Por Jaime Noguera
En los años 30, los
militares alemanes impulsaron distintos proyectos para la creación de aviones
capaces de destruir la industria bélica que Stalin había desplazada hacia los
Urales tras la invasión de las tropas de Hitler. Esta es la historia de aquellos
bombarderos que no consiguieron poner a la URSS de rodillas.
En plenos años 30, el General
alemán Walther Wever tenía claro que el bombardeo estratégico tendría una
importancia clave en la guerra que sentía aproximarse. En su fuero interno
sabía que, en un enfrentamiento bélico con la URSS, Stalin trasladaría su
producción industrial más allá de los Urales. El militar germano inició
entonces el proyecto para la construcción de un avión capaz de atacar a las
fábricas soviéticas situadas en el lejano este: el “Bombardero Ural”.
Walther Wever, 1930.
Wever estableció
contacto con los dos principales fabricantes alemanes de bombarderos: las
empresas Dornier y Junkers. Necesitaba que diseñasen para la floreciente
Luftwaffe un aparato capaz de cargar bombas y atacar objetivos próximos a la
barrera montañosa que tradicionalmente separa a Europa de Asia.
El jefe de la Luftwaffe, Hermann Göring junto a Adolf Hitler y el General de la Luftwaffe Walther Wever (detrás)
De esta manera, Alemania
pretendía neutralizar a distancia la producción de armamento rusa, ahorrándose
la farragosa tarea de tener que enviar sus tropas demasiado al este de Moscú,
donde podrían presa de maniobras envolventes y contraataques del Ejército Rojo.
Tanques T-34 recién fabricados en la planta de Uralmash y listos para ir al frente
Dos aviones para
derrotar a la URSS
Cada una de las
compañías presentó su proyecto de bombardero para los Urales:
El prototipo del Dornier
Do 19 V1 voló el 28 de octubre de 1936. Aparato cuatrimotor, podía llevar a
nueve tripulantes y estaba equipado con armamento defensivo. Era el primer
bombardero alemán que contaba con torretas de ametralladora en emplazamientos
dorsales y ventrales, morro y cola.
Junkers Ju 89
El 11 de abril de 1937
volaba el prototipo Ju 89 D-AFIT (V1, c/n 4911) en Hesselbach. Solo dos semanas
después, se paralizaba el desarrollo del proyecto para un bombardero alemán de
largo alcance. Sin embargo, Junkers construyó un prototipo más avanzado en solo
dos meses, el D-ALAT, capaz de transportar 5.000 kg de explosivos a una altitud
de 9.312 m y a una distancia de 2.980 km. Esta última era suficiente para
atacar objetivos en los Urales desde la ciudad de Moscú, una vez esta fuese
conquistada por las tropas del III Reich.
Según algunas fuentes,
el Junker 89 fue considerado mejor aparato que el Dornier Do-19.
¿Y qué pasó entonces?
Por suerte para Rusia,
el impulsor de la aviación estratégica germana murió en un accidente de
aviación el 3 de junio de 1936, lo que paralizó el proyecto casi en su inicio.
Albert Kesselring le
sustituyó como jefe de personal en la fuerza aérea alemana, cancelando (con la
bendición del Mariscal Goering) todos los programas de bombarderos estratégicos
el 23 de abril de, 1937. Ambos preferían aviones más pequeños, ligeros y
veloces.
Albert Kesselring, 1944.
Esta decisión condenaría
a las tropas de la Wehrmacht, en solo cuatro años, a luchar a sangre y fuego
por cada centímetro cuadrado de territorio soviético, con la vana intención de
poner de rodillas al extenso estado comunista.
¿Qué pasó con los
aviones fabricados?
El Dornier 19 entró a
formar parte de la unidad KGrzbV 105, que participó transportando tropas en la
invasión nazi de Noruega de 1940. El Junkers 89 inspiró el avión de transporte
de pasajeros Junkers 90, usado por Deustche Lufthansa.
Ju-90 alemán, capaz de transportar 40 pasajeros
El Ju-90 fue también
empleado como avión de patrulla marítima y de reconocimiento. En 1942 el
proyecto de Bombardero Ural fue resucitado, pero con un nuevo nombre: Amerika
Bomber. El objetivo también era distinto: Nueva York.
Fuente: https://es.rbth.com