Una de
las más largas entre un submarino alemán y aviones norteamericanos
Por Clemente
Balladares Castillo
A
finales de julio de 1943 el submarino alemán U615 se encontraba en las aguas
frente a la costa central de Venezuela. Su capitán, Ralph Kapitsky, tenía solo
un mes de haber cumplido los 28 años y acababa de hundir su cuarta víctima en
la ruta Maracaibo-Curazao. Con dos torpedos incendió al petrolero holandés
Rosalía y mató a 23 de sus tripulantes, solo trece sobrevivieron a ese
hundimiento.
En
esta, su cuarta patrulla, Kapitsky y su tripulación venían del puerto francés
de La Pallice, donde había recibido reparaciones que aprovecharon para mejorar
la torreta principal de su U-boat tipo VII, el cual había sido dañado por estar
a menos de 800 metros de la violenta explosión de su tercera embarcación
atacada, un buque de municiones tipo Liberty que iba de Nueva York a Gran
Bretaña. El propio Ralph había sido herido en un hombro por parte de los
fragmentos de esa poderosa detonación que alcanzaron a su submarino. Sin
embargo, regresaba al Caribe luego de haber sido curado en Paris. Durante 1942
los U-boats surcaban impunes ese mar, pero para el año siguiente las patrullas
de la marina norteamericana, basadas tanto en Trinidad como en Aruba y Panamá,
hacían de esas aguas un lugar altamente peligroso.
El
viaje al Caribe también fue accidentado, ya que mientras navegaba por el Golfo
de Vizcaya a las 9 de la noche del 14 de junio, junto al U257 y el U600, fue
atacado por un bimotor Wellington del escuadrón 547 de la Real Fuerza Aérea. El
cañonero del U615 Heinz Wilke murió al tratar de responder el ataque, este
sería un preludio de lo que le vendría al bote de Kapitsky.
Para
comienzos de agosto, un avión comercial avistó al U615 cerca de la isla
venezolana de La Blanquilla, el submarino navegaba muy lento y no se sumergía.
Este fue reportado a la US Navy tanto de las unidades VP204 y VP205 en
Trinidad. Empleando sus radares ubicados en el morro dorsal de los hidroaviones
de doble cola Martin PBM Mariner era relativamente fácil hallar nuevamente en
aquel desierto de agua cualquier periscopio o escasa silueta que presentasen
los submarinos enemigos al emerger. Al encontrar su objetivo, los bombarderos
daban vueltas alrededor del submarino enemigo buscando el mejor ángulo de
ataque; sin embargo, esto no sería tan fácil para los americanos.
El Teniente
Erskine en el Mariner (204P6) fue el primero en acercarse a la nave de Kapitsky
con su tripulación de nueve hombres. Su parche de escuadrón en los uniformes de
la tripulación, lucía una caricatura de indígena americano con una lámpara en
su mano derecha y una bomba en su izquierda a modo de señal de búsqueda y
destrucción. El nutrido fuego de la antiaérea del submarino de Ralph no lo dejó
liberar bien sus bombas y se retiró en la tarde del 5 de agosto.
Un
bimotor Lockheed PV1 Ventura continuó el acosó al U615, seguido muy de cerca
por un Douglas B18 Bolo proveniente de la base en Panamá. Aunque soltaron
bengalas de iluminación y algunas cargas de profundidad, tampoco lograron
mucho.
El
relevo de estos fue un Mariner designado VP205P4. Durante el mediodía del 6 de
agosto, este fue derribado por los artilleros de Kapitsky. Su piloto, Teniente
Anthony Matusky, había logrado impactar al submarino, además reportó por radio
a la base de Chaguaramas en Trinidad, que el mismo tenía la proa fuera del agua
y navegaba lentamente a 2 nudos de velocidad. Matusky indicó a la base que
realizaría una segunda pasada. A la 1:48pm se escuchaba por la radio: ¡Dañados,
Dañados, Fuego! Fue lo último que se supo del VP205P4 y todos sus tripulantes.
Días posteriores se hallaron restos de una de las puntas de sus grandes alas y
una sola pequeña balsa inflable desgarrada.
Mas
tarde a las 2pm, el Teniente Lewis Crockett, piloto del escuadrón VP204 volaba
el Mariner (205P11) prestado de la unidad VP205 debido a la disponibilidad de
estas aeronaves para ese momento. Buscaba el hidroavión de Matusky, pero
recibió una primera señal de radar para submarino y, volando a 500 metros sobre
el mar ya a doce kilómetros del U615, lo avistó a pesar de la distancia. La
nave de Kapitsky navegaba pausado y de sus costados se notaba humo azuloso producto
del único motor que le funcionaba.
Crocket
se acercó a seis kilómetros del submarino recibiendo las amenazas de los
cañones de 37 mm del U615 en forma de cuatro pequeñas nubes blancas que
estallaron, avisando acerca del poder antiaéreo en los submarinos nazis. El
propio Ralph Kapitsky, había subido a donde se localizaban los dos cañones de
20 mm y los otros de 37 mm para dirigir el fuego, y asignó personal extra para
cargar las municiones de manera más efectiva. El U-boat hacía agua, no
obstante, se preparó para luchar. Mientras, Crockett comenzó su ronda de
ataque. Ordenó al bombardero ajustar dos bombas MK17 para estallar en
proximidad.
Bajó a
un ángulo de 35 grados, y con las antiaéreas de Kapitsky contra él, liberó su
carga. Una de las bombas estalló a 30 metros del submarino. Debido al estremecimiento
de la explosión, los artilleros del U615 pararon por un minuto de disparar.
Durante la picada del Mariner, su artillero de proa (W. Thomas) descargó 200
rondas de la ametralladora delantera del hidroavión, observando claramente a
sus enemigos. De repente, un incendio comenzó en la base del ala derecha; una
de las balas del submarino debió romper e incendiar la línea de combustible
entre el casco y el tanque del ala. En la subida para ganar altura, el fuego
comenzó a crecer amenazante.
Dentro
del fuselaje del Mariner 205P11, el humo comenzaba a envolver a sus
tripulantes. De forma inmediata, el mecánico Croider tomó una franela y
saliendo al ala incendiada, intentó apagar las llamas. Le pasaron un
extinguidor de CO2 que demostró estar vació; el siguiente, aunque otro
extinguidor más pequeño, fue efectivo para controlar el fuego.
A todas
estas, Crocket intentó una segunda ronda de bombardeo, el artillero Thomas
volvía a devolver balas en aquel mortal intercambio entre los dos
contrincantes. Otra bomba del Mariner estalló cerca del U615 estremeciéndolo
con mayor vigor. El submarino navegaba ahora muy angulado e inestable. Lewis
ascendió para observar mejor los resultados, notó como Croider ya había
controlado las llamas del ala derecha. El Teniente Crockett esperaba que su
blanco se sumergiese para emplear las cargas de profundidad MK24, pero Kapisky
no podía sumergirse, además se trabó el timón de su bote haciendo que
únicamente girase en círculos. Otro problema era que el agua comenzaba a entrar
con mayor fuerza al interior del submarino.
A las 4
pm, Crockett llamó por relevo, no obstante, se quedaría en patrulla y
orientaría los ataques posteriores. Media hora después, un Ventura de la base
trinitaria llegó a la escena. Al Ventura del Teniente Holmes se le ordenó
soltar sus cuatro bombas MK17, cubierto por el vuelo en seguidilla del Mariner
y su artillero que no dejó de disparar. El crescendo de explosiones llegó al
clímax al estallar todo al unísono, tanto que el avión de Lewis se estremeció.
Casi todas las bombas reventaron a menos de siete metros del submarino en sus
cuatro costados. El agua levantada por las detonaciones cubrió al U615.
Momentáneamente el submarino se hundió. Crockett pensó en usar sus restantes
cargas MK24, pero a los 15 segundos volvió saliendo a flote. Los artilleros de
Kapisky volvieron a silenciar sus cañones luego de la tormenta que los azotó
haciéndolos caer a la mayoría al agua. Los mismos nadaron nuevamente a la nave
retomando sus posiciones de combate. Holmes, ya sin bombas, y el Mariner 205P11
de Crockett, seguían observando en vuelo circular a su presa. La misma batalla
ya llevaba más de un día y los adversarios no se retiraban.
El
turno de bombardeo siguiente era para el Teniente Dresbach, quien llegaba en su
Mariner de letras (204P8) para las 6:20 pm del 6 de agosto. Claramente lograban
ver su blanco a 20 kilómetros de distancia, no fue necesario usar el radar.
También se notaban sobrevolando la zona tanto el otro PBM como el Ventura. Al
entrar en vista del objetivo, Dresbach bajó desde los mil metros directo al
blanco, a pesar del nutrido fuego de la antiaérea de 37 mm del submarino.
Kapistky ordenó concentrar su antiaérea en el recién llegado quien picaba hacía
él. Al momento crítico del ataque, dos de esas balas con sus casi cuatro
centímetros de grueso, entraron por la proa del hidroavión. Limpiamente
atravesaron el panel de instrumentos, una desgarró el hombro derecho del piloto
y la otra lo alcanzó mortalmente en el pecho. Con la cabina bañada en sangre,
Dresbach colapsó en su asiento, pero el Teniente Christian como copiloto, tomó
inmediatamente el control de la nave. Christian no tuvo que soltar las cuatro
bombas MK44 ya que, en un último acto de vida, el piloto las había liberado. La
crucial tarea del copiloto ahora era recuperar altitud para lo cual empleó
ambas manos en los controles halando hacia él. Recibiendo más castigo de los
cañones de Kapitsky, pasó rugiendo sus dos motores con el blanco vientre del
Mariner a menos de 70 metros sobre el U615.
Las
cuatro bombas liberadas por Dresbach cayeron espaciadas veinte metros cada una
cerca del U615, solo una reventó a 10 metros del submarino, la cual estalló con
suficiente fuerza para hacerlo estremecer. El artillero de cola, cabo Ruff,
mientras retornaba el fuego, logró observar cómo se balanceaba violentamente el
blanco, y los cañoneros cerca de la torreta principal recibían el generoso baño
de agua; sin embargo, los alemanes no cayeron nuevamente por la borda.
Christian
ascendió entre las nubes. El cuerpo de Dresbach fue retirado al cuarto
posterior. Christian preparó una segunda ronda de ataque usando esta vez sus
bombas restantes. Eran las 6:30 pm cuando comenzó a descender, a pesar que
Crockett le indicó no intentarlo nuevamente. Sin embargo, soltó a 700 metros su
carga que esperase fuese definitiva. Solo una bomba salió del Mariner. El
cañoneo desde el submarino continuaba sin parar; al estallar la bomba lanzada,
las ametralladoras del U615 cesaron su traqueteo. El Cabo Ruff les dejó una
ronda final de su ametralladora de cola, las cuales impactaron en la torreta
principal. Chistian se recuperó finalmente y decidió retornar a la base en
Trinidad con el cuerpo sin vida del piloto, el cañonero de proa Baites,
perdiendo abundante sangre de su pierna izquierda; al bombardero Kerr lo
alcanzó otra bala que le partió tres costillas, la munición había entrado por
la pierna izquierda, atravesándole la cadera. El Teniente Hurley tenía pequeños
fragmentos del panel de instrumento en su cara y el oficial de radio Lanigan
tenía su muñeca partida.
El
Mariner 204P8 tenía en su fuselaje catorce agujeros: dos en la ventana del
cañonero de proa, dos en la ventana del bombardero, dos en la compuerta de
proa, una en el vidrio del copiloto, dos en el radar, dos en la nácela de
estribor y otros dos en estribor, finalmente una pala de propela estaba
agujereada también.
A bordo
del U615, Kapitsky había sido herido gravemente en la cadera izquierda. Ralph
dio el mando al primer oficial, Herbert Schlipper, quien decidió seguir en la
pelea. Todos los heridos a bordo del submarino se ataron a su nave. El
artillero principal había muerto. Los muchachos restantes continuarían la
lucha.
Para
relevar al P8 llegó el Mariner del Teniente Null (205P2) a las 6 pm. Dirigidos
por Crockett, el Ventura hizo una pasada de ametrallamiento, mientras Null
soltó tan mal su carga que cayó a 300 metros del submarino. El Ventura se
retiró a la base y otra carga del P2 cayó muy lejos para seguir castigando al
U615.
Finalmente,
a las 6:50 pm de ese día, un B18 de nombre Robust Man, pilotado por el Teniente
Milton Wiederhold, asignado al Escuadrón Nº 10 de Bombardeo en Panamá, no logró
hacer blanco por la oscuridad. Sin embargo, Crockett lanzó cuatro bengalas de
iluminación a 1700 metros de altura, las cuales dieron su luz a partir de 1200
metros. En la claridad producida, descansaba inerme el submarino. El 205P11 que
tanto había logrado, se retiró a la base, lleno de agujeros y chamuscado, pero
sin bajas que lamentar. El B18 se quedaría, intentando una pasada de cargas de
profundidad a las 9:15 pm, la cual no arrojó grandes resultados. Esa noche fue
tormentosa, con chubascos y relámpagos.
A las
4:50 am, siendo dirigido por el último Mariner (205P15) del Teniente Joster,
Milton da el golpe definitivo. Nunca más se vería al U615 ni a tres de sus
tripulantes. Tampoco a Kapisky que, según cuentan los marineros, murió en horas
de la madrugada cuando ellos mismos abrieron las válvulas de inundación y
soltaron una bengala roja.
Durante
el amanecer del día 7 de agosto, llegó a la zona el destructor USS Walker
(DD517) que navegaba cerca del Golfo de Paria y había sido enviado a rematar al
submarino. Los del destructor solo llegaron a ver del U615 su mástil con la
bandera de la marina nazi, ya comenzando a descender en las aguas del Caribe.
Posteriormente el Walker recogió a 43 exhaustos marinos alemanes.
Epílogo
Esta
batalla aeronaval está catalogada como una de las más largas entre un submarino
alemán y aviones norteamericanos. Se tienen registros de otros U-boats quienes
navegaban la zona y que, gracias a la acción de Kapistky, lograron alejarse del
peligro que representaba el Caribe para ese momento. Los aviadores de la US
Navy más destacados en esas horas fueron condecorados con cruces de vuelo
distinguido. Más de una docena de bombas recibió el U615 durante casi tres
días. Por su parte, ese submarino derribó un Mariner con sus 9 tripulantes y
cobró la vida de otro piloto, más los heridos y todo el esfuerzo que costo
acabarlo. El reconocimiento de los alemanes nunca llegaría ni para los
sobrevivientes, ni para los cuatro sacrificados.
Próximo
a la isla venezolana de La Blanquilla y a unos mil metros de profundidad, se
encuentra el U615.
Fuente:
https://www.meer.com