15 de febrero de 2019
EL ORIGEN DE LA SUPREMACÍA AÉREA DE ISRAEL
Dos F 15 de las Fuerzas Aéreas de Israel
Por
Eli COHEN
El
pasado mes de octubre, el IHS Jane Information Group publicaba un ránking de
las potencias militares de Oriente Medio; en el primer puesto estaba Israel.
Bussines Insider se hizo eco de la noticia y un experto consultado por el
magazine declaró al respecto:
“Piloto
a piloto, fuselaje a fuselaje, la Fuerza Aérea israelí es la mejor del mundo”
A
menudo se escucha el tópico, especialmente cuando combate en los llamados
conflictos asimétricos, de que Israel tiene la mejor Fuerza Aérea de Oriente
Medio, o el Ejército más poderoso de la zona. Ambas cosas son ciertas. Aunque a
muchos les pese que haya conseguido desarrollar unas Fuerzas Armadas de élite,
es sobre todo en la Fuerza Aérea donde ha residido durante décadas la clave de
su supervivencia.
En
las guerras asimétricas, también llamadas de tercera generación, libradas en
Gaza contra Hamás o en el Líbano contra Hezbolá, dos grupos armados que no
poseen aviación militar alguna, el uso de cazas y helicópteros de combate por
parte de Israel se ha entendido como un “abuso desproporcionado” y demás
retahíla de calificativos que no resisten cualquier análisis medianamente
elaborado.
Sin
embargo, dejemos a un lado a los cortoplacistas, y analicemos lo evidente: con
una de las mejores fuerzas aéreas del planeta, si Israel quisiera llevar a cabo
un genocidio, éste se llevaría a cabo en un par de horas, sin necesidad de
sacrificar a hombres sobre el terreno. Lo cierto es que, si el Estado judío
quería sobrevivir en un entorno hostil, debía tener el dominio del cielo. Sobre
todo, dado que es un país con un tamaño de 22145 km cuadrados, el tamaño del
estado de Nueva Jersey, y con una fisonomía estrecha, entre Jerusalén y el mar
Mediterráneo hay apenas 50 kilómetros, y desde Netania a la línea verde, donde
supuestamente estará la frontera con una hipotética Palestina, sólo median 14
kilómetros. Sus enemigos, especialmente
Egipto y Siria, que intentaron en tres ocasiones convertir a Israel en un solar
deshabitado, debían quedar sometidos al poderío de las Fuerzas Aéreas de Israel
(FAI).
Los
orígenes
Pero
las FAI, las más míticas de todo Oriente Medio según muchos analistas e
historiadores como Andrew Brookes, no nacieron precisamente en medio de la
abundancia y las facilidades. Sus orígenes son, como casi todo en la génesis de
Israel, épicos.
El
germen de las FAI fue el Sherut Avir (“servicio aéreo”) creado el 10 de
noviembre de 1947 ante la inminente partición de Palestina en dos Estados, uno
árabe y otro judío. El Sherut Avir seguía la misma dinámica y operativa que su
predecesora Palavir, la fuerza aérea de la Haganá, el ejército clandestino de
los judíos durante el mandato británico.
El
14 de mayo de 1948, cuando el Estado de Israel declara su independencia, el
Sherut Avir sólo contaba con 25 aviones, la mayoría provenientes de Aviron, las
líneas aéreas civiles judías en Palestina, que comenzaron a operar en 1936.
Irak para entonces contaba con 100 aparatos, Egipto con 54 y Siria con 50,
todos ellos muchos más avanzados que la veintena de aviones israelíes; Egipto,
por ejemplo, contaba con Spitfires, Hawker Hurricanes y C-47, muy superiores a
la flota de las FAI.
Los
mahals
El
26 de mayo siguiente, ya iniciada la guerra contra ocho ejércitos árabes, Egipto,
Siria, Transjordania, Líbano, Yemen, Irak, Arabia Saudí y el Ejército Árabe de
Liberación, formado por unos 6000 voluntarios procedentes de Yugoslavia,
Turquía, Alemania, y de desertores británicos, se crean oficialmente las FAI.
Además
de los aparatos de aviación civil ingeniosamente adaptados para el combate, los
primeros aviones que los israelíes pudieron adquirir fueron suministrados por
Checoslovaquia, único país que, con la esperanza de atraer al recién creado
Israel a la órbita soviética, accedió a venderles armas. Los Avia S199 checos
eran ciertamente más peligrosos para sus pilotos que para el enemigo; de hecho,
las improvisadas pistas de despegue de estos cazas debían estar provistas de
postes anclados en lugares estratégicos para poder levantar el fuselaje. No fue
hasta otoño del mismo año cuando los checos enviaron algo más competitivo, los
Spitfire y los P-51D Mustang. Aun así, el camuflaje y las insignias de los
pilotos israelíes se aplicaban sólo cuando era posible, los trajes de vuelo
eran los que podrían traer los propios pilotos, y los escalones de transporte
en los aeródromos consistían en una pila de automóviles requisados en las
calles de la ciudad más próxima.
Pero
las jóvenes FAI no sólo tenían que lidiar con unos aparatos ineficientes u
obsoletos para hacerse, en evidente minoría, con el dominio aéreo; también
tenían que hacer frente al hecho de que no tenían pilotos expertos. Fueron los
mahals, voluntarios extranjeros judíos y no judíos, en su mayoría pilotos
experimentados de la II Guerra Mundial, los que cubrieron esa importante
laguna. Uno de los mahals más legendarios fue el piloto americano Milton
Rubenfeld, que se unió como voluntario a la RAF antes de que los EEUU entraran
en la contienda mundial, y después de la guerra fue reclutado por Hyman
Shechtman y Al Schwimer para luchar por la supervivencia de Israel.
Rubenfeld,
Ben Dulkenman, Mickey Marcus (interpretado por Kirk Douglas en la película La
sombra de un gigante) David Boxer o Herbert Fischbein, junto a 3500 voluntarios
más, consiguieron, entre otras hazañas, entrenar y organizar unas fuerzas
aéreas que no contaban con manuales técnicos ni de entrenamiento, y que
llevaban a cabo sus procedimientos operacionales sobre la marcha. En 2013,
Nancy Spielberg, hermana del archiconocido director, homenajeó a los mahals con
el documental Above and Beyond: The Birth of the Israeli Air Force.
Al
terminar el conflicto, un año después, y aunque aún las FAI no habían logrado
la supremacía aérea total sobre sus enemigos, la victoria en el cielo fue
decisiva para ganar la guerra, tal como han concluido historiadores como
William Norton y Shlomo Aloni. Sin las FAI, probablemente, Israel se habría
quedado en un intento.
De
inexpertos a los mejores
No
obstante, la victoria no significó el fin de las vicisitudes para las FAI. Los
mahals regresaron a sus casas en 1949 y la Knéset destinaba la mayoría de los
fondos de Defensa, en aquellos duros comienzos, a armar unidades más
experimentadas de infantería. En 1953, el General Dan Tolkovski es nombrado
comandante en jefe de las FAI y en él recayó la tarea de organizar una aviación
repleta de pilotos inexpertos. Bajo Tolkovski el principal proveedor de nuevos
aparatos fue Francia, hasta que el General De Gaulle decidió cambiar de
clientes y proveer a los enemigos árabes de Israel.
Los
Mirage franceses se convirtieron en el avión de combate más famoso del mundo
cuando las FAI consiguieron acabar en sólo tres horas con las fuerzas aéreas de
Egipto, Siria y Jordania, el 5 de junio de 1967. Durante la Guerra de los Seis
Días, las FAI se alzaron como una de las mejores fuerzas aéreas del mundo, y
ases del aire como Giora Epstein se ganaron su lugar en el libro de la historia
militar.
Hasta
el día de hoy, como confirma el ránking de IHS Jane, las FAI ocupan lo más alto
del podio de las fuerzas aéreas de Oriente Medio. Periódicamente lo demuestran,
con misiones como la Operación Ópera de 1981, que destruyó el reactor nuclear
iraquí; la Operación Mole Cricket 19, en la que por primera vez unas fuerzas
aéreas occidentales conseguían neutralizar la red de misiles tierra-aire de
fabricación soviética utilizada por los sirios, o la Operación Orchard, llevada
a cabo el 6 de septiembre de 2007, en la cual las FAI destruyeron el reactor
nuclear sirio; si el régimen de Asad hubiera desarrollado armas nucleares,
ahora las consecuencias, tras una guerra civil de más de 4 años, habrían sido
escalofriantes.
La
organización, el entrenamiento, y su precisa efectividad, en 2007 lograron un
ratio de víctimas civiles de 1:30; en palabras de Alan Dershowitz, “ningún
ejército de la historia ha alcanzado un mejor ratio entre combatientes y bajas
civiles en un entorno comparable”, rodean a las FAI de un aura mítica, que
comenzó gracias al ímpetu de unos cuantos voluntarios que pilotaban verdaderas
cafeteras volantes.
El
nacimiento y desarrollo de las FAI reflejan perfectamente, a su vez, la
historia de la formación y el éxito de Israel: la necesidad y las adversidades
alimentaron el motor del ingenio que hizo posible que las FAI alcanzaran el
estatus de legendarias y que Israel no fuera un proyecto fallido.
Fuente:
http://elmed.io