18 de abril de 2019
FUE UN VIERNES 13: EL DÍA EN QUE UN AVIÓN SE ESTRELLÓ EN EL LAGO DEL PARQUE
Un hecho del pasado que marcó la historia de la
aviación local. Interesante tanto el hecho como el registro del relato
periodístico, lamentablemente sin conocer al autor, en tiempos en que no
existía ni televisión ni radio y la crónica del diario Los Andes de la época, aunque
también de otros medios impresos que existían como Il Tricolore, ítalo
argentino, se luce en detalles que hacen imposible abandonar el relato. El caso
del aviador Mario Casale, multifacético emprendedor italiano, que irradió
vanguardia tecnológica desde la esquina de Pedro Molina y Alberdi de
Guaymallén.
En 1906, comenzó a gestarse la obra del Lago del
Parque, y a su alrededor El Rosedal, paseo emblemático de estilo francés que
fue inaugurado en 1919. Pero la creación del parque que recién en 1947 se
llamaría San Martín fue decidida en noviembre de 1896 por ley, bajo la
iniciativa del entonces Ministro de Obras y Servicios Públicos, Emilio Civit y
por el paisajista Carlos Thays.
Fue concebido no solo como espacio de
esparcimiento, sino como un área de incidencia sanitaria, de purificación del
aire, freno de los vientos y defensa aluvional. En pleno desierto pedregoso
piedemontano se plantaron 40 mil árboles representativos de todo el mundo y se
fue conformando el gran pulmón de más de 300 hectáreas que conocemos ahora. En
1908 ya estaban instalados los portones y en 1909, dentro del Parque, en el
cerro El Pilar, y por iniciativa del gobierno nacional para celebrar el
centenario de la Independencia Argentina, se dispuso la creación del monumento
para la gesta del Cruce de los Andes por el Ejército comandado por el General
San Martín. Así, en 1917 se inauguró el Cerro de la Gloria, con la obra del
escultor uruguayo Juan Manuel Ferrari en la cima.
Entre 1911 y 1912 se inauguraron la Fuente de los
Continentes y los Caballitos de Marly, dos de las obras más importantes del
espacio verde, que cuenta con un total de 41 obras de estilo escocés, francés y
renacentista.
El Parque era y es un centro de integración de
clases sociales y siempre estuvo abierto al público, aunque en algunos tiempos
se discutió cerrarlo. Recientemente, en el gobierno de Francisco Pérez, una
iniciativa en ese sentido fue lanzada por el vicegobernador Carlos Ciurca, y no
consiguió eco.
La aviación
En 1912 en un taller ubicado al lado de donde ahora
funciona el Cine Teatro Armando Tejada Gómez, en Pedro Molina y Alberdi de
Guaymallén, el italiano nacionalizado argentino Mario Casale instaló su taller
de aviación y fabricó las primeras aeronaves que lo convirtieron, junto a Jorge
Newbery, entre otros, en pionero de la aviación. También lo fue de las carreras
a campo traviesa, estilo "rally" con coches ajustados por él. Fue un
impulsor de la tecnología de avanzada para su tiempo y un promotor del arte,
habida cuenta de su amor por su esposa, Rosa Cassano, a quien le construyó el
teatro que primero se denominó Belgrano y que luego fue reconvertido a la sala
de hoy.
Sus vuelos de práctica los hizo en la estación Los
Tamarindos, en Las Heras, primer aeropuerto de Mendoza que luego se trasladara
un poco más al norte, en El Plumerillo.
Pero sus vuelos de diversión se hacían en el
Parque, a una altura de no más de 50 metros, con gran parafarnalia y multitudes
que no podían creer lo que estaba pasando a nivel tecnología en Mendoza.
La historia la cuentan Rosa Yolanda Furno y la hija
de Mario, Nelly Julieta Casale de Vázquez en un libro denominado "Mario
Casale, primer aviador" y que editó Ediciones Culturales Mendoza y fuera
presentado en agosto de 1999 justo en la sala en donde funcionara el teatro de
Rosa Cassano de Casale.
Mario Casale, en la imagen de 1909.
Su fama y reconocimiento lo llevaron a que, junto
con otro pionero, Teodoro Fels, fueran invitados a sobrevolar el Cerro de la
Gloria el 12 de febrero de 1914, el día de la inauguración del monumento al
Ejército de los Andes, causando gran impacto.
El protagonismo del Lago del Parque
En 1912, Casale había logrado poner en vuelo la
primera aeronave sobre Mendoza. Así lo cuenta la historia del Aeroclub Mendoza,
creado en 1915 y que registró los hechos previos a su puesta en funcionamiento.
En el año 1908, un grupo de "navegantes del cielo", entre los que se
encontraban los hermanos Jorge y Eduardo Newbery, concretaban la fundación del
Aeroclub Argentino, semilla de la aviación civil y militar Argentina.
Transcurría 1911, cuando un puñado de mendocinos se reunía con visiones e
inquietudes aeronáuticas, donde bien podemos decir que en ellos tuvo sus
orígenes esta institución.
Fue un viernes 13
Aunque no hay fotos del incidente, este era el avión.
No había celulares ni qué hablar de drones por
aquellos años, pero sí buenos periodistas capaces de contar lo que sucedía y
dejarlo todo librado a la imaginación. En diciembre del '12 pasó lo que muchos
sospechaban que podía suceder. Relató Los Andes del viernes 13 de diciembre de
1912, día siguiente del vuelo que quedó para la historia por los nervios que
generó en el público y por supuesto, en el piloto:
"Ayer se realizó el primero de los vuelos que
tenía anunciado el Sr. Mario Casale en pro de la suscripción que se levanta para
costear el aeroplano con que la provincia contribuirá a la organización de la
flotilla aérea del ejército.
Un público bastante crecido se había congregado en
el parque a fin de presenciar el emocionante espectáculo.
La concurrencia, distribuida en los puntos a su
parecer más estratégicos, esperaba impaciente el momento en que el ave mecánica
se remontaría en el espacio.
El aviador, seguro del completo dominio del
aparato, hacía entretanto los preparativos del caso para emprender el vuelo.
Una vez constatado el buen funcionamiento del
motor, Casale ocupó su puesto y se lanzó al aire.
El decolaje lo hizo admirablemente.
El biplano se deslizó con la mayor suavidad, a modo
de un gigantesco buitre, y en pocos segundos estuvo a varios metros de altura.
Una salva de aplausos saludó en ese instante al
intrépido aviador.
El aparato, hábilmente dirigido ejecutó una serie
de notables virajes sobre el lago, en un círculo tan estrecho, todos ellos, que
por momentos hizo temer que perdiera el equilibrio y se precipitase al suelo.
El público, se sorprendió de pronto, como a los
diez minutos, al observar que el motor dejaba de trabajar, que la hélice
suspendía su rotación, como consecuencia de ellos y que el aeroplano descendía
en forma casi vertical.
Una opresión de inmensa angustia acometió a todos
los corazones ante la visión de una irremediable y funesta catástrofe.
¿Qué había sucedido?
Uno de los muchos percances a que están expuestos
los aviadores, y que, en la mayoría de los casos les cuesta la pérdida de la
vida.
El contratiempo que acababa de ocurrir era el
siguiente: cuando Casale se disponía a aterrizar, quiso la fatalidad que se
rompiera uno de los cables de acero con que está sujeto el motor y, al
enroscarse en la hélice, la detuvo en el acto.
El accidente se produjo, por fortuna, estando el
aeroplano solo a una altura como de 15 metros y próximo al lago, de manera que
no tuvo mayores consecuencias.
Apenas el aviador se apercibió de lo ocurrido, tuvo
la feliz inspiración de endilgar el aparato hacia el agua, a fin de aminorar
los efectos de la caída, y el aeroplano fue a precipitarse, entonces, en el
cristalino líquido.
Unos segundos después, Casale aparecía en
superficie y su presencia era saludada por una ruidosa ovación.
El público se abalanzó a su encuentro constatando
con alborozo que estaba ileso.
El aeroplano no había tenido la misma suerte, su
armazón estaba completamente destruida.
El motor y los otros accesorios de mayor
resistencia era lo único que se encontraba sano.
Un rato después, los restos del aparato eran
extraídos del agua, con el auxilio de algunas personas.
Ayer mismo cuando se realizaba esta operación, el
Sr. Casale declaró que antes de diez días repararía los desperfectos y
reanudaría enseguida los vuelos".
Fuente: https://www.mdzol.com