8 de mayo de 2019
HORIZONTE ARTIFICIAL - INTEGRAL GIROSCÓPICO CAPITÁN CARLOS DE HAYA
Hay quien entiende, como Carlos de Haya González de
Ubieta, que la vida es un servicio constante a la Patria; razón primera y
última por la que todas sus acciones, incluidas las de máximo riesgo, se
encaminan a tal fin.
Carlos de Haya González de Ubieta.
Trayectoria militar
El General del Ejército del Aire Emilio Herrera
Alonso resume la trayectoria militar de Carlos de Haya, de la que extractamos
los siguientes aspectos.
Nacido en Bilbao en 1902, a los dieciséis años
ingresó en la Academia de Intendencia Militar, de la que salió en 1921;
promovido a Alférez, es voluntario para ir a Marruecos: quiere servir a España
en este disputado territorio; asignado a la Comandancia Militar de Melilla.
Tomó parte muy activa en numerosos convoyes a las posiciones avanzadas,
librando combates a menudo y participando en la reconquista de la posición de
Afrau.
Ascendido a Teniente, corría el año 1925 cuando
solicitó pasar a la Aviación Militar. Realizó el curso de piloto en el
aeródromo de Albacete y el de transformación en el aeródromo de Cuatro Vientos,
próximo a Madrid.; periodo de aprendizaje tras el cual fue nuevamente destinado
al Rif, quedando encuadrado en la escuadrilla Bristol estacionada en el
aeródromo de Nador, localidad próxima a Melilla.
Durante la campaña del Rif cumplió misiones de
reconocimiento y bombardeo en el sector de Sidi Messaud y en el Yebel Udía, los
poblados de Tasaguín e Inmalaten y en otros varios lugares por donde, venciendo
enconadas resistencias, avanzaban los soldados españoles.
A finales de 1926 fue designado para seguir un
curso para pilotar hidroaviones realizado en Los Alcázares, para una vez
concluido regresar a su escuadrilla en Melilla, allí también existía una base
de hidroaviones: la del Atalayón en la Mar Chica.
Ocupado el Rif en 1927, y en consecuencia
desaparecido el frente oriental del Protectorado, la escuadrilla Bristol fue
trasladada al aeródromo de Auámara, dependiente de la Comandancia de Larache,
en la zona occidental. El Teniente De Haya operó en este frente bombardeando
Tazarut, los poblados de Royarsa, el Zoco el Had de Beni Berkul, donde resultó
herido en el apoyo a la columna del Comandante Fernando Capaz Montes, y otros
objetivos en la kabila de Beni Arós.
El 20 de julio de 1936 comenzó su actuación en la
Guerra Civil pilotando el Douglas DC-2 capturado por el Capitán Vara de Rey en
el aeródromo sevillano de Tablada. En este periodo inicial alternó el
transporte de tropas de Marruecos a la Península durante el primer puente aéreo
de la historia con ataques a los barcos de la escuadra del Frente Popular
republicano que trataban de bloquear el Estrecho de Gibraltar, y bombardeos
nocturnos a los aeródromos inmediatos a Madrid con otros diurnos de apoyo a las
columnas nacionales que desde el Suroeste se dirigían a la capital de España.
Con todo, siempre destacado en las misiones que le
eran encomendadas, el auxilio al Santuario de la Virgen de la Cabeza, en la
Sierra de Andújar, fue la hazaña en la que escribió su nombre de manera
extraordinaria, como en el último acto de su vida que también se referirá. De
septiembre de 1936 a finales de abril de 1937, el Capitán Carlos Haya pilotando
diversos aviones siempre con riesgo extremo y muchas veces en solitario, abasteció
por el aire con tiempo bueno y malo a los acogidos en el Santuario, recorriendo
de noche grandes distancias sobre territorio enemigo, arrostrando el peligro de
los cazas y del fuego antiaéreo que mordió los aparatos varias veces ya que,
para precisar los lanzamientos en el reducido perímetro de la posición sitiada,
hubo de volar en ocasiones a ras de suelo. Una emotiva reseña de la defensa y
suministro del Santuario puede leerse en: La epopeya del Santuario de la Virgen
de la Cabeza
Carlos de Haya González de Ubieta.
Estos servicios aéreos iban alternados con acciones
de bombardeo nocturno en los progresivamente ampliados frentes del Centro,
Norte y Aragón, en una labor infatigable.
Finalizada la epopeya del Santuario, recibió el Capitán
De Haya el mando de una escuadrilla de bombardeo nocturno con aviones Junkers
52, con la que operaría en Andalucía, la franja cantábrica y en las batallas de
Brunete y Belchite.
Dado que tenía reconocida la aptitud para pilotar
cazas solicitó ser destinado a tal efecto. Se le agregó al Grupo legionario N°
23, “As de bastos”, como jefe adjunto de
escuadrilla. Y aquí culmina su trayectoria, con otra muestra de valor y
sacrificio. El 21 de febrero de 1938, víspera de la reconquista de Teruel por
las tropas nacionales, una formación de 24 Fiat CR-32 avistó una masa de
aproximadamente 40 aviones de caza enemigos, entre Polikarpov I-15 y I-16
Chatos y Ratas, respectivamente. Entablado combate, Carlos de Haya se lanzó
contra un Chato que había cogido la cola a un Fiat poniéndolo en difícil
situación, y en el fragor de la lucha y ante el peligro que amenazaba a su
compañero, no dudó en llegar a la colisión con el enemigo; ambos aparatos
cayeron a tierra en la localidad de Aldehuela, en las inmediaciones del puerto
turolense de Escandón, muriendo los dos pilotos. El intento de recuperación del
cadáver por parte de su cuñado, el también excepcional aviador Joaquín García-Morato,
se puede leer en: “As de ases”.
Vuelos civiles
Terminada la guerra en el Protectorado de
Marruecos, realizó en septiembre de 1927 una vuelta a España con el Teniente
Pedro Tauler Pastor a bordo de un De Havilland Napier, en la que las etapas
nocturnas y algunas de muy mala visibilidad, obligaban a utilizar el
radiogoniómetro, aparato auxiliar de vuelo de incipiente utilización y
desarrollo, y a resolver los problemas técnicos que surgían con la aplicación
del innovador sistema.
En 1929 y junto al Capitán Cipriano Rodríguez,
volando el Breguet Gran Raid 12-71, de construcción nacional, establecieron las
plusmarcas, récords, de velocidad en circuito sobre 5000 y 2000 kilómetros, sin
carga, y 2000 kilómetros cargando 500 kilos. Dos años después, y con el mismo
avión, ambos llevaron a cabo el trayecto de Sevilla a Bata, en la Guinea
española, cubriendo de un solo salto los 4300 kilómetros, en un brillante y
preciso vuelo de veintiséis horas sombreando desde la altura el desierto del
Sahara y la selva del río Níger.
Inventor autodidacta y profesor
A su pasión por el vuelo unía Carlos de Haya una
imaginación creadora y fértil. Con el
recuerdo de sus etapas de vuelo sin visibilidad, ideó y desarrolló un
instrumento para posibilitar este tipo de vuelo a ciegas, que fue el primer
horizonte artificial operativo y fiable, asociado con un indicador de virajes.
Tan positivo resultó para la navegación aérea que entró en funcionamiento para
el Servicio de Aviación español y el de otras naciones con el nombre de
Integral Haya, Horizonte Artificial-Integral Giroscópico Capitán Haya.
Inventó un calculador de vuelo para aviones, patente
Haya.
En el terreno exclusivamente militar, inventó una
bomba antiaérea, incendiaria y de metralla, para arrojar en medio de
formaciones de aviones, y una espoleta de gran sencillez y más...
Ascendió al grado de Capitán en 1932, y a partir de
esta fecha ejerció el magisterio como profesor de vuelo en las Escuelas de
Pilotos de Alcalá de Henares y Cuatro Vientos. En 1936 se hallaba destinado al
aeródromo de Tablada, en Sevilla, como jefe de la 2a Escuadrilla de Breguet XIX
del Grupo 12.
Honores y recompensas
Carlos de Haya González fue ascendido a Comandante
por méritos de guerra, recibió la Medalla Militar y le fue concedida la Cruz
Laureada de San Fernando el 1 de septiembre de 1942 por los méritos contraídos
durante la campaña. Su cuerpo reposa en la Cripta del Santuario de la Virgen de
la Cabeza junto a otra figura heroica como es la del Capitán Santiago Cortés
González, alma y jefe de la defensa de aquel enclave serrano.
El Gobierno italiano le concedió el 2 de septiembre
de 1938 la Medalla de Oro al Valor Militar (Medaglia d'Oro al Valor Militare).
Una relación completa de honores y recompensas,
además de una completa biografía y homenaje, en la página
http://www.carlosdehaya.com, de la que tomamos el epilogo a nuestro artículo:
"Profesional y Caballero, era un hombre serio,
de elevada estatura y fuerte complexión, que se sometía a un esfuerzo constante
y de una férrea voluntad. Disciplinado, trabajador y activo; en frase de Jesús
Salas Larrazábal, al hacer su escueta biografía, dice textualmente:
"Carlos de Haya, con Ramón Franco y Joaquín García-Morato, formaban el
trío que debería haber modelado el Ejército del Aire Español."
Fuente: https://apuntessobrelamarcha.wordpress.com