18 de noviembre de 2018
LAS FUERZAS AÉREAS SOVIÉTICAS EN LA GRAN GUERRA PATRIA DE LOS AÑOS 1941-1945
Las Fuerzas Aéreas en los combates del Kubán
Por RKKA OverG
y HR Tokarev
A finales de marzo de 1943 se había estabilizado el
frente en el sur del país, a excepción del Kubán. El mando hitleriano confiaba
en mejorar su tambaleante situación, después del desastre sufrido por sus
tropas en Stalingrado y forjó nuevos planes de ofensiva en el frente
soviético-alemán. En el cumplimiento de estos planes se asignaba un lugar
especial a la agrupación de tropas que se defendían en la península de Tamán, a
la que se le encomendaba la misión de mantener esa plaza de armas para emprender
una nueva ofensiva en el Cáucaso y atraer el mayor contingente posible de
tropas soviéticas de la dirección oeste.
Para hacer fracasar este propósito, el Gran Cuartel
General del Alto Mando Supremo ordenó a las tropas del Frente del Cáucaso
Norte, derrotar en el Kubán a la agrupación enemiga. En los primeros días de
abril de 1943, la situación era muy complicada en el frente. Nuestras tropas,
que tropezaron con una resistencia cada vez mayor del enemigo, no pudieron
romper su defensa, ya que fueron bien aprovechadas las peculiaridades del
relieve, especialmente, los ríos Kubán, Adagum y Vtoraya, de la cuenca del mar
de Azov, qué tenían sus orillas cubiertas de juncos y matorrales. Estaba muy bien fortificado el sector
montañoso, que iba de la orilla del Mar Negro, en la zona de Novosibirsk hasta
la estación de Krímskaya. Casi todas las alturas y puntos poblados habían sido
convertidos en puntos de apoyo y nudos de resistencia. Donde más resistencia
ofreció el enemigo, fue en los accesos a la estación de Krímskaya. Aferrándose
a cada línea intermedia, a menudo, emprendía contraataques apoyados por
potentes golpes de la aviación.
El 17° ejército alemán tenía 16 divisiones. Las
tropas del Frente del Cáucaso Norte superaban al enemigo como sigue: en
infantería y tanques, el 50%, y en artillería, algo menos.
La situación en el aire se caracterizaba en el
Kubán por una gran actividad de la aviación de ambas partes y el aumento de la
escala y la tensión de la lucha por el dominio en el aire. Al sentir la
insuficiencia de tropas terrestres, el enemigo confiaba en frustrar la ofensiva
de las tropas soviéticas con ayuda de la aviación, así como en aniquilar al
destacamento que había desembarcado en Misjako. A mediados de abril, en los
aeródromos de Crimea y Tamán, el enemigo concentró las fuerzas fundamentales de
su 4° flota aérea, que contaba con 820 aparatos. Además, para las acciones en
el Kubán envió no menos de 200 bombarderos que se encontraban en los aeródromos
del sur de Ucrania.
La aviación de caza alemana no era muy numerosa,
pero estaba formada por unidades seleccionadas, las de mayor capacidad combativa,
entre ellas las escuadrillas 39° y 51° y también un grupo de ases. Todas las
unidades de aviación enemigas contaban con aparatos Me-109 y FW-190 de nuevo
tipo.
Las Fuerzas Aéreas del Frente del Cáucaso Norte
disponían, a principios de abril, de 250 aviones del 4° ejército aéreo, comandante en jefe, el general N.
Naumenko, adjunto para el trabajo político el general F. Vierov y jefe del
estado mayor el general A. Ustínov, 200 aparatos del 5° ejército aéreo, comandante
en jefe, el general S. Goriunov, adjunto para el trabajo político, el general
A. Grubich y jefe del estado mayor, el general S. Sniakov, 70 aviones del grupo
aéreo de la Marina de Guerra del mar Negro y un grupo de 60 aparatos de la
aviación de bombardeo de largo radio de acción. En total, las Fuerzas Aéreas
del Frente contaban con 600 aparatos. Para el 20 de abril, de la reserva del
Gran Cuartel General del Alto Mando Supremo fueron enviados al frente, el 2°
cuerpo de aviación de bombardeo del 4° ejército aéreo, el cuerpo estaba mandado
por el general V. Ushakov, el 3° cuerpo de aviación de caza, al mando del
general E. Savitski, el 2° cuerpo mixto de aviación, perteneciente al 5°
ejército aéreo, era jefe del cuerpo el general N. Eremenko, y la 282° división
de aviación de caza, al mando del coronel S. Danílov.
También fue reforzada la aviación de bombardeo de
largo radio de acción, al frente de la cual se encontraba el general N.
Skripko, adjunto del comandante en jefe. Como complemento a la 50° división de
aviación de bombardeo, fue enviada al frente, la 62° división de ese tipo de
aviación, y en mayo pasó a formar parte del 6° cuerpo de aviación, del que era
jefe, el general G. Tripikov, de nueva formación.
El 20 de abril, las Fuerzas Aéreas del Frente del
Cáucaso Norte, conjuntamente con la aviación de refuerzo de la Marina de Guerra
del Mar Negro, el grupo de aviación de bombardeo de largo radio de acción y los
cuerpos de aviación cedidos por el Alto Mando Supremo, contaban en total con
900 aviones militares, de los que se encontraban 800 en la aviación del frente,
370 de caza, 170 de asalto, 165 de bombardeo diurno y 105 de bombardeo nocturno.
Esto permitió acabar con la situación desfavorable en que se encontraba nuestra
aviación en cuanto a la correlación de fuerzas.
Sin embargo, por cuanto el enemigo había emprendido
la ofensiva en la zona de Misjako el 17 de abril, en los tres primeros días,
hasta el 20, nuestra aviación se encontró en situación desfavorable. El hecho
de que ambas partes hubieran concentrado grandes masas de aviación en un sector
limitado, hacía prever que se libraría una tenaz e intensa lucha en el aire.
Para asegurar una dirección más segura y
centralizada de la aviación de los dos ejércitos aéreos, a principios de abril
fue creado el estado mayor de las Fuerzas Aéreas del Frente del Cáucaso Norte.
Fue designado comandante en jefe de las Fuerzas Aéreas del frente, el general
K. Vershinin. La dirección general y la coordinación de las acciones de la
aviación de los frentes del Cáucaso Norte, Sur y Sudoeste corrió a cargo del
mariscal de aviación A. Nóvikov, representante del Gran Cuartel General.
La capacidad combativa de las Fuerzas Aéreas del
frente era muy elevada. Los ejércitos aéreos tenían unidades muy bien preparadas.
Había mejorado notablemente el parque de aviones desde el punto de vista
cualitativo, en comparación con el que existía en las operaciones anteriores.
En la aviación de bombardeo, los aparatos modernos constituían el 65% del
total, mientras que en la ofensiva de invierno en el Cáucaso Norte tal porcentaje
sólo era del 25 al 30%. La aviación de caza, estaba pertrechada en su casi
totalidad de nuevos aparatos Yak-1, Yak-7b y La-5. Los ejércitos aéreos tenían
un número reducido, acerca de 11%, de aparatos americanos e ingleses: los
bombarderos B-20 y B-3 y los cazas “Aerocobra” y “Spitfire”.
Las condiciones de estacionamiento de la aviación
de ambos bandos eran distintas. Debido al deshielo y de haber quedado fuera de
servicio la mayoría de los aeródromos de campaña, se vieron limitadas las
acciones de la aviación soviética, mientras que los aeródromos permanentes de
hormigón de Crimea y del sur de Ucrania, empleados por los alemanes, permitían
a estos actuar con toda intensidad. Como consecuencia del deshielo y de las
dificultades que ofrecía la construcción de aeródromos en las zonas de la costa
del Mar Negro, las bases de nuestra aviación estaban muy concentradas. Los
caminos que conducían a los aeródromos, tampoco, podían ser utilizados en
primavera.
Al apreciar la situación de la aviación, se advierte
que las dos partes poseían numerosos aviones. Nosotros teníamos superioridad en
cuanto a la aviación de caza, pero el enemigo nos aventajaba considerablemente
en aviación de bombardeo y tenía condiciones mucho mejores para el
estacionamiento de los aparatos y para maniobrar con ellos.
La preparación de la operación empezó a mediados de
marzo de 1943. El Comandante en Jefe de las tropas del Frente del Cáucaso Norte
decidió asestar el golpe principal en la dirección de Krímskaya y Anapa para
fraccionar y después aniquilar por partes a la agrupación enemiga y ocupar la
península de Tamán. La tarea más importante en la ruptura de la defensa alemana
correspondería al 56° ejército. Las tropas del 37° ejército tenían que derrotar
a los hitlerianos en la zona de Kiévskaya y Varenikóvskaya. También se planeó que, en lo sucesivo, ambos
ejércitos desarrollarían la ofensiva en la dirección del estrecho de Kerch.
A las Fuerzas Aéreas del frente se les encargó que
conquistaran el dominio en el aire, protegieran con firmeza a las tropas
terrestres, cooperaran con ellas en la ofensiva del 56° ejército y apoyaran la
enérgica defensa de nuestras unidades de desembarco al sudoeste de Novosibirsk.
Además, debían realizar reconocimiento aéreo.
El Estado Mayor de las Fuerzas Aéreas del frente
elaboró el plan de la ofensiva aérea. Los esfuerzos de la aviación se concentraban
en las direcciones de Krimskaya y Novosibirsk. Se preveía que en caso de que la
aviación enemiga no actuara en la zona de Misjako, habría que dedicar toda la
aviación a apoyar al 56° ejército.
Se concedió gran importancia a la organización de
la cooperación entre los distintos tipos de aviación. Se estipulaban subordinar
al Comandante en Jefe del 4° ejército aéreo algunos regimientos de aviación del
5° ejército aéreo. Se acordó llevar a cabo la interacción de la aviación del
frente y de las Fuerzas Aéreas de la Marina de Guerra del Mar Negro, mediante
la distribución de las zonas y del tiempo de la acción y también subordinando
operativamente algunas pequeñas unidades de la aviación de caza del 5° ejército
aéreo al Comandante en Jefe de las Fuerzas Aéreas de la Marina de Guerra del
Mar Negro.
Para dirigir toda la aviación, además del puesto de
mando del frente, instalado en Abínskaya, se situaron puestos auxiliares de
dirección de las Fuerzas Aéreas del frente, en tanto que los puestos auxiliares
de los ejércitos aéreos 4° y 5° fueron aproximados a la línea del frente. A las
divisiones de infantería se enviaron representantes de la aviación.
Para conducir y dirigir los aparatos de caza en el
combate en la línea del frente se montaron cinco estaciones de radio, tres de
las cuales se encontraban en la zona de la ofensiva del 56° ejército.103 Una de
esas estaciones, la principal, se encontraba a 4 km de la línea del frente y en
realidad era el puesto de mando de toda la aviación de caza del 4° ejército
aéreo.
Para preparar la actividad de la aviación, en abril
se celebraron conferencias del personal de vuelo de las divisiones de aviación,
para analizar y generalizar la experiencia combativa de las anteriores
operaciones, en las que los mejores pilotos compartieron sus conocimientos con
los jóvenes aviadores. “No se eludieron
las disputas fogosas, recuerda A. Vershinin, mariscal principal de aviación, y
a veces, el recurso táctico discutido era sometido a la prueba en el aire, pero
en definitiva se llegaba a una opinión unánime. Aceptamos muchas
recomendaciones muy valiosas relativas a cuestiones que, una vez terminada la
discusión, eran adoptadas con carácter obligatorio y por las que se regían
después todas las grandes unidades” (104)
En aquellos días se popularizó ampliamente la
experiencia de los maestros del combate aéreo: A. Pokrishkin, los hermanos D. y
B. Glinka, V. Fadéiev, V. Semenishin, G. Rechkálov y muchos otros. El jefe de
escuadrilla capitán A. Pokrishkin, era famoso, con todo derecho, entre los
pilotos como el mejor innovador de los recursos tácticos más perfectos del
combate aéreo. En las peleas de la aviación en el Kubán, Pokrishkin era ya un
jefe con gran experiencia, puesto que había realizado más de 350 misiones de
combate y derribado unas dos docenas de aparatos enemigos. Ya, en el segundo
día de guerra, abatió el primer avión fascista en combate sobre lassi. En el
Kubán, Pokrishkin mostró con su ejemplo personal, la superioridad del orden
combativo escalonado por altura, tanto en cada grupo de cazas como entre ellos.
El 16° regimiento de aviación de caza de la guardia,
mandado por el teniente coronel N. Isáev, Héroe de la Unión Soviética, en el
que se formó el futuro Héroe de la Unión Soviética piloto Pokrishkin, era
considerado con todo fundamento uno de los mejores regimientos de aviación.
Es digno de mención el trabajo del mando y del
estado mayor del 4° ejército aéreo en lo referente a la generalización de la
experiencia combativa entre el personal. En marzo y abril, a todas las unidades
del ejército se les ofrecieron amplias informaciones acerca de los
procedimientos tácticos más convenientes y de los órdenes combativos de los
cazas, del aprovechamiento al máximo en los combates aéreos de la maniobra
vertical y de la necesidad de buscar constantemente al enemigo y obligarle a
combatir.
Se prestó gran atención a la trasmisión de la
experiencia de combate al personal de vuelo de los cuerpos de aviación
procedentes de la reserva del Gran Cuartel General del Alto Mando Supremo. Se
realizaron combates aéreos de exhibición y encuentros de los pilotos de caza
principiantes con los hermanos Glinka, que en aquellos tiempos habían derribado
ya en combate más de 30 aparatos. En la 216° división de aviación de caza fue
formado un grupo de pilotos con gran experiencia, que durante cinco días dieron
a conocer a los pilotos del 3° cuerpo de aviación de caza las particularidades
de las acciones de los cazas en el Kubán y realizaron, como jefes de grupo,
varios vuelos de combate con ellos. Para los jefes de las divisiones y
regimientos de aviación, fueron organizadas visitas a la estación principal de
radio para la conducción y dirección de los vuelos y allí pudieron observar los
combates de sus subordinados, lo que les permitió conocer los aspectos
positivos y negativos de su actuación.
En el sistema del trabajo político del Partido,
eran muy importantes las reuniones breves o relámpago, como se les llamaba en
aquellos tiempos. En los regimientos y grandes unidades de aviación se hacían
informes, sistemáticamente, acerca de los siguientes temas: “El armamento en
buenas condiciones garantiza el éxito en el combate aéreo”, “Hay que entregar
todas las fuerzas para derrotar al enemigo”, etc. En las escuadrillas se hacían
informaciones políticas sobre el tema “El héroe de los combates librados hoy”.
En los aeródromos, al pie de los aviones, en los puestos de mando y en las
barracas se fijaban una o dos veces al día volantes combativos en los que se
relataban las hazañas de los pilotos y de los combatientes de las unidades de
servicios. Se prestaba gran atención a la difusión de los hechos heroicos de
los aviadores, en los periódicos del ejército y la división. Todo esto
desempeñó un importante papel en la elevación de la maestría combativa de los
pilotos y en la movilización de todo el personal, para cumplir exitosamente las
tareas planteadas al ejército aéreo.
La plaza de armas ocupada por nuestras tropas en la
zona de Misjako, era motivo de gran preocupación para el enemigo y además,
trababa a grandes contingente de sus fuerzas. Por ello, el mando alemán
decidió, a mediados de abril, liquidarlo y creó a este fin el grupo de Ventzel,
que contaba con tres divisiones de infantería reforzada con tanques y aviación.
El 17 de abril, después de una intensa preparación
de la artillería y la aviación, el enemigo emprendió la ofensiva apoyado por
450 aviones de bombardeo y 200 de caza. Por nuestra parte, en la zona de
Misjako podían actuar hasta 500 aviones, comprendidos 100 bombarderos. Los
principales aeródromos de nuestra aviación se encontraban al oeste y nordeste
de Krasnodar, a una distancia de 150 a 200 km de la zona de Misjako y la ruta
de los aviones del 4° ejército aéreo pasaba por el contrafuerte de la
cordillera principal del Cáucaso, cubierta, a menudo, en aquella época por las
nubes. Los aeródromos más importantes del enemigo se hallaban en la llanura de
la península de Tamán, a 50-100 km de Misjako. Aprovechando esas condiciones
favorables, la aviación enemiga empezó a bombardear en grupos de 30 a 40
aparatos el orden combativo y los muelles de la plaza de armas. Las tropas
soviéticas, que se defendían allí se vieron en una situación muy grave. Desde
el 17 al 19 de abril se libraron encarnizados combates aéreos en la zona de
Misjako, con resultado alterno. Los pilotos soviéticos causaron grandes bajas a
la aviación enemiga, reduciendo la eficacia de sus golpes, pero no se pudo
evitar sus ataques por la insuficiencia de aviones. Con el enérgico apoyo de la aviación, los
valerosos combatientes del destacamento de desembarco mantuvieron sus líneas.
Sólo al precio de grandes pérdidas, el 18 de abril consiguieron los alemanes
romper la primera línea de defensa y penetrar 1 km en la profundidad del orden
combativo de nuestras tropas.
La actuación de la aviación de ambas partes,
alcanzó su máxima tensión en la zona de Misjako, el 20 de abril. Habiendo
aproximado el enemigo sus reservas se dispuso a emprender la ofensiva general
con la finalidad de dividir a nuestras fuerzas en dos partes para aniquilarlas
por separado. Por nuestra parte, ese día entraron en combate por primera vez
los cuerpos de aviación enviados por el Alto Mando Supremo, lo que permitió
asestar en esa jornada dos golpes masivos al orden combativo de la infantería y
artillería enemigas, que se enfrentaban al destacamento de desembarco.
La actividad de nuestra aviación fue muy exitosa
ese día y en realidad predeterminó el fracaso de la ofensiva fascista. Al evaluar
sus acciones, el general K. Leselidze, comandante en jefe del 18"
ejército, escribió: “Los golpes masivos de nuestra aviación al enemigo, que
trataba de aniquilar a las unidades de desembarco en la zona de Misjako, han desbaratado
sus planes. Los combatientes del destacamento de desembarco han adquirido
seguridad en sus propias fuerzas”. (105)
En los días sucesivos creció la potencia de los
golpes de nuestra aviación gracias a que iban aumentando las fuerzas que
entraban en combate, procedentes de los tres cuerpos de aviación del Alto Mando
Supremo, lo que permitió variar la correlación de fuerzas de la aviación a
nuestro favor en la zona de Misjako. Se produjo un viraje en la situación en el
aire. Decreció notablemente la actividad de la aviación alemana. En los días 21
y 22 se redujo a la mitad el número de misiones que realizó. Nuestra aviación
continuaba con todo éxito bombardeando y ametrallando a las tropas enemigas
ante el frente del 18° ejército en las zonas de Novosibirsk y Fedotovka.
Aquellos días, los pilotos soviéticos dieron
ejemplo de valentía y heroísmo, al cumplir las tareas de combate asignadas. El
21 de abril, la tripulación de un IL-2, del 805° regimiento de aviación de
asalto, formada por el subteniente N. Rijlin y el sargento ametrallador I.
Efrémov, fue atacada por cuatro cazas en la zona del objetivo. En desigual
combate, la tripulación del avión de asalto derribó dos cazas. A pesar de
encontrarse gravemente herido, el piloto Rijlin aterrizó felizmente con el
averiado aparato en su aeródromo. Por su valentía e intrepidez, el Comandante
en jefe de las Fuerzas Aéreas, que se encontraba en el puesto de mando del
ejército aéreo, dictó una orden ascendiendo al subteniente Rijlin a primer teniente,
y al sargento Efrémov a subteniente.
Al tropezar con una creciente resistencia por parte
de la aviación soviética, las tropas alemanas se vieron obligadas a suspender
la ofensiva y retirarse a sus posiciones de partida y los aviones de caza se limitaron
a las acciones defensivas. En ocho días de encarnizados combates, el enemigo
perdió 182 aparatos y nuestra aviación, la mitad. El Comandante en Jefe de las
tropas del Frente del Cáucaso Norte, al evaluar la actividad de nuestra
aviación en la zona de Misjako dictó una orden en la que decía que: “a consecuencia
de los ininterrumpidos combates aéreos librados del 20 al 22 de abril, la
aviación enemiga, que ha sufrido enormes pérdidas, se ha visto obligada a
retirarse del campo de batalla. El dominio en el aire ha pasado a nuestras
manos”. (106)
Los ataques de nuestros bombarderos a los
aeródromos enemigos en la segunda mitad de abril tuvieron gran importancia en
la reducción de la actividad enemiga. Por la noche atacaban cada aeródromo de
30 a 40 bombarderos, que destruían de 5 a 10 aparatos. Fueron muy eficaces los
golpes asestados por la aviación de bombardeo de largo radio de acción a los
grandes aeródromos de Sárabuz y Saki, en Crimea, donde en total fueron
destruidos o averiados más de 100 aparatos de bombardeo.
Los datos de la exploración de control y en lo
sucesivo las declaraciones de los pilotos alemanes prisioneros, confirmaron que
del 17 al 29 de abril fueron destruidos o averiados en los aeródromos unos 260
aviones. El enemigo se vio en la necesidad de retirar su aviación de los
aeródromos en los que fueron asestados los golpes más duros, llevándola a la
profundidad de su retaguardia.
Después de fracasar los planes de los alemanes en
la zona de Misjako, nuestra aviación reanudó su preparación para los combates
en la zona de Krímskaya. Economizando fuerzas, pequeños grupos de caza
protegían a las tropas del 56° ejército y los bombarderos atacaban por la noche
los aeródromos enemigos. En ese período, fue adoptada una medida de organización
consistente en el envío del mando del 5° ejército aéreo, el 24 de abril, al
arco de Kursk, incorporándose al Frente de la Estepa, y sus grandes unidades de
aviación fueron adscritas al 4° ejército aéreo.
Después de tres días de calma, volvieron a entablarse
grandes combates aéreos en el Kubán. Desde el 28 de abril por la mañana, grupos
de bombarderos alemanes formados por 10 a 15 aparatos, atacaron a nuestras
tropas, que el día siguiente debían emprender la ofensiva en la zona de
Krímskaya. Ese día realizó el enemigo 850 misiones. Para rechazar esos ataques
nuestra aviación de caza efectuó 310 misiones y derribó 25 aviones. Desde ese
día comenzó sobre Krímskaya una gran batalla aérea, que se prolongó con
pequeños intervalos durante muchos días.
Las Fuerzas Aéreas del Frente del Cáucaso Norte,
con la aviación de la reserva del Alto Mando Supremo incorporada a ellas, el 28
de abril, por la noche, iniciaron la preparación de la aviación en el sector de
ofensiva del 56° ejército, de conformidad con el plan de ofensiva aérea que fue
aprobado por los representantes del Gran Cuartel General, Mariscal de la Unión
Soviética G. Zhúkov y Mariscal de Aviación A. Nóvikov. Al anochecer, dos
escuadrillas de bombardeo, de 9 aviones cada una, lanzaron bombas incendiarias
sobre el orden combativo de las tropas enemigas en el sector de Krímskaya, lo
que originó varios incendios que facilitaron al resto de la aviación la
localización de los objetivos. A continuación, los bombarderos del 4° ejército
aéreo y la aviación de bombardeo de largo radio de acción comenzaron a atacar
las posiciones artilleras de los fascistas.
En las dos primeras horas, la artillería antiaérea
del enemigo trató de oponerse a nuestros bombarderos con un huracanado fuego de
contención, pero fue aplastada por las bombas y dejó de disparar. Nuestras
tripulaciones no sufrieron pérdidas. Durante la noche fueron realizadas 379
misiones y arrojadas 210 ton de bombas. (107)
La densidad media de bombardeo fue de 21 ton de
bombas por kilómetro cuadrado. Según las observaciones de las tripulaciones y
los datos del reconocimiento aéreo se advirtieron 160 focos de incendios y 25
grandes explosiones. Actuaron con todo éxito esa noche los intrépidos aviadores
del 46° regimiento de aviación de bombardeo nocturno de la guardia, al mando de
la comandante, R. M. E. Bershánskaya. Sus tripulaciones, en aviones Pe-2,
asestaron golpes contundentes a las bocas de fuego del enemigo en las afueras
septentrionales de Krímskaya.
A las 7 y 40 de la mañana del 29 de abril, después
de una preparación artillera, el 56° ejército emprendió la ofensiva. El ataque
de las tropas fue precedido de una preparación de la aviación de 40 min que a
continuación se convirtió en apoyo. Durante 3 horas operaron sobre el campo de
batalla 144 bombarderos Pe-2, 82 aparatos de asalto y 265 cazas.
Gracias a lo accidentado del terreno, muy favorable
para la defensa, el enemigo contuvo la ofensiva de nuestras tropas. A pesar de
la preparación de la aviación, al apoyo prestado por una aviación muy numerosa
y a la potente preparación artillera, las tropas del 56° ejército sólo pudieron
penetrar en la defensa enemiga de 1 a 2 km en algunos sectores a lo largo de
toda la jornada. El 29 de abril, nuestra aviación realizó 1308 misiones. En 50
combates aéreos fueron abatidos 74 aparatos enemigos y otros 7 fueron
derribados por la artillería antiaérea. (108)
Los fascistas realizaron la mitad de las misiones,
lo que ponía de manifiesto que ya desde el primer día de la operación había
pasado a nuestras manos la supremacía en el aire.
En los días sucesivos, se hizo más cruenta aún la
lucha en el aire. Los combates duraban varias horas. En un reducido sector del
frente, de 25 a 30 km, se libraban hasta 40 combates aéreos cada día, en los
cuales participaban de 50 a 80 aviones por cada parte.
Nuestra aviación apoyaba activamente la ofensiva de
las tropas, concentrando los esfuerzos en un sector muy estrecho del frente, en
el lugar de la ruptura. El 3 de mayo, 18 grupos de bombarderos Pe-2, del 2°
cuerpo de aviación de bombardeo, realizaron ataques con intervalos de 10 a 20
min contra las posiciones artilleras de las afueras occidentales de Verjne
Adagum y de Neberdzhaévskaya, quedando destruidas esas posiciones, lo que
facilitó el avance de las tropas y los tanques soviéticos, que rompieron la
defensa enemiga al sur de Krímskaya. A la vez, el 2° cuerpo mixto de aviación
de asalto protegió con éxito la penetración del grupo de tanques en el lugar de
la ruptura.
La actividad de la aviación en el período de la ofensiva
tuvo lugar en estrecha interacción con las tropas terrestres. Durante cuatro
días, cuando se produjo la ruptura de la primera zona de la defensa, solamente
los bombarderos y aparatos de asalto realizaron 2243 misiones. El 3 de mayo,
por el día y por la noche, las tropas del 56° ejército desalojaron al enemigo
de Krímskaya, y en los dos días siguientes penetraron 10 km en la defensa del
enemigo en medio de encarnizados combates.
La aviación, que apoyó a las tropas terrestres en
la ruptura de la primera zona fortificada y seguía manteniendo el dominio en el
aire, el 4 de mayo empezó a atacar los objetivos enemigos en la profundidad,
asestando golpes noche y día a la retaguardia y a las comunicaciones en las
zonas de Kiévskaya, Moldávskaya, Nizhne y Verjne Bolkánskaya y sudoeste de
Neberdzhaévskaya, a la vez que una parte de las unidades aéreas, seguía
atacando a las tropas hitlerianas en el campo de batalla.
La táctica de nuestra aviación en el período de la
ruptura de la defensa en la zona de Krímskaya tuvo un carácter acusadamente
ofensivo. Fue organizada con todo acierto la interacción entre los diversos
tipos de aviación. Sobre el campo de batalla solían aparecer al principio 3 o 4
pares de cazas para explorar la situación en el aire y transmitir información
acerca de ella a la estación principal de radio. Transcurridos 10 o 15 min
aparecían otros grupos, pero con más aparatos, que ponían en fuga a las patrullas
de caza enemigas o entablaban combate con ellas. Después volaban a los
objetivos los grupos de bombarderos y aviones de asalto, escoltados por cazas.
Al no encontrar gran resistencia por parte de la artillería antiaérea alemana,
daban varias pasadas sobre el objetivo. Esta cooperación evitaba, casi por
completo, las pérdidas que pudieran causar los cazas enemigos, aunque hubiera
grupos numerosos en la zona de operaciones.
Los bombarderos enemigos que intentaban atacar a
nuestras tropas, al encontrar una enérgica oposición de la aviación de caza,
tenían que lanzar las bombas desde una altura no menor de 3000-5000 m por lo
general en una sola pasada y en la mayoría de los casos sin poder enfilar
debidamente los objetivos.
Pese a que las acciones en tierra no tuvieron el
resultado apetecido, fue creciendo, más y más, el encarnizamiento de los combates
aéreos. En general, la situación en el aire en la zona de la ofensiva del
grueso de las fuerzas del frente fue favorable para nosotros. Al conquistar la
superioridad en el aire, nuestra aviación no sólo combatió enérgicamente contra
la aviación enemiga, sino que continuó atacando a las tropas terrestres y la
artillería alemanas.
En la lucha con la aviación enemiga, nuestros cazas
actuaron con elevada maestría. Contribuyó a su éxito la acertada organización
de la dirección por radio desde tierra. El 29 de abril, el general A. Dormán,
jefe de la 216° división de aviación de caza, fue informado que se aproximaban
12 cazas alemanes. Sobre el campo de batalla se encontraba en ese momento la
escuadrilla mandada por el capitán A. Pokrishkin. Al recibir por radio la
información sobre la situación creada y en cumplimiento de la orden recibida
del puesto de mando, nuestros pilotos ocuparon una posición ventajosa y
atacaron con magnífica coordinación al enemigo. El combate fue breve, arrojó un
saldo de ocho aparatos enemigos abatidos. Gracias a la ayuda de la estación de
radio, también fueron derribados los ocho aparatos de bombardeo hitlerianos que
seguían a sus cazas, pero esto fue obra de otro grupo de cazas, mandado por el
capitán D. Glinka.
Desde el primer día y luego en los días de lucha
más encarnizada en tierra, nuestra aviación realizó el doble de vuelos que la
aviación enemiga. En total, desde el 29 de abril hasta el 10 de mayo, el 4°
ejército aéreo, las Fuerzas Aéreas de la Marina de Guerra del Mar Negro y la
aviación de bombardeo de largo radio de acción realizaron 12000 misiones de
combate, de las cuales la mitad tuvieron por finalidad machacar a las tropas
enemigas en el campo de batalla. En ese período nuestros pilotos libraron 285
combates aéreos, en los que derribaron 368 aviones, es decir, más de un tercio
de su agrupación de aviación de los primeros momentos de la operación. (109)
Al actuar masivamente, la aviación prestó un eficaz
apoyo a las tropas, en la ruptura de la zona fortificada en un terreno accidentado.
Los golpes de nuestra aviación causaron enormes bajas al enemigo. Al ocupar
Krímskaya se encontró a numerosos alemanes muertos o heridos y una gran
cantidad de material de guerra destrozado por nuestra aviación.
Sin embargo, por diversas razones que nada tenían
que ver con la actuación de la aviación, las tropas del 56° ejército no pudieron
desarrollar el éxito de la ruptura de la defensa enemiga y llegar a su
profundidad operativa. Una de las causas obedeció a la lentitud de las acciones
de las unidades del primer escalón de las tropas atacantes y en cierto retraso
en hacer entrar en acción al segundo escalón. Las tropas, tras haber roto la
primera zona de fortificaciones y apoderarse de los principales nudos de
resistencia del enemigo en Krímskaya sólo avanzaron 10 km. Habiendo tropezado
con una tenaz resistencia del enemigo en la Línea Azul, la línea fortificada
más importante del enemigo, ya no pudieron seguir progresando.
Después de terminar los combates en la zona de Krímskaya,
se hicieron algunos cambios de carácter organizativo en la estructura de la
dirección de las Fuerzas Aéreas del frente. Puesto que el frente sólo contaba
con un ejército aéreo, ya no era necesario el Estado Mayor de las Fuerzas
Aéreas del frente. Por esa razón fue suprimido y el comandante en jefe de las
Fuerzas Aéreas del frente, general K. Vershinin, pasó a desempeñar el cargo de
comandante en jefe del 4° ejército aéreo. El general N. Naumenko, que había
ocupado hasta entonces ese cargo, recibió otro destino. Luego de liberada
Krímskaya empezó la preparación de la aviación para otra operación ofensiva.
En el período de preparación para la nueva
operación, la aviación de bombardeo atacó sistemáticamente los aeródromos enemigos
de la península de Tamán y Crimea. Desde el 11 de mayo hasta el 26 del mismo
mes, la aviación de bombardeo de largo radio de acción realizó 152 misiones
contra los aeródromos de Crimea. La aviación y la Marina de Guerra del Mar
Negro atacaron repetidamente el aeródromo de Anapa. Todo esto contribuyó a debilitar
a la aviación enemiga.
En la nueva operación ofensiva, las tropas del
frente debían romper la línea defensiva llamada Línea Azul, derrotar a la agrupación
enemiga y liberar la península de Tamán. Debía asestar el golpe principal el
37° ejército al norte de Krímskaya. El 56° ejército tenía que proteger su
flanco izquierdo desde el sur.
La aviación del enemigo había sufrido un gran
desgaste en los combates aéreos que se habían librado en el Kubán. Sin embargo,
teniendo en cuenta la situación que se aproximaba, los hitlerianos concentraron
para el 25 de mayo 700 aparatos. El 4° ejército aéreo disponía de 924 aviones.
El 26 de mayo, las tropas del frente emprendieron
la ofensiva después de una preparación de la aviación de 40 minutos. Unos cuantos
minutos antes de iniciar la preparación artillera, los aviones de asalto
tendieron una cortina de humo en la zona de la ruptura. La preparación de la
aviación tuvo el carácter de golpe masivo, en el que participaron 338 aparatos:
84 bombarderos, 104 de asalto y 150 cazas (110). El golpe estuvo magníficamente
organizado, sin que se sufrieran pérdidas.
Gracias a la gran eficacia de la preparación de la
artillería y la aviación, nuestras tropas avanzaron en las primeras seis horas
de 3 a 5 km en profundidad en el sector de la ruptura y ocuparon la primera y
segunda línea de fortificaciones. Estas exitosas acciones crearon las premisas
para una rápida culminación de la ruptura de la franja principal de la defensa
y el desarrollo ulterior del éxito.
A fin de impedir el avance de nuestras tropas, el
mando alemán decidió concentrar a toda su aviación sobre el campo de batalla.
Al anochecer el enemigo consiguió bombardear durante 20 min con 600 aparatos. (111)
Además, el enemigo lanzó a la lucha los bombarderos
que se encontraban en los aeródromos del sur de Ucrania. En consecuencia,
consiguió concentrar 1400 aparatos contra las tropas del Frente del Cáucaso
Norte. (112) Al tener una superioridad
mayor del 50%, la aviación hitleriana se apoderó temporalmente de la iniciativa
en el aire, aunque sufrió grandes pérdidas. Algunos días realizó hasta 1500 y 1700
misiones, el doble de las misiones del 4° ejército aéreo.
Los pilotos de caza soviéticos se batieron
heroicamente contra la aviación enemiga. No dejaban que los bombarderos
arrojaran su carga con precisión e impedían la llegada de muchos grupos de
aparatos al objetivo. Sin embargo, no se pudo hacer fracasar enteramente sus
acciones. Para lograrlo era necesaria más aviación de caza y más artillería
antiaérea.
Se nos creó una situación complicada en el aire y
en tierra, los ataques constantes de la aviación enemiga dificultaban la
ofensiva y sobre todo la maniobra de las tropas en el campo de batalla durante
el día. Ante tal situación, el Comandante en Jefe de las tropas del frente
decidió continuar la ofensiva, mediante golpes breves, al anochecer y antes del
amanecer.
El primer día de la operación se advirtieron
ciertas deficiencias en las acciones de nuestra aviación de caza al rechazar
los ataques masivos de la aviación enemiga. Algunas veces, entablaban combate
con los cazas enemigos y dejaban pasar a la retaguardia a sus bombarderos. A
menudo, no interceptaban a los bombarderos en los accesos a los objetivos que
protegían, sino sobre ellos y en ocasiones, después de que se arrojaran las
bombas.
En esa situación, se requería un gran arte del
mando de las Fuerzas Aéreas para eliminar, rápidamente, esos defectos y buscar
la manera de cambiar la situación a nuestro favor con las fuerzas de que se
disponía. Fueron adoptadas las medidas adecuadas. Se redujo al mínimo el número
de cazas dedicados a escoltar a los demás tipos de aviación. Se aplicó en mayor
escala el método de patrullaje en las zonas de acción de los aparatos de bombardeo
y de asalto. Esto permitió aumentar el número de aviones de caza sobre el campo
de batalla, a fin de proteger, de mejor manera y con las mismas fuerzas, a la
agrupación de tropas de choque y rechazar con éxito los ataques masivos de la
aviación enemiga. Surgió la posibilidad de emplear cazas para interceptar y
atacar a los bombarderos en los accesos a la línea del frente. Para evitar las
pérdidas al reducir los cazas de escolta, los aparatos de asalto y bombardeo
pasaron a actuar en grupos de 50 a 60 aviones.
Se hizo mayor la responsabilidad de las
tripulaciones de los aparatos de bombardeo y asalto por su autodefensa. Se
recomendó a las tripulaciones de los aparatos de asalto que reservaran el 15%
de las municiones por si tenían que rechazar el ataque de los cazas enemigos.
Para elevar la capacidad defensiva de los grupos de aparatos de bombardeo y
asalto, se ideó una interacción más eficiente del empleo de las ametralladoras
y se aplicó un orden combativo escalonado en altura, que permitía disparar a
todos los aviones contra los cazas atacantes.
Inmediatamente, dieron resultado las medidas
adoptadas. El 2 de junio, nueve
bombarderos Pe-2, pilotados por mujeres del 125° regimiento de aviación de la
guardia, al mando de la capitana y jefe de escuadrilla, E. Timofiéeva, fueron
atacados por 8 cazas en el momento en que
arrojaban las bombas en
la zona de Kiévskaya. Seis cazas soviéticos que escoltaban a los
bombarderos quedaron alejados de ellos por haber penetrado entre las
nubes. En esa difícil situación, las aviadoras
se comportaron con gran valentía y dominio de sí mismas. Sin romper el orden combativo hicieron
frente a los cazas con un nutrido fuego de las armas de la cabina de mando y a
la vez realizaban maniobras en formación. Fueron derribados cuatro cazas
fascistas y los bombarderos cumplieron la misión de combate sin sufrir
pérdidas.
Para reducir la actividad de la aviación enemiga,
se asestaron golpes por la noche a los aeródromos enemigos. Desde el 25 de mayo
hasta el 7 de junio, se efectuaron 845 misiones contra los aeródromos, es
decir, casi la mitad de las misiones de combate realizadas en ese período en el
Kubán, fueron dedicadas a tal finalidad.
Las medidas adoptadas permitieron a nuestra
aviación recobrar la iniciativa en un período de tiempo relativamente corto. Ya
en los primeros días de junio se advirtió un descenso en la actividad de la
aviación enemiga. Los cazas soviéticos volvieron a ser los dueños del
firmamento del Kubán. Los aparatos de asalto y de bombardeo, operando en
grandes grupos, continuaron cumpliendo sus tareas sin que apenas tropezaran con
resistencia por parte de los cazas alemanes.
Durante el período de la operación, los pilotos del
4° ejército aéreo realizaron 10250 misiones y en 364 combates aéreos derribaron
315 aparatos enemigos. Nuestra aviación sólo perdió la mitad de aviones.
Habiendo perdido un gran número de aviones en la etapa final de la batalla
aérea en el Kubán y al tropezar con una creciente resistencia, el enemigo dejó
de lanzar ataques masivos de la aviación contra nuestras tropas.
Sin embargo, la operación de los ejércitos 37° y
56° no tuvo éxito y una de las causas de esto consistió en haber perdido temporalmente
el dominio en el aire. Además de éste, otros motivos importantes de la falta de
éxito en la operación fueron la tenaz resistencia del enemigo en las ventajosas
fortificaciones, construidas de antemano, de la Línea Azul, la insuficiencia de
preparación combativa de las tropas terrestres y de exploración en tierra, así
como la ausencia de agrupaciones de choque en los segundos escalones de los
ejércitos.
Al hacer el balance de la actividad de la aviación
en el Kubán, el Consejo Militar del Frente del Cáucaso Norte indicó en su orden
del 21 de junio de 1943: “En los combates aéreos la victoria estuvo
indiscutiblemente de nuestra parte. El enemigo no consiguió sus objetivos.
Nuestra aviación no sólo se enfrentó exitosamente al enemigo, sino que, a la
vez, obligó a los alemanes a suspender los combates aéreos y a retirar su
aviación”. (113)
Los combates aéreos del Kubán, en los que la
aviación soviética quebrantó considerablemente la potencia aérea del enemigo,
jugaron un papel positivo en la lucha general por el dominio en el aire en el
frente soviético-alemán. Desde el 17 de abril hasta el 7 de junio, la aviación
soviética realizó unas 35000 misiones, correspondiendo el 77% a la aviación del
frente, el 9% a la aviación de bombardeo de largo radio de acción y el 14% a la
aviación de la Marina de Guerra del Mar Negro. El enemigo perdió alrededor de 1100
aviones, de los cuales más de 800 fueron derribados en combates aéreos. (114)
La actividad de la aviación en el Kubán influyó
positivamente en el desarrollo ulterior del arte operativo de las Fuerzas
Aéreas y en la táctica de los distintos tipos de aviación. Se desarrolló y
siguió perfeccionándose la táctica de todos los tipos de aviación, y
especialmente de la de caza. Se pasó preferentemente a la maniobra vertical, a
lo que contribuyó en gran medida la aparición de nuevos cazas muy veloces y el
empleo aislado de los mismos en todo el frente y en la profundidad de los
órdenes combativos, fue la pareja de aparatos la base de tal utilización.
La aviación de asalto fue empleada en estrecha
interacción con las tropas terrestres. Los golpes eran asestados por grupos de
50 a 60 aviones. Esto permitió demoler la defensa enemiga y las mejores
agrupaciones de tropas fascistas. La novedad en la táctica de la aviación de
bombardeo, consistió en el paso a los golpes concentrados de grandes grupos de
aviones, llegando incluso a operar con cuerpos completos de aviación.
La experiencia de las acciones de combate en el
Kubán, demostró que el dominio en el aire puede ser alcanzado solamente en el
caso en que no se limite exclusivamente a la escala de un frente, sino que sea
una realidad en unos cuantos ejércitos aéreos y abarque un vasto territorio, en
cuyo caso el enemigo no puede maniobrar con las fuerzas de su aviación.
La eficacia de la actividad de la aviación depende
también, en gran medida, de que la dirección de las tripulaciones en el aire se
ejerza con ayuda de emisoras de radio desde tierra, que deben encontrarse cerca
de los puestos de mando o de observación de los jefes de las tropas terrestres.
En la actividad de la aviación en el Kubán hubo
también deficiencias. Por ejemplo, el mando y los estados mayores de algunas
unidades y grandes unidades de aviación no estaban completamente preparados
para dirigir las acciones de las unidades y grandes unidades de la aviación de
caza al rechazar los ataques masivos de la aviación enemiga. En el primer período de combates aéreos,
nuestra aviación de caza se dedicó preferentemente, en muchas ocasiones, a
derribar a los cazas enemigos y no a los bombarderos. En honor de los pilotos y
jefes, cabe señalar que corrigieron en seguida este defecto y en lo sucesivo no
lo repitieron.
Al hacer el balance de la actividad de la aviación
en el Kubán, el Comandante en Jefe de las Fuerzas Aéreas del Ejército Rojo,
indicó en su directiva del 7 de julio de 1943 que, en el período transcurrido,
las Fuerzas Aéreas soviéticas se habían superado y fortalecido
considerablemente. Las unidades de las Fuerzas Aéreas empezaron a actuar con
más maestría, empleando grandes fuerzas para cumplir las tareas más
importantes, las tareas que imponía la situación. En los encarnizadísimos
combates librados en el Kubán, nuestra aviación causó al enemigo enormes
pérdidas y supo conquistar el dominio del aire.
Por su escala, su masividad y por los resultados
alcanzados, los combates aéreos del Kubán, rebasaron considerablemente los
marcos de la operación del Frente del Cáucaso Norte. Esos combates fueron una
excelente escuela de la maestría combativa para las Fuerzas Aéreas Soviéticas.
(104) “Revista histórico-militar”, 1959, N° 8, pág.
24.
(105). Archivo del Ministerio de Defensa de la
URSS, fondo 371, inventario 13 995, expediente 2, pliego 180.
(106). Archivo del Ministerio de Defensa de la
URSS, fondo 319, inventario 4798, expediente 47, pliego 63.
(107). Archivo del Ministerio de Defensa de la
URSS, fondo 224, inventario 7536, expediente 3, pliego 61.
(108). Archivo del Ministerio de Defensa de la
URSS, fondo 319, inventario 3736, expediente 3, pliego 61.
(109). Vea la “Historia de la Gran Guerra Patria de
la Unión Soviética de los años 1941-1945”. t. 3, Moscú, Editora Militar, 196-1,
pág. 392.
(110). Archivo del Ministerio de Defensa de la
URSS, fondo 319, inventario 4798, expediente 47, pliego 75.
(111). Archivo del Ministerio de Defensa de la
UBSS, fondo 319, inventarié 4798, expediente 47, pliego 75.
(112). Archivo del Ministerio de Defensa de la
URSS, fondo 319, inventario 1798, expediente 47, pliego 76.
(113). Archivo del Ministerio de Defensa de la
URSS, fondo 319, inventario 1798, expediente 47, pliego 81.
(114). Archivo del Ministerio de Defensa de la
URSS, fondo 319, inventario 4798, expediente 47, pliego 81.
Fuente: http://www.rkka.es