9 de febrero de 2019
EL AS ALEMÁN QUE DERRIBÓ 17 AVIONES EN UN DÍA
Hans-Joachim Marseille fue una figura icónica de la
aviación de caza alemana durante la II Guerra Mundial. Fue ampliamente
reconocido por otros ases del momento y muy galardonado por sus hazañas en el
aire. Su habilidad a los mandos de su caza le permitía dominar el combate aéreo
llegando a la increíble cifra de 17 derribos en un solo día.
De ascendencia francesa, Hans-Joachim Marseille
nació el 13 de noviembre de 1919 en Berlín-Charlottenburg. Durante su infancia
Marseille fue un niño rebelde al que le gustaba mucho bromear y causar
problemas. A pesar de nacer en la Alemania de posguerra vivió con comodidad
debido a que su padre, oficial veterano de la I Guerra Mundial, tuvo un empleo
estable de policía en Berlín. Tras el divorcio de sus progenitores, la madre se
casó con otro oficial de apellido Reuter. De adulto recuperó el apellido de su
padre biológico. Una vez graduado de bachillerato a los diecisiete años,
Hans-Joachim expresó su deseo de convertirse en aviador.
Tras la I Guerra Mundial y la firma del Tratado de
Versalles, el ejército alemán había sido desmantelado hasta su mínima
expresión. Únicamente se permitía un máximo de 100.000 hombres para la defensa
del territorio nacional con total prohibición para poseer aviación militar o armas
pesadas. El objetivo del tratado era hacer que Alemania dejara de ser una
amenaza para sus vecinos, especialmente para los franceses. La industria
aeronáutica alemana sufrió duramente en los años 20 y los únicos desarrollos se
dieron en la aviación civil. El tratado de Versalles sin embargo no prohibía a
Alemania de poseer una flota aérea de transporte civil por lo que en ese sector
se vieron ciertos desarrollos técnicos. Algunas de las innovaciones en el
diseño de aviones fueron el tren de aterrizaje retráctil, el ala baja
cantiléver, células de fuselaje semimonocasco y la cabina cerrada. La
construcción de estos aviones de transporte de pasajeros, mercancía, turismo y
deportivos fueron por mano de empresas como Heinkel, Arado, Dornier, Focke-Wulf
y Messerschmitt. Estas compañías acabarían produciendo la letal maquinaria que
llevaría la guerra a los cielos de Europa, África y Asia.
A pesar de las restricciones del tratado de
Versalles los jefes superiores de la Wehrmacht crearon organizaciones para
adiestrar futuros pilotos de caza para la fuerza aérea. A menudo estas
organizaciones estaban camufladas como escuelas de vuelo civil o eran
directamente clandestinas.
El 1 de marzo de 1933 el canciller del Reich Adolf
Hitler anunció la existencia de la recién creada Luftwaffe. Para entonces la
Jagdwaffe como Fuerza de Caza necesitaba una intensa modernización ya que
estaba equipada por anticuados Heinkel He-51 y Arado Ar-68, que eran
esencialmente aviones de la I Guerra Mundial ligeramente mejorados. El
ministerio civil que supervisaba la Luftwaffe era el Ministerio de Aeronáutica.
Hermann Göering, a la cabeza de este ministerio abrió concursos públicos para
que las empresas compitieran por suministrar un avión de caza que cumplieran
con los requisitos exigidos. Fue el Diplomingenieur y fundador de su propia
compañía, Willy Messerschmitt, quien ganó el concurso contra todo pronóstico
con el magnífico diseño del Bf-109. Siendo todavía un adolescente Marseille se
apuntó a la escuela de vuelo de la Deutsche Lufthansa y se alistó a la
Luftwaffe a finales de 1939. Habiendo superado la escuela de pilotos de caza
llegó a tiempo de participar en la batalla de Inglaterra.
Inicios. Inglaterra y África
La vulnerabilidad del Sur de Gran Bretaña a los
ataques aéreos había quedado demostrada en la I Guerra Mundial con los ataques
de Zepelines y Gotha contra Londres y otros objetivos de la región. Tras la
caída de Francia en junio de 1940 y con los alemanes apostando sus aeródromos
en el Paso de Calais, el Fighter Command de la R.A.F había comenzado a reforzar
el sureste de Gran Bretaña. Tras ser enviados a Alemania a descansar y reparar
sus aviones los escuadrones de caza empezaron a prepararse para un ataque
masivo sobre el Reino Unido. El plan de invasión de Gran Bretaña tenía el
nombre en clave Seelöwe y una de las premisas esenciales para su éxito era la
consecución de la superioridad aérea. En los cielos se decidiría el destino de
Gran Bretaña.
Frente a las numerosas formaciones de cazas
alemanes había 29 Escuadrones de Hurricanes y 19 Escuadrones de los nuevos
Spitfires. Con su Cuartel General en Bentley Priory el Fighter Command
controlaba los Grupos o Regiones de Defensa Aérea. Cada Grupo estaba dividido
en Sectores que tenían las letras A, B, C, D, … controlados desde sus puestos
de mando respectivamente. Cuando las estaciones de radar detectaban aviones
enemigos, una compleja red de líneas telefónicas conectaba los puestos de mando
con el Fighter Command informando de la amenaza. Tras una evaluación y cuando
se consideraba que la traza era hostil se pasaba a la Sala de Operaciones. Los
escuadrones británicos eran dirigidos entonces para interceptar a la fuerza
atacante conociendo de antemano su posición, altitud, velocidad y fuerza
estimada.
Por su parte los alemanes pretendían cortar la
yugular de la R.A.F destruyendo sus aeródromos, fábricas de aviones y
estaciones de radar. Las alas de bombarderos a nivel y bombarderos en picado
Stukas se afanaban por conseguir este objetivo escoltados por los cazas. Aparte
de estas tareas de escolta los cazas tenían permitidas misiones de caza libre
buscando a los cazas de la R.A.F. En estos enfrentamientos de caza contra caza
se vieron algunos de los duelos más memorables de la II Guerra Mundial.
Durante la Batalla de Inglaterra Hans-Joachim
Marseille se convirtió en as con siete derribos y siendo derribado en cuatro
ocasiones. Estuvo asignado al IV/JG 52, Grupo cuarto del ala de caza 52, hasta
que fue transferido por insubordinación. Marseille era un joven aficionado a la
vida nocturna; “Bien parecido, con novias en todas partes, irresponsable y con
un encanto irresistible” como relataba su jefe de unidad Johannes Steinhoff.
Marseille a menudo estaba demasiado cansado para volar al día siguiente para
exasperación de sus mandos.
Él y su fama de playboy fueron trasladados al
I/JG-27 al norte de África como apoyo al Afrika Korps del Mariscal de Campo
Erwin Rommel “el zorro del desierto”. Fue en esta campaña en la que Marseille
se consagraría como uno de los mejores pilotos de caza de la historia. Su
carácter fue cambiando progresivamente hasta convertirse en un piloto mucho más
serio, profesional y del que sus compañeros podían fiarse. Redactó un programa
de adiestramiento intensivo y practicó hasta la saciedad maniobras muy
complicadas para perfeccionar el manejo del mítico Bf-109.
Bf-109E “Emil” personalizado de Hans-Joachim
Marseille durante la batalla de Inglaterra. El alemán consiguió todos sus
derribos con este mítico caza. También aparece un bombardero bimotor
Heinkel-111 y un Hawker Hurricane de la R.A.F.
El piloto
Marseille era un individualista, un espíritu libre
y esos rasgos quedaban reflejados en su estilo de vuelo. Prefería actuar como
un “lobo solitario”, solo él y su numeral. La valiosísima experiencia acumulada
durante la Guerra Civil Española provocó que los alemanes desarrollaran
tácticas superiores a la de los aliados. Werner Mölders fue el principal
ideólogo de las nuevas tácticas para cazas modernos. Una Sección es la unidad
más básica consistente en una pareja de cazas con un líder y su escolta. En una
Sección el líder concentra su atención en la búsqueda de objetivos y es el primero
en ejecutar el ataque. Su numeral vuela de forma libre a una distancia
adecuada, ligeramente por debajo, cubriendo el ángulo muerto del líder. El
tiempo que puede dedicar el punto a detectar amenazas en el aire se maximiza y
aumenta la seguridad de la unidad. Cuando el líder ataca el numeral sigue la
maniobra y la acompaña protegiendo las espaldas del jefe.
Durante la I Guerra Mundial y al principio de la
segunda los aliados volaban en una formación de tres aviones en V. El gran problema
de este sistema era que los pilotos debían prestar una enorme cantidad de
atención a solo mantener la formación. Cada vez que una formación realizaba un
viraje los pilotos debían ajustar sus velocidades para mantener la cohesión. En
combate las dificultades hacían que esta tarea fuera extremadamente complicada.
Esa rigidez y poca maniobrabilidad hacía que la formación fuera muy inferior al
enfrentarse a formaciones más flexibles. Se puede expandir una Sección a una
unidad más grande llamada Escuadrilla. Una Escuadrilla está formada por dos Secciones
y permite aumentar aún más las ventajas del nuevo sistema. La primera Sección
ejecuta los ataques mientras que la segunda queda a una altura superior
dominando el área de combate. Cualquier amenaza que aparezca inesperadamente
será detectada y eliminada con prontitud. Los aliados reconociendo la
superioridad de esta formación la acabarían copiando con el nombre de “cuatro
dedos” que sigue vigente a día de hoy.
Marseille tenía su estilo personal de ataque a
veces poco ortodoxo, pero efectivo. Cuando detectaba una formación enemiga
realizaba la maniobra de aproximación junto a su numeral para colocarse en una
posición ventajosa. Los alemanes elegían atacar siempre con el sol a sus
espaldas enmascarando el ataque hasta el último momento. Cuando decidía
emprender su ataque se lanzaba en un picado vertiginoso contra el enemigo
disparando el armamento del Bf-109. Los disparos eran de una precisión
quirúrgica, del motor hacia la cabina y luego al resto del fuselaje. Nadie
sabía realmente cómo era capaz de apuntar de esa forma tan milimétrica. En la
maniobra solía acabar pasando entre los aviones enemigos atravesando sus
formaciones en lo que era “una verdadera temeridad para cualquier otro piloto”.
Cuando eran atacados a menudo los pilotos británicos
optaban por volar en un círculo defensivo de modo que las espaldas de cada
piloto estaban cubiertas por el que venía detrás. Cualquier enemigo que se
colocara a las “seis” de un elemento del círculo sería derribado
invariablemente. Sin embargo, Marseille desafiando a la lógica acometía sus
ataques a pesar de esta formación defensiva circular. Para ello se colocaba
detrás de algún elemento del círculo y abriendo sus flaps y reduciendo la
potencia todo lo que podía, conseguía reducir el radio de giro escapando de ser
abatido y ejecutando al enemigo con un disparo de deflexión. Esta forma de
proceder requería una gran pericia ya que al reducir tanto la velocidad se
puede provocar que las alas no generen la suficiente sustentación y el avión
entre en pérdida desplomándose a tierra.
Escuadrilla alemana formada por dos Secciones o
pareja de cazas. Las valiosas experiencias recogidas en España dieron fruto a
esta nueva formación que maximizaba la flexibilidad y la seguridad de la
unidad.
La vista prodigiosa de Marseille le permitía
avistar al enemigo antes de que le detectaran a él y su puntería extraordinaria
le permitía cosechar grandes éxitos usando muy poca munición. El 24 de
septiembre de 1941 logró cinco victorias aéreas, un bombardero y cuatro Hawker
Hurricane británicos. El 6 de junio de 1942 logró derribar seis P-40 Hawk,
cinco de ellos en los cinco primeros minutos del combate.
El corresponsal de guerra Fritz Dettman recoge en
su libro Die Wehrmacht el día más importante de la carrera de Hans-Joachim
Marseille. Los hechos ocurrieron el 1 de septiembre de 1942 cuando sobre los
cielos de El Alamein derribó a tres Curtiss P-36 y un Spitfire, en la segunda
misión del día derribó a otros ocho P-36 y en la tercera, en una misión de escolta
de bombarderos Ju-88, mandó al suelo a cinco P-40 Hawk. ¡Diecisiete victorias
en un día! un récord increíble, pero lo más llamativo es el tiempo que tardaba
Marseille en derribas cazas aliados uno tras otro. Tomemos como ejemplo la hora
de los derribos en la segunda misión del día, cuando el as alemán derrotó él
solo a un escuadrón entero: 10:55h, 10:56h, 10:58h, 10:59h, 11:01h, 11:02h,
11:03h, 11:05h. En el mes de septiembre de 1942 derribó 61 aviones enemigos, la
facilidad de este aviador para deshacerse de sus oponentes no tenía comparación
en el momento.
Hans-Joachim Marseille posa junto a un Hawker
Hurricane derribado en el Norte de África, marzo de 1942.
Muerte y legado
Hans Joachim Marseille, apodado por sus compañeros “Jochem”,
murió a los 22 años el 30 de septiembre de 1942 cuando ya el Afrika Korps de
Rommel estaba prácticamente derrotado. De vuelta de una misión de escolta,
algunos pilotos vieron salir humo de la cabina del Bf-109 de Marseille y todos
oyeron por la radio decir “Hay humo en mi cabina” seguido de toses, “No veo, no
veo”. Jochem invirtió el avión para liberar la carlinga, se había desabrochado
las cintas de sujeción, pero la corriente de aire le mantuvo asido al asiento.
Intentó salir como pudo muy debilitado y medio asfixiado. Al saltar sus
compañeros vieron como su cuerpo golpeaba la cola del avión y se precipitaba
inconsciente o muerto al vacío. Fue enterrado en el cementerio de héroes en
Derna, Libia y se construyó una pirámide en el mismo lugar en el que cayó. El
epitafio de su tumba reza “Invicto”.
Tumba del as de la Luftwaffe en el desierto de
Túnez, a siete kilómetros de Sidi Barani.
Con 158 victorias aéreas Hans-Joachim Marseille fue
condecorado con la Cruz de Caballero con Diamantes y Hojas de Roble, uno de los
más altos galardones militares del momento. Otros aviadores legendarios como
Erich Hartmann, el mayor as de toda la historia, Günther Rall, tercer mayor as
de la historia y Adolf Galland, as de jet con el M-262 y figura clave de la
Luftwaffe presentaron sus respetos y lo recordaban como “el mejor”.
Tras su muerte y para subir la moral del escuadrón 3/JG-27
se le llamó “La escuadrilla de Marseille”.
En 1957 se rueda en Alemania la película “La
estrella de África” relatando su vida y su servicio como piloto. El timón de
cola del último caza que pilotó decorado con sus victorias está expuesto en el
museo Luftwaffenmuseum der Bundeswehr en Berlín Gatöw. También uno de los
homenajes más emotivos fue en 1984 cuando en una reunión de veteranos del
Afrika Korps se invitó al soldado negro sudafricano Mathew P. Letuku, que por
aquel momento fue hecho prisionero por los alemanes y se convirtió en amigo
íntimo de Marseille.
A la izquierda y señalando a la cámara Marseille y
la derecha el soldado Mathew P. Letuku. Ambos acabarían siendo grandes amigos
Bf-109 F-4/Tropical de Marseille. Esta variante
estaba modificada especialmente para las condiciones extremas del desierto. La
arena causaba estragos en los motores y por ello se añadieron filtros a los
tubos de entrada de aire, sellos hidráulicos y cubiertas protectoras. También
permitía extender una sombrilla para proteger al piloto en tierra.
Fuente: https://archivoshistoria.com