15 de abril de 2019
"BOMBARDEAMOS TODO LO QUE SE MOVÍA"
Los ataques aéreos masivos que explican el
histórico rencor de Corea del Norte hacia los Estados Unidos
Por Guillermo D. Olmo
Los bombarderos B-29 y B-52 se convirtieron en la
pesadilla de la población civil norcoreana.
"Todo lo que se movía".
Con esas palabras definió el exsecretario de los Estado
de los Estados Unidos, Dean Rusk, los objetivos de los bombarderos de su país sobre
Corea del Norte durante la Guerra de Corea (1950-1953).
Los estrategas del Pentágono bautizaron la misión
como Operación Estrangular.
Fueron, según la mayoría de los historiadores, tres
años de incesantes e indiscriminados ataques aéreos que arrasaron ciudades y
aldeas en la república comunista, y causaron decenas de miles de muertos entre
la población civil.
Según le cuenta a BBC Mundo James Person, experto
en política e historia coreanas del Centro Wilson de Washington, esta es una
página de la historia de su país no muy divulgada entre los estadounidenses:
"Como se produjo entre la II Guerra
Mundial y la tragedia de Vietnam, la mayoría del público estadounidense no
conoce mucho de la Guerra de Corea".
En Corea del Norte, sin embargo, no la olvidaron
nunca. Su recuerdo sigue siendo una de las razones de la animadversión que
impera en el país hacia los Estados Unidos y el mundo capitalista.
Cinco preguntas para entender la crisis con Corea
del Norte y las posibilidades de una guerra
¿Cómo sería una guerra con Corea del Norte?
Desde entonces, Pyongyang vio siempre a los EEUU como una amenaza, y la rivalidad entre ambos es causa de la tensión, ahora en
auge, en la región.
Pero, ¿en qué consistió aquel capítulo del
conflicto todavía no resuelto en la península asiática?
Solo la intervención china pudo frenar el avance de
las tropas de los Estados Unidos y la ONU.
Era 1950 y las tropas estadounidenses, secundadas
por una coalición internacional, combatían para rechazar la invasión de Corea
del Sur por parte del Ejército del Norte.
Kim il-sung, abuelo del actual líder en Pyongyang,
había lanzado a sus tropas contra el sur tras la feroz represión de los
simpatizantes comunistas por el régimen militar asentado en Seúl por Syngman
Rhee.
Apoyado por Stalin en Moscú, Kim Il-sung libró contra
sus vecinos meridionales y los Estados Unidos el primer gran conflicto de la Guerra
Fría.
En una primera fase de las hostilidades, el enorme
poder aéreo estadounidense se había limitado a objetivos estratégicos, como
bases militares y centros industriales, pero un factor inesperado lo cambió
todo.
Pocos meses después del estallido de la guerra,
China, temerosa del avance estadounidense hacia sus fronteras, había decidido
implicarse para defender a su aliada Corea del Norte.
Los soldados estadounidenses empezaron a sufrir
cada vez más bajas a causa de los ataques envolventes de las fuerzas armadas
chinas, peor equipadas, pero mucho más numerosas.
El profesor Person explica que "para el mando
estadounidense era vital interrumpir los suministros chinos y soviéticos que
permitían a Corea del Norte mantener su esfuerzo bélico".
El General MacArthur fue el impulsor de la política
de tierra quemada aplicada por los Estados Unidos.
Fue entonces cuando el General Douglas MacArthur,
héroe de la II Guerra Mundial en el Pacífico, decidió empezar con su
"política de tierra quemada".
Ofensiva aérea total
Aquello supuso el inicio de la guerra aérea total
contra el Norte.
Desde ese momento, todas sus ciudades y aldeas
comenzaron a recibir la visita diaria de los bombarderos B-29 y B-52 de los EEUU y su mortífera carga de napalm.
Aunque MacArthur cayó en desgracia poco después, el
castigo no cesó.
Según describió Taewoo Kim, profesor de Humanidades
en la Universidad Nacional de Seúl, todas las ciudades y aldeas del Norte
fueron reducidas a escombros.
El General Curtis LeMay, jefe del Comando Aéreo
Estratégico durante la contienda, declaró mucho después: "Aniquilamos
alrededor de un 20% de la población".
Cálculos como este son los que llevaron al
periodista y escritor Blaine Harden, que publicó varias obras sobre Corea del
Norte, a calificar como "crimen de guerra" la acción militar
estadounidense.
James Person no lo ve así: "Aquello fue una
guerra total en la que todas las partes cometieron atrocidades".
¿Cuánto poder y qué alcance tienen los misiles de
Corea del Norte?
Las 3 opciones militares que tiene los Estados
Unidos ante el desafío de Corea del Norte
Las estimaciones de investigadores como Kim hablan
de que, en los tres años de guerra, cayeron 635000 toneladas de bombas en Corea
del Norte. De acuerdo con las cifras oficiales de Pyongyang, 5000 escuelas, 1000
hospitales y 600000 hogares fueron destruidos.
Un documento soviético emitido al poco de firmarse
el armisticio en 1953 cifró en 282000 los civiles que perecieron solo en las
incursiones de los bombarderos.
Los bombardeos provocaron la huida de miles de
civiles de sus casas.
Resulta imposible confirmar la exactitud de las
cifras, pero nadie niega la magnitud de la devastación.
Una comisión internacional que recorrió la capital
norcoreana tras la contienda certificó que no había quedado un solo edificio no
afectado por los bombardeos.
Como les había ocurrido a los habitantes de
ciudades alemanas como Dresde en la ofensiva final de los aliados contra el III
Reich, los norcoreanos vieron sus calles y hogares devorados por las llamas,
hasta el punto de que la mayoría de ellos tuvo que instalarse en diminutos
refugios subterráneos improvisados para salvar la vida.
Eran poco más que agujeros.
Miedo nuclear
Mientras el mundo entero miraba a la península
coreana temiendo que los EEUU y la URSS terminarán enzarzándose en una guerra
nuclear abierta, el ministro de Exteriores de Pyongyang, Pak Hen En, denunciaba
ante las Naciones Unidas "el bestial exterminio de civiles pacíficos por
los imperialistas estadounidenses".
El relato del ministro contaba que, para asegurarse
de que Pyongyang viviera cercada por los incendios, "los bárbaros
transatlánticos" la bombardeaban con artefactos de acción retardada que
iban alternando su detonación, "haciendo totalmente imposible para la
gente salir de sus casas".
Infraestructuras esenciales como las presas,
plantas eléctricas o ferrocarriles fueron también sistemáticamente atacadas.
Taewoo Kim señaló que "en todo el país se hizo
imposible llevar una vida normal en la superficie".
Así que las autoridades ordenaron una movilización
general y se construyeron mercados, campamentos militares y otras instalaciones
bajo tierra para que el país pudiera funcionar.
Corea del Norte se convirtió en una nación
subterránea y en permanente alerta antiaérea.
Los bombardeos sobre Pyongyang redujeron la ciudad
a escombros y causaron miles de víctimas mortales.
Según Person, "toda la
ciudad de Pyongyang se trasladó al subsuelo y eso tuvo un tremendo impacto
psicológico en los habitantes".
Este experto explica que ese miedo pervive hasta
nuestros días y a él se debe que todavía muchos de los almacenes y dependencias
críticas sigan albergados en sótanos a gran profundidad.
Durante la noche, los norcoreanos reclutados por el
Estado en el marco de la movilización nacional se lanzaban a un trabajo
frenético para reparar las vías de comunicaciones y plantas energéticas
destrozadas durante el día por los bombardeos.
Poblaciones enteras que permanecían enterradas al
caer el sol para acometer penosas tareas. El fruto de su trabajo causaba tanta
sorpresa como frustración en el mando estadounidense, que veía como objetivos
que sus aparatos habían destruido estaban en poco tiempo operativos de nuevo por
el empeño nocturno de batallones de obreros norcoreanos.
Estabilizado el frente terrestre por la incapacidad
de ninguno de los dos bandos para imponerse, la campaña aérea se convirtió en
una lucha de desgaste en la que los civiles norcoreanos se llevaron la peor
parte.
Finalmente, en 1953, tras largas negociaciones, se
firmó el armisticio que puso fin a los combates. El presidente estadounidense,
Harry S. Truman, siempre quiso evitar una escalada del conflicto que pudiera
derivar en un choque directo con la URSS.
Su sucesor en la Casa Blanca, Dwight D. Eisenhower,
también comprendió pronto que su país no podría mantener indefinidamente el
esfuerzo bélico en la península y la muerte de José Stalin en el mes de marzo
alteró el clima político en Moscú, lo que facilitó el ansiado cese de las
hostilidades.
La historiadora Kathryn Weathersby, de la
Universidad de Corea de Seúl, explica que "sabemos por los archivos
soviéticos que Stalin insistía en que las dos Coreas y China continuaran la
lucha para que las fuerzas estadounidenses siguieran enfangadas en Corea por al
menos dos o tres años y así los países del bloque comunista en Europa del este
pudieran rearmarse sin temor a una intervención".
Sin él, el armisticio fue más fácil.
La huella de los bombardeos de los Estados Unidos
sobre Corea del Norte
635000 toneladas de explosivos
32557 toneladas de napalm
282000 muertos
12-15% de la población civil norcoreana murió en
los bombardeos
El acuerdo de paz definitivo y la reunificación de
las dos coreas siguen pendientes, pero aquello cimentó el mito fundacional al
que se sigue aferrando la retórica oficial norcoreana.
Los medios de comunicación del régimen norcoreano
recuerdan una y otra vez a sus nacionales el enorme dolor infligido por los
aviones extranjeros. Tanto Kim Il-Sung como sus sucesores Kim Jong-Il y Kim
Jong-un se presentaron como artífices de la heroica resistencia que finalmente
libró a la nación de sucumbir a la "agresión" extranjera.
La propaganda oficial presenta al abuelo de Kim
Jong-un, Kim Il-sung, como el artífice de la resistencia norcoreana frente al
imperialismo.
Se trata, en palabras de Person, de "reforzar
esa narrativa en la que Corea del Norte fue la gran defensa y su capacidad de
disuasión mantiene a los americanos lejos".
De alguna manera, el legado de la guerra actúa como
gasolina ideológica para el régimen de los Kim.
También es una de las razones que explican su
insistencia en desarrollar un arsenal nuclear disuasorio pese a las reiteradas
condenas internacionales.
"Eligieron utilizar la historia para
justificar la opresión de su gente y la miseria", zanja Person.
De acuerdo con los expertos, en su afán propagandístico,
las autoridades de Pyongyang no dudan en deformar un pasado ya lo bastante
brutal.
El bando estadounidense también recurrió a la
propaganda para justificar su papel en la contienda.
Weathersby dice que "los museos norcoreanos
que recuerdan la guerra rebajan la importancia de los bombardeos, quizá porque
subrayar la superioridad tecnológica estadounidense haría aflorar preguntas
incómodas".
En su lugar, según explica esta investigadora,
"muestran una narrativa de matanzas gratuitas supuestamente perpetradas
por tropas terrestres estadounidenses".
Presencia militar de los Estados Unidos alrededor de
Corea del Norte.
Para Weathersby, el hecho de que la partición de la
península no se haya resuelto nunca definitivamente y el potente operativo
militar que el Pentágono mantiene en Corea del Sur y Japón explican que Corea
del Norte siga todavía bajo una especie de estado de excepción permanente.
¿Por qué Corea del Norte apunta a Guam para amenazar
a los Estados Unidos?
También que, como señaló en un reciente artículo en
la BBC el analista Justin Bronk, los pertrechos y munición que el ejército
norcoreano guarda junto a su frontera sur para hacer frente a una hipotética
invasión se conserven en silos bajo tierra.
La guerra y el fuego que llovía del cielo hicieron
de Corea del Norte un estado-búnker. Más de 70 años después, no ha cambiado.
Fuente: https://www.bbc.com