La
historia de la astronáutica, o del desarrollo aeroespacial en la Argentina es
la crónica que engloba temas relacionados con la proyección, diseño,
construcción y utilización de vehículos aeroespaciales argentinos.
En la
década de 1940 comenzaron en la Argentina los primeros ensayos de cohetería
empleando diferentes combustibles. Con la creación en 1960 de la primera
agencia espacial argentina, la Comisión Nacional de Investigaciones Espaciales
(CNIE), se iniciaron actividades espaciales en forma sistemática y experimentos
conducentes a la puesta en órbita de satélites nacionales. Mediante acuerdos
con diversas instituciones nacionales y extranjeras, la CNIE inició el estudio
de la atmósfera, posicionando a la Argentina como uno de los países líderes en
el ámbito aeroespacial en la región.
Entre
1960 y 1985, la Argentina logró importantes hitos en su historia astronáutica,
desarrolló sus propios cohetes y motores, fue el cuarto país en lograr llevar a
ser vivo al espacio y retornarlo con vida a la tierra, tercero en lanzar
cohetes desde la Antártida y uno de los primeros países sudamericanos en
exportar tecnología de misilística.
Durante
la década 1980, se desarrolló un proyecto misilístico nacional ambicioso, el
Programa Cóndor, en co-participación con Alemania, Irak y Egipto. El Cóndor era
un misil diseñado con una carga útil de 0,5 Ton y un alcance de 1.000 km.
El
proyecto Cóndor II se canceló en 1991, debido a presiones de los Estados Unidos
y por sus intereses en limitar y controlar el desarrollo de misiles de largo
alcance que pudieron utilizarse por organizaciones terroristas. En este año se
disolvió también la CNIE para formar la CONAE.
La
construcción y lanzamiento de cohetes en el país se estancó hasta el 2007,
cuando se lanzó el Tronador en la ciudad de Bahía Blanca
Primer
usos de cohetes en el país
El más
remoto uso de cohetes por parte de la Argentina ha sido con fines militares,
con su referencia más temprana el 22 de mayo de 1821, cuando en el sur de Perú
las tropas libertadoras de José de San Martín usaron tubos lanzadores Congreve
para atacar al enemigo.
Posteriormente
el buque San Martín de la Armada Argentina fue dotado con lanzacohetes
similares que se utilizaron en 1841, cuando participó de un enfrentamiento
contra la Armada uruguaya en el Río de la Plata y en donde el San Martín
alcanzó con dos de sus cohetes al buque de guerra Cagancha.
Existen
referencias al uso de cohetes durante la Guerra del Brasil en 1827, las tropas
encabezadas por el Almirante Guillermo Brown dispararon cohetes desde la isla
Martín García y también en 1842 cuando tropas al mando del General Juan Manuel
de Rosas usaron este tipo de artillería.
Inicios
(1940-1960)
Los
primeros pasos de la Argentina en materia aeroespacial se dan a fines de la
década del 40, cuando las Fuerzas Armadas desarrollan el primer motor de combustible
líquido para propulsar proyectiles. En ese momento sólo los Estados Unidos, la
Unión Soviética, Inglaterra, Francia y Alemania habían experimentado con un
sistema similar.
La
investigación fue emprendida inicialmente por el Instituto de Investigaciones
Aeronáuticas y Espaciales (IIAE), un organismo de aeronáutica
argentino creado como Instituto Aerotécnico (IA) el 20 de
octubre de 1943 por decreto-ley Nº 11822-BAP Nº 2057 y ratificado por ley Nº 12911,
dependiente originalmente de la Dirección General de Material Aeronáutico del
Ejército de la República Argentina. El mismo contaba con personal,
instalaciones y medios de la entonces Fábrica Militar de Aviones (FMA) en la
provincia de Córdoba y su cuyo objetivo era la unificación de conocimientos y
materiales de la técnica aeronáutica.
Entre
los años 1947 y 1948, un grupo de técnicos del Instituto de Investigaciones
Científicas de la Fuerza Aérea Argentina comandados por el ingeniero Ricardo
Dyrgalla, desarrollaron un motor de combustible líquido para propulsar
proyectiles con fines científicos y militares. Se lo nombró AN-1, tenía una
fuerza suficiente para impulsar una masa de 320 kg con un tiempo de combustión
de cuarenta segundos. El propelente era ácido nítrico y anilina, para el ensayo
se construyó un banco de pruebas, en donde se realizaron numerosos ensayos,
todos con éxito.
En mayo
de 1950 fue propulsado el Tábano en las Salinas Grandes (entre las provincias
de Córdoba y La Rioja), precisamente con el motor de combustible líquido AN-1.
Alcanzó una velocidad de aproximadamente 850 km/h. Fue guiado por infrarrojo y
sonido. El motor se probó por primera vez el 20 de octubre de 1949. A partir
del lanzamiento del Tábano, la actividad se estancó abruptamente, hasta
principio de la década entrante.
La
División Proyectos Especiales en el Instituto Aerotécnico se creó en 1947. Sin
embargo, la caótica década de 1950 no permitió que el proyecto aeroespacial
argentino avance, terminando en el lanzamiento del cohete Martín Fierro en
1956, sin carga, alcanzó una altura de 2 km. Al año siguiente, la Unión
Soviética se convirtió en la primera nación en llevar un ser vivo al espacio,
siendo la perra Laika. Éste no fue un hecho aislado, ya que a partir de aquí,
muchos países pusieron interés en la astronáutica.
A
partir de la llamada Revolución Libertadora, que derrocó a Perón en 1955, la
mayoría de los proyectos aeroespaciales fueron cancelados. Sólo por poner un
ejemplo, la fabricación del Pulqui II fue reemplazado por la adquisición de
aviones estadounidenses F-86 Sabre, remanente de la guerra de Corea.
Periodo
de autonomía y desarrollo (1960-1982)
Equipo de lanzamiento del Alfa Centauro.
El APEX-A1-02 Alfa Centauro fue el primer cohete lanzado desde América del Sur.
El presidente Arturo Frondizi felicita al Comodoro Aldo Zeoli.
Día del lanzamiento del Alfa Centauro. En la foto (de derecha a izquierda): el ingeniero aeronáutico Comodoro Aldo Zeoli junto al R. P. López y hombres de la Fuerza Aérea, después del exitoso e histórico lanzamiento del Alfa Centauro en Pampa de Achala.
La
estructuración más importante que dio origen a la industria aeroespacial en la Argentina
se produjo en la década del desarrollismo propulsado por el entonces presidente
Arturo Frondizi. Durante este período, las investigaciones tomaron una
importancia estratégica para el gobierno, empezando con el desarrollo de
motores a propulsante sólido, en diciembre de 1959.
En
1960, el gobierno de Frondizi estableció la Comisión Nacional de
Investigaciones Espaciales (CNIE), el primer organismo para hacerse cargo de
las tripulaciones de cohetes, por medio el decreto Nº 1164 del 28 de enero de
1960 y designó al ingeniero Teófilo Tabanera como el primer Presidente de la
comisión.
Por
iniciativa del mismo gobierno, a partir del 3 de noviembre de 1961 el IIAE es
reestructurado y se convierte en el Instituto de Investigaciones Aeronáuticas y
Espaciales (IIAE), dependiente de la Dirección Nacional de Fabricación e
Investigación Aeronáutica (DINFIA, ex-Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del
Estado).
Más
tarde, el 27 de junio de 1961 el Poder Ejecutivo creó por decreto el Centro de
Experimentación y Lanzamiento de Proyectiles Autopropulsados Chamical (CELPA).
Contaba con un campo libre de 200 km.
El
gobierno había creado estas organizaciones para la investigación del espacio y
ejerció una mínima intervención o supervisión de las actividades, dándole una
importante libertad y autonomía a los científicos.
Tecnología
de cohetería Argentina
Una vez
creados los organismos correspondientes, se empezó por crear la primera familia
de cohetes, el IIAE comenzó a desarrollar la serie de los Centauro.
Familia
de cohetes Centauro
Los
cohetes Centauro fueron dotados de motores a combustible sólido. El primero de
ellos fue el Alfa Centauro, de una etapa, y posteriormente los Beta Centauro y
Gamma Centauro, de dos etapas.
Alfa
Centauro
El
primer cohete de esta serie esta serie medía de 2,7 m de largo y 101 mm de
diámetro (en la ojiva) y en total tenía un peso máximo de 28 kg y sólo 3,3 kg
de carga útil.
Construido
íntegramente en la Argentina y bajo el control de la Fuerza Aérea Argentina, el
primer lanzamiento dio lugar el 2 de febrero de 1961, desde la base Santo
Tomás, en la Pampa de Achala en la provincia de Córdoba. El cohete fue
nombrado APEX A1-02 Alfa Centauro y fue el Comodoro Aldo Zeoli, encargado de la
Dirección de Desarrollos del Instituto Aerotécnico (DDIA), un organismo
dependiente de la Dirección Nacional de Fabricaciones e Investigaciones
Aeronáuticas (DINFIA), quien realizó el conteo y oprimió el botón de
lanzamiento. En el sitio, había aproximadamente unas treinta personas, entre
civiles y militares, incluyendo un fotógrafo reportero del periódico Clarín. El cohete alcanzó
una altura de 20 km y el test se produjo
sin ningún problema.
Beta
Centauro
Desde
la misma base en Pampa de Achala, el 30 de septiembre de 1961 se lanzó el
cohete sonda de dos etapas Beta Centauro, bajo la denominación APEX-A1-S2-015.
Se buscaba con este lanzamiento, experimentar la separación de las dos etapas.
También se probó los mediciones y los instrumentos del vehículo: velocidad de
vuelo, alcance y presión atmosférica, entre otros parámetros.
El
lanzamiento fue exitoso y la aeronave alcanzó los 25 km de altura. En el lanzamiento se
encontraban presentes el Brigadier Mayor Juan Carlos Pereyra, presidente de
DINFIA y el Secretario de Aeronáutica, Brigadier Mayor Ramón Amado Abrahín,
quien informó telefónicamente al presidente Arturo Frondizi acerca del éxito de
la misión.
El 13
de octubre de 1961 el Instituto Aeroespacial produjo el segundo lanzamiento de
la aeronave en la misma base. Se volvió a lanzar un cohete de la familia
Centauro el 10 de mayo de 1962, coincidiendo con el comienzo de actividades en
la base CELPA de Chamical, en La Rioja.
Los
experimentos con el Beta Centauro permitieron perfeccionar despegue de cargas
útiles y la medición de altitudes, continuando a partir de 1964 con el
cohete-sonda Orión.
Otros
lanzamientos de Centauro
El 19
de febrero de 1962 se efectuaron cinco nuevos lanzamientos desde la Base Santo
Tomás, en donde se probaron por primera vez los nuevos motores Scar 2,65
rescatando en todos los casos, las cápsulas con sus cargas útiles, lo que
permitió la medición de la altitud en donde se producía la separación.
Los
días 15, 27 y 30 de noviembre se lanzaron cohetes Centauro, los últimos dos con
finalidad aeronomía, los tres fueron lanzados desde la base CELPA Chamical,
provincia de La Rioja. Los días
8 y 9 de diciembre se volvieron a lanzar cohetes Centauro, otra vez con
finalidad aeronomía y con resultados exitosos. A lo largo de aquel año los
experimentos fueron exitosos y arrojaron importante avances, con un total de 18
lanzamientos efectuados.
El 25
de mayo de 1963 se emprende el lanzamiento del Centauro 35 para el operativo
"nube de sodio", como resultado, se obtuvieron mediciones de vientos
y turbulencias, alcanzando una altura de 189 km.
Pese a
la complicada situación política (el 29 de marzo del 1962 Arturo Frondizi fue
apresado por los militares a la isla Martín García), la actividad aeroespacial
no cesó.
Gamma
Centauro
Cohete Gamma Centauro en pleno vuelo.
Para la
construcción del cohete Gamma Centauro de dos etapas, se comenzó haciendo una
prueba el día 6 de diciembre de 1962. Al año siguiente, en CELPA, se hicieron
varios ensayos de los modelos I y II. Por medio de teodolitos se pudo medir la
trayectoria. Las naves hacían una estela de humo producida por un generador de
iodo y sodio puesto a la cabeza del cohete.
El
"Operativo Matienzo" fue planeado por el IIAE. Primero, y el 27 de
agosto de 1964 se llevó a cabo la misión "Operación Inca", en la
provincia de Mendoza (más precisamente cerca del Puente del Inca). Durante la
operación se propulsó un vehículo a 35 km de altura, la carga útil se recuperó
mediante un paracaídas. El modelo sirvió para probar los equipos que más tarde
formarían parte del próximo proyecto que se concretaría en la Antártida en
1965, entre otras se probó la torre de lanzamiento y la cubierta de polietileno
con calefacción que mantenía el habitáculo a una temperatura de 25 ºC.
Las
pruebas del Gamma Centauro siguieron en febrero de 1965, cuando por primera vez
se propulsaron en simultáneo dos cohetes de la familia Gamma Centauro desde el
Centro de Experimentación CELPA, y otros dos desde la Base Matienzo en la
Antártida, también se probaron dos globos sonda que armó la Universidad
Nacional de Tucumán, se logró llegar a 24 km de altitud.
De esta
forma, Argentina se convirtió en el tercer país, después de la Unión Soviética
y los Estados Unidos, en emprender actividades aeroespaciales desde la
Antártida. Las experiencias
resultantes, sirvieron para analizar el vuelo y estudiar los rayos X en la atmósfera. En agosto se
efectuaron cuatro ensayos con los cohetes Gamma Centauro desde la base CELPA,
todos con éxito.
Cohete
sonda Prosón M1
En 1960
el Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas para la Defensa
(CITEDEF) a través de su Laboratorio de Armamentos, emprendió el desarrollo de
un prototipo de cohete sonda experimental destinado a recolectar información
atmosférica y alcanzar una altitud de 60 km, límite exterior de la
estratosfera. Siguiendo las recomendaciones del Comité sobre la Investigación
Espacial o COSPAR (por sus siglas en inglés), con respecto a vigilar los
fenómenos meteorológicos que pudieran ser vinculados con la actividad
aeroespacial.
El
motor lo aportó el CITEDEF que entre 1960 y 1962 había realizado pruebas
exitosas en Córdoba, mientras que la Fábrica Militar de Villa María proveería
el propulsante, a base de pólvora bibásica, conteniendo principalmente
nitrocelulosa y nitroglicerina. Por otro lado la fábrica civil Dálmine radicada
en Campana y primera productora de tubos de acero sin costura en América latina,
aportaría las conos y toberas, fabricados en acero API-N80 con un inserto de
grafito para darles mayor protección térmica. Las cuatro aletas trapezoidales
de duraluminio fueron hechas por el Taller Regional Quilmes, organismo
dependiente de la Fuerza Aérea, y el Arsenal Naval Buenos Aires construiría la
rampa de lanzamiento, un tubo de acero de 295 mm de diámetro y 9500 de longitud
con tres guías de bronce. El diseño
estuvo a cargo de los ingenieros Ricardo Dyrgalla, José
María Telechea, Rolando Amore, Rubén Carrasco y Ezio
Lorenzelli.
En
agosto de 1963 el proyecto estaba finalizado. Bautizado Prosón M1 (Prototipo de
Sonda), entre el 23 y el 26 de agosto se efectuaron cuatro lanzamientos
exitosos desde el Celpa 1. No obstante, la tecnología del vector era ya
obsoleta e inadecuada para llevar cargas útiles a la alta atmósfera por lo que
el desarrollo fue discontinuado.
El
cohete tenía un diámetro de 200 mm en su primera etapa y de 110 mm en la
segunda. Las longitudes eran de 1.678 mm y 1.583 mm respectivamente y el peso
de 38,5 kg (35 del propulsante) y 13,3 kg (8,5 de propulsante). La carga útil
(fumígena en las pruebas para medir la trayectoria) era de 5 kg. La velocidad
máxima alcanzada era de M4. La separación se produciría por resistencia
aerodinámica.
Luego de pruebas y satisfactorios resultados obtenidos con los Centauros-particularmente con los ensayos del cohete de dos etapas Beta Centauro- la siguiente meta fue diseñar y construir un vector de mayor envergadura, además, se había producido la necesidad de alcanzar mayores alturas. Los cohetes desarrollados durante este período (Orión y Canopus) fueron utilizados para enviar, por primera vez el país, seres vivos al espacio.
Lanzamiento del cohete Orión II O-10.
Últimos preparativos para otro lanzamiento del Orión II O-14.
Cohete
Orión
Lanzamiento del Cohete Orión II, el 13 de agosto de 1966.
Empezaron
las investigaciones para el cohete Orión I, el cual produciría estudios más
allá de la atmósfera terrestre, como también para hacer experimentaciones con
seres biológicos. Para ello hubo dos
ensayos de vuelo: el primero se produjo en octubre de 1965, y el segundo en
julio de 1966, en CELPA Chamical, provincia de La Rioja. En su ojiva, con una
carga útil de 16 kg, se encontraba dotada con un delicado
instrumental para mediciones.
Se comprobó su rendimiento y se observó sus pormenores de
vuelo.
Se lo
rediseñó dando origen al Orión II, capaz que llevar 25 kg de carga útil, con el
empleo de 85 kg de combustible, cuando el Orión I tenía solo 64 kg. Media 3.770
mm de largo y 206 mm de ancho. Además del aumento en la cantidad de
combustible, se utilizó materia con mayor energía, lo que produjo un alcance de
114 km de altura, considerada el punto entre la atmósfera y principio del
espacio. El nuevo diseño se logró a partir de las experiencias con el Orión I.
Los materiales para la fabricación de la aeronave fueron cambiados, empleando
materiales más livianos con la finalidad de reducir el peso del vehículo. Un
total de treinta y dos vuelos fueron realizados. Con ellos y con los DIM, se efectuaron
mediciones atmosféricas y se registró la velocidad del viento, a una altura de
80 km. Para finales de octubre de 1966 se habían lanzado tres cohetes Orión II
en CELPA, desde la base Chamical, en La Rioja, siguiendo las experiencias con
los técnicos estadounidenses, lanzando desde la misma base, en noviembre,
cohetes Nike-Cajun 02 que volaron hasta los 130 km de altitud.
El ICTE
puso en marcha en 1963 el "Programa Felino", con la finalidad de
educar y adiestrar personal, también para analizar materiales para trabajos
posteriores. Se realizaron un total de ochenta y siete lanzamientos en cinco
años bajo aquel programa, de los cuales, solo ocho no tuvieron éxito.
Destacándose lanzamientos como el Gato Negro A-1, el Tigre A-2, el Jaguar A-3,
el Leopardo A-4 y el Sonda Pantera A-5. Estas misiones produjeron importantes
avances en la detección del granizo. Después de encabezar
numerosos lanzamientos exitosos, en 1970 el Comodoro Aldo Zeoli fue nombrado
presidente del Instituto de Investigación Aeronáutica y Espacial.
El
ratón Belisario
El Comodoro Aldo Zeoli presenta a la prensa a Belisario.
En la
segunda mitad de la década de 1960, el proyecto BIO, a cargo del Instituto
Civil de Tecnología Espacial (ICTE), tuvo como objetivo en enviar al espacio
pequeños animales (ratas o monos) en cohetes con telemetría y recuperarlos con
vida.
Una
camada de ratones albinos de raza Wistar, fueron previamente seleccionados para
éste proyecto. Al primer grupo de ratones astronautas se los nombró: Alejo,
Aurelio y Anastasio, en segundo grupo: Braulio, Benito y Belisario, y en el
tercero: Celedonio, Cipriano y Coco.
Luego
de rigurosas pruebas y estudios fisiológicos, Belisario, fue la rata elegida
para la misión. Fue colocado y sujetado dentro de una cápsula en el interior de
la ojiva del cohete Orión II, con instrumentos para analizar el comportamiento
de los ratones durante el vuelo.
El
lanzamiento se produjo el 11 de abril de 1967, en la Escuela de Tropas
Aerotransportadas, provincia de Córdoba. El cohete se separó su carga útil un
minuto luego del despegue, y la cápsula descendió en paracaídas a tierra firme.
Al abrir la cápsula, los científicos comprobaron que Belisario se encontraba
inquieto, pero con vida. Durante el vuelo perdió ocho gramos.
Cohete
Canopus
Continuando
con el desarrollo de cohetes sonda, posterior a las evaluaciones brindadas por
los programas Centauro y Orión, estaba presente la idea de diseñar un cohete de
dos etapas, con suficiente potencia para cargar 30 kg y alcanzar una altura de
200 km. La segunda etapa era el mismo cohete Orión II, dando inicio a lo que
más tarde sería el Rigel. El primer paso fue experimentar con un nuevo motor
mucho más potente, dando origen al cohete Canopus, para luego dar vida al
cohete sonda Canopus II. La primera prueba del prototipo fue posible en
noviembre de 1966, mientras que el segundo ensayo fue en julio de 1967.
El
Canopus II se usó para probar tecnología que se emplearía en el futuro cohete
Rigel. El 22 de diciembre de 1969 en CELPA en Chamical provincia de La Rioja,
una prueba preliminar del cohete sonda Tauro fue efectuada. En el ensayo, el
cohete rompió todas las barreras cuando voló a una sorprendente altura de 550
km. En este momento la Argentina se encontraba en la cima del mundo, alcanzando
este tipo de metas.
El mono
Juan
Uno de
los mayores hitos de la tecnología aeroespacial Argentina se produjo el 23 de
diciembre de 1969, cuando en un lanzamiento de un cohete Canopus II se envió al
mono Juan más allá de la atmósfera, a unos 82 km con total éxito, siendo
además, la cuarta nación en enviar un ser vivo al espacio y retornarlo con
vida, solo detrás de los Estados Unidos, la Unión Soviética y Francia. Juan era un mono caí
proveniente de la provincia de Misiones, tenía un peso de 1,5 kg y
medía 45 centímetros de alto. Este experimento llamado
Experiencia BIO II, contó con la ayuda y activa participación del Instituto
Nacional de Medicina Aeronáutica y Espacial, y la CNIE.
Poco
después el cohete Canopus II fue propulsado, esta nave llegó más allá de la
atmósfera. Entre los años 1960 a 1972 se fabricaron y lanzaron varias familias
de sondas espaciales, ellas fueron la Orión, Canopus, Rigel y Castor.
Familias
de cohetes de mayor alcance
El Rigel en su rampa de lanzamiento.
Rigel
Los
cohetes Canopus II y el Orion I sirvieron para como primera y segunda etapa
para el Rigel, que fue construido en julio de 1967 y propulsado en diciembre
del mismo año en la base CELPA, en Chamical, provincia de La Rioja. El Rigel fue el
tercer cohete de dos etapas desarrollado en la Argentina (después del Beta
Centauro y el Gamma Centauro) y llegó a más de los 200 km de altura, superando
el récord alcanzado en ensayos posteriores en toda Sudamérica.
También
ese año, y para experimentar con la medición del viento se lanzaron otros
cohetes: el Arcas el 15 de noviembre, y el Judi en 13 de diciembre, bajo el programa
llamado EXAMETNET.
Castor
Cohete Castor, voló a unos 500 km de altitud (vuelo espacial en órbita baja).
El
cohete Castor fue el cuarto de la categoría de vehículos de dos etapas,
planificado por el IIAE. La primera etapa se encontraba constituida por cuatro
motores del tipo Canopus II en racimo: el empuje producido era de 10 toneladas,
mientras que la segunda era de 2500 kg.7 Si bien no posee un sistema de guiado, el
cohete está dirigido en sus dos etapas por cuatro aletas por etapa. El propulsante
empleado era perclorato de amonio, poliuretano y aluminio, y se propulsaba
durante 220 segundos. Las dos etapas
estaban conectadas por medio de un aro cilíndrico, en su interior tenía un
cordón explosivo de carga hueca, se encendía por dos detonadores eléctricos
para la separación de las etapas.
Un
primer ensayo tuvo lugar el 22 de diciembre de 1969 en la base CELPA Chamical,
este lanzamiento fue parte de la "Experiencia Navidad" (el
lanzamiento se produjo horas antes del viaje del mono Juan). Pero esa vez solo
se usó la primera etapa, alcanzando 70 km. El 16 de diciembre del año
siguiente, se emprendió el "Operativo Ñahuí", cuando la Fuerza Aérea
lanzó un cohete Castor X-2 desde la ya citada base Chamical CELPA. Su ojiva
estaba dotada con instrumental fotográfico capturar imágenes a grandes alturas.
El
primer lanzamiento operativo de un cohete Castor se produjo un 22 de noviembre
de 1973, desde la base CELPA Chamical, para el estudio de nubes de iones, la
experiencia formó parte del programa llamado EGANI, proyecto cooperativo entre
la Comisión Nacional de Investigaciones Espaciales (CNIE) y el Max Planck
Institut für Extraterrestrisches Physik (MPE) de Alemania. Se construyó una
versión perfeccionada del Castor a fines de 1975, en la base Vicecomodoro
Marambio, en la Antártida Argentina, llevando una carga útil de 46 kg a una
altura de 470 km. En 1979 se
realizaron lanzamientos de este cohete desde Punta de Lobos, Perú.
Tauro
El
cohete Tauro, diseñado con fines científicos, fue el último desarrollado
íntegramente en la Argentina. La experiencia estuvo al mando del Comodoro
ingeniero Ricardo Vicente Maggi, fue lanzado el 10 de diciembre de 1981 desde
la base de Chamical. Contaba con un sofisticado instrumental fotográfico y una
tecnología sin procedentes en América del Sur, para estudiar la geografía y los
recursos naturales del país.
El plan
de satelización de 1979 y el primer satélite
El
comandante en jefe de la Fuerza Aérea, Brigadier General Omar Graffigna,
concibió el primer plan de satélites argentino el 10 de agosto de 1979,
haciendo el primer paso rumbo al Programa Cóndor. El Instituto Aerotécnico
inició distintos proyectos para construir cohete espaciales para colocar en
órbita a satélites. Finalizaron maquetas a escalas, sin lograr construir ningún
cohete.
Proyecto
bélicos de envergadura: el Cóndor II
Poco
tiempo después de la derrota de la guerra de las Malvinas en el año 1982, se
produjo una reunión secreta entre oficiales superiores en la sede de la Fuerza
Aérea Argentina. En aquel encuentro los comandantes se pusieron de acuerdo en
desarrollar un misil balístico de alcance medio, el Cóndor II, el cual se
estipulaba que sería capaz de llevar con sigo una carga explosiva de 500 kg.
Tras el
retorno de la democracia en 1983, durante la presidencia de Raúl Alfonsín, el
ejecutivo firmó un decreto para continuar y avanzar las actividades
aeroespaciales nacionales.
Entre
1985 y 1988, la Argentina exportó doce motores de combustible sólido del Cóndor
a Egipto en seis vuelos de la Fuerza Aérea. En 1986, el Ministerio de Defensa
creó la empresa Integradora Aeroespacial S. A. (INTENSA) para el desarrollo,
construcción y comercialización del misil.
Pero
luego del traspaso democrático producido precozmente en 1989, las presiones por
los Estados Unidos aumentaron, dando así el presidente Carlos Menem la orden de
desarmar el Programa Cóndor II y llevar sus partes a los Estados Unidos para el
desmantelamiento final.
El
ambicioso proyecto fue desarrollado conjuntamente con Alemania (quién proveyó
la tecnología), Irak y Egipto (quienes financiaron el proyecto), mientras que la
Argentina colaboró aportando el personal científico e instalaciones. Dos años
después se construyó un laboratorio subterráneo en Falda del Carmen, provincia
de Córdoba. Para ese momento los servicios secretos de Israel y Gran Bretaña ya
estaban enterados de la construcción del misil, al igual que la CIA
estadounidense.
Los
ingleses temían que la Argentina ataque a las islas Malvinas con misiles, ya
que el Cóndor II estaba hecho precisamente para llegar hasta el archipiélago.
Por otro lado, la inteligencia israelí estaba preocupada por las contribuciones
que estaban teniendo los países árabes en el proyecto. Había un gran temor por
el posible traspaso de tecnologías y conocimientos entre la Argentina y el país
árabe.
En su
momento se estudió la construcción de una cabeza nuclear, pero no se disponía
del material radioactivo adecuado. Paralelamente el cohete de gran envergadura
se había proyectado para ser un lanzador de satélites, sin necesidad de ayuda
externa.
El
Cóndor II era un vehículo de 16 metros de alto por 0,8 de diámetro, de dos
etapas, con un sistema de control de todo el vector, por medio de una tobera
basculante por cada etapa. Estaba diseñado con superficies aerodinámicas. Tenía
sensores de control de altitud y sistema de control de velocidad. El cohete
sería controlado por computadoras intercomunicadas, de haber sido lanzado, se
calculaba que hubiera traspaso la barrera de los 1000 km con una carga bélica
de 500 kg.
A
finales de los años ochenta, el proyecto progresó paulatinamente. Entre 1985 y
1988, la Argentina exportó doce motores de combustible sólido del Cóndor a
Egipto en seis vuelos de la Fuerza Aérea. En 1986, el Ministerio de Defensa
creó la empresa Integradora Aeroespacial S. A. (INTENSA) para el desarrollo,
construcción y comercialización del misil.
El primer satélite argentino puesto en órbita fue el Lusat 1 en 1990. Este objeto tenía como objetivo proveer comunicaciones a todos los radioaficionados del mundo. Fue diseñado por un grupo de radioaficionados argentinos, gracias a AMSAT Argentina, pero fue construido parte en la Argentina y el resto en AMSAT NA, en Boulder, Colorado.
Un prototipo del Tronador II exhibido en Tecnópolis.
Periodo
de dependencia tecnológica (1991-2007)
La CNIE
se disolvió para pasar a formar la CONAE en 1991, bajo la presidencia de Carlos
Saúl Menem.
A
partir de esa época se reorganizó el sector. En 1996 se lanzaron dos satélites,
el Víctor-1, diseñado y desarrollado por la Asociación de Investigaciones
Tecnológicas de Córdoba AIT y el Instituto Universitario Aeronáutico, con la
finalidad de tomar fotografías del país en baja resolución para el estudio
meteorológico. En ese mismo año se lanzó el SAC-B desarrollado por CONAE, pero
una falla en el lanzador impidió al satélite separarse de este y poder
desplegar sus paneles solares, a pesar de esto todos los sistemas del satélite
funcionaron correctamente. En 1997 fue lanzado con éxito el Nahuel 1A de la
empresa Nahuelsat, utilizado para telecomunicaciones. Al año siguiente el SAC-A
fue puesto en órbita. Este artefacto realizaba un seguimiento de ballenas
Franca Austral y tomaba fotografías del país para el estudio de los intervalos
de inundaciones y sequías.
El 21
de noviembre de 2000 fue lanzado el SAC-C para ser usado para teleobservación y
se mantuvo en operación hasta el 15 de agosto de 2013. El 6 de diciembre de
2001, como parte de la misión STS-108 de la NASA, el PADE entró en órbita. Fue
utilizado por la Asociación Argentina de Tecnología Espacial para emprender
experimentos en el espacio, y volvió a la Tierra quince días más tarde.
Periodo
de consolidación (2007 a la actualidad)
En
julio de 2007 se empezó a lanzar la primera serie del cohete Tronador, desde
una base en Bahía Blanca. Hubo dos ensayos, pero solo el segundo tuvo éxito. Este era un cohete
de una etapa, con una carga útil de 4 kg y un peso
total de 60 kg y tenía una longitud de 3300 mm. Desde el año
1995 la CONAE se encontraba planificando el lanzamiento de una nave de
combustible líquido para llevar pequeños satélites argentinos al espacio, esta
experiencia formó parte del Plan Espacial Nacional.
Fue a
partir del año 2001 que el Instituto Universitario Aeronáutico comenzó a
proyectar y calcular un vector para propulsar satélites. Realizándose el primer
ensayo de un motor el 27 de mayo de 2004, en las instalaciones de CITEDEF
(Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas para la Defensa) en Villa
María, provincia de Córdoba. El motor ensayado usaba anilina y ácido nítrico.
El experimento resultó exitoso dentro de los cálculos provistos. El inyector
brindó mejores resultados que su antecesor.
El 16
de diciembre de 2007 se llevó a cabo el lanzamiento del cohete sonda VS-30 en
colaboración con la Agencia Espacial Brasileña, lo que permitió validar un
sistema de navegación por giroscopio, acelerómetro, posicionamiento y un
control de actitud para el Proyecto Tronador.
Tiempo
después, la CONAE puso en órbita el 10 de junio de 2011 un satélite
desarrollado y manufacturado en el país, se lo denominó SAC-D, con la finalidad
de medir vientos, temperatura superficial de los mares, humedad y focos de
temperaturas en los suelos, fue parte del Plan Nacional Espacial (2004-2015). Aquel lanzamiento se
logró gracias a una década de trabajo en
conjunto con la NASA. La misma organización espacial estadounidense se encargó
del lanzamiento del satélite SAC-D mediante el cohete Delta II, en la base de
Vandenberg. El satélite
fue construido en Bariloche por doscientos hombres de la CONAE dedicados a esta
ciencia. El satélite se ubicó a unos 650 km de altura. El SAC-D es una
estructura octogonal hecha en aluminio de 7 metros de alto y tiene un peso de
1300 kg. Alberga nueve instrumentos: el Aquarius (propiedad de la NASA) medidor
de salinidad de mares y océanos, otros dos instrumentos de origen francés, uno
proveniente de Italia y los cinco restantes producidos en la Argentina. Los
instrumentos argentinos fueron elaborados por la Invap, el Centro de
Investigaciones Ópticas de La Plata (CIOp) y de la Facultad de Ingeniería de La
Plata. Mientras que el software del SAC-D fue programado por la licenciada en
sistemas Catalina Salvati, el artefacto espacial es monitoreado por una
estación terrestre ubicada en Falda del Carmen, provincia de Córdoba.
El
vector Gradicom II fue propulsado el 11 de julio de 2011 con combustible,
diseño, telemetría y electrónica producidos en la Argentina por unas setenta
personas. Los resultados de la misión serán usados para cohetes sonda, misiles
y artillería de largo alcance, como también en aplicaciones civiles y
militares. El vehículo
alcanzó una altura de 100 km, llegando a una velocidad máxima
de 4900 km/h, descendió a 120 km de Chamical, Provincia de La Rioja. La próxima
tarea del Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas para la Defensa
(CITADEF), será diseñar un vehículo que supere el alcance del Gradicom II.
El
Ministerio de Defensa informó que en diciembre de 2013 se lanzó el cohete sonda
Experiencia Centenario en Chamical, Provincia de La Rioja, el proyectó se trata
de un desarrollo totalmente local, fue concretado por Fuerza Aérea Argentina,
Fabricaciones Militares, CITEDEF, Universidad Nacional del Comahue, Universidad
Nacional de La Plata y Universidad Tecnológica Nacional, trabajaron 150
técnicos para realizar el proyecto. El cohete llevó a cabo experimentos para
meteorología, además de aceleración y vibraciones en el vuelo. El cohete tiene
280 mm de diámetro.
Tras
siete años de desarrollo entre INVAP y Arsat, durante la presidencia de
Cristina Fernández, el 16 de octubre de 2014 se lanzó el ArSat 1, el primer
satélite geoestacionario argentino, que pasará a brindar servicios de
comunicaciones a la Argentina, Chile, Uruguay y Paraguay. El lanzamiento se
produjo en el Centro Espacial de Guayana, en la ciudad de Kourou. El cohete
Arianne 5 dejó al satélite a 300 km sobre el nivel del mar. Luego los técnicos
de INVAP se encargaron de transportarlo a lo posición geoestacionaria. Este
lanzamiento permitió que la Argentina no perdiera la posición orbital 81, la
cual enfoca desde Estados Unidos hasta las Islas Malvinas.
En
enero de 2016 el gobierno de Mauricio Macri suspendió la construcción del
satélite geoestacionario ARSAT-3.
En
octubre de 2018, la CONAE lanza el satélite SAOCOM 1-A que cuenta con
instrumentos que operan en el rango de microondas y con sensores activos
(radar). La serie SAOCOM forma parte del Sistema Ítalo-Argentino de Satélites
para la Gestión de Emergencias (SIASGE).
En
agosto de 2019, finalizó la construcción del satélite SAOCOM 1B.
En
febrero de 2020, se confirmó la construcción del tercer satélite de Arsat que
había sido cancelado durante la gestión anterior. El nombre del mismo fue
cambiado a ARSAT-SG1 a la vez que se introdujeron cambios técnicos con respecto
al proyecto original.
El 20
de febrero de 2020, se trasladó el SAOCOM 1-B a Cabo Cañaveral, pero su
lanzamiento se vio demorado por las restricciones a causa de la pandemia de
enfermedad por coronavirus.
El lanzamiento fue realizado el 30 de agosto de 2020 a las 20:18 hs hora
oficial argentina, mediante la empresa
SpaceX en un cohete Falcon 9 Block 5, que, además, aterrizó
exitosamente para ser reutilizado en otras misiones.
El
sector privado
Representación artística del Gauchito en vuelo.
En
febrero de 1997 el equipo de Pablo
Gabriel de León se inscribe en el Ansari X Prize, para participar, desarrolla
el VESA (Vehículo Espacial Suborbital Argentino) también llamado Gauchito (nave
espacial), sin embargo, el equipo de Burt Rutan se consagró ganadora del Ansari
X Prize. Aunque el proyecto no fue abandonado, se encuentra en un estado de
relativa inactividad.
En el
año 2010, Emiliano Kargieman
fundó la empresa Satellogic especializada en satélites,
construyeron los dos primeros nanosatelites de la Argentina, CubeBug-1 Capitán
Beto y CubeBug-2 Manolito.
Actualmente están desarrollando la constelación
de satélites de observación de la tierra Aleph.
Fuente:
https://es.wikipedia.org