6 de febrero de 2019
MARTIN DREWES, RAPAZ DE LA NOCHE SOBRE LOS CIELOS DE ALEMANIA
As de caza nocturna de la Luftwaffe, se le
atribuyen 52 victorias durante la II Guerra Mundial
Por Jacinto ANTÓN
La guerra aérea nocturna entre cazas alemanes y
bombarderos aliados, especialmente británicos, fue una de las grandes, terribles
aventuras, de la II Guerra Mundial. Aunque lucharan con la esvástica en la
cola, al servicio último de un régimen despiadado y agresor, es difícil no
valorar a los pilotos de la Luftwaffe que noche tras noche, en circunstancias
que requerían una pericia y un coraje extraordinarios, se enfrentaron a las
devastadoras oleadas de aviones cuya misión era convertir en infiernos las
ciudades alemanas.
La bandada de búhos incluía a personajes tan
notables como Heinrich Prinz zu Sayn-Wittgenstein, El príncipe de las
tinieblas, un gran as, con 83 victorias, que planeaba matar a Hitler durante
una entrega de medallas, lo derribaron antes. El Mayor Martin Drewes, que
falleció en Brasil el 13 de octubre de 2013 una semana antes de cumplir los 95
años, fue una de esas aves rapaces de la noche de la Nachtjagd, la fuerza de
caza nocturna de Alemania.
En ese cometido y a los mandos principalmente de un
Messerschmitt Bf-110, un aparato con malos resultados diurnos pero que,
reacondicionado, se convirtió en uno de los más efectivos de la caza en
tinieblas, logró 43 victorias nocturnas, todas sobre bombarderos británicos, la
mayoría Lancasters, en los cielos sobre Alemania. Parecerán pocas si se
comparan con las de los grandes ases diurnos, que llegaron a pasar de los 200 y
hasta los 300 aparatos abatidos, pero los derribos en la noche eran mucho más
difíciles, y en consecuencia valiosos, que los de día. Había que encontrar al
enemigo, afrontar la escolta de los bombarderos y la artillería de estos e
incluso la letal tela de araña de la propia defensa antiaérea, que lo tenía
difícil para hacer distingos allá arriba.
Drewes, que fue condecorado con la preciada Cruz de
Caballero con hojas de roble, añadía a su cuenta en la oscuridad otras
victorias conseguidas antes en acciones diurnas, hasta contabilizar 52 aviones
enemigos derribados, 49 según otras fuentes. A señalar que uno, el de un
Gloster Gladiator, se produjo en un frente tan poco conocido de la contienda
como Iraq, adonde fue enviado el piloto en el año 1941 como parte de la fuerza
aérea alemana de apoyo a los rebeldes iraquíes alzados contra la monarquía
hachemita probritánica a fin de crear un régimen favorable al Eje en Oriente
Medio. Así que nuestro hombre probablemente ametralló algún día desde el aire a
los beduinos de la legendaria Legión Árabe de Glubb Pachá que luchaban junto a
los británicos en ese teatro de operaciones. Eso cuesta perdonárselo.
Nacido en un pequeño pueblo cerca de Hannover,
Drewes, hijo del farmacéutico local, entró en el ejército en un regimiento
panzer; fue transferido a la Luftwaffe en 1939 y comenzó su participación en la
guerra aérea realizando patrullas para la Kriegsmarine sobre el Mar del Norte.
Tras la aventura en el desierto iraquí, la unidad
de Drewes fue reconvertida para la caza nocturna. El primer derribo a oscuras
del aviador fue la noche del 17 de enero de 1943.
En marzo de 1944 fue nombrado comandante de
escuadrilla. El 20 de julio, tras derribar dos Lancasters, su avión resultó alcanzado
por la explosión de las bombas del último y él y sus tripulantes, el caza
nocturno llevaba un navegante y un artillero, tuvieron que saltar en paracaídas
y resultaron heridos. El ataque usual de noche era por debajo de los
bombarderos, usando el sistema de armamento Schräge Musik que apuntaba hacia
arriba.
En total voló en 252 misiones y entre sus presas se
contaron un Spitfire y siete bombarderos de EE UU. Para la caza nocturna equipó
su Meserschmitt Bf-110 G-4 solo con ametralladoras pues no le gustaban los
cañones, que, decía, arrancaban grandes trozos de los bombarderos que podían
dañar tu propio avión. Nunca abría fuego a más de 35 metros, para obtener un
blanco seguro.
Martin Drewes fue capturado por los británicos, pero
al finalizar la guerra emigró a Brasil en 1949 donde se casó con una brasileña,
trabajó en la aviación civil y luego en la Volkswagen. Es difícil decir lo que
pensaba al mirar el cielo de noche.
Fuente: https://elpais.com