9 de noviembre de 2018
EL PODERÍO AÉREO EN LA GUERRA DEL CHACO
Introducción
La Guerra del Chaco fue la guerra más grande y más
sangrienta que se libró en el Hemisferio Occidental durante el siglo XX.
Durante tres años, de 1932 a 1935, Bolivia y Paraguay pelearon una guerra
salvaje en la que hubo grandes bajas, 60000 bolivianos y 30000 paraguayos, a
causa del Chaco, una tierra árida en el corazón de América del Sur. Ninguno de
los dos países se dedicaba a fabricar armamento o aviones, de manera que ambos
agotaron sus economías al máximo para crear grandes ejércitos y equiparlos con
el mejor armamento que pudieron comprar en el mercado mundial. Las fuerzas
armadas de ambos países habían sido capacitadas por oficiales europeos, y
habían entendido el papel importante que el poderío aéreo desempeñó en la
Guerra Mundial. Por lo tanto, Bolivia y Paraguay se empeñaron en proporcionarse
a sí mismos con las fuerzas aéreas más modernas que pudiesen sufragar.
Este artículo trata sobre el uso del poderío aéreo
por parte de Bolivia y Paraguay durante la Guerra del Chaco. Las fuerzas aéreas
desempeñaron una variedad de papeles importantes en todas las etapas de la
guerra, inclusive apoyo aéreo cercano, reconocimiento y evacuación de bajas. La
Guerra del Chaco nos brinda un análisis de un caso práctico muy útil sobre cómo
países pequeños pueden emplear y mal emplear el poderío aéreo en una guerra
convencional intensa. A medida que ambos países enfrentaron embargos que
prohibían la venta de aviones militares y materiales bélicos durante la guerra,
también es considerado un caso práctico útil de cómo países pequeños pueden
encontrar maneras para evadir las restricciones internacionales que les fueron
impuestas a fin de poder mantener sus ejércitos equipados y sus fuerzas aéreas
volando.
Orígenes de la Guerra
El Chaco es una región de 150000 millas cuadradas
parecida a un desierto que, hasta fines de la década de los años treinta, había
permanecido en su mayoría despoblada y sin explorar. Está rodeada por el Río
Pilcomayo y Argentina al sur, y por el Rio Paraguay y la región fértil del
centro de Paraguay al este. En el oeste, el Chaco está rodeado por la tierra
baja de los Andes de Bolivia y al norte por las regiones selváticas de Brasil y
Bolivia. La región está cubierta por matorrales copiosos y árboles quebracho,
tiene escasos recursos aprovechables y el potencial para la agricultura es
pobre. La mayor parte del año el clima es caliente y seco y es sede de una
impresionante variedad de culebras venenosas e insectos portadores de
enfermedades. El agua es sumamente escasa en el Chaco y los pocos pozos y lagos
en la región adoptaron una importancia central estratégica en las campañas de
la guerra. Durante el invierno hay una temporada de lluvia de corta duración en
la que los pocos caminos, que son senderos polvorientos durante la mayor parte
del año, se convierten en ciénagas intransitables. Es una de las regiones más
inhóspitas del mundo para librar una guerra intensa.
Los orígenes de la guerra radican con la pérdida de
Bolivia de su litoral y el acceso al Océano Pacífico durante las guerras con
Chile en la década de los años 1880. Después de perder el territorio a Chile,
Bolivia buscó un acceso al océano. El Río Paraguay, que linda con el Chaco al
este, es un río profundo y accesible a barcos que navegan el océano. Bolivia
deseaba tener un puerto de mar en el Río Paraguay y para obtener completo
acceso al mismo necesitaba apoderarse del Chaco. El único problema era que los
paraguayos habían llegado primero. Lo poco de ocupación y explotación que se
había logrado en el Chaco fue llevada a cabo por Paraguay durante la década de
los años veinte. Bajo la autoridad paraguaya, en el Chaco se habían creado unas
cuantas granjas pobladas por inmigrantes alemanes miembros de una secta
evangélica. Además, los paraguayos administraban algunas operaciones de tala de
árboles quebracho, ricos en curtidos para curar pieles, y habían construido
locomotoras de vías estrechas hasta el Chaco para enviar los troncos al Río
Paraguay.
A inicios del siglo, Bolivia resucitó unos antiguos
reclamos de tierras que datan de la época colonial española y que colocaron al
Chaco bajo la soberanía del Virreinato del Perú y heredado por Bolivia.
Paraguay podía hacer reclamos sobre el Chaco con base en cartas
constitucionales del siglo XVI cuando Paraguay formaba parte del Virreinato del
Río de la Plata. Las negociaciones duraron muchos años con Paraguay
ofreciéndole a Bolivia un puerto libre en el Río Paraguay, pero rehusándose a
ceder su reclamo u ocupación actual de gran parte del Chaco. Bolivia no se
conformó con nada menos que la propiedad total de toda la región. Para Bolivia,
adueñarse del Chaco era motivo de orgullo nacional y necesidad económica. Para
Paraguay la situación era diferente. Paraguay había perdido un tercio de su
territorio nacional en la desastrosa Guerra de la Alianza Triple (1865-1870)
cuando Paraguay tuvo que enfrentarse a las fuerzas aliadas de Brasil, Argentina
y Uruguay. Después de años de ardua batalla, los paraguayos habían establecido
una reputación por su valentía y perseverancia—y también perdieron el 80 por ciento
de su población adulta masculina quienes murieron en una guerra irremediable. A
Paraguay le había tomado dos generaciones para recuperarse de la devastación de
la guerra. Perder otro trozo grande de su territorio reduciría a Paraguay a tan
sólo un tercio del territorio que había ocupado cuando obtuvo la independencia
de España en 1811. Si había otra división de su territorio, la soberanía de
Paraguay como país estaría en duda. Por lo tanto, para los paraguayos poder
resistirse las demandas bolivianas sobre el Chaco era cuestión de su
supervivencia nacional (1)
Fue valiente de Paraguay resistir tan tenazmente
las demandas bolivianas. En 1930, Bolivia contaba con una población de tres
millones, en comparación con una población de un millón de Paraguay, y la
economía boliviana, apoyada por sus ricas minas de plata y estaño, era tres
veces mucho más grande que la economía paraguaya que se basaba en la ganadería,
aceite de palma y cultivo de algodón. Para ambos lados, la guerra era
inevitable. Durante la década de los años 1920, Bolivia y Paraguay fortificaron
sus fuerzas armadas para la guerra.
Los Ejércitos Contrarios
A inicios del siglo, Paraguay acostumbraba enviar
sus mejores oficiales a Chile y Argentina para recibir adiestramiento. Antes de
la Primera Guerra Mundial, una misión militar alemana había estado capacitando
activamente al Ejército Paraguayo. Después de la Primera Guerra Mundial, los
franceses proporcionaron la mayor influencia extranjera con una misión militar
francesa numerosa que llegó en 1926. En las reformas que se dieron después de
la revolución de 1922, Paraguay planificó crear un ejército permanente de 4000
efectivos que aumentaría a 24000 en tiempos de movilización. A mediados de la
década de los años veinte, Paraguay propasó su presupuesto nacional para
equipar nuevamente sus fuerzas. A España se le compró más de 10,000 rifles
Máuser. A Dinamarca, Paraguay le compró ametralladoras livianas Madsen y a
Estados Unidos, 32 ametralladoras Browning pesadas. Paraguay le compró a
Francia ocho proyectiles de montaña Schneider Model 1927 de 105 mm y 24
ametralladoras de montaña de 75 mm. Después de un enfrentamiento con los
bolivianos en el Chaco en 1928, Paraguay compró más armamento y continuó
aumentando su ejército. Se compró siete mil rifles Máuser adicionales al igual
que 200 ametralladoras Madsen y 24 morteros Stokes-Brand de 81 mm (2). El plan
de estudios de la academia de oficiales se revisó. Se creó una academia para
suboficiales al igual que una academia de estado mayor general. Paulatinamente,
Paraguay intensificó su ejército y armada, al igual que su arma aérea y, para
1931, contaba con alrededor de cuatro mil efectivos con la capacidad de
movilizar hasta aproximadamente dieciséis mil más. La economía nacional durante
la década de los años veinte fue extendida a sus límites en compras de
armamento y equipo para la defensa del Chaco (3).
Una de las compras más grandes de armamento hecha
por Paraguay, una que tendría un impacto importante en la conducción de la
guerra, fue la compra a Italia en 1930 de dos poderosas lanchas cañoneras
blindadas. Las dos lanchas, la “Humaitá” y la “Paraguay”, eran de 845 toneladas
y estaban en servicio en el Río Paraguay. Cada una contaba con dos
ametralladoras principales de 4.7” y estaban equipadas con ametralladoras
antiaéreas (tres ametralladoras antiaéreas de tres pies y dos cañones de 40
mm). Esas lanchas podían transportar tropas y equipo por el Río Paraguay hasta
el teatro de guerra en el Chaco (4)
Bolivia, con una población mucho más grande que la
de Paraguay y un ingreso fijo de sus minas de plata y estaño, pudo comprar una
cantidad considerable de armamento moderno en la década antes de la guerra. En
1926, Bolivia concertó un contrato con Vickers para 36000 rifles, 250
ametralladoras pesadas y 500 ametralladoras livianas, 196 piezas de artillería
y grandes cantidades de municiones (5). El comienzo de la depresión en 1929
disminuyó el contrato con Vickers pero, cuando la guerra estalló en 1932,
Bolivia tenía a la mano un armamento impresionante de 39000 rifles Máuser
modernos, 750 ametralladoras, 64 piezas de artillería modernas y cinco tanques
británicos para dotar su ejército permanente de 6000 hombres (6).
Los Comandantes Contrarios
Hans Kundt, un oficial alemán, fue la figura
militar principal en Bolivia durante las dos décadas antes de la Guerra del
Chaco. Kundt nació en 1869 en Mecklenburg, Alemania y fue comisionado en 1888.
Sirvió en el Estado Mayor y llegó a Bolivia en 1911 en calidad de jefe de la
misión alemana de adiestramiento en Bolivia (7). Gozaba de una excelente
relación con los bolivianos y adquirió una reputación de gran administrador y
entrenador de tropas. Al estallar la Primera Guerra Mundial, Kundt regresó a
Alemania. Kundt prestó servicio en el frente occidental como jefe de estado
mayor del cuerpo y como comandante de brigada. Después de la Primera Guerra
Mundial, Kundt se retiró con el rango de Coronel, pero le confirieron el rango
de General de División al retirarse (8). Después de la Primera Guerra Mundial,
lo invitaron de regreso a su país adoptivo y le ofrecieron los puestos de Jefe
de Estado Mayor del Ejército y de Ministro de Guerra con el rango de General.
Kundt aceptó los puestos y encabezó el programa de rearme de Bolivia durante la
década de los años veinte y la planificación para la ocupación del Chaco.
Kundt gozaba de excelentes cualidades como
administrador e instructor dedicado y tenía inquietud por el bienestar de sus
soldados, una característica poco común en la tradición militar suramericana.
Sin embargo, durante la Primera Guerra Mundial Kundt había dado muestras que
sus conocimientos de táctica eran mediocres, prefiriendo ataques frontales en
la mayoría de las situaciones de combate. A pesar de sus conocimientos de
estado mayor, tampoco era un buen estratega. Aunque la inquietud militar
principal de Bolivia durante la década de los años veinte era el Chaco, Kundt
nunca visitó o se familiarizó con la región, y su concepto de una guerra con
Paraguay era esencialmente una marcha triunfante y sin oposición de las fuerzas
armadas bolivianas a través de la región. Kundt estaba renuente a depender de
sus oficiales bolivianos, y contaba con oficiales muy buenos, y prefería
supervisar muy de cerca la labor del ejército. Kundt fue destituido de sus
cargos como jefe de estado mayor y ministro de guerra y fue enviado al exilio
por el papel que desempeño en un intento de golpe de estado en 1930.
En contraste con el General Kundt se encontraba el
comandante paraguayo de la Guerra del Chaco, José Félix Estigarribia.
Estigarribia nació en circunstancias humildes hijo de un campesino y orfebre de
plata en Caraguatay, Paraguay, en 1888 y asistió a una universidad de
agronomía. Sin embargo, después de obtener su diploma, Estigarribia cambió su
carrera y en 1910 se alistó en el ejército y fue designado el cargo de Teniente
de Infantería. De 1911 a 1913, Estigarribia asistió a la Academia Militar
Chilena. En aquel entonces, el Ejército de Chile estaba considerado como el
mejor en América del Sur. Estigarribia mostró grandes aptitudes y en 1917 fue
ascendido a Capitán. Él desempeñó un papel importante en la revolución de 1922
en Paraguay y luego fue promovido a Mayor y seleccionado para asistir al curso
de estado mayor del Ejército Francés en la Ecole Superioeur de Guerre. En 1927,
culminó el curso de tres años de duración y en 1928 fue nombrado jefe de estado
mayor del ejército. A menos de un año de haber sido nombrado fue despedido del
cargo a causa de desacuerdos con el gobierno con relación a la estrategia para
defender el Chaco. Sin embargo, a medida que la guerra se avecinaba, el
gobierno decidió que Estigarribia era el hombre que ellos necesitaban en el
teatro de guerra y, en 1931, lo nombraron comandante en el Chaco con la misión
de organizar una división de campaña para defender la región. Estigarribia
gozaba de una reputación sólida en el ejército como un verdadero estudiante de
la guerra moderna. Él contaba con una amplia biblioteca militar y hablaba
francés con fluidez y algo de inglés. Era conocido como un hombre tranquilo
pero intenso y era popular entre las tropas (9).
Las Fuerzas Aéreas Contrarias
Bolivia entró a la era de la aviación en 1915
cuando se efectuó con éxito el primer vuelo en La Paz. En 1916, Bolivia comenzó
a fundar un cuerpo de aviación y envió a tres oficiales a Argentina y tres
oficiales a Chile para recibir capacitación de vuelo. A inicios de la década de
los años veinte, Bolivia compró varios aviones entrenadores franceses e intentó
establecer su propio programa de capacitación para pilotos. Después de un par
de intentos fracasados, se estableció una escuela militar de capacitación de
vuelo en La Paz en 1923 bajo el mando del Mayor Bernardino Bilbao Rioja, uno de
los primeros pilotos militares bolivianos. Se contrató a un piloto instructor
suizo y el cuerpo aéreo comenzó a convertirse en una verdadera fuerza aérea.
Para 1925, Bolivia había adquirido una variedad de aeronaves militares
europeas, inclusive cinco Fokker C-Vs, dos aviones de combate Fiat BR, dos
bombarderos franceses Bregue XIX, diez aviones de caza Bristol F.2B, nueve
biplanos Martinsyde y once Avro 504s (10).
El comandante del Cuerpo Aéreo Boliviano durante la
mayor parte de esa época fue el Mayor Bilbao Rioja, un piloto y oficial
sumamente capaz que pasaba su tiempo estudiando la aviación europea y la
norteamericana. Por cuenta propia, tradujo y publicó varios manuales técnicos y
de artillería aérea para su pequeña fuerza aérea. Bilbao Rioja ejercía una
influencia considerable sobre las compras de equipo del cuerpo aéreo inexperto
y su organización y doctrina (11).
En 1927, Bolivia ordenó nueve aviones de combate
Vickers “Vespa” de Gran Bretaña, aviones de caza livianos muy capaces y ágiles
para su época. En 1926-27, Bolivia aceptó la entrega de seis bombarderos
Breguet XIX de Francia, aviones muy capaces y fuertes. En 1929, Bolivia compró
otros cuatro modelos mejorados del Breguet XIX. Para el inicio de la Guerra del
Chaco, Bolivia contaba con un cuerpo aéreo muy capaz según los estándares
suramericanos. Durante los meses antes del conflicto, los bolivianos
desplazaron un grupo aéreo de tres aviones de combate Vickers Vespa, tres
bombarderos Breguet XIX, de cinco a seis aviones de combate Vickers “Scout”
Type 143 y un par de Fokker CVs a Villa Montes, en la frontera del Chaco y las
tierras bajas de Bolivia (12)
El primer vuelo paraguayo tuvo lugar en 1915,
cuando un piloto paraguayo que había asistido a la escuela de vuelo en
Argentina llevó a Paraguay el primer avión. Al finalizar la Primera Guerra Mundial,
Paraguay había comprado varios aviones entrenadores franceses y había
establecido un cuerpo aéreo pequeño. Algunos aviones participaron en las
acciones de combate de la revolución de 1922. El verdadero comienzo de un
cuerpo aéreo militar en Paraguay ocurrió con la llegada de una misión de la
Fuerza Aérea Francesa en 1926 (13). Los franceses mantuvieron cinco misiones
aeronáuticas y de adiestramiento en América del Sur entre 1918 y 1924. En 1926,
una misión aérea francesa de cinco oficiales y un suboficial mecánico llegaron
a Asunción para fundar una escuela para las tripulaciones de vuelo y en tierra
para el Cuerpo Aéreo Paraguayo. La misión francesa permaneció desde 1926 hasta
1931 y durante ese tiempo establecieron un Cuerpo Aéreo Paraguayo sólido y graduaron
dos promociones de pilotos de la escuela de vuelo. En ese entonces, los
franceses le vendieron a Paraguay tres aviones entrenadores Hanriot HD 32, dos
aviones entrenadores Moran Saulnier 35, seis aviones bombarderos/de
reconocimiento livianos y cuatro aviones de combate Wibault 73 (14).
Al estallar la Guerra del Chaco, los paraguayos
poseían una pequeña arma aérea de aproximadamente veinticinco pilotos y unas
cuantas docenas de mecánicos y ajustadores. Algunos observadores habían sido
capacitados y el cuerpo aéreo estaba organizado en pequeñas escuadrillas de
aviones de combate que constaban de aviones Wibault 73 y una escuadrilla de
aviones bombarderos/de reconocimiento que constaba de los Potez 25. Los
paraguayos también contaban con una pequeña cantidad de aviones de transporte y
de uso ligero al igual que aviones entrenadores acantonados en Asunción en el
Aeródromo Nu-Guazu. Los bombarderos Potez 25 estaban al borde de volverse
obsoletos en 1932, pero durante los años veinte este avión resistente, seguro,
maniobrable y versátil había sido uno de los aviones más populares de las
fuerzas armadas francesas durante las difíciles campañas coloniales. El Wibault
73, un avión caza monoplano de alas altas, también estaba en servicio con
algunas escuadrillas francesas de aviones de combate en aquel entonces, y
estaba reconocido como un buen avión de combate. Sin embargo, el motor
Lorraine-Diedrich, enfriado por agua, de 450 caballos de potencia que accionaba
al Wibault tenía la tendencia de sobrecalentarse en las condiciones del Chaco y
su servicio en la guerra fue deficiente a causa de los problemas constantes en
los motores. El comandante del Cuerpo Aéreo Paraguayo era un argentino, el
Mayor, luego Teniente Coronel, Vicente Almonacid, que había volado con los franceses
en el Frente Occidental durante la Primera Guerra Mundial.
Para dos países pequeños y pobres, tanto Bolivia
como Paraguay habían hecho grandes esfuerzos por organizar fuerzas aéreas
eficaces para la guerra que se avecinaba. Al estallar la guerra, los bolivianos
poseían una fuerza aérea pequeña, pero capaz, de aproximadamente cuarenta
aviones, que incluía aviones entrenadores y de transporte. Paraguay podía
colocar en campaña alrededor de diez aviones de combate y contaba con
aproximadamente veinte aviones entrenadores y de transporte. Una vez que
comenzó la guerra, ambos países intentarían desesperadamente evadir
restricciones establecidas por los países neutrales en cuanto a la venta de
armamento a los combatientes y le daría gran prioridad a la compra de aviones.
La Guerra Comienza
En julio de 1932, un destacamento del Ejército
Boliviano capturó un puesto de avanzada paraguayo en el Lago Pinantuten. En
julio, las tropas paraguayas volvieron a apoderarse del fuerte después de una
pequeña refriega y el Ejército Boliviano en el Chaco respondió atacando y
apoderándose de las aldeas de Corrales y Toledo el 27 y 28 de julio. Al mismo
tiempo, tres regimientos bolivianos apoyados por aviones de combate y aviones
bombarderos, fueron agrupados para atacar un fuerte paraguayo en Boquerón, que
fue capturado a finales de julio después de una ardua batalla. Con la batalla
de Boquerón, una serie de refriegas incruentas se habían convertido en una
guerra.
El conflicto en el Chaco se intensificó rápidamente
durante el mes de agosto. Al inicio de la guerra, los bolivianos contaban con 4000
efectivos organizados en lo que se conocía como el Primer Cuerpo del Ejército
en la parte sudoeste del Chaco. Dos mil hombres, organizados en dos divisiones,
estaban acantonados al noroeste del Chaco. Para el mes de agosto, 6000
refuerzos más avanzaban desde Bolivia.
Durante el mes de agosto de 1932, los paraguayos
bajo Estigarribia formaron una fuerza de 8000 efectivos y los organizó en un
Cuerpo del Ejército en el pueblo de Isla Poí. Mil quinientos hombres más fueron
atrincherados en Nanawa al sudeste del Chaco y la Tercera División, con 3000
efectivos y ocho piezas Schneider de artillería móvil, estaba acantonada en el
Alto Río Paraguay. Otros 3000 efectivos más fueron enviados desde Asunción.
Durante los meses de julio y agosto, los paraguayos construyeron una pista de
aterrizaje en su base de avanzada en Isla Poí y desplazaron una pequeña fuerza
de aviones de combate, prácticamente todo lo que Paraguay poseía en términos de
poderío aéreo, a la zona de batalla.
La Posición Estratégica
El primer error estratégico importante de los
bolivianos fue que creyeron que unos cuantos miles de tropas bolivianas podrían
sencillamente intimidar a los paraguayos y adueñarse del Chaco con poca
resistencia. La estrategia boliviana, si así se pudiese catalogar, había sido
planificada bajo el General Kundt en la década de los años veinte, y en ella se
dio por sentado que Paraguay no podía o no quería pelear e hizo un llamado para
una entrada triunfal de las fuerzas bolivianas al Río Paraguay. No obstante, el
problema estratégico principal para Bolivia fue su larga y tenue línea de
abastecimiento hacia el frente de batalla en el Chaco. Las tropas bolivianas
fueron movilizadas en el centro de Bolivia y transportadas por ferrocarril gran
parte del camino hacia la principal base boliviana, la ciudad de Villa Montes
en las tierras bajas bolivianas. Desde Villa Montes, los soldados bolivianos
tuvieron que enfrentar una marcha de 200 a 300 millas a través del polvo y del
calor sofocante del Chaco, hasta que llegaron a las líneas del frente. El calor
y la falta de forraje significaba que los caballos no sobrevivirían en el Chaco
por mucho tiempo. De hecho, las unidades de caballería de ambos ejércitos fueron
desmontadas al poco tiempo. Esto significaba que el medio básico de transporte
en el Chaco era el camión, y éstos escaseaban en ambos ejércitos. En vista de
que solo había suficientes camiones para los abastos, los soldados tenían que
marchar durante semanas para llegar a la línea del frente y a menudo llegaban
extenuados y desnutridos.
Los paraguayos pudieron trasladar sus tropas desde
Asunción y el centro de Paraguay por barcos de vapor por el Río Paraguay hasta
la base en Puerto Casado. Desde ahí había una locomotora de vía estrecha que
iba hacia el Chaco y la Isla Poí, la base paraguaya principal en el Chaco,
yacía a sólo 18 millas al final de la línea de la locomotora. Las tropas y los
abastos tuvieron que enfrentar una marcha relativamente corta hacia el frente.
Durante gran parte de la guerra, los factores de logística y de transporte
trabajaron a favor de Paraguay e impidieron, en gran medida, la tremenda
ventaja boliviana en cuanto a personal y material. Esto también significaba
que, desde el inicio de la guerra, el transporte aéreo sería muy importante
para las fuerzas bolivianas.
Campaña Boquerón
A inicios de septiembre, Estigarribia había
concentrado su Primer Cuerpo y lo había enviado a Boquerón para rodear y
embestir la guarnición boliviana de varios cientos de hombres. Las fuerzas
aéreas de ambos países comenzaron el patrullaje y reconocimiento agresivo para
detectar los movimientos de las tropas enemigas. Los bolivianos, que contaban
con una fuerza aérea más grande, obviamente tenían la ventaja en el aire. El 8
de septiembre, dos aviones de combate bolivianos Vickers “Vesp” detectaron al
Segundo Regimiento de Infantería paraguayo en el camino hacia Boquerón y
bombardearon y ametrallaron la columna, ocasionando grandes bajas entre los
hombres y los caballos. Muchos de los soldados paraguayos, la mayoría de los
cuales nunca habían visto aeroplanos, se atemorizaron y desaparecieron hacia
los arbustos y sus oficiales tuvieron que pasar el resto del día reuniendo la
unidad (15). A pesar de este retraso, la avanzada continuó y los paraguayos
atacaron a Boquerón el 9 de septiembre. Cuando el ataque inicial no tuvo éxito,
las fuerzas paraguayas se colocaron alrededor del fuerte para asediarlo. En la
mañana del 9, una columna completa de camiones pertenecientes al Decimotercero
Regimiento de Infantería tropezó con una emboscada paraguaya y fueron hechos
pedazos.
El patrullaje aéreo de los bolivianos en este caso
no le dio al alto mando boliviano una descripción clara de las operaciones de
ofensiva de Estigarribia (16). Los espesos matorrales del Chaco fueron útiles
para ocultar las operaciones y ayudó a los paraguayos a negar algunos de los
resultados de la capacidad de reconocimiento superior boliviana. La artillería
paraguaya era uno de los blancos principales de las patrullas aéreas
bolivianas, pero era difícil encontrar las ametralladoras que estaban camufladas
y bien atrincheradas. El ataque inicial del 8 de septiembre les enseñó a los
paraguayos algunas lecciones valiosas acerca del poderío aéreo y ellos
aprendían rápido. Los paraguayos aprendieron a utilizar los matorrales del
Chaco para camuflar sus movimientos y rebasar el flanco de los bolivianos. Los
caminos se hacían por debajo de los árboles y se evitan las líneas rectas. Los
paraguayos aprendieron a entretejer las ramas de los árboles sobre un camino
para minimizar su identificación desde el aire.
Con Boquerón bajo ataque, los bolivianos utilizaron
toda su fuerza de aviones bombarderos y de caza para lanzar municiones,
alimentos y abastos médicos para los defensores. Los paraguayos contrarrestaron
atacando a Boquerón con ametralladoras y el fuego antiaéreo obligó a los
bolivianos a lanzar sus abastos desde grandes altitudes. Los lanzamientos no
eran precisos y la mayoría de los abastos cayeron detrás de las líneas
paraguayas. Sin embargo, el alto mando boliviano no tenía idea que el
reabastecimiento aéreo de Boquerón había fracasado y actuó lentamente para
montar una ofensiva para socorrer al fuerte. El 17 de septiembre, el alto mando
boliviano le mandó un mensaje a la guarnición hambrienta ordenándolos que
soportaran por diez días más hasta que se montase un contraataque. Fue un
tremendo shock para el alto mando de Bolivia cuando la guarnición en Boquerón
se rindió dos días más tarde, después de una defensiva desesperante y valiente
(17).
Las Operaciones Aéreas Iniciales
El Teniente Coronel Bilbao Rioja tomó el mando de
las unidades de la Fuerza Aérea Boliviana en el Chaco a inicios del conflicto y
en julio de 1932 concentró su fuerza en la base principal en Villa Montes con
una base de avanzada en Muñoz. En julio de 1932, los bolivianos desplazaron tres
aviones de combate Vickers “Vespa”, tres bombarderos Breguet XIX y de tres a
seis Vickers Type 143 “Scouts” a sus pistas de avanzada. En vista de la
situación estratégica, el Tte Cnel Bilbao visitó al comandante del teatro y
afirmó que el mejor uso de la superior Fuerza Aérea Boliviana era bombardear la
base paraguaya principal en Puerto Casado en el Río Paraguay ya que cada
hombre, camión, caballo y munición entraba por ese puerto en camino hacia el
teatro de operaciones en el centro del Chaco. Además, en una violenta
confrontación con el comandante del teatro, el Coronel Enrique Peñaranda,
Bilbao Rioja insistió que se bombardeara a Asunción para poder quebrantar el
estado de ánimo paraguayo.18 Con las pistas de aterrizaje de avanzada en Muñoz
y Ballivían, el Cuerpo Aéreo Boliviano estaba al alcance fácil de Asunción y
Puerto Casado. El alto mando de Bolivia desaprobó las demandas de Bilbao Rioja
ya que ellos pensaban, y no se equivocaron, que bombardear Asunción suscitaría
protestas internacionales en contra de Bolivia. En ese momento de la guerra, el
alto mando boliviano no vio la necesidad para tomar medidas tan drásticas,
aunque los bolivianos volverían a analizar esa idea más tarde.
Sin embargo, se autorizó varias incursiones en contra
de la base paraguaya en Puerto Casado. Esas incursiones provocaron una fuerte
reacción por parte del gobierno argentino ya que muchos argentinos vivían en
Puerto Casado y administraban la locomotora que iba hasta el Chaco (y apoyaban
la iniciativa de la guerra paraguaya). Argentina, aunque oficialmente neutral
durante la guerra, poseía una neutralidad que se podía describir como sumamente
amistosa hacia los paraguayos. Los argentinos le entregaron equipo, municiones
y aviones a Paraguay y también le brindó apoyo financiero. Después del
bombardeo de Puerto Casado en 1933, los argentinos le dijeron a Bolivia que
ellos no tolerarían bajas de sus civiles y enérgicamente insinuaron que quizás
apoyarían a Paraguay si los ataques continuaban. Ante ese dilema, Bolivia
sensatamente canceló los ataques aéreos. Desde ese momento en la campaña, el
Cuerpo Aéreo Boliviano se utilizaría principalmente en el frente llevando a
cabo misiones de reconocimiento, patrullaje aéreo y apoyo aéreo cercano.
Desde el comienzo, Bilbao Rioja les ordenó a sus
aviones que llevaran a cabo patrullajes agresivos sobre el Chaco y los
bolivianos perdieron por lo menos un Vickers Vespa a causa del fuego antiaéreo
a fines de julio (19). Durante la batalla de Boquerón, ambos lados llevaron a
cabo numerosos ataques en apoyo a las tropas terrestres. Entre el 9 y el 29 de
septiembre, Potez 25 paraguayos, escoltados por aviones de combate Wibault,
efectuaron 12 ataques de bombardeo sobre los bolivianos en Boquerón (20). Los
paraguayos también utilizaron sus bombarderos Potez 25, equipados con radios,
como concentradores de artillería para sus baterías Schneider 75. El Teniente
de Artillería Alfredo Stroessner, luego dictador de Paraguay desde 1954 hasta
1990, voló como observador en el Potez 25 concentrando fuego para su batería de
75 mm (21).
Aunque ambas fuerzas aéreas habían volado misiones
de reconocimiento y de apoyo aéreo cercano durante la campaña de Boquerón, el
primer enfrentamiento de Aire a Aire ocurrió el 28 de septiembre cuando un
Potez 25 paraguayo se enfrentó a un Vickers Vespa boliviano. El piloto
paraguayo, el Teniente Emilio Rocholl, fue herido, pero pudo regresar con su
avión (22). El 30 de septiembre de 1932, la primera pérdida de aire-a-aire de
la guerra ocurrió cuando uno de los Wibault paraguayos fue derribado por un
Vickers Type 143 boliviano (23).
Reequipamiento de las Fuerzas – La Campaña Nanawa
Después de la campaña en Boquerón, ambos lados
necesitaban un tiempo para descansar y reorganizarse. Los bolivianos,
estupefactos, volvieron a llamar al General Kundt del exilio y le ofrecieron el
puesto de comandante en jefe de las fuerzas bolivianas. Se esperaba que la
figura militar más popular de Bolivia podría reunir nuevamente al ejército y
derrotar rápidamente a los paraguayos. Las fuerzas aéreas de ambos países se
estaban desgastando rápidamente y necesitaban nuevos aviones. Ambas fuerzas
aéreas habían perdido varios aviones valiosos en accidentes a causa de las
condiciones escabrosas de las pistas de aterrizaje del Chaco (24). Los
bolivianos ordenaron 20 Curtis Wright C14R “Osprey”, biplanos de reconocimiento
y bombarderos livianos de dos plazas, de Estados Unidos y el primer avión llegó
en enero de 1933. El Osprey tenía dos ametralladoras, una frontal y otra
trasera, calibre 30 mm y podía transportar hasta 260 libras de bombas en
diferentes configuraciones. Era maniobrable y su velocidad máxima era de 163
mph. Era un avión de ataque terrestre muy capaz para su época y los bolivianos
lo utilizaron como bombardero de combate durante la guerra. El Osprey se
convertiría en el avión principal del inventario boliviano. También se
ordenaron de Curtis-Wright varios modelos de aviones de combate “Hawk” II
Modelo 35A y el “Sea Hawk” Modelo 65A. En 1932 se entregaron cuatro, dos en
1933 y tres en 1934. El avión de combate monoplaza se encontraba entre los
mejores aviones de combate de su tiempo y, con su armamento de dos
ametralladoras frontales y una carga de bombas de 220 libras, generalmente se
utilizaba como avión de combate. Era el avión de combate favorito del Cuerpo
Aéreo Boliviano.25 Otra adición importante al poderío aéreo boliviano fue la
compra de tres aviones de transporte trimotor, Junkers JU 52, de Alemania. Este
avión de combate sumamente competente podía volar en las condiciones más
escabrosas y transportar una carga de tres toneladas. El primero de estos
aviones fue entregado en octubre de 1932 y otros dos en 1933. Se convertirían
en el elemento principal del servicio de transporte aéreo boliviano (26).
Durante la campaña de Boquerón, Paraguay pasó a un
estado de movilización total. La prioridad principal para el Cuerpo Aéreo era
comprar más bombarderos livianos Potez 25, ya que éste había comprobado ser muy
competente durante las operaciones en el Chaco. Para fines de 1932 o 1933,
Paraguay compró siete Potez 25 adicionales. En cuanto a los aviones de combate
Wibault, se necesitaba un avión de reemplazo urgentemente. Paraguay sólo tenía
seis Wibault funcionando al inicio de la guerra y dos habían sido destruidos en
accidentes en las etapas iniciales de la primera campaña. El problema principal
con los Wibault era la inestabilidad de su motor Lorraine-Diedrich, enfriado
por aire, en las condiciones del Chaco. Cinco aviones biplanos de combate Fiat
CR 20bis fueron ordenados de Italia para reemplazar a los Wibault. Los aviones
de combate Fiat eran aviones competentes, pero en su mayoría eran calificados
como inferiores al avión de combate Curtis “Hawk” de los bolivianos.
Los bolivianos reforzaron su ejército en el Chaco y
en noviembre pudieron bloquear la avanzada paraguaya al sur del Kilómetro 7. El
General Kundt llegó en diciembre y ordenó una serie de ataques. Del 12 al 13 de
diciembre de 1932, la Octava División Boliviana forzó a los paraguayos hacia el
sur del Kilómetro 7 en un contraataque encabezado por seis bombarderos de
combate (27). En diciembre, Kundt les ordenó a sus fuerzas que llevaran a cabo
una serie de ataques frontales costosos e ineficaces en contra de las defensas
paraguayas en Nanawa. Las líneas de defensa paraguayas habían sido bien planificadas
por ex oficiales bielorrusos, veteranos de la Primera Guerra Mundial, que se
habían establecido en Paraguay y ahora fungían en calidad de oficiales
paraguayos. Aunque los bolivianos emplearon su fuerza aérea en el papel de
apoyo aéreo cercano y contaban con el apoyo fuerte de la artillería, los
métodos de ataque frontal del General Kundt no fueron tan exitosos como lo
fueron los mismos ataques durante la Gran Guerra. No obstante, en un punto de
la campaña, los defensores paraguayos sufrieron una severa escasez de
municiones a medida que las fuertes lluvias tornaban los caminos en
intransitables. Estigarribia movilizó todos sus aviones, bombarderos, de
combate y de transporte, para transportar municiones hacia una pista de
aterrizaje escabrosa en Nanawa. El transporte aéreo improvisado fue suficiente
como para permitir que los paraguayos mantuvieran sus posiciones. En febrero,
Kundt ordenó otra serie de ataques sobre las posiciones paraguayas en Toledo.
El Cuerpo Aéreo Boliviano nuevamente ametralló y bombardeó los defensores
paraguayos atrincherados con pocos resultados y una vez más los bolivianos
fueron rechazados con grandes bajas.
La Gran Ofensiva de Kundt—Nanawa II
En julio de 1933, Kundt reunió gran parte de su
ejército para tomar las posiciones paraguayas en Nanawa mediante un ataque
frontal. Contando con superioridad aérea, un fuerte apoyo de artillería y cinco
tanques Vickers, Kundt envió sus tropas a las posiciones paraguayas que habían
sido fortalecidas desde la última batalla. Al Cuerpo Aéreo Boliviano se le
encomendó la misión de encontrar y destruir la artillería paraguaya. Sin
embargó, fracasó en esa misión porque era casi imposible detectar las
posiciones de fuego paraguayas que habían sido bien camufladas en los densos
matorrales de la región. El ataque boliviano fue un fracaso sangriento con más
de dos mil bolivianos en comparación con las 149 bajas y 400 heridos
paraguayos. Nanawa fue nombrado adecuadamente el “Verdún del Chaco” (28)
La Gran Victoria de Paraguay—Campo Vía
En octubre y noviembre de 1933, las patrullas
aéreas y terrestres paraguayas detectaron algunas brechas importantes en las
líneas bolivianas en Campo Vía. Estigarribia silenciosamente concentró sus
fuerzas y el 3 de diciembre desencadenó una maniobra envolvente doble que rodeó
rápidamente las Cuarta y Novena División Bolivianas. El ataque paraguayo fue
una sorpresa y la defensa boliviana estaba muy mal organizada ya que el General
Kundt reaccionó lentamente a la crisis que se desarrollaba. Sus pilotos de reconocimiento
habían provisto numerosos informes precisos acerca de la fortaleza y ubicación
de los movimientos de las tropas paraguayas, pero Kundt rechazó los informes de
sus pilotos catalogándolos de alarmistas e incorrectos. Kundt estaba convencido
de que el ejército paraguayo no estaba preparado para llevar a cabo operaciones
en un frente ancho (29). El 10 de diciembre, los bolivianos finalmente llevaron
a cabo un contraataque para intentar salvar algunas de las fuerzas en la zona
aislada pero el apoyo aéreo para el ataque fue coordinado deficientemente y
muchas de las bombas del Cuerpo Aéreo Boliviano fueron lanzadas sobre sus
propias unidades terrestres (30). El 11 de diciembre, dos divisiones bolivianas
se rindieron. En el desastre militar más grande de Bolivia, 2600 soldados
murieron y aproximadamente 7500 fueron arrestados. De un solo golpe, la mayoría
de las fuerzas de combate bolivianas fueron destruidas. Sólo 1500 hombres
escaparon de la zona aislada. Kundt fue destituido como comandante en jefe de
las fuerzas de Bolivia y el Coronel Peñaranda fue promovido a General de
Brigada y comandante en el Chaco. El Ejército Boliviano sin pensarlo se retiró.
La victoria de Campo Vía les proporcionó a los paraguayos 8000 rifles, 536
ametralladoras, 25 morteros y 20 piezas de artillería, al igual que una gran
cantidad de municiones. Para un país pobre y pequeño como Paraguay, el botín de
la guerra fue lluvia del cielo y permitió que Estigarribia y sus fuerzas
mantuvieran la ofensiva (31).
La Avanzada Paraguaya: Las Batallas en Picuiba y El
Carmen
A medida que las líneas de logística paraguayas se
extendían, su avanzada se retrasó y llegó a un alto a medida que los bolivianos
pudieron organizar una línea de defensiva en Ballivián y en el centro del
Chaco. En mayo de 1934, el Coronel Bilbao Rioja, quien había tomado el mando de
un cuerpo y le había cedido el Cuerpo Aéreo al Tte Cnel Jorge Jordán, inició
una trampa para la Segunda División Paraguaya y rodeó la unidad en Cañada
Strongest, en el centro del Chaco. Los paraguayos pudieron abrirse camino y
salir de la zona aislada, pero en el proceso hubo 500 muertos y 1500
prisioneros. Fue la victoria más grande de Bolivia en la guerra y cementó la
reputación de Bilbao Rioja como el mejor comandante terrestre de Bolivia al igual
que un comandante competente. En julio de 1934, la ofensiva paraguaya fue
forzada a regresar en Picuiba y Estigarribia buscó la manera de restaurar la
maniobra al campo de batalla. Él encontró su oportunidad en El Carmen en
noviembre de 1934 cuando sus ataques de flanco de sorpresa acorralaron al
Cuerpo de la Reserva Boliviano. Dos mil tropas bolivianas murieron y 4000 fueron
encarceladas. Solamente 2000 lucharon por salir de la zona aislada hacia un
lugar seguro.
Un mes después de Picuiba, los bolivianos
confundieron una movida de flanco paraguaya por un ataque menor a medida que
los paraguayos capturaron los únicos pozos en la zona en Yrendagué. El Cuerpo
de Caballería Boliviano, sin acceso al agua, fue obligado a retirarse. Se
calcula que, de 5300 efectivos en el cuerpo de caballería, 1600 murieron de sed
durante la retirada.
Las Batallas Finales
A inicios de 1935, el Ejército Boliviano se había
retirado de casi todo el Chaco y había regresado a su base principal en Villa
Montes. Ahora la situación logística funcionó a favor de Bolivia ya que los
paraguayos tenían que depender del transporte por camión a través de todo el
Chaco. En ese momento de la guerra, ambas fuerzas aéreas estaban agotadas y
habían sufrido un desgaste considerable. Estigarribia conservó sus pocos
aviones que funcionaban para proporcionar reconocimiento estratégico, aunque se
volaron varios ataques de bombardeo en contra de blancos bolivianos durante los
primeros seis meses de 1935.
Los paraguayos mantuvieron la presión sobre los
bolivianos y cruzaron el Río Parapiti, un punto bien adentrado en Bolivia, en
abril de 1935. En una serie de contraataques salvajes, los bolivianos obligaron
a los paraguayos a regresar al otro lado del río. Para ese entonces, ambos
países estaban agotados. Bolivia había desistido de toda idea de que podría
apoderarse del Chaco a la fuerza y las fuerzas paraguayas habían sido llevadas
al extremo. El 14 de junio de 1935 se firmó un armisticio, dando fin a la
guerra. Negociaciones subsiguientes reconocieron el reclamo de Paraguay sobre
prácticamente todo el Chaco.
Durante la Guerra del Chaco, los bolivianos
movilizaron 210000 hombres. De éstos, aproximadamente 60000 murieron, 10000
desertaron, para la Argentina, y 23250 fueron encarcelados. Paraguay movilizó
150000 hombres, perdió 31500 entre desaparecidos y muertos y 2500 fueron
encarcelados (32). Según los cálculos, fue una guerra sangrienta. Sin embargo,
cuando uno se percata del número pequeño de la población de los países, Bolivia
tres millones, Paraguay un millón, uno puede darse una idea de la verdadera
escala del conflicto.
Evaluación de la Guerra
El desgaste de aviones y pilotos durante la guerra
fue alto para ambos lados. El principal aniquilador de aviones y pilotos fueron
los accidentes operacionales. De los nuevo Curtis “Falcon” que Bolivia había
ordenado, se perdieron dos en combate y cuatro en accidentes durante la guerra
(33). Paraguay perdió cuatro aviones en accidentes de entrenamiento con cuatro
muertos durante la guerra (34). Durante la guerra, Bolivia volaba entre 57 y 62
aviones de combate y 22 aviones entrenadores y de transporte. Paraguay volaba
32 aviones de combate y 23 aviones entrenadores y de transporte. Según cifras
oficiales paraguayas, durante la guerra Paraguay perdió ocho aviones en combate,
un Wibault, cuatro Potez 25, un CANT, dos Fiat CR20 y Bolivia perdió diez, 6
Osprey, un Junker, un Hawk y un Curtis Falcon (35). La principal causa de estas
pérdidas en combate fue el fuego terrestre. Los combates de aire a aire eran
relativamente pocos. Sin embargo, cuando las fuerzas aéreas se enfrentaban
ocurrían combates agresivos entre los aviones caza, como por ejemplo un choque
insólito entre un bombardero Potez 25 paraguayo y dos bombarderos Breguet XIX
bolivianos (36).
En varias ocasiones, hubo ataques muy exitosos en
contra de bases aéreas y depósitos de abasto del enemigo. El ataque paraguayo
de más éxito durante la guerra se llevó a cabo en contra de la pista de
aterrizaje y el depósito boliviano en Ballivián el 8 de julio de 1934. Cuatro
Potez 25, escoltados por dos aviones de combate Fiat, lanzaron 40 bombas sobre
la pista de aterrizaje boliviana y destruyeron, como mínimo, cuatro aviones de
combate Curtis estacionados y dañaron otros aviones. Los bombarderos Potez
también atacaron y destruyeron el depósito de combustible principal en
Ballivián lo que ocasionó una escasez severa de combustible para un ejército
que ya estaba padeciendo de escasez de combustible y abastos (37). El mayor
éxito del Cuerpo Aéreo Boliviano ocurrió en la Batalla del Carmen en noviembre
de 1934 cuando las unidades aéreas bolivianas cubrieron la retirada del Cuerpo
de Caballería atacando constantemente a las unidades de avanzada paraguayas. El
hecho de que la fuerza boliviana pudo escapar se debió en gran medida a los
esfuerzos de los pilotos (38).
Aviones de Apoyo
Si bien las escuadrillas de aviones de combate y de
bombardeo de ambas fuerzas aéreas obtuvieron la mayoría de la gloria, los
humildes y desarmados aviones de transporte y de uso general de ambas fuerzas
aéreas desempeñaron papeles muy importantes en la guerra. Ambos lados
utilizaron una amplia variedad de aviones livianos y de transporte para apoyar
a sus fuerzas.
Al inicio de la guerra, los militares bolivianos se
adueñaron de la aerolínea civil Lloyd Aéreo Boliviano (LAB) que contaba con
cuatro aviones livianos de transporte resistentes Junkers F13, un solo motor,
seis pasajeros, y tres de los aviones de transporte Junkers W34 más grandes.
LAB recientemente había comprado un Ford Trimotor que se utilizaba como avión
de transporte hasta que fue destruido en un accidente. En diciembre de 1932,
Bolivia recibió tres aviones de transporte Junkers JU52 trimotor de Alemania.
La construcción resistente del JU 52, sus buenas características de vuelo y su
capacidad de carga de tres toneladas, lo hacían un avión ideal para las
condiciones de vuelo en América del Sur. Para ser un país pequeño, Bolivia
contaba con una capacidad de transporte aéreo bastante impresionante y los
problemas de logística en el Chaco exigían que dicha capacidad se utilizase al
máximo durante la guerra para transportar hacia el frente de batalla abastos
necesarios de municiones, combustible y medicina. Durante la guerra, solamente
los JU 52 transportaron al frente de batalla más de 4400 toneladas de carga.
Paraguay también metió apresuradamente en servicio
una amplia variedad de aviones de transporte y de uso general. A fines de 1932,
Paraguay le había comprado a los Estados Unidos dos monoplanos Travel Air Model
S-6000 de seis pasajeros para que sirvieran como ambulancias aéreas. También
compró un avión italiano de transporte Breda 44, bimotor para utilizarlo como
una ambulancia aérea. Durante la Guerra del Chaco ambos lados utilizaron
extensamente sus aviones para transportar a enfermos y heridos desde las pistas
de aterrizaje en el frente de batalla a hospitales permanentes en la
retaguardia. Se calcula que durante el transcurso de la guerra el JU 52
transportó a la retaguardia 40000 tropas bolivianas heridas y enfermas. La
capacidad de carga de los Travel Air y Breda 44 paraguayos eran menos, pero por
lo regular volaban una distancia más corta a buques hospitales completamente
equipados que estaban anclados en los puertos de Concepción y Puerto Casado.
Las tropas gravemente heridas eran transportadas al Hospital Central Militar en
Asunción (39) Las ambulancias aéreas volaban constantemente y varios miles de
tropas paraguayas fueron evacuadas por aire durante la guerra.
El General Estigarribia utilizó extensamente los
aviones livianos de enlace alrededor de la región y para reunirse con sus
comandantes superiores (40). Estigarribia también utilizaba los aviones
livianos para llevar a cabo su propio reconocimiento sobre el frente de batalla
(41). El presidente de Paraguay, Eusebio Ayala, a menudo utilizaba el avión
para visitar a las tropas y reunirse con Estigarribia. Esa fue la primera
guerra donde los líderes políticos se reunían personalmente con los líderes
militares durante las operaciones en zonas grandes y aisladas del teatro de
guerra. El principal avión de enlace y de estafeta de alta velocidad de
Paraguay fue el avión consolidado Model 21 C, PT 11, fabricado por los Estados
Unidos. Paraguay también compró por lo menos un Curtis “Robin”, dos DeHavilland
DH 60 “Moths” y dos aviones livianos Junkers A-50 para enlace y tareas de
transporte liviano.
Operaciones Aéreas Navales
En vista de que todas las tropas y abastos que
Paraguay enviaba al Chaco se embarcaban por el Río Paraguay, el control aéreo
sobre el río cobró una importancia considerable. La Armada Paraguaya tenía un
arma aérea pequeña, Aviación Naval, equipada con dos hidroaviones de canoa
Macchi M.18 y un hidroavión Savoia S59 bis. La Armada acantonó su pequeña
fuerza en Bahía Negra en el sector norte del Chaco para apoyar a las fuerzas
del ejército que bloqueaban cualquier avanzada boliviana río abajo. Durante la
guerra, el arma aérea paraguaya voló 145 misiones, inclusive misiones de
reconocimiento y operaciones de ataque terrestre. La unidad aérea Naval mantuvo
a los bolivianos bajo presión en la parte superior del Río Paraguay e inclusive
llevó a cabo los primeros bombardeos nocturnos que se efectuaron en las
Américas. El 20 de diciembre de 1934, los dos Macchi M.18 bombardearon las
bases bolivianas en Vitriones y San Juan dejando caer 800 libras de bombas (42).
Los bolivianos también acantonaron una pequeña
escuadrilla aérea en el sector norte del Chaco y atacaron el tráfico por el río
paraguayo en varias ocasiones. En vista de la dependencia en el río como línea
de comunicación, la pérdida de una lancha cañonera o un buque de vapor grande a
causa de un ataque aéreo hubiera sido muy grave para Paraguay. Para
contrarrestar la amenaza aérea boliviana, la Armada Paraguaya utilizó sus
lanchas cañoneras pesadas, que estaban bien equipadas con ametralladoras
antiaéreas, para escoltar los botes con tropas o abastos y para servir como
baterías de artillería antiaérea flotantes en las bases principales de
Concepción y Puerto Casado. El rendimiento de las lanchas cañoneras fue
admirable y en varias ocasiones alejaron a los aviones bolivianos e inclusive
derribaron uno de sus aviones atacantes (43). A causa de los esfuerzos de la
Armada, los bolivianos ocasionaron daños mínimos al tráfico logístico de
Paraguay.
Eludiendo el Embargo de Armas
Si bien ambas fuerzas aéreas enfrentaban un
desgaste de aviones considerable, el problema de encontrar aviones de reemplazo
se dificultaba a causa de un embargo sobre la venta de armas a ambos combatientes
por parte de la Liga de las Naciones y el gobierno norteamericano (44). Sin
embargo, aunque los embargos eran inconvenientes, tanto Bolivia como Paraguay
dieron muestras de ingeniosidad al evadir los controles internacionales e
importar suficientes aviones para mantener a sus fuerzas aéreas volando.
Bolivia dependía del apoyo de Chile. Ese país había
comprado la licencia para ensamblar algunos aviones Curtis, inclusive el Curtis
“Falcon”. En vista de que los “Osprey” bolivianos estaban desgastados por el
combate y los accidentes, los bolivianos querían un avión de combate biplaza y
más rápido y el “Falcon” era un reemplazo excelente. Los bolivianos pudieron
importar varios “Falcon” de Chile durante la guerra en vista de que Chile
silenciosamente ignoraba el embargo de la Liga de las Naciones (45). Los
aviones Curtis “Hawks” y “Sea Hawks”, los mejores aviones de combate en
Bolivia, también fueron comprados a través de una conexión chilena.
El intento más emprendedor de Bolivia para evadir
los embargos de los Estados Unidos y de la Liga de las Naciones sucedió en 1934
cuando Bolivia hizo un pedido de cuatro bombarderos Curtis “Cóndor”. Estos
bombarderos biplanos grandes transportaban una carga de bombas de una tonelada,
tenían tres torteas, cada una con una ametralladora calibre .30 y de gran
alcance. Oficialmente, los bolivianos querían esos aviones para el “transporte
médico”, pero en vista de que los “Cóndor” fueron ordenados con equipo militar,
inclusive torretas, ametralladoras y portabombas, eso fue poco probable. La
explicación probable del motivo del pedido fue que en vista de que las cosas
iban sumamente mal en el campo de batalla y el hecho de que los bolivianos
querían un bombardero pesado con el alcance para bombardear a Asunción desde
Bolivia, los “Cóndor” llenaban los requisitos.46 Cuando Estados Unidos rehusó
permitir la venta de los aviones, los bombarderos fueron comprados por
subterfugio por una aerolínea recién creada, la Tampa-New Orleans-Tampico (TNT)
Airline. Los cuatro “Cóndor” llegaron hasta Perú, momento en que el gobierno
norteamericano fue alertado y exhortó a Perú a que embargara los aviones.
Bajo el embargo de la Liga de las Naciones, Francia
embargó 19 aviones ordenados por Paraguay y los Países Bajos detuvo el envío de
cinco Fokker CV. No obstante, los paraguayos mostraron gran ingeniosidad al
igual que los bolivianos en obtener los aviones. Siete Potez 25 vendidos por
Francia a Estonia fueron misteriosamente desviados y enviados a Paraguay (47)
Durante la guerra, Uruguay y Argentina conspiraron para apoyar las compras de
armamento de los paraguayos. Uruguay permitió que aviones provenientes de
Europa se transbordaran en sus puertos y Paraguay compró a través de fuentes
argentinas una variedad de aviones entrenadores, de transporte y de enlace.
Conclusión
La Guerra del Chaco es un buen ejemplo de cómo
fuerzas aéreas pequeñas pueden provocar un impacto importante en una guerra.
Las dos fuerzas aéreas, que rara vez ponían en servicio más de 15 aviones de
combate en el caso de los bolivianos y nunca más de diez en el caso de
Paraguay, desempeñaron papeles importantes en todas las etapas del conflicto.
Ambas fuerzas aéreas mostraron aptitudes tácticas e
ingeniosidad considerable. El sistema de evacuación aeromédica de ambas fuerzas
tuvo mucho éxito y les salvó la vida a miles de soldados que, de lo contrario,
hubiesen muerto en las condiciones primitivas de los hospitales en campaña. El
hecho de que estas pequeñas fuerzas aéreas pudieron mantener los aviones en
funcionamiento en las condiciones miserables del Chaco es testigo de la
dedicación de sus iniciativas de mantenimiento. Si bien el desempeño del
Ejército Boliviano era deficiente en la batalla, el Cuerpo de Aviación salvó en
ocasiones a unidades del ejército en retirada de la destrucción total al atacar
incesantemente y destruyendo a las fuerzas paraguayas.
El rendimiento de ambos comandantes aéreos fue muy
competente. El Tte Cnel Almonacid de la Aviación en Campaña de Paraguay y el
Coronel Bilbao Rioja y el Tte Cnel Jordán de Bolivia merecen reconocimiento por
haber logrado mucho con muy pocos recursos. En cuanto a los comandantes del
teatro, Paraguay tuvo la buena fortuna de tener en José Estigarribia uno de los
mejores Generales en las Américas. Con fuerzas inferiores, él repetidamente rebasó
el flanco, sobrepujó en maniobras y aniquiló a unas fuerzas enemigas que
estaban mejor equipadas. El utilizó sus unidades aéreas muy eficazmente en los
roles de reconocimiento y ataque terrestre. Por otra parte, los bolivianos
fueron servidos muy deficientemente por sus comandantes—especialmente el
General Hans Kundt que resultó ser un desastre para las armas bolivianas. No
sólo fue este producto del Estado Mayor Alemán un táctico incompetente, sino
que repetidamente descartaba la información precisa que sus pilotos le
presentaban—información que podría haber convertido el desastre en Campo Vía en
una victoria boliviana.
Notas
1. La
rivalidad en cuanto a los reclamos sobre el Chaco se trata en David Zook, The
Conduct of the Chaco War, New Haven: Bookman Associates (1960), 13–47. Para una
buena reseña de la diplomacia del conflicto, ver Bryce Wood, The United States
and Latin American Wars 1932–1942. New York: Columbia University Press
(1966).
2. Adrian English, The Armed Forces
of Latin America. London: Jane’s (1984), 348–49.
3. Una buena
reseña de la iniciativa de defensa paraguaya se encuentra en Lorenzo Livieres
Guggieri, El Financiamiento de la Defensa del Chaco 1924–1934. Asunción: Arte Nuevo Editores (1983).
4. Francis McMurtrie, Ed., Jane’s
Fighting Ships 1935. London: Sampson, Low, Marston and Co. (1935), 394.
5. Adrian
English, The Armed Forces of Latin America, 76.
6. Ibid., 77.
7. Para leer
sobre la influencia militar alemana en Bolivia y el papel desempeñado por Hans
Kundt, ver Coronel Julio Díaz Arguedar, Historia del Ejército de Bolivia. La Paz (1940), 751–769.
8. Bruce Farcau, The Chaco War.
Westport, Connecticut: Praeger Press (1996), 87.
9. Para leer
una buena biografía general de Estigarribia, leer Alfredo Seiferheld,
Estigarribia. Asunción: Laurel (1986). También leer las memorias de
Estigarribia: José Félix Estigarribia, The Epic of the Chaco, ed. Max Ynsfran.
New York: Greenwood Press (1950) x-xiv y 5-9.
10. Para un
recuento de la aviación militar boliviana hasta la Guerra del Chaco, leer
Coronel Julio Díaz Arguedar, Historia del Ejército de Bolivia 1825–1932, La Paz
(1940), pág. 83–110.
11. Consultar
Coronel Aquiles Vergara Vicuna, Bernardino Bilbao Rioja. La Paz (1948).
12. Para
obtener un informe detallado sobre todos los aviones que se volaron durante la
Guerra del Chaco, ver Dan Hagedorn y Luis Sapienza, Aircraft of the Chaco War.
Atglen, PA: Schiffer Publishing Co. (1997).
13. Sobre los
inicios de la aviación paraguaya, ver Capt Felix Zarate Monges, La Aviación
Paraguaya Antes y Durante la Guerra del Chaco. Asunción (1985).
14. Francois
Pernot, “Les Missions Aeronautiques Françaises en Amerique Du Sud dans les
Annees Vingt”, Revue Historique des Armées, Núm. 185 (December 1991), 97–107.
15. Bruce Farcau, The Chaco War, 51.
16. Ibid., 52.
17. Bruce Farcau, The Chaco War,
54–61.
18. David Zook, “Airpower in the
Chaco War”, The Airpower Historian (January 1961), 25-26.
19. Dan
Hagedorn y Luis Sapienza, Aircraft of the Chaco War, 43.
20. Ibid.,
31.
21. Victor
Insfran Diana, La Aviación Militar Paraguaya en la Guerra del Chaco. Asunción:
Chronos S.R.L. (1987), 7.
22. Dan
Hagedorn y Luis Sapienza, Aircraft of the Chaco War, 31.
23. George von Rauch, “The Green
Hell Air War”, Air Enthusiast Quarterly, Núm. 2 (1976), 207.
24. Los
paraguayos habían perdido dos aviones de combate Wibault en accidentes al
inicio de la campaña. Los bolivianos perdieron dos de sus seis Vickers Type 143
“Scouts” en accidentes.
25. Sobre la
historia de los aviones Curtis en el servicio boliviano, ver Dan Hagedorn,
“Curtis Types in Latin America”, Air Enthusiast, 67.
26. Johann Jacob, “Bolivian Tin”,
Air Enthusiast, Núm. 72 (Nov/Dec 1997).
27. Bruce Farcau, “The Chaco: War
for the Hell of It”, Command Magazine, No. 12 (Sept/Oct 1991), 17.
28. Bruce Farcau, “The Chaco: War
for the Hell of It”, 21.
29. David Zook, The Conduct of the
Chaco War, 163-165.
30. Bruce Farcau, The Chaco War,
157.
31. David Zook, The Conduct of the
Chaco War, 167.
32. Pablo E.
Tufari Recalde, La Guerra del Chaco, Asunción (1987), 176.
33. Dan Hagedorn and Luis Sapienza,
Aircraft of the Chaco War, 49-53.
34. Monges, 271.
35. Ibid., 270-274
36. Dan Hagedorn and Luis Sapienza,
Aircraft of the Chaco War, 31-32.
37. Dan Hagedorn and Luis Sapienza,
Aircraft of the Chaco War, 35; Von Rauch, 212.
38. David Zook, The Conduct of the
Chaco War, 209.
39. Sobre el
sistema médico paraguayo, ver Carlos José Fernández, La Guerra del Chaco, Vol. VII, Asunción: Editorial Histórica (1987), 143-156.
40. David Zook, The Conduct of the
Chaco War, 132.
41. Ibid.,
192.
42. “Los Ecos
del primer Bombardeo Nocturno en la Guerra del Chaco”, Chaco-Re, No. 28
(julio/septiembre 1989), 12-13.
43. Robert Scheine, Latin America: A
Naval History 1810-1987. Annapolis: Naval Institute Press (1987), 124.
44. Wood, 63-64.
45. Dan Hagedorn, “Curtis Types in
Latin America”, Air Enthusiast, No. 45 (1992), 67-70.
46. Ibid.,
72-74.
47. George von Rauch, “The Green
Hell Air War”, 210.
Fuente: http://www.au.af.mil