25 de noviembre de 2018
ERNST UDET, EL MEJOR PILOTO EN EL PEOR LUGAR
Hay gente que nace con estrella. Ernst Udet fue uno
de esos personajes a los que podríamos aplicar dicho cliché. Lo malo que es que
la estrella de Udet era de tal calibre, a nivel gigante, que esta terminó
convirtiéndose en supernova.
Si no estás familiarizado con este nombre, te diré
que Ernst Udet fue un piloto alemán que luchó durante la Primera Guerra
Mundial. Durante ese periodo, combatió al lado de dos personajes mucho más
conocidos, Manfred von Richthofen, el Barón Rojo, y Hermann Göring, un nazi
conocido.
A pesar de que sus dos compañeros alcanzaron
mayores cotas de fama, bien podemos decir que la vida de Udet fue más
productiva, a pesar de corta. Aparte de ser un gran piloto, su trabajo como
diseñador tendría una gran influencia en el futuro de la aviación militar.
Desgraciadamente, y como solemos decir, Udet fue el
hombre correcto, pero en el momento y en el lugar equivocados, la Alemania
nazi.
Nacido para pilotar
Ernst Udet nació en Frankfurt el 26 de abril de
1896, pero se crió en Múnich. Desde muy pequeño demostró una gran pasión por la
ciencia que nació y creció al mismo tiempo que él. En la capital bávara, se
acercaba a menudo a la fábrica de aviones de Gustav Otto, que con el tiempo
sería la semilla de BMW.
A los 13 años, fue uno de los fundadores del Aero
Club de Múnich, y poco después construyó con sus amigos un planeador. Ernst
mismo lo pilotó la primera vez, pero el cortísimo vuelo terminó con el aparato
en el suelo, y el piloto magullado.
Por fin, en 1913, un amigo de su padre consiguió
que un piloto de pruebas de la empresa Gustav Otto le llevara a los cielos por
primera vez. El niño quedó extasiado.
Cuando la Primera Guerra Mundial estalló en julio
de 1914, Ernst Udet se ofreció como voluntario al ejército, pero fue rechazado
por su corta estatura, 1,60 m. Al mes siguiente, le llegó el rumor de que el
ADAC. Club del Automóvil Alemán, estaba buscando voluntarios con motocicletas.
Udet tenía una que le había regalado su padre, y se
presentó al ADAC. Fue aceptado y enviado al frente como mensajero. Ahí conoció
a personal de las fuerzas aéreas, que le aconsejaron pedir su transferencia a
dicho cuerpo.
Sin embargo, en esos días Udet tuvo un accidente
con la motocicleta. Mientras estaba en el hospital, el cuerpo de motociclistas
fue disuelto, y terminó volviendo a casa.
Por fin piloto
De vuelta en Múnich, Ernst Udet siguió buscando la
manera de subirse a un avión. En su continua insistencia, escuchó que sería
aceptado si conseguía su licencia de piloto. Previo pago, la empresa de Gustav
Otto le dio clases de piloto, y Ernst Udet consiguió su licencia en abril de
1915. Fue aceptado inmediatamente en el Servicio Imperial Alemán del Aire.
Su primera tarea fue la de pilotar un Aviatik B de
observación. Udet pilotaba y el Teniente Justinius marcaba las posiciones del
enemigo para comunicarlas a la artillería.
En uno de los vuelos, un cable del ala se rompió, y
Justinius tuvo que sostener el cable con la mano hasta que Udet consiguió
aterrizar en su base. Ambos recibieron la Cruz de Hierro.
No obstante, en otro vuelo con Justinius, Udet
cometió un error. Con el avión cargado de bombas, hizo un giro complicado, y
tanto el aparato como los pilotos terminaron en el suelo. Milagrosamente se
salvaron, pero Udet recibió un Consejo de Guerra por perder el avión.
Sentenciado a siete días de arresto, Udet se
dirigía a su celda, cuando un oficial superior le ordenó que le llevara a
observar un bombardeo. Una vez en el aire, al Teniente Hartmann se le ocurrió
lanzar una bomba con la mano, pero esta quedó atrapada en el tren de
aterrizaje.
Realizando acrobacias, Udet consiguió que la bomba
se desprendiera del avión antes de estallar. La proeza consiguió el perdón, y
su traslado a un escuadrón de combate.
Su nueva misión pronto despertó extrañas
sensaciones al piloto Udet. Volando un Fokker para el escuadrón FFA-68, Ernst
Udet se vio por primera vez en un combate frente al enemigo. Era un Caudron
francés, que se acercaba rápidamente hacia él.
Sin embargo, cuando Udet tuvo al enemigo en la
mirilla, no pudo disparar. Simplemente no encontró la fuerza para dispararle al
prójimo. El francés no tuvo ese problema, y una de sus balas rozó la mejilla de
Udet, y destruyó sus lentes.
As Ernst Udet
Udet consiguió volver a su base, pero la
experiencia le hizo pensar en el riesgo, y decidió dejar atrás sus sentimientos
y cumplir con su cometido. El 18 de marzo de 1916, Ernst Udet derribó a su
primer enemigo. En su diario escribió:
“El fuselaje del Farman cayó en picada cerca de mí
como una antorcha gigante… un hombre, sus brazos y piernas abiertos como los de
una rana, cae también. Es el observador. En ese momento, no pienso en ellos
como seres humanos. Sólo siento algo, victoria, triunfo, victoria.”
Jagdstaffel
El FFA-68 fue rebautizado Jagdstaffel, escuadrón de
caza, el 15 en noviembre de 1916. A partir de ese momento aumentaron las
victorias del piloto Ernst Udet. No obstante, en pocos meses, sólo él y otro
piloto quedaban vivos, y ambos fueron transferidos al Jagdstaffel 37 en junio
de 1917.
Las victorias continuaron, y en noviembre del mismo
año Udet fue ascendido a comandante de su propio escuadrón. Por esa misma
época, a la fama de buen piloto, Udet sumó la de juerguista y mujeriego. Aun
así, sus subalternos le admiraban y respetaban, y su instrucción salvó la vida
de muchos de sus pilotos.
Entonces, a principios de 1918, un afamado piloto,
y comandante de su propia unidad, condujo su coche para visitar a Udet. Cuando
Manfred von Richthofen lo encontró, lo invitó a unirse a su “Circo Volador”, y
Udet aceptó.
Por aquel entonces Udet tenía ya 20 victorias. En
los próximos meses su palmarés llegaría hasta los 62. Al final de la guerra, Udet
era el piloto sobreviviente con más victorias, sólo por detrás del barón Rojo,
fallecido en abril.
Entreguerras
Casi al final de la guerra, Udet retomó una
relación que tenía con Eleanor Zink, su novia de la infancia en Múnich. A ella
fue a la primera en anunciarle que recibiría la medalla Pour le Merite. La más
prestigiosa condecoración en el Imperio Alemán.
Su primer empleo después del conflicto, fue para el
servicio postal entre Alemania y Austria. Este no duró mucho, pues los aliados
confiscaron los aviones siguiendo el mandato del Tratado de Versalles.
Pero Udet, aparte de ser un gran piloto de caza, lo
era también en las acrobacias. A partir de 1920, poco después de casarse con
Zink, Udet comenzó a trabajar en el cine, primero como piloto figurante y luego
como protagonista.
Entre sus éxitos, bajo la dirección de Leni
Riefenstahl, están: El Infierno Blanco
de Piz Palu, 1929, Tormenta sobre el Mont Blanc, 1930, y S.O.S Iceberg, 1933.
Sus éxitos le llevaron a la meca del cine en
Hollywood, y a ser contratado como piloto acrobático y a participar en muchas
carreras. También le consiguió apoyo financiero para fundar su propia fábrica
de aviones, Udet Flugzeug, en 1921.
Diseñador y constructor
En el suburbio muniqués de Milbertshofen, Ernst
Udet montó su primera empresa de aviones. Financiado por un estadounidense,
Udet quería construir aviones que cualquier ciudadano pudiese comprar y
pilotar.
Varios modelos fueron diseñados y construidos por
Udet: U1, U2, U4, U6 y U10, aunque ninguno tuvo gran éxito. En 1924 Udet dejó
la empresa por diferencias con sus socios. Entonces, con un amigo de la guerra,
formó una compañía de espectáculos acrobáticos.
El U-12 de Udet.
En muchos casos durante los años 30, los aviones
que Udet pilotaba eran de su propio diseño, o adaptados por él. Hacia finales
de la década, a su fama de piloto y mujeriego se le sumó la de diseñador. La
segunda le costaría el divorcio, la tercera la vida.
En la Luftwaffe de Göring
Ernst Udet tenía otro camarada de la guerra que
también se había hecho famoso, pero por otras causas. Hermann Göring, último
comandante del escuadrón de Udet, había entrado en política con el partido
nacionalsocialista alemán.
Cuando los nazis llegaron al poder, Göring invitó a
Udet a trabajar con él para crear una nueva fuerza aérea alemana, la Luftwaffe.
La condición fue que se afiliara al partido, lo cual hizo sin rechistar.
A Udet no le interesaba la política, pero vio su
futuro profesional alineado al de los nazis, al igual que otros, como Wernher
von Braun.
Si por algo es conocido Udet durante el periodo,
fue por diseñar el caza-bombardero Junker Ju 87, Stuka, pieza clave de la
Blitzkrieg. Uno de los primeros Stuka fue pilotado por Udet durante los Juegos
Olímpicos de Berlín. Göring estaba satisfecho.
Pero por alguna razón que desconocemos, el
Generalfeldmarschall de la Luftwaffe Wolfram von Richthofen, primo del Barón
Rojo, ordenó que se detuviera el desarrollo del Ju 87.
Udet no sólo desobedeció la orden y continuó con su
trabajo, sino que aprovechó su relación con Göring para tomar el control de la
división de desarrollo del Ministerio del Aire.
Presión y alcohol
A Udet sólo le interesaban los aviones, y tenía muy
poco interés en la política. También le disgustaba el papeleo y el trabajo de
gestión. Las presiones tanto de Göring como de otros nazis para acelerar el
diseño y construcción de más y mejores modelos empujó a Udet a los brazos de un
viejo amigo, el alcohol.
Desde muy joven, Ernst Udet se había labrado una
buena fama de juerguista. Durante la guerra bebía casi todas las noches, como
muchos otros, pero nadie le reclamó nada pues hacía su trabajo mejor que la
mayoría.
Poco a poco, sin embargo, la cantidad y la
frecuencia de la bebida aumentó, al mismo tiempo que la fama y el dinero. La
presión de gestionar el desarrollo de la Luftwaffe sólo fue un acicate más. El
inicio de la Segunda Guerra Mundial sólo podía empeorar las cosas.
Ernst Udet en el peor lugar
En 1939, recién iniciada la guerra, Udet informó a
Göring que la escasez de aluminio estaba ralentizando la producción de aviones,
al tiempo que este le reclamaba mayor producción. Udet quería que Hitler lo
supiera, pero Góring le mintió al Führer.
Tras la derrota en la Batalla de Inglaterra, Góring
culpó a Udet frente a Hitler, arguyendo el supuesto mal diseño de los aviones.
Udet nunca supo nada de estas traiciones, y hubo más.
En la primavera de 1941, Ernst Udet visitó varias
fábricas soviéticas de aviones. En su informe a Göring, Udet dijo que la
industria aérea soviética estaba muy desarrollada, y con un alto índice de
producción. Göring también ocultó dicha información a Hitler.
Para entonces, además, Göring ya veía a Udet como
una amenaza. El Reichsmarschall temía que las quejas de su antiguo compañero de
escuadrón llegaran a las más altas instancias. Para controlarlo mejor, Göring
nombró a Erhard Milch segundo de Udet, lo cual sólo enfureció al último.
El Hundimiento
Por si fuera poco, y secretamente, Göring comenzó a
drogar a Udet. En fiestas y cacerías, el nazi drogadicto ordenaba que se
mezclaran drogas en las bebidas de Udet. Este, que ya consumía otras drogas,
sospechaba, pero no estaba seguro.
Después de la invasión de la Unión Soviética en
junio de 1941, Udet prácticamente dejó de trabajar. Para entonces su rutina era
la vida social, y muchas discusiones con Milch y Göring, quienes le echaban en
cara su alcoholismo.
El 16 de noviembre, Udet fue a cenar con su
entonces amante, Inge Bleyle, a casa de unos amigos. Ahí, el piloto bebió como
siempre. La juerga continuó en un bar, y luego en el piso de Udet.
Inge testifico posteriormente que Ernst Udet había
estado muy extraño todo el día. Primero, que hablaba sin parar, recordando
viejos tiempos, y de metas que no había conseguido lograr. También lo vio
sombrío, depresivo por momentos.
En la cena con sus amigos, siendo el menú pato con
col, dijo que se sentía como el pato, hoy aquí, y mañana adiós. Con una copa en
la mano, dijo que era su último brandy. Ella lo vio muy mal, pero no quiso
quedarse. No podía resistir verlo tan deprimido.
El final de un gran piloto
A las 8:30 de la mañana del día 17, Ernst Udet
llamó a Inge por teléfono. Su voz era tranquila, como resignado. Sólo dijo, no
hay nada que hacer. De pronto, a través del auricular, se oyó un disparo. Ernst
Udet se había suicidado.
Presuntamente, Udet había escrito dos notas en las
que preguntaba tanto a Inge como a Göring: ¿Por qué me has abandonado? No
obstante, toda la evidencia posible fue ocultada por Göring.
El régimen nazi anunció que Udet había muerto en un
vuelo experimental, y fue enterrado con todos los honores, junto a la tumba del
Barón Rojo. Poco a poco, su nombre se fue perdiendo en la sangrienta memoria
del tercer Reich, y de la historia.
Ernst Udet, uno de los mejores pilotos de su
tiempo, As de guerra y diseñador, terminó sus días porque no pudo resistir la
presión de su antiguo camarada; porque no pudo aguantar la traición de Göring.
Fue un hombre en el peor lugar y en el peor
momento.
Ernst Udet fue un gran piloto, un hombre con muchos
defectos, sin duda, que se vieron agravados por la situación de su país. Uno
más de los muchos hombres y mujeres atrapados y barridos por la horda
nacionalsocialista.
Fuente: http://www.cienciahistorica.com