Por Carlos
Ay
Si bien
el acontecimiento que relatamos hace algunas semanas (¡Alerta nuclear en la IV
Brigada Aérea de Mendoza!) puede haber tomado por sorpresa al Brigadier Héctor
Fautario, Jefe de la Guarnición Aérea mendocina, es dable presumir que la
aparición de un avión de reconocimiento británico con “genealogía nuclear” no
era del todo “inesperable” para los más altos mandos de la IV Brigada Aérea (IV
Br Aé), la Fuerza Aérea Argentina (FAA) o el propio gobierno nacional.
Lidiando
con inquilinos y visitantes “incómodos”…
En esa
época, la República Argentina era gobernada por el gobierno militar de la “Revolución
Argentina” que presidía el Teniente General Juan Carlos Onganía. El Comandante
en Jefe de la Fuerza Aérea, Brigadier General Teodoro T. Álvarez, quien el
sábado 10/08 había sido anfitrión del presidente en la ceremonia del 56º Aniversario
de la institución, había indicado a la prensa que en el gobierno no había “ni
planes políticos ni intenciones de llamar a elecciones” y prefería orientar su
discurso hacia preocupaciones e intereses de neto corte profesional, tales como
“la constante modernización del material de vuelo, los trabajos de ampliación
de aeródromos, el proyecto de instalación de una fábrica de aluminio en la
Patagonia y las experiencias de cohetería en Mar Chiquita (Buenos Aires) y en
Chamical (La Rioja)”.
En ese
contexto, Mendoza era anfitrión de una escuadrilla de bombarderos RB-57F
Canberra reformados por la Fuerza Aérea de los EEUU (USAF) para misiones de
reconocimiento e inteligencia nuclear (véase Batallas aéreas de la Guerra Fría
libradas en Argentina) cuya presencia se extendió entre 1965 y 1971. Todo indica
que “el horno ya no estaba para bollos” dado que uno de esos Canberra había “revuelto
el avispero” el 23/07/1968 al sobrevolar a baja altura el aeropuerto de San
Carlos de Bariloche (Río Negro) en lo que la FAA indicaría posteriormente que
había constituido “una infracción a las normas de tránsito aéreo vigentes en
nuestro país”.
Día de
la Fuerza Aérea
Aspirantes de la Escuela de Suboficiales desfilan frente a jets Paris, Skyhawk y Meteor durante la ceremonia del 56º Aniversario de la Fuerza Aérea, realizada en Córdoba unas doce horas antes de la inesperada llegada del XL161 a El Plumerillo (foto: Diario La Nación, Buenos Aires, 11/08/1968).
La
aparición del Víctor británico, por su parte, se originaba en las 41 pruebas
atmosféricas que el gobierno francés realizaría entre 1966 y 1974 en los
atolones de Fangataufa y Mururoa (Polinesia), ensayos que se realizaban en
barcazas, desde globos de helio suspendidos o se dejaban caer desde aeronaves
en vuelo. Cada ensayo comprendía hasta ocho pruebas de disparadores y ojivas y
las detonaciones producían nubes polvo atmosférico radiactivo que los vientos
predominantes soplaban hacia la costa América del Sur.
Con el
propósito de vigilar el impacto de esos ensayos, la Royal Air Force (Real
Fuerza Aérea, RAF) modificó varias aeronaves Víctor SR.2 para recoger polvo
radiactivo y las desplegó al aeropuerto internacional “Jorge Chávez” de Lima
(Perú) para tomar muestras de aire cuando la nube radiactiva estuviese dentro
de alcance. La recolección se realizaba por la parte trasera de la nube donde
la intensidad de la radiación era más baja.
Los
despliegues fueron realizados todos por el 543º Escuadrón (543º Sqdn, Escuadrón
Nº 543) y se extendieron desde mediados de la década de 1960 hasta 1974. En
promedio, cada destacamento empleaba tres aeronaves y personal de apoyo durante
cinco meses, rotando personal en el punto medio de ese período. Los operativos
recibieron distintas designaciones, tales como “Alchemist”, “Aroma”, “Attune”
(1971) y “Vellum” (1974). Tras la conclusión de los ensayos franceses y los
vuelos de exploración británicos, todos los Víctor de la RAF fueron convertidos
en cisternas para realizar misiones de reaprovisionamiento de combustible en
vuelo.
En la
Metrópoli
Nuestro sujeto fotografiado un año después del incidente durante lo que parece haber sido una jornada de puertas abiertas en la antigua base aérea de la USAF Europe en Wethersfield, Essex (foto: Michael Thorne, 24/05/1969).
Según
Mike Beer, participante en uno de los operativos realizado en 1974 abordo del
XL161 (y veterano de la guerra de 1982), ingenieros británicos de armamentos
nucleares provenientes de Aldermaston (Berkshire) modificaron las máquinas en
Wyton (Cambridgeshire) con equipos de captura y recolección de muestras de aire
antes del despliegue. Colocaron cestas de filtro detrás de conos de extensión
en los tanques subalares que eran controladas eléctricamente (para abrirse o
cerrarse) desde la consola del airborne electronics officer (oficial de
electrónica abordo o AEO, la función de Beer) y se instalaron sensores que
medían la radiación en toda la estructura y entregaban al AEO información de
azimut y elevación. También instalaron una bomba de vacío que reforzaba el
acondicionamiento y la presurización en el sistema de aire acondicionado de la
cabina una vez que la nube había sido detectada.
De la
Guerra Fría a la Guerra del Golfo…
El exótico
visitante a Mendoza fue construido en Radlett (Hertfordshire) a inicios de la
década de 1960 e ingresó al servicio de la RAF británica en configuración Víctor
B.2 el 27/03/1961.
Su
destino inicial fue la 4 Joint Services Trials Unit (4 JSTU, Unidad Conjunta de
Ensayos Nº 4), con la cual realizó varios lanzamientos experimentales del misil
nuclear británico “Blue Steel” sobre el polígono “Woomera E”, completando 58
vuelos entre 1962 y 1965 desde la base aérea de Edinburgh, ubicada al norte de
Adelaida (Australia del Sur).
Los prototipos del proyecto “Blue Steel”, Vulcan XH539 y Victor XL161, sobrevolando el sur de Australia durante las pruebas del misil nuclear (foto: John Saxon, circa 1962).
Si bien
los ensayos estaban catalogados como “super secretos”, el XL161 se vio
involucrado en su inesperada revelación al público australiano el 17/08/1962
cuando la falla de uno de sus dos velocímetros provocó que el sistema de
control de vuelo reaccionara inadecuadamente para evitar que el avión superara
la velocidad del sonido mientras volaba a una altitud de casi 14.000 m (46.000
pies) al inicio de un ensayo de compatibilidad de sistemas e instrumentación.
Cuando
la tripulación intentó recuperar el control, la aeronave entró en una barrena
difícil de recuperar de la que sólo lograron sacarla a los 4.880 m (16.000
pies) después que el piloto John Baker activara el paracaídas de frenado para
reducir la velocidad de caída, recuperar la condición de vuelo nivelado,
desprenderse del misil en un polígono cercano a Port Wakefield y pasar 90
minutos consumiendo combustible para lograr un peso aceptable para el
aterrizaje de emergencia que concretaron poco después…
John
Saxon, otro de los tripulantes de ese espeluznante vuelo, asegura que “a pesar
de la excursión fuera de sus límites de diseño, el avión quedó en bastante buen
estado y, después de algunas reparaciones menores, volvió a lanzar más Blue
Steels… ¡en el polígono de Woomera, por supuesto!”.
Tras su conversión a configuración cisterna, el XL161 participó en incontables misiones de reabastecimiento en vuelo, incluyendo 44 salidas durante la I Guerra del Golfo Pérsico (foto: Victor Vulcan, Boscombe Down, 13/06/1992).
Tras su
retorno al Reino Unido a mediados de esa década, fue adaptado en la planta de
Handley Page para desempeñar funciones de reconocimiento estratégico en
configuración Víctor SR.2 y comenzó a operar con el 543º Escuadrón, unidad en
la que también se le realizaron las adecuaciones que lo llevarían a operar
desde Perú a fines de 1968.
Concluidas
las operaciones de monitoreo nuclear a mediados de la década de 1970, pasó
algún tiempo desafectada del servicio hasta ser modificado a configuración de
reabastecimiento en vuelo, Víctor K.2, y ser reasignado al 57º Escuadrón (1974)
y posteriormente al 55º Escuadrón (1982), unidades donde prestaría servicio a
distintas aeronaves de combate e inteligencia electrónica durante los últimos
años de la Guerra Fría.
Si bien
no existen evidencias de que haya participado en la Guerra de Malvinas en 1982,
sí sabemos que realizó 44 de las 299 salidas realizadas por el 55º Escuadrón
durante la I Guerra del Golfo Pérsico (1991), reabasteciendo caza-bombarderos
británicos Tornado, Jaguar y Bucaneer desde su base de despliegue en Muharraq
(Bahréin).
Chatarreado
El triste final de un ejemplar que merecía sobrevivir como mudo testimonio de la era (y las guerras) que le tocó protagonizar (foto: Alan Allen, Lyneham, 08/1995).
Dos
años más tarde, el 20/10/1993, realizó su último vuelo hasta la base aérea de
Lyneham (Wiltshire), donde continuó prestando servicio como material didáctico
(con matrícula “de mantenimiento” 9214M) hasta su indigna destrucción, o
“reciclaje”, en 08/1995…
Reconocimientos:
Un
agradecimiento muy especial para Marcelo Allende, Eduardo Amores y Andy Marden
por los aportes informativos e ilustrativos que hicieron a esta investigación.
Bibliografía:
Diarios
Clarín y La Nación (Argentina, 1968) y Tony Blackman con Garry O’Keefe: «Victor
Boys» (Inglaterra, 2012). Otras fuentes consultadas: Aerial Visuals, Aviation
Hub HQ, John Saxon, Key Aero y Key Military, Pista 18 (Facebook), UK National
Archives, Victor XM715 y Wikipedia.
Fuente:
https://www.gacetaeronautica.com