24 de noviembre de 2018
DESPUÉS DE 44 AÑOS CONSIGUIÓ SABER POR QUÉ SU ENEMIGO LE PERDONÓ LA VIDA
El 20 de diciembre de 1943, despegaba del campo de
aviación RAF Kimbolton, Inglaterra, el bombardero B-17, llamado Ye Olde Pub, de
la United States Air Force (USAF) con la misión de bombardear una fábrica de
aviones en Bremen, Alemania. La tripulación de la aeronave estaba compuesta por
Bertrand O. Coulombe, Alex Yelesanko, Richard A. Pechout, Lloyd H. Jennings,
Hugh S. Eckenrode, Samuel W. Blackford, Spencer G. Lucas, Albert Sadok, Robert
M. Andrews y al frente de todos ellos el joven Teniente Charles L. Brown.
Tripulación del Ye Olde Pub
Consiguieron realizar la misión, pero a un alto
precio… el artillero de cola había muerto y 6 tripulantes más estaban heridos,
el morro estaba dañado, dos motores fueron alcanzados y de los dos restantes
sólo uno tenía suficiente potencia, el fuselaje estaba seriamente dañado por
los impactos de las baterías antiaéreas y los cazas alemanes, incluso el piloto
Charlie Brown llegó a perder la consciencia momentáneamente. Cuando Charlie
despertó consiguió estabilizar el avión y ordenó que se atendiese a los
heridos.
Cuando pensaba que bastante tendrían con mantener
la aeronave en el aire, llegó lo peor… un caza alemán en la cola. Todos
pensaron que ya había llegado su momento, pero el caza en lugar de disparar se
puso en paralelo del bombardero. Charlie giró la cabeza y vio cómo el piloto
alemán le hacía gestos con las manos. Así se mantuvo durante unos instantes,
hasta que el Teniente ordenó a uno de sus hombres subir a la torreta de la
ametralladora… pero antes de poder cumplir la orden, el alemán miró a los ojos
a Charlie le hizo un gesto con la mano y se marchó. A duras penas, y tras
recorrer 250 millas, Ye Olde Pub consiguió aterrizar en Norfolk, Inglaterra.
Charlie contó a sus superiores lo ocurrido, pero éstos decidieron ocultar aquel
acto de humanidad. Pero el Teniente no lo olvidó… ¿Por qué no los había
derribado?
En 1987, 44 años después de aquel suceso, Charie
comenzó a buscar al hombre que les había perdonado la vida a pesar de no saber
nada de él y, mucho menos, si todavía estaba vivo. Puso un anuncio en una
publicación de pilotos de combate:
Estoy buscando el hombre que me salvó la vida el 20
de diciembre de 1943.
Desde Vancouver, Canadá, alguien se puso en
contacto con él… era Franz Stigler. Después de cruzar varias cartas y llamadas
de teléfono, en 1990 lograron reunirse.
Fue como encontrarse con un hermano que no veías
desde hace 40 años
Tras varios abrazos y alguna que otra lágrima, Charlie
le preguntó a Franz: ¿Por qué no nos derribaste?
Franz le explicó que cuando se puso en su cola y
los tenía en el punto de mira para disparar, sólo vio un avión que a duras
penas se mantenía en el aire, sin defensas y con la tripulación malherida… no
había ningún honor en derribar aquella aeronave, era como abatir a un
paracaidista. Franz había servido en África a las órdenes del Teniente Gustav
Roedel, un caballero del aire, que les inculcó la idea de que para sobrevivir
moralmente a una guerra se debía combatir con honor y humanidad; de no ser así,
no serían capaces de vivir consigo mismos el resto de sus días. Aquel código no
escrito les salvó la vida. Trató de guiarlos para sacarlos de allí, pero tuvo
que desistir cuando se acercaban a una torre de control alemana; si hubiesen
descubierto a Franz habría supuesto la pena de muerte.
Durante varios años compartieron sus vidas y en
2008, con seis meses de diferencia, fallecieron de sendos ataques al corazón.
Franz Stigler tenía 92 años y Charlie Brown 87.
Brown y Stigler con un cuadro de la reconstrucción
Fuente: http://historiasdelahistoria.com