18 de noviembre de 2018
EL ORIGEN DE LA SUPREMACÍA AÉREA DE ISRAEL
Dos F 15 de las Fuerzas Aéreas de Israel
Por Eli COHEN
El pasado mes de octubre, el IHS Jane Information
Group publicaba un ránking de las potencias militares de Oriente Medio; en el
primer puesto estaba Israel. Bussines Insider se hizo eco de la noticia y un
experto consultado por el magazine declaró al respecto:
“Piloto a piloto, fuselaje a fuselaje, la Fuerza
Aérea israelí es la mejor del mundo”
A menudo se escucha el tópico, especialmente cuando
combate en los llamados conflictos asimétricos, de que Israel tiene la mejor
Fuerza Aérea de Oriente Medio, o el Ejército más poderoso de la zona. Ambas
cosas son ciertas. Aunque a muchos les pese que haya conseguido desarrollar
unas Fuerzas Armadas de élite, es sobre todo en la Fuerza Aérea donde ha
residido durante décadas la clave de su supervivencia.
En las guerras asimétricas, también llamadas de
tercera generación, libradas en Gaza contra Hamás o en el Líbano contra
Hezbolá, dos grupos armados que no poseen aviación militar alguna, el uso de
cazas y helicópteros de combate por parte de Israel se ha entendido como un
“abuso desproporcionado” y demás retahíla de calificativos que no resisten
cualquier análisis medianamente elaborado. Sin embargo, dejemos a un lado a los
cortoplacistas, y analicemos lo evidente: con una de las mejores fuerzas aéreas
del planeta, si Israel quisiera llevar a cabo un genocidio, éste se llevaría a
cabo en un par de horas, sin necesidad de sacrificar a hombres sobre el
terreno. Lo cierto es que, si el Estado judío quería sobrevivir en un entorno
hostil, debía tener el dominio del cielo. Sobre todo, dado que es un país con
un tamaño de 22145 km cuadrados, el tamaño del estado de Nueva Jersey, y con
una fisonomía estrecha, entre Jerusalén y el mar Mediterráneo hay apenas 50
kilómetros, y desde Netania a la línea verde, donde supuestamente estará la
frontera con una hipotética Palestina, sólo median 14 kilómetros. Sus enemigos, especialmente Egipto y Siria,
que intentaron en tres ocasiones convertir a Israel en un solar deshabitado,
debían quedar sometidos al poderío de las Fuerzas Aéreas de Israel (FAI).
Los orígenes
Pero las FAI, las más míticas de todo Oriente Medio
según muchos analistas e historiadores como Andrew Brookes, no nacieron
precisamente en medio de la abundancia y las facilidades. Sus orígenes son,
como casi todo en la génesis de Israel, épicos.
El germen de las FAI fue el Sherut Avir, “servicio
aéreo”, creado el 10 de noviembre de 1947 ante la inminente partición de
Palestina en dos Estados, uno árabe y otro judío. El Sherut Avir seguía la
misma dinámica y operativa que su predecesora Palavir, la fuerza aérea de la
Haganá, el ejército clandestino de los judíos durante el mandato británico. El
14 de mayo de 1948, cuando el Estado de Israel declara su independencia, el
Sherut Avir sólo contaba con 25 aviones, la mayoría provenientes de Aviron, las
líneas aéreas civiles judías en Palestina, que comenzaron a operar en 1936.
Irak para entonces contaba con 100 aparatos, Egipto con 54 y Siria con 50,
todos ellos muchos más avanzados que la veintena de aviones israelíes; Egipto,
por ejemplo, contaba con spitfires, hawker hurricanes y C-47, muy superiores a
la flota de las FAI.
Los mahals
El 26 de mayo siguiente, ya iniciada la guerra
contra ocho ejércitos árabes, Egipto, Siria, Transjordania, Líbano, Yemen,
Irak, Arabia Saudí y el Ejército Árabe de Liberación, formado por unos 6000
voluntarios procedentes de Yugoslavia, Turquía, Alemania, y de desertores británicos,
se crean oficialmente las FAI. Además de los aparatos de aviación civil
ingeniosamente adaptados para el combate, los primeros aviones que los
israelíes pudieron adquirir fueron suministrados por Checoslovaquia, único país
que, con la esperanza de atraer al recién creado Israel a la órbita soviética,
accedió a venderles armas. Los Avia S199 checos eran ciertamente más peligrosos
para sus pilotos que para el enemigo; de hecho, las improvisadas pistas de
despegue de estos cazas debían estar provistas de postes anclados en lugares
estratégicos para poder levantar el fuselaje. No fue hasta otoño del mismo año
cuando los checos enviaron algo más competitivo, los Spitfire y los P-51D Mustang.
Aun así, el camuflaje y las insignias de los pilotos israelíes se aplicaban
sólo cuando era posible, los trajes de vuelo eran los que podrían traer los
propios pilotos, y los escalones de transporte en los aeródromos consistían en
una pila de automóviles requisados en las calles de la ciudad más próxima.
Pero las jóvenes FAI no sólo tenían que lidiar con
unos aparatos ineficientes u obsoletos para hacerse, en evidente minoría, con
el dominio aéreo; también tenían que hacer frente al hecho de que no tenían
pilotos expertos. Fueron los mahals, voluntarios extranjeros judíos y no judíos,
en su mayoría pilotos experimentados de la Segunda Guerra Mundial, los que
cubrieron esa importante laguna. Uno de los mahals más legendarios fue el
piloto americano Milton Rubenfeld, que se unió como voluntario a la RAF antes
de que los EEUU entraran en la contienda mundial, y después de la guerra fue
reclutado por Hyman Shechtman y Al Schwimer para luchar por la supervivencia de
Israel.
Rubenfeld, Ben Dulkenman, Mickey Marcus, interpretado
por Kirk Douglas en la película La sombra de un gigante, David Boxer o Herbert Fischbein, junto a 3500
voluntarios más, consiguieron, entre otras hazañas, entrenar y organizar unas
fuerzas aéreas que no contaban con manuales técnicos ni de entrenamiento, y que
llevaban a cabo sus procedimientos operacionales sobre la marcha. En 2013,
Nancy Spielberg, hermana del archiconocido director, homenajeó a los mahals con
el documental Above and Beyond: The Birth of the Israeli Air Force.
Al terminar el conflicto, un año después, y aunque
aún las FAI no habían logrado la supremacía aérea total sobre sus enemigos, la
victoria en el cielo fue decisiva para ganar la guerra, tal como han concluido
historiadores como William Norton y Shlomo Aloni. Sin las FAI, probablemente,
Israel se habría quedado en un intento.
De inexpertos a los mejores
No obstante, la victoria no significó el fin de las
vicisitudes para las FAI. Los mahals regresaron a sus casas en 1949 y la Knéset
destinaba la mayoría de los fondos de Defensa, en aquellos duros comienzos, a
armar unidades más experimentadas de infantería. En 1953, el general Dan
Tolkovski es nombrado comandante en jefe de las FAI y en él recayó la tarea de
organizar una aviación repleta de pilotos inexpertos. Bajo Tolkovski el
principal proveedor de nuevos aparatos fue Francia, hasta que el general De
Gaulle decidió cambiar de clientes y proveer a los enemigos árabes de Israel.
Los Mirage franceses se convirtieron en el avión de
combate más famoso del mundo cuando las FAI consiguieron acabar en sólo tres
horas con las fuerzas aéreas de Egipto, Siria y Jordania, el 5 de junio de
1967. Durante la Guerra de los Seis Días, las FAI se alzaron como una de las
mejores fuerzas aéreas del mundo, y ases del aire como Giora Epstein se ganaron
su lugar en el libro de la historia militar.
Hasta el día de hoy, como confirma el ránking de
IHS Jane, las FAI ocupan lo más alto del podio de las fuerzas aéreas de Oriente
Medio. Periódicamente lo demuestran, con misiones como la Operación Ópera de
1981, que destruyó el reactor nuclear iraquí; la Operación Mole Cricket 19, en
la que por primera vez unas fuerzas aéreas occidentales conseguían neutralizar
la red de misiles tierra-aire de fabricación soviética utilizada por los sirios,
o la Operación Orchard, llevada a cabo el 6 de septiembre de 2007, en la cual
las FAI destruyeron el reactor nuclear sirio; si el régimen de Asad hubiera
desarrollado armas nucleares, ahora las consecuencias, tras una guerra civil de
más de 4 años, habrían sido escalofriantes.
La organización, el entrenamiento, y su precisa
efectividad, en 2007 lograron un ratio de víctimas civiles de 1:30; en palabras
de Alan Dershowitz, “ningún ejército de la historia ha alcanzado un mejor ratio
entre combatientes y bajas civiles en un entorno comparable”, rodean a las FAI
de un aura mítica, que comenzó gracias al ímpetu de unos cuantos voluntarios
que pilotaban verdaderas cafeteras volantes.
El nacimiento y desarrollo de las FAI reflejan
perfectamente, a su vez, la historia de la formación y el éxito de Israel: la
necesidad y las adversidades alimentaron el motor del ingenio que hizo posible
que las FAI alcanzaran el estatus de legendarias y que Israel no fuera un
proyecto fallido.
Fuente: http://elmed.io