A pesar
de su extraordinaria hazaña, Ekaterina Zelenko fue premiada por esta, con el
título póstumo de Héroe de la Unión Soviética, medio siglo después de llevarla
a cabo.
El 12
de septiembre de 1941, una escena trágica pero heroica tuvo lugar sobre el
pueblo ucraniano de Anastasievka: un bombardero ligero soviético Su-2 se
enfrentó a siete Messerschmitt alemanes en una persecución en caliente.
Tras haber
gastado toda su munición en derribar un caza enemigo, el Su-2 embistió
repentinamente contra otro, terminando el incidente con la muerte de ambos
pilotos.
No fue
la primera maniobra de embestida aérea de la historia, sino la primera (y por
ahora la única) realizada por una mujer.
Por
verdadera vocación
“Nació
para la aviación, como un pájaro nace para volar”, dijo su colega, Anatoli
Pushkin, sobre Ekaterina Zelenko. Enamorada de los cielos desde la infancia, a
la edad de 17 años se unió al aeroclub de Voronezh. Luego, en 1934, Ekaterina
se graduó con honores en la Escuela de Aviación Militar de Orenburgo.
Después
de finalizar sus estudios, fue enviada a Járkov, Ucrania, donde sirvió en la
19ª Brigada de Aviación de Bombarderos Ligeros. Allí, en los años de preguerra,
Ekaterina dominó el pilotaje de hasta siete tipos distintos de aviones.
Cuando
estalló la guerra contra Finlandia en 1939, Ekaterina se ofreció inmediatamente
como voluntaria para prestar servicio en el frente. A las mujeres pilotos no se
les permitió volar aviones en este conflicto, pero su apellido ucraniano la
ayudó. Al ver “Teniente E. I. Zelenko” en el formulario de solicitud, los
empleados del departamento de personal militar dieron el visto bueno, sin
sospechar que el piloto era una mujer (ya que la mayoría de los apellidos
femeninos en Rusia terminan en “a”).
Cuando
Ekaterina llegó al frente, no fue enviada de vuelta, convirtiéndose así en la
única mujer piloto en la llamada Guerra de Invierno. Sus ocho salidas
resultaron en la destrucción de una batería de artillería enemiga y un depósito
de municiones. Después de la guerra, se le otorgó la Orden del Estandarte Rojo
por sus logros.
La
última batalla
Al
comienzo de la guerra contra la Alemania nazi, Ekaterina Zelenko era una piloto
con mucha experiencia de combate. En 1941, un año catastrófico para la Fuerza
Aérea Soviética, este tipo de pilotos valían más que su peso en oro.
De
junio a septiembre, Zelenko voló en 40 misiones y participó en 12 batallas
aéreas. En julio, al frente de un grupo de bombarderos ligeros Su-2, participó
en la destrucción de una gran fuerza enemiga compuesta por 45 tanques, 20
carros blindados y un batallón de infantería. Todos los aviones soviéticos
volvieron a la base: un milagro en ese momento.
En los
primeros días de la guerra, era mucho más común que la Fuerza Aérea Soviética
sufriera pérdidas colosales. Los bombarderos a menudo carecían de escolta
porque simplemente no había suficientes cazas que pudiesen proporcionarla.
El día
fatal para Ekaterina Zelenko, 12 de septiembre de 1941, ella también tuvo que
volar en una misión de reconocimiento sin escolta, en tándem con su compañero
piloto de Su-2, el Capitán Lébedev. Sobre la aldea de Anastasievka en el
noreste de Ucrania, ambos aviones fueron atacados por los mencionados
Messerschmitt.
Lébedev
fue derribado casi instantáneamente, logrando aterrizar en un campo vecino.
Zelenko consiguió destruir un avión alemán, usando toda su munición en el
proceso. Entonces, tras ordenar a su navegante herido, el Teniente Pavlik, que
se lanzara en paracaídas, embistió a un segundo avión de combate enemigo,
quedando inconsciente; ambos aviones cayeron al suelo como piedras.
Hazaña
olvidada
Tanto
Lébedev como Pavlik se las arreglaron para volver detrás de sus propias líneas.
Pero ninguno de los dos presenció la hazaña o la muerte de Ekaterina Zelenko.
Ella fue simplemente registrada como desaparecida en acción. Los militares
quisieron otorgarle póstumamente el título de Héroe de la Unión Soviética, pero
dudaron al pensar que quizás hubiese sido hecha prisionera. En cambio, se le
confirió la Orden Menor de Lenin.
Monumento a Ekaterina Zelenko, Kursk, Rusia.
La verdad salió a la luz en 1943, cuando los residentes de la aldea liberada de Anastasievka contaron todos los detalles de la batalla aérea que habían presenciado. Y allí, entre los restos del bombardero Su-2 de Zelenko, se encontró el cuerpo quemado de la piloto (fue inmediatamente enterrado), así como su tarjeta del Komsomol y otros documentos de identidad. Pero no hubo tiempo de informar al mando, ya que tropas alemanas volvieron a entrar en el pueblo sólo unas horas después.
A pesar
de la confirmación de su excepcional valentía y de las repetidas solicitudes de
sus colegas, Ekaterina Zelenko no recibió el título de Héroe de la Unión
Soviética hasta el 5 de mayo de 1990, a título póstumo.
Fuente:
https://es.rbth.com