17 de febrero de 2019
REPATRIARON LOS RESTOS DE UN BAHIENSE, HÉROE DE LA II GUERRA MUNDIAL
Las cenizas de Kenneth Charney, as de la aviación
británica durante la contienda que impactó al mundo entre 1939 y 1945, ya
descansan en el cementerio porteño de La Chacarita.
Kennet Charney, cuyo padre fue un voluntario
argentino condecorado en la I Guerra Mundial y llegó a la ciudad como gerente de
una empresa petrolera.
Por Adrián LUCIANI
Desde el 9 de Mayo de 2015, el sector británico de
La Chacarita, en la ciudad de Buenos Aires, cobija los restos del bahiense
Kenneth Langley Charney, quien fuera el mayor as de aviación nacido en suelo
argentino y comandante inglés durante la II Guerra Mundial.
Charney había fallecido en 1982 en Andorra y su
repatriación fue impulsada por el investigador local Claudio Meunier, autor de
libros como "Alas de trueno", junto a Oscar Rimondi, y "Nacidos
con honor".
Meunier no solo identificó la tumba abandonada de
Charney en un nicho del cementerio de La Massana, sino que también evitó que
sus restos terminaran en un osario y reconstruyó con no poco esfuerzo la
apasionante historia de este piloto criado en el centro de la ciudad, más
precisamente en el Hotel Atlántico, que entonces funcionaba en la esquina de
avenida Colón y Brown.
Se lo considera el mayor as de la aviación
argentina porque se le comprobaron 12 aviones enemigos derribados y otros 16
seriamente dañados. Incluso Pierre Clostermann, uno de los héroes más famosos
de la aviación francesa, voló bajo sus órdenes y en una carta dirigida a
Meunier recordó emocionado a su jefe.
"Lo llamaban el “Caballero Negro de Malta”
porque estuvo en la batalla de esa isla y era conocido por su temeraria táctica
de atacar de frente a los escuadrones de bombarderos alemanes para luego
liquidarlos uno a uno”, señaló Meunier.
Este piloto, ¿podría considerarse bahiense, pese a
haber nacido en Quilmes?
Sí, porque si bien nació en Quilmes a los 10 días
ya estaba con su familia viviendo en Bahía. Me dijo su sobrino, que trabaja en
el Colegio Aldemham de Inglaterra, que sus padres lo mandaron ahí como pupilo
porque era ingobernable. Incluso, al año lo devuelven a la Argentina por mala
conducta y pasa al Colegio San Jorge de Quilmes, donde también dura muy poco.
"Más tarde consigue trabajo en el frigorífico
Swift de Rosario. Siempre tuvo una vida alocada y la guerra fue lo mejor que le
pudo haber pasado porque era un aventurero que amaba la acción”.
Su infancia bahiense obedeció a que su padre, Harry
Charney, voluntario argentino condecorado en la I Guerra Mundial, trabajó como
gerente de la Anglo Mexican Petroleum y expendía combustible para la Aeroposta,
En 1934, ya como gerente de la Shell, se fueron a vivir a Hurlingham. Ken tenía
14 años.
¿Qué otro dato pudo recabar de la infancia bahiense
de Charney?
Era un chico bastante travieso. Cuando tenía apenas
10 años le sacó el automóvil sin permiso a su padre y fue detenido en plena
avenida Alem, en aquellos años conocida como Avenida de las Quintas, por exceso
de velocidad.
¿Por qué, cómo se intentó inicialmente, no se lo
pudo enterrar en Bahía Blanca, la ciudad donde se crió?
Cuando el Consejo de la Comunidad Británica decidió
ayudar en todo esto, me preguntaron si quería que los restos estuvieran en
Bahía Blanca, Buenos Aires o donde yo quisiera. Cuando fui a ver el lugar que
ofrecieron en La Chacarita, en el sector británico, me encontré que todos sus
compañeros de combate estaban en el mismo lugar.
"Por eso dije que debían estar juntos porque
en la guerra uno no solo combate, sino que lo hace para cuidarle el lomo a su
compañero. Es una cuestión de supervivencia y terminar juntos es muy
importante. Gracias a Dios pudimos cumplir el objetivo y este hombre valiente
descansa rodeado de sus compañeros".
En combate
"¡Manden a toda la Fuerza Aérea!"
Una acción. A fines de la guerra en Europa, volando
a baja altura en Francia, Charney descubrió una extensa columna de tanques y
vehículos blindados del VII Ejército alemán y dio la alerta diciendo:
"¡Manden a toda la Fuerza Aérea!".
Hurras. Minutos más tarde los aviones aliados
habían dejado en el Campo de combate 165 vehículos enemigos destruidos. La
acción hizo que el Caballero Negro de Malta fuera objeto de las felicitaciones
y hurras de las tropas de tierra.
La muerte.
Charney murió en 1982 Andorra, donde se dedicaba a
su otra pasión, el esquí. Lo mató un cáncer producto de la radiación a la que
estuvo sometido durante las pruebas atómicas realizadas en 1950 en las islas
Navidad.
Familia.
Su mujer, sus dos hijas y el resto de su familia ya
se habían alejado de él, seguramente por su adicción al alcohol contraída por
el trauma de la guerra.
Un verdadero trabajo de equipo
El retorno.
Meunier dijo que, si bien él aparece como la cabeza
visible del operativo retorno, hubo mucha gente que trabajó para concretar el
proyecto. Entre otros, mencionó a Alejandro Covello, comandante de Aerolíneas
Argentinas, además de Juan Membraba, piloto de Tracker en durante la Guerra de
las Islas Malvinas, y Carlos Perona, primer piloto argentino derribado en el
conflicto del Atlántico Sur.
Fuente: https://www.lanueva.com