense".
Entre la espada y la pared
El jet se convirtió en un negocio enorme para la
economía británica: más de 250000 británicos se dedicaban a construir motores y
aviones.
Y quienes los lucían ante el mundo en Farnborough
no eran cualquier piloto, eran héroes de la guerra que habían pasado de ser
combatientes a ser vendedores de aviones.
Toda esta fascinación con estas máquinas de guerra
hizo que escalaran las tensiones.
"Supongo que la Guerra Fría y la industria de
la aviación se impulsaron mutuamente. Uno conducía al otro
constantemente", observó Hal Taylor, expiloto de la RAF entre 1948 y 1967.
Un piloto en los controles de una máquina
experimental Rolls Royce conocida como 'Flying Bedstead'. Sin alas ni rotores,
podía despegar verticalmente desde una posición horizontal y funcionaba con dos
motores Rolls Royce “Nene”. El piloto se sentaba en una plataforma sobre los
motores y los movimientos de control que necesita para equilibrar la máquina se
suministran con chorros de aire comprimido.
Pero el deseo de vender sus aviones y generar
dinero llevaría a Reino Unido a enfrentar un dilema. Con el mundo ahora
dividido entre el Oriente comunista y el Occidente capitalista, los británicos
tuvieron que decidir entre sus necesidades económicas y sus principios
ideológicos... y no siempre ganaron los principios.
Es una historia poco conocida, pero ante la urgente
necesidad de efectivo, el gobierno laborista de la posguerra decidió vender
parte de la tecnología secreta del país, y uno de los mayores clientes de
tecnología para aviones británicos fue la Unión Soviética.
El país, al igual que Reino Unido, había sido
devastado por la guerra y Stalin buscaba defenderse del feroz poder militar de
Estados Unidos.
Los soviéticos encargaron algunos Meteoros, algunos
Vampiros y una tecnología nueva: el turborreactor Rolls-Royce Nene.
El turborreactor Rolls-Royce Nene que el Reino
Unido le vendió a los soviéticos.
La solicitud sorprendió a los jefes militares de
Reino Unido y dividió al gobierno.
Finalmente, convencidos de que sus ingenieros
siempre estarían un paso adelante de la competencia, las autoridades aceptaron
el acuerdo con una condición: debían ser utilizados solo para fines civiles.
Resultó ser una decisión desastrosa.
Dominio en los cielos
Las tensiones entre el Este y el Oeste ya se
estaban agudizando y, en poco tiempo, las ventas de esos motores impactarían en
un conflicto a miles de kilómetros de distancia en el sudeste asiático.
En mayo de 1950 la Guerra Fría se volvió caliente
cuando las fuerzas de Corea del Norte invadieron a sus vecinos del sur. Menos
de un mes después, las Naciones Unidas estaban en guerra con los comunistas.
Al comienzo del conflicto, los aviones de combate y
bombarderos de Occidente dominaron los cielos de Corea del Norte, pero pronto
apareció un nuevo avión que superó a todo el resto: el Mikoyan-Gurevich, de
fabricación rusa, mejor conocido como el MiG-15.
Los MiG-15 soviéticos utilizaron motores británicos
y les dieron a los rusos una ventaja en Corea.
El MiG-15 iba por lo menos 160 k/h más rápido que
cualquier avión de Reino Unido o EEUU, gracias a un par de detalles de diseño
pero sobre todo a su poderoso motor Nene, de Rolls-Royce. Claramente lo
soviéticos no cumplieron con su promesa de usar la tecnología adquirida para
fines civiles.
El MiG-15 se convirtió en uno de los aviones de
combate más exitosos de todos los tiempos. Se han construido más que cualquier
otro avión militar o civil, así que, irónicamente, la producción de copias
soviéticas del motor Nene superó con creces al original de Rolls-Royce.
La superioridad aérea de los soviéticos en cielo
coreano, gracias en gran parte a los británicos, tensó las relaciones entre
Reino Unido y su principal aliado EEUU, que cuestionó la moralidad de los
británicos.
Acercar al mundo
Reino Unido, atrapado entre las dos superpotencias,
buscó aplacar la línea dura estadounidense hacia Rusia, temiendo ser el primer
blanco en caso de un ataque soviético.
La escalada bélica tuvo un enorme costo para los
británicos, que debieron alistar sus fuerzas para defenderse contra la amenaza
soviética y a la vez armarse para ser aliados de EEUU.
Sin embargo, la situación económica seguía siendo
crítica en 1950. El té, el tocino y el azúcar estaban racionados y la necesidad
de acceder a moneda extranjera era primordial.
Una vez más el país recurrió a su industria
aeronáutica y su nueva estrella: el Comet.
El Comet podía volar más alto y más rápido que
cualquier otro avión y revolucionó la industria de la aviación civil. Se
redujeron a la mitad los tiempos de viaje, lo que permitió acercar al mundo.
Fue el primer avión de pasajeros que utilizó la
familia real británica, con su nueva soberana, Isabel II, coronada el 1953.
Si el Reino Unido pudiera vender el Comet a nivel
mundial, garantizaría la demanda de repuestos, mantenimiento, pedidos de nuevos
motores y posiblemente flotas de aviones.
Pero había un problema: si los soviéticos, que ya
habían probado con éxito una bomba nuclear, lograban poner las manos sobre esta
nueva tecnología, podrían llegar hasta EEUU. Y eso era algo que ese país no
pensaba arriesgar.
Washington, sumido en una batalla contra el
comunismo incluso dentro de sus fronteras, trató de frenar la venta de esta
nueva tecnología jet a cualquier otro país, basándose en lo que había ocurrido
con los MiG-15.
Para el gobierno británico, la línea dura de EEUU
enmascaraba su verdadera intención: dominar el mercado de la tecnología a
reacción.
En noviembre de 1953 los británicos decidieron
arriesgar el vínculo estratégico con EEUU.
Una vez más la emergencia económica pudo más que
cualquier otra consideración.
Permitieron las ventas del Comet a todo país que no
estuviera dentro del bloque soviético, garantizando que ellos mantendrían un
cuidadoso control sobre las partes, para que no cayeran en las manos
equivocadas.
Los estadounidenses estaban furiosos. Pero un giro
cruel del destino salvaría a Reino Unido de las consecuencias de su decisión.
Tras una serie de accidentes, los Comet fueron
sacados de servicio.
Una serie de accidentes aéreos con Comets, que
costaron la vida de decenas de personas, revelaron que el fuselaje del avión no
podía hacer frente a los continuos cambios de presión de aire entre el despegue
y el vuelo a gran altitud.
Todos los Comets del planeta fueron sacados de
servicio.
Con una gran inversión del gobierno británico, el
avión fue rediseñado y fortalecido, pero para entonces los fabricantes
estadounidenses habían desarrollado su propio avión.
Así el Reino Unido perdió finalmente su histórico
liderazgo aeronáutico, y a partir de entonces quedó relegado por la
superpotencia estadounidense.
Fuente: https://www.bbc.com