4 de febrero de 2019
ASES ALEMANES DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL - HANS-ULRICH RUDEL
Hans-Ulrich Rudel nació en Konradswaldau, Alta
Silesia, Alemania, en 1916 y falleció en Rosenheim, Alemania en 1982. Piloto
alemán de la II Guerra Mundial, poseedor de la más alta condecoración alemana,
la Cruz de Hierro con Hojas de Roble en Oro, Espadas y diamantes, del III
Reich.
En su hoja de servicios oficial, le adjudican 2530
misiones de combate, en las que reclamó la destrucción de 519 tanques
soviéticos, el acorazado Marat, dos cruceros, 9 aviones enemigos derribados,
150 baterías antiaéreas, 70 lanchas de desembarco, incontables puentes, líneas
ferroviarias y cientos de embarcaciones fluviales hundidas. A pesar de haber
sido derribado 30 veces por la artillería antiaérea enemiga, Rudel nunca fue
abatido por un caza enemigo. Su lema principal era "sólo quien se da por
vencido, está perdido".
Nacido en Konradswaldau, Silesia el 2 de julio de
1916, en el seno de una familia protestante, su padre era ministro, Hans Ulrich
Rudel se destacó desde temprana edad por su espíritu inquieto y ávido de
emociones fuertes.
En 1924 los padres de Hans asistieron a una
exhibición aérea en la localidad vecina de Schweidnitz, pero decidieron no
llevar al pequeño Hans muy a pesar del llanto y el pataleo. A la vuelta de
estos el muchacho los asaltó con preguntas acerca de aquel evento, sobre todo
de ese increíble acto en el que un hombre descendió suavemente pendiendo de un
paracaídas. Luego de mil ruegos la madre accedió a construirle un modelo con un
pedazo de seda atado a una piedra. Pero esto no fue suficiente y al domingo
siguiente al quedarse solo nuevamente decidió llevar a la práctica su teoría de
que "lo que hace una piedra puedo hacerlo yo mismo". Equipado con el
paraguas materno subió al primer piso, salió a la cornisa de la ventana, abrió
el paraguas y antes de llegar a meditarlo se arrojó al vacío, aterrizando en un
cantero con el doloroso resultado de una fractura y múltiples torceduras. Pese
al dolor y a la cólera de sus padres estuvo resuelto de ahí en más, quería ser
aviador.
Tiempo más tarde se volvería un motociclista
aficionado dando tenebrosos saltos mortales sobre rampas hechas con tablas.
Destacado por ser un deportista de excelente condición y a la vez un estudiante
apenas sobre lo que se consideraría mediocre, se graduó con esfuerzo del
bachillerato y cuando consideraba imposible el empezar una costosa carrera de
piloto comercial surgió el llamado a oficiales de reserva de la renaciente
Luftwaffe. Pesé a lo exigente del examen de ingreso, más aún considerando su
escaso apego por los libros, logra ser admitido. Tras la instrucción militar,
no muy diferente al de la infantería, inició su instrucción de vuelo y el
estudio de materias técnicas.
Se graduó como piloto apenas en el promedio y
temiendo no ser considerado para la tan codiciada especialidad de caza no duda
en ofrecerse voluntario para volar Stukas, avión de reciente fabricación y muy
publicitado como "El arma suprema". Decepcionante sería el enterarse
más tarde que casi toda la promoción había sido destinada a la aviación de caza.
En 1938 inició su instrucción de bombardeo en picada,
los flamantes Junkers Ju.87 Stuka comenzaban a reemplazar a los más vetustos
Henschel He-123 en la tarea. Una vez más se encontró progresando lenta y
penosamente en su aprendizaje al punto de llegar a ser considerado una causa
perdida por sus instructores. Debido a esto, y ante una solicitud de pilotos
para el Centro de Reconocimiento Aéreo, los jefes de escuadrilla decidieron que
era una oportunidad para desembarazarse de aquel "caso" que además
tenía la extraña costumbre de no beber alcohol, solamente leche.
Para 1939 la invasión de Polonia encontró a Rudel
efectuando tediosos vuelos de reconocimiento los que sin embargo le darían un
importante entrenamiento en la materia, agradecería esto más tarde durante esos
prolongados vuelos sobre la estepa rusa, casi sin referencias en el terreno y
con muy poco margen para el error.
A pesar de todos los contratiempos ascendió a
Teniente y el 11 de octubre de 1939 recibió la Cruz de Hierro de 2da Clase.
Desdeñado también de este servicio por confusos partes médicos respecto a su
tolerancia al vuelo en altura, termina arrumbado en el papeleo de un Regimiento
de Instrucción desde donde vio la campaña de Francia pasarlo por alto,
efectuando ocasionales vuelos de enlace.
Finalmente, sus ruegos surtieron efecto y fue
enviado a su antigua escuadrilla de Stukas, pero para entonces las misiones en
Francia habían terminado. Aprovechó el tiempo para asimilar lo mejor posible lo
aprendido por los otros pilotos en las dos campañas precedentes. Sin llegar a
ser un "prodigio" aprendió lo más posible en cada vuelo, aunque esto
no logró evitar que la escuadrilla lo dejara atrás cuando parte a Europa
Oriental.
Rudel después de su misión de combate 1300 junto a
Hensckel que celebra la número 1000
Sería su fama de "oveja negra" la que en
mayo de 1940 le daría su oportunidad bajo el mando de otro
"indeseable" jefe de escuadrilla, el cual lo llevaría a formar parte
del empuje alemán hacia el este bajo el 1er escuadrón del Grupo 2 de
bombarderos en picado.
La Operación Barbarrosa fue lanzada el 22 de junio
de 1941. En septiembre de 1941 el escuadrón fue trasladado al sur de Luga desde
donde se lanzan ataques a la región de Leningrado. Enfrentados a una barrera de
fuego antiaéreo formidable y a los ocasionales lances de los cazas rusos, los
Stukas del StG 2 consiguieron sus primeros éxitos contra los buques de la Flota
Soviética del Mar Báltico en el puerto de la isla de Kronstadt.
En particular los acorazados Marat y Revolución de
Octubre, de 23000 toneladas, junto a sus cruceros escoltas habían sido objeto
de una constante persecución. Rudel tuvo su primer encuentro con el Marat, un
monstruo erizado de armas antiaéreas, el 16 de septiembre, cuando siguiendo a
su jefe de escuadrilla en un temerario picado a través de la capa nubosa
alcanza la popa de éste con su bomba de 500 kilos. Aunque la espesa coraza del
buque apenas es mellada por la carga explosiva deja un precedente, el buque ha
quedado marcado.
Formación de Stukas
Finalmente, el 21 de septiembre llegaron las bombas
de 1000 kilos y con ellas una nueva chance. Cuando el 23 recibieron un informe
de reconocimiento que indicaba que el Marat había entrado al puerto de
Kronstadt, todo estaba listo, las largas discusiones de los pilotos sobre como
asestarle el golpe debían dar paso a la acción.
El cielo estaba de un azul inmaculado y hasta el
último rastro de bruma había sido barrido por la brisa marina. Apenas alcanzada
la franja costera, la formación de Stukas que volaba a 3000 metros, se topó con
la caza rusa que intentó en vano cortarles el paso, el fuego concentrado de los
artilleros de cola y su propia desorganización los obligó a desistir. En cambio,
el fuego antiaéreo alcanzó proporciones dantescas cuando estaban a menos de 15
kilómetros del puerto, por lo que sintieron que la distancia era inmensa. Un
solo impacto puede ser suficiente para borrar del cielo un avión.
Ya sobre Kronstadt avistaron al Marat anclado junto
a dos cruceros. Siguiendo a su líder e imitándolo como una sombra Rudel
atravesó los 3 kilómetros que lo separaban del blanco y se lanzó en picado,
mientras el resto se debatía en un infierno de fuego antiaéreo y cazas rusos
describiendo un alocado carrusel.
Picando el Stuka a 70 u 80 grados el Marat se
encuadró en su visor, se hizo enorme, todos sus cañones parecían apuntar
directamente hacia él, obligándolo a atravesar un muro de fuego. Debían pasar,
si lo lograban los "Kameraden" en tierra no se verían detenidos por
el fuego concentrado de la artillería principal de ese gigantesco buque y
pagarían menos caro cada centímetro de terreno.
Junkers Ju 87 G, la versión que ayudó a desarrollar
Rudel
El Capitán Steen iba delante y pegado a él Rudel
intentaba no embestirlo, al tiempo que el blanco se acercaba más y más al punto
de no poder errar. Sobre cubierta los marineros corrían de un lado a otro
llevando las municiones. A 300 metros la pesada bomba se desprendió del vientre
del Stuka que inmediatamente inició la recuperación de ese descenso macabro.
Luego del velo negro que se cruzó por sus ojos, producto de la brutal
desaceleración recuperó el conocimiento y se encontró volando a escasos 3
metros del agua.
La voz de su artillero lo sobresaltó al decir
"Mi Teniente, ¡el barco salta!" Al virar observó como el Marat
desaparecía bajo una nube de humo de unos 400 metros de alto, probablemente su
bomba impactó la santabárbara. El Jefe del StG 2 pidió para Rudel la Cruz de
Caballero.
Hans Ulrich Rudel bebe de la copa de Honor de la
Luftwaffe, otorgada el 20 de octubre de 1941
En la navidad de 1941 Rudel voló su misión número
500 y el 30 de diciembre fue condecorado con la Cruz Alemana en oro, otorgada
por el mismísimo General Freiherr Wolfram Von Richthofen, primo del famoso
Barón Rojo) cuyo nombre designaba al StG 2. Durante este corto y fructífero
período, puentes, lanchones y vehículos saltaron por los aires al paso de su
Stuka.
Por lógica se decidió su retiro del frente para ser
destinado a Graz, su vieja escuela de Stuka donde tendría que pasar sus
conocimientos y experiencias a las nuevas generaciones. Renegando por no poder
estar junto a sus camaradas ahora que el frente está tan convulsionado, Rudel
emprendió el regreso al oeste. Antes de contraer matrimonio en su pueblo natal
con la bendición de su padre, quien celebró el oficio, tomó el mando de la
escuadrilla de entrenamiento, llevando a sus alumnos contra puentes y
campanarios locales con la intención de enseñarles las técnicas adecuadas.
En los escasos momentos de ocio encontró tiempo
suficiente para consagrarlo a los deportes que lo mantenían en excelente
condición física, tan requerida para la tarea a desempeñar. Con esta nueva
camada de pilotos consiguió en junio de 1942, mediante el usual método de
fastidiar a los mandos, el traslado a Crimea.
El frente una vez más está a un tiro de piedra de
su aeródromo. Para septiembre se le encomendó el mando del 1er Staffel del
StG2, la que fuera su vieja unidad, que a la sazón se encontraba combatiendo en
el endemoniado frente de Stalingrado, para ese momento su escuadrón se vio
envuelto en una frenética batalla, en su mayoría contra tanques, incluso cuando
ya se había demostrado que los resultados que se obtenían con bombas eran
mínimos.
Desde sus cabinas los pilotos vieron como el frente
se derrumbaba y aún pese a sus esfuerzos el cerco sobre la ciudad se cerraba
estrangulando al Sexto Ejército Alemán.
Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro en oro
recibida por Rudel
A pesar de ello, las salidas se sucedieron, hasta 6
por día, volando del amanecer al crepúsculo, con lluvia, nieve, niebla y techos
de nubes que en ocasiones se arrastraban pesadamente a pocos metros del suelo,
representando un riesgo constante de colisión contra el terreno u otros
aviones. Sumado a todo esto estaba el fuego antiaéreo que lejos de reducirse se
había potenciado aún más. Así llegó el 10 de febrero de 1943, día en que Rudel
alcanzó su salida de combate número 1000. Sus pilotos festejaron el
acontecimiento con un cerdo que se convirtió en numerosos y sabrosos platos,
pero Rudel tenía poco que festejar pues el jefe de Grupo le había ordenado
tomarse licencia, su estado de salud había decaído notablemente y pese a haberse
fugado del hospital no consiguió evadir la orden de su jefe. Sus hazañas
alcanzaron estado público convirtiéndose en un nuevo héroe nacional.
De camino a su pueblo natal, Rudel hizo escala en
Berlín para visitar el Ministerio del Aire. Allí se le encomendó dirigirse a
Rechlin, base de ensayos de material, donde un comando a las órdenes del Capitán
Stepp, estaba trabajando en poner a punto un nuevo "método" para
atacar tanques. Lo que en un principio parecía ser una estratagema para
alejarlo del frente resultaría ser el principio del uso de un arma desdeñada
por muchos y usada con maestría por Rudel.
Tras recibir su ascenso a Capitán, Rudel se evadió
de su destino en Rechlin dirigiéndose directamente a Briansk donde se llevaban
a cabo los ensayos operativos de las nuevas armas. Un Ju.88 armado con un cañón
de 75 mm en la proa, que se reveló monstruoso e ingobernable y el algo más
dócil Ju.87 G con dos cañones de 37 mm. Siendo de por sí un avión lento, el
Stuka se vio degradado aerodinámicamente con estas protuberancias colgando de
sus planos, lo que provocó el inmediato rechazo por la mayoría de los pilotos,
sumado a la dificultad que implicaba la puntería que demandaba volar bajo y
disparar casi a bocajarro del blanco. Pese a ello Rudel le encontró ciertas
bondades y se dedicó a estudiar los puntos débiles de los tanques rusos.
Inédita imagen de un Hans-Ulrich Rudel en actitud
relajada
El momento de probarlo llegaría con una orden de
traslado inmediato a Crimea. En Kertsch encontró a sus camaradas del StG 1 que
una y otra vez remontaban vuelo para bombardear a la marea rusa. El primer
intento de uso del "cañonero" tropezó con un desastre mucho antes de
poder siquiera divisar los tanques, el avión de Rudel recibió fuego antiaéreo y
se vio obligado a retornar mientras los demás fueron alcanzados por cazas rusos
que los pusieron en fuga.
Rudel concibió entonces la fórmula que le daría al
ju.87 G el éxito esperado, formaciones mixtas de Stukas cañoneros y
bombarderos, estos últimos se encargarían de distraer y eliminar el fuego
antiaéreo mientras los otros podían dedicarse más tranquilos a la caza. El
binomio demostró su efectividad en los ataques a los puertos de Jeisk y Achtary
en el Mar Negro, donde un verdadero enjambre de barcas desplazaba refuerzos.
Empleando munición convencional en los cañones los aviones de Rudel consiguieron
desmembrar setenta barcas.
En marzo de 1943 durante un combate de tanques
alrededor de Belgorod, Rudel destruyó el primer tanque con la nueva arma. El 10
de mayo de 1943 Rudel recibió las Hojas de Roble para su Cruz de Caballero, de
manos del Führer en la Cancillería. Con las pruebas concluidas, se le permitió
reincorporarse a su viejo escuadrón "Immelmann" con la condición de
que continuara probando el avión artillado, cosa que a Rudel no desagradó.
Consiguiendo hacerse de uno de estos se unió a sus viejos camaradas, a los que
les mostró lo que había descubierto en sus ensayos. Más tarde los hombres de
Briansk se le unirían con más de estos "Panzerjagder" disponiendo así
de dos escuadrillas sumadas a las de Stukas bombarderos.
El Stuka de Rudel destruyendo tanques soviéticos en
1944
En el primer día de la Operación Citadel, los nueve
aviones antitanques de Rudel fueron enviados para apoyar a la 3ra División
Panzer SS que se encontraba en feroz combate contra blindados rusos. Para el
final del día el solo había destruido doce blindados.
El 25 de octubre de 1943 se le encomendó a Rudel
las espadas para su Cruz de Caballero con Hojas de Roble, las que recibió en
noviembre nuevamente de manos del propio Hitler en Prusia Oriental. En marzo de
1944 es ascendido a Mayor al completar su misión número 1500.
Derribado un camarada suyo a manos de un caza ruso,
Rudel decidió, como lo había hecho tantas veces, descender para rescatarlos, no
pudiendo volver a remontarse debido al terreno terminó viviendo una peripecia
de la que su querido artillero no sobreviviría, se ahogó cuando cruzaba el
helado río Dniester.
Perseguido por patrullas rusas, herido y al final
casi desnudo, terminó regresando a las propias líneas. Por esta increíble y
azarosa acción el 29 de marzo de 1944 se le encomendó los diamantes para su ya
recargada Cruz de Caballero con Hojas de Roble y Espadas.
Derribado en noviembre de 1944 cerca de Budapest,
retornó al servicio con una pierna enyesada, sumado a sus pies casi descarnados
luego de aquella prolongada caminata sin zapatos. Aun así, siguió volando, a
pesar que no podía hacer uso del timón por no poder pisar los pedales, lo que
lo convertía en un blanco más fácil para el fuego enemigo.
Hans-Ulrich Rudel
El 1 de enero de 1945 recibió la Cruz de Caballero
con Hojas de Roble en oro, Espadas y Diamantes, condecoración creada
especialmente para él. En febrero, mientras lideraba una misión cerca de Lebus,
ya en territorio alemán, es alcanzado por fuego antiaéreo y herido de gravedad
en la pierna derecha, aun así, logró regresar y fue inmediatamente conducido al
hospital de campaña donde le fue amputada la pierna.
Llevado luego a Berlín para su recuperación,
consiguió que se le colocara un miembro artificial con el que retornó al
combate una vez más. Ya como Coronel y al mando del mítico StG 2
"Immelmann" voló hasta el último día de la guerra. La cuenta interminable
llegó a 2500.
Cuando Alemania se rindió Rudel y sus hombres se
encontraban en Bohemia, su última misión consistió en lograr llegar hasta la
zona americana para no caer en manos rusas, quienes seguramente estarían
complacidos en echarle mano al "caza tanques", se dijo que Stalin
mismo había puesto precio a su cabeza. Arribaron al aeródromo de Kitzingen
cerca de Wurzburg, dónde fue hecho prisionero. Interrogado primero en
Inglaterra y luego en Francia fue luego enviado a Bavaria para su
convalecencia, la pierna cercenada seguía causándole problemas y dolor.
En 1948 Rudel emigró a la Argentina para trabajar
con el "Grupo Tank" del afamado ex diseñador de la Focke Wulf que fue
empleada en la Fábrica Militar de Aviones de Córdoba. Encontró también tiempo
para explorar los Andes, donde ascendió el Yuyaillaco de más de 6000 metros de
altura.
En los años 50 retornó a Alemania donde permaneció
hasta su muerte en 1982. Controvertido por sus afirmaciones respecto al
"destino de Alemania" y considerado como un "nazi
recalcitrante" fue siempre admirado, tanto por amigos como enemigos por su
arrojo y valentía más allá de toda prueba. Plasmada con simpleza en la frase
que oyó sonar en su mente mientras flotaba en las heladas aguas del Dniester y
que sería su cita favorita: “Solo esta vencido quien se da por vencido”.
Baumbach con Hans Ulrich Rudel y Adolf Galland en
Argentina
Rudel recibe la Cruz de Caballero de manos de Adolf
Hitler
Rudel después de 2000 salidas
Hans-Ulrich Rudel con su artillero Henschel
Hans-Ulrich
Rudel
Mayor Hans-Ulrich Rudel
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