5 de noviembre de 2018
MANUEL GONZÁLEZ, AVENTURERO Y PIONERO DE LA AVIACIÓN ARGENTINA
En los siguientes párrafos el lector se encontrará
con la increíble historia de uno de los pioneros de la aviación argentina, que
como otros tantos se inició en el aeródromo de Villa Lugano. La información con
la cual se construyó esta nota fue recopilada por su nieto, Alejandro Callari
González, y nos enorgullece publicarla y compartirla con nuestros lectores.
De Entrimo a Buenos Aires
Manuel González nació en la localidad de Entrimo,
Orense, España, el 26 de agosto de 1888. Con tan solo 13 años llegó a la
Argentina a estudiar mecánica. En esa época el país era considerado uno de los
mejores lugares del mundo para estudiar esa disciplina. Con mucho esfuerzo y
tesón, obtuvo importantes conocimientos los que le valieron ser reconocido en
el ambiente de la mecánica en general y especialmente en el mundo automotor.
Cuando comenzaron a llegar los primeros aviones a la
Argentina fue llamado para encarar el armado de los mismos, ya que venían en
cajones desde Francia y no se contaba con personal especializado para dicho
cometido.
Los conocimientos de mecánica de González y su
facilidad para interpretar los planos de armado que acompañaban los aparatos,
hicieron que rápidamente se insertara en el fantástico mundo de la aviación, y
que fuera consultado por ilustres personajes de la época como Jorge Newbery,
los Tenientes Zuloaga y Candelaria, Francisco Sánchez, Corbellini, entre otros.
Aprendiendo a volar
Al comienzo, Manuel González armaba y mantenía
mecánicamente los aparatos, pero su sueño era volarlos. En el aeródromo de
Villa Lugano Manuel recibió los primeros rudimentos del vuelo mecánico por
parte del Sargento Primero Francisco Sánchez, sobre un avión “Castaibert”. El
22 de junio 1914, juntos, instructor y aprendiz, efectúan el raid
Mercedes-Luján-Villa Lugano en el biplano H. Farman de 50 HP.
Una nota publicada en el Boletín Nº 28 de 1914, del
Aero Club Argentino, acerca de la actividad de González, decía:
“Villa Lugano: Aquí el señor Manuel González,
aventajado aprendiz. Que aún no ha obtenido su brevet, empleando un biplano
Marichal-Gnome, ha efectuado a menudo pequeños vuelos por sobre el aeródromo y
sus alrededores, llevando en muchas salidas algunos pasajeros. Luego a
principios de enero de 1915, el mismo piloto ensayaba un nuevo aparato de
aquella marca a la aviadora Figueredo”.
Brevét de Piloto
Inaugurado el aeródromo de Quilmes, González era, en
los hechos, un aviador, pues sabía volar, pero le faltaba el “registro”. La
actividad en aquellos tiempos pioneros era regulada por el Aero Club Argentino,
y fue desde esa institución que se lo instó a obtener su “brevét” reglamentario
para poder seguir volando. Y así fue que el español-argentino se inscribió en
los cursos de dicha escuela, siendo su instructor al mismo Francisco Sánchez de
quien recibiera, en 1914, sus primeras lecciones de vuelo en Villa Lugano.
Utilizaron entonces un biplano Marichal, tipo Farman, de construcción nacional,
motor Gnome 50 HP de la escuela.
El 15 de febrero de 1915, con un aparato similar y
fiscalizado por los representantes del Aero Club Argentino, señores Eduardo
Bradley y Carlos Borcosque, González, rindió y aprobó su examen reglamentario y
obtuvo el “brevet” Nº 72 de Piloto aviador, convirtiéndose de esa manera en uno
de los primeros Pilotos de Pruebas de la época. No tardó mucho tiempo en
adquirir la Licencia de Instructor de Vuelo, y dar clases a alumnos civiles y
militares.
Primer salto de un paracaidista en Argentina
Con ese mismo avión realizó una proeza el 19 de
marzo de 1915, lanzó por primera vez en la Argentina a un paracaidista desde un
avión. Nadie quería lanzar al español Carlos T. Greco en su paracaídas debido a
que era una maniobra muy peligrosa, ya que desestabilizaba fuertemente a un
aparato que tenía un motor de tan solo 50 HP.
Teóricamente esa poca potencia no alcanzaba para
estabilizar la nave luego de que el paracaidista se lanzase al vacío. Manuel
estudió el tema y como conocía perfectamente el comportamiento del aparato se
las ingenió para colocar al paracaidista en el fuselaje del Farman, de manera
que le permitiera una segura recuperación del avión luego del salto.
El espectáculo que se publicitó como “GRAN FIESTA
SPORTIVA”, salió brillante y las personas que la acompañaron salieron muy
conformes, el salto se produjo a las 5 de la tarde en la Playa de la localidad
de Quilmes y la entrada para ver desde la rambla costó $0,20 y desde la playa
$0,15.
Volando por las pampas
Luego de obtener su brevét, González compró un
biplano Marichal, y luego de efectuar vuelos en Quilmes y Villa Lugano se
dirigió hacia el interior del país, realizando vuelos en jurisdicción de las
provincias de Santa Fe, Entre Ríos y Buenos Aires.
La información epistolar de un corresponsal del
diario “La Nación” firmada “Cercos Hnos.” con asiento en la localidad de
Rancagua, Partido de Pergamino, provincia de Buenos Aires, y fechada 19 de
julio de 1915, da cuenta al mencionado matutino acerca de las peregrinaciones
del aviador Manuel González por aquellos parajes, de la siguiente manera:
” … que, el
18 del corriente, procedentes de Casilda, llegó el aviador González llevando
como pasajero al Teniente González
Furnston, los cuales con su aparato, seguían rumbo a Quilmes; pero una falla de
motor les hizo descender, haciéndose
noche, en la estancia del señor Pedro Moreno.
A las 8 a. m. del día siguiente retomaron el vuelo, y a poco de decolar
un nuevo defecto, rotura de una varilla de válvula, los forzó a un nuevo
aterrizaje en un paraje desconocido y lleno de hacienda. Una vaca, sigue
diciendo el corresponsal, Atropelló furiosamente al “Reina Victoria”, con este
nombre González había bautizado a su biplano, originándole desperfectos en la
cola del aparato. De allí emprendieron vuelo hacia Rancagua, llegando al
anochecer y albergándose en la casa de campo del señor Miguel Musso.
A las 8,45 a.m. del día siguiente reanudaron el
vuelo, y 12 minutos después descendieron en el campo del Dr. Saulo Chavarría,
por rotura de un caño de circulación de aceite, y por habérseles desprendido la
rueda derecha del aparato; a las 4 de la tarde volvieron elevarse felizmente
para llegar a Arrecifes. Hubo, termina expresando el informe, numerosa
concurrencia a despedirlos.
Valores imponderables, dignos de meditación, surgen
pues de la simplicidad objetiva de la noticia transcripta, raro y esclarecedor
testimonio que tuvimos la suerte de conocer gracias a la gentil colaboración
del diario “La Nación” a través de la riqueza invalorable de su archivo. La
información de los señores Cercos Hnos, haciendo abstracción del caso
particular del aviador González, asevera y confirma sin lugar a duda alguna,
cuáles y cuántos eran los sacrificios que el ejercicio de la aeronáutica de
entonces imponía a sus cultores, así como la resolución y tenacidad de que
hacían gala valiéndose de precarios materiales y recursos y sin otro apoyo que
su propio aliento".
El 10 de septiembre de 1915, una noticia periodística
lo menciona:
“El piloto González efectuando vuelos de pasajeros
en circunstancias de llevar como tal al sacerdote D. Basilio, por fallas del
motor se vio obligado a un aterrizaje forzoso, destruyendo la máquina en que
volaba, un biplano Marichal-Gnome 50 HP, resultando piloto y pasajero, ilesos.”
Durante un tiempo dio instrucción de vuelo en el
aeródromo de Quilmes, es de destacar el esfuerzo que realizaban Manuel González
y sus alumnos ya que para llegar al Aeródromo, tomaban a la madrugada el tranvía
en Capital hasta la estación de Quilmes, luego caminaban treinta cuadras
cruzando las zanjas del bajo hasta llegar al lugar donde se encontraba el
avión, lo alistaban y comenzaban con la instrucción.
Volver a España
En el año 1916 se casó en Ramos Mejía con Celia
María Lavarello. A fines de ese mismo año, por problemas de salud de sus padres,
tuvo que retornar a España, donde tuvo cuatro hijos. Ya afincado en la
localidad de Entrimo, Orense, siguió trabajando la tierra de sus padres y
realizando tareas de mecánica rural en su ciudad y en localidades cercanas.
Pasados unos años fundó la primera empresa de
transporte de pasajeros de Entrimo, la que unía todos los pueblos vecinos con
Orense. A raíz de una severa pulmonía falleció, en el año 1927. Sus restos aún
se encuentran en el cementerio de la localidad de Ferreiros.
Años más tarde, el 28 de septiembre de 1958, el
Poder Legislativo Nacional proveyó una pensión graciable en favor de doña María
Lavarello viuda de González, quien fuera su legítima esposa.
Anécdotas y agasajos
En la publicación “El almanaque de nuestra aviación”, del 1º de Septiembre al 31 de octubre de 1915, se hacía referencia a
un accidente sufrido por González:
El aviador Manuel González, diplomado en los
comienzos de este año, en el aeródromo de Quilmes y que ha realizado numerosos
viajes aéreos entre nuestros aeródromos y recientemente, uno entre Casilda y
Quilmes en compañía del Teniente González Furnston, de la Gendarmería Volante
de La Plata, sufrió el 1º del mes pasado un accidente del que por una feliz
casualidad resultó ileso, lo mismo que su pasajero el propagandista agrario, D.
Basilio Álvarez, cura de Beiro. (*)
Como debía celebrarse la noche de ese día un lunch,
ofrecido por la colectividad española en su honor, el piloto nombrado resolvió
efectuar por la tarde una reunión al aire libre en los terrenos limitados por
las calles Iriarte y Vélez Sarsfield, en la que realizaría varios vuelos
desinteresadamente y con el plausible propósito de brindar en esa forma un
espectáculo de aviación a sus compatriotas.
El biplano Marichal-Gnome 50 HP que utiliza en sus
vuelos, se hallaba en el aeródromo de Villa Lugano, en donde descendió el
piloto hace pocos días por haberlo sorprendido la noche durante una excursión.
Por esta causa se dirigió la tarde anterior a ese campo para hacerse cargo del
aparato y llevarlo por vía aérea al local de la fiesta.
Más o menos a las 4, se alejó de los hangares de
esa escuela, no notándose en el funcionamiento del motor ni en el de los demás
órganos del aparato la menor falla que hiciera suponer el accidente del que fue
víctima más tarde.
Una vez que hubo descendido en el terreno fijado para
la reunión y en donde se habían congregado alrededor de tres mil personas, se
dispuso a efectuar nuevos vuelos con pasajeros, hallándose entre los primeros
el sacerdote nombrado, con quien ejecutó la primera salida.
Poco después de haber iniciado el lanzamiento y
encontrándose ya en línea de vuelo observó que uno de los cables que accionan
los timones, no funcionaba, por encontrarse, según pudo calcular, y que más
tarde se comprobó, cortado.
Inmediatamente trató de descender, obligándole el
público que se había desgranado ocupando la pista, a efectuar esa maniobra en
otro terreno, situado en las calles Iriarte y Luna, recalada que por efecto del
mal funcionamiento de los timones lo hizo con toda brusquedad sobre uno de los
costados del biplano.
Como consecuencia de ella el aparato sufrió
deterioros de tal importancia, que quedó inutilizado, salvándose milagrosamente
el aviador y su pasajero, que no sufrieron absolutamente nada. Este accidente
no fue obstáculo para que el piloto fuera obsequiado por la noche, por sus
compatriotas, con un lunch realizado en el local de Bolivar 583".
(*) Basilio Álvarez Rodríguez, nacido en Orense el 10
de agosto de 1877, fallecido en Tampa, Florida, 15 de noviembre de 1943.
Clérigo, Político gallego, mundialmente conocido como el Cura de Beiró.
Agasajo brindado por la colectividad española
en el Restaurant de la calle Bolivar 583, San Telmo
NOTICIAS DEL AERÓDROMO DE QUILMES – Vuelos en
Quilmes
El Diario La Razón, el 18 noviembre de 1915,
publicaba lo siguiente:
"Después de una ligera “relache”, se reanudaron esta
mañana los vuelos de entrenamiento en el aeródromo de Quilmes, bajo la
dirección del piloto aviador Manuel González.
El alumno Hipólito Bonini, recientemente ingresado
en el instituto, fue llevado en tres ascensiones consecutivas por el piloto
González en calidad de pasajero. Luego, el instructor efectuó una salida solo,
siguiéndolo el piloto Corbellini, que evolucionó en el biplano Farman sobre el
campo de aviación.
Cerró la serie de vuelos una salida de González,
llevando de acompañante a Celestino Corbellini (nacido en Tandil el 23 de
noviembre de 1892, De ahí en más, desarrolló intensa actividad aérea en el país
y fuera de él, la que duró hasta 1930. El 3 de septiembre de 1917 realizó la
hazaña de volar de noche sobre la ciudad de Bs. As.".
Fuente: http://www.villalugano.com.ar