Kitty
Hawk, 1902
No es
fácil explicar cómo dos personas de clase media, sin educación universitaria,
en una ciudad poco involucrada en el desarrollo industrial del país fueron
capaces de resolver el problema del vuelo con una máquina más pesada que el aire.
Wilbur
y Orville Wright siempre obtuvieron buenas notas en el colegio, pero no fueron
a la universidad. Orville empezó sus negocios con una imprenta y poco después
con su hermano Wilbur montó una fábrica de bicicletas. Eran muy buenos
mecánicos. Su madre, Susan Koerner, les había enseñado a utilizar con habilidad
las herramientas porque el abuelo materno de los Wright, un emigrante alemán,
tenía una fábrica de carruajes y para Susan la mecánica no tenía secretos.
Cuando
el uso de la bicicleta se extendió en los Estados Unidos los amigos de Wilbur y
Orville acudían a ellos para que se las reparasen. Empezaron arreglando las
bicicletas de sus amistades y pronto se dieron cuenta de que montar un taller
para resolver las averías podía ser un buen negocio y enseguida empezaron a
fabricar sus propios modelos de bicicleta.
Yo creo
que el éxito de los Wright se debió principalmente a tres de sus cualidades:
- Su capacidad para descubrir el núcleo de la cuestión a resolver y trazar un plan de ejecución realista,
- Su destreza mecánica y su habilidad como pilotos. El por qué emplearon su tiempo y su dinero en este menester y no en cualquier otro es un asunto más complicado en el que intervino el azar, como siempre.
- Las circunstancias que rodearon la vida de Wilbur durante su adolescencia.
Wilbur
llegaría a plantearse aquél asunto como el gran reto de su vida; Orville, más
práctico, acompañó a su hermano en el viaje del descubrimiento y en algunos
momentos aportó ideas extraordinarias que les permitieron resolver los problemas
que encontraron.
Fue
Wilbur quién concibió el plan a seguir para volar con una máquina más pesada
que el aire.
Mientras
que muchos de sus contemporáneos estaban obsesionados con la potencia de los
motores a Wilbur le interesó desde el principio resolver el problema del
control del aparato; Mozahiskii, Ader, Hiram Maxim y Langley, llegaron a
construir máquinas grandes con motores muy potentes, pero todos sus proyectos
fracasaron por no disponer de sistemas capaces de controlar sus aeronaves
durante el vuelo.
Parece
que todos ellos pensaron que lo importante era levantar el vuelo y una vez en
el aire aprenderían a volar. A duras penas consiguieron despegar, pero una vez
en el aire, como no tenían resuelto el modo de mantener el equilibrio, sus
máquinas terminaron de forma incontrolada en el suelo o en el agua, en el caso
de Langley que hizo las pruebas sobre el río Potomac.
Wilbur
no se planteó abordar la cuestión del motor de su aeroplano hasta que no fuese
capaz de controlarlo en el aire. Desde el primer momento ideó realizar las
pruebas en un lugar en el que hubiera suficiente viento; al principio pensó en
sujetar su planeador con unos cabos a una torre, aunque luego- asesorado por
Octave Chanute, y después de comprobar las dificultades de aquél sistema- optó
por hacer los ensayos lanzándose por la ladera de una duna.
Para
resolver el control lateral Wilbur concibió un sistema de torsión que en
definitiva lo que hacía era incrementar el ángulo de ataque de las alas de un
lado y disminuir las del otro con lo que el aeroplano giraba sobre su eje
longitudinal. De este modo- igual que un ciclista inclina el cuerpo y la
bicicleta para tomar una curva- el aeroplano podría mantener un giro o nivelar
las alas.
Este
método de variar el ángulo de ataque de las alas Wilbur lo habría copiado de
los pájaros, o al menos eso es lo que le comentó a Octave Chanute en una carta
fechada el 13 de mayo de 1900: … “Mi observación del vuelo de las águilas me
lleva a creer que ellas recuperan el equilibrio lateral, cuando se ve perturbado
parcialmente por una ráfaga de viento, mediante la torsión de la punta de las
alas. Si la parte posterior de la punta derecha del ala se gira hacia arriba y
la izquierda hacia abajo, el pájaro se convierte en un molino e
instantáneamente gira en torno a un eje que va de su cabeza a la cola. De esta
forma recupera el equilibrio tal y como he podido comprobarlo observándolos.”
Y para
resolver el control longitudinal, Wilbur puso un plano en el morro de su
aparato, separado de las alas, cuyo ángulo de ataque podía aumentar o disminuir
al tirar de unos cabos y así levantaba el morro del aeroplano para subir o lo
hacía caer para bajar. El avance del sistema ideado por Wilbur con respecto a
lo que habían hecho otros contemporáneos suyos como el alemán Otto Lilienthal,
Pilcher y Octave Chanute, consistía en que el control de la máquina se ejercía
mediante superficies aerodinámicas de control y no moviendo el cuerpo del
piloto.
En
verano de 1899 Wilbur construyó una cometa para probar los sistemas de control
que había ideado. Funcionaron bien, se lo dijo a su hermano y lo embarcó en su
aventura. Durante el invierno los Wright tenían que trabajar en su fábrica de
bicicletas, así que decidieron utilizar los veranos para llevar a cabo su
proyecto, disfrutar del aire libre y hacer un poco de ejercicio.
El 6 de
septiembre Wilbur inició un largo viaje a las dunas de Kitty Hawk, en Carolina
del Norte. Llevaba consigo una maleta llena, un baúl y varios cajones con
herramientas, pero aún le faltaban dos largueros de madera de unos 6 metros que
tenía previsto comprar en Norfolk.
Tardó
siete días en llegar a Kitty Hawk, después de un viaje lleno de aventuras. Nada
más llegar a su destino, Wilbur se puso a trabajar en el montaje del planeador
y tuvo que hacer muchos ajustes de última hora porque no había encontrado
largueros de 6 metros y los compró de unos 5 metros. Con la máquina de coser de
sus anfitriones el joven inventor tuvo que rehacer las telas de su aeroplano.
Orville
llegó a Kitty Hawk el 28 de septiembre, también con retraso pero por culpa de
una encalmada y no de una tempestad como le pasó a su hermano. Al recién
llegado le impresionó aquél lugar que describió de esta forma: “Las únicas
cosas que prosperan y engordan son los chinches, mosquitos, y la carcoma… pero
es un lugar espléndido para pescar y cazar. Los peces son tan gruesos que
puedes ver docenas siempre que miras al agua. Las puestas de sol son las más
hermosas que he visto nunca.”
En la
primera semana de octubre, los Wright terminaron de ensamblar su planeador en
Kitty Hawk. Aquella facilidad que tenían para llevar sus ideas a la práctica,
con sus propias manos, fue sin duda otro de los elementos clave en el éxito de
los Wright, además de su capacidad para determinar el núcleo del problema que
querían resolver.
En
total pasaron cuatro veranos en Kitty Hawk, de 1900 a 1903 y allí tuvieron que
montar sus cuatro aparatos, repararlos cuando se rompían debido a los
aterrizajes duros y a los pocos accidentes que sufrieron y modificarlos para
introducir los cambios que se les fueron ocurriendo para resolver los problemas
que encontraron. Su capacidad para llevar con rapidez las ideas a la práctica
les permitió sacar adelante su proyecto en un tiempo relativamente corto.
Con el
planeador de 1900 los Wright pudieron verificar que los sistemas de control
funcionaban adecuadamente, aunque el aparato daba menos sustentación de lo que
habían estimado. Después de lastrarlo con unos 25 kilogramos y hacerlo volar
como una cometa durante tres o cuatro días para probar los sistemas de control,
Wilbur se atrevió a planear por la pendiente de las dunas, y consiguió efectuar
vuelos de hasta 120 metros. El 23 de octubre dieron por finalizados los
ensayos.
Para el
verano del año siguiente construyeron un planeador más grande. Los ensayos de
vuelo en Kitty Hawk con el planeador de 1901 no respondieron a sus
expectativas. La sustentación del aparato seguía siendo menor de la que
esperaban y habían calculado con las tablas de Lilienthal; el sistema de
control lateral, cuando se empleaba para efectuar una corrección importante,
terminaba introduciendo un movimiento de signo opuesto al que se pretendía.
Wilbur regresó de Kitty Hawk diciendo que: “La resolución del problema del
vuelo llevará al hombre más de cincuenta años”.
Es
posible que los Wright hubieran abandonado su proyecto en otoño de 1901, de no
ser por la invitación de Octave Chanute para que Wilbur diera una conferencia
en Chicago en la Western Society of Engineers. Wilbur sorprendió a la audiencia
por el rigor, la sencillez y la claridad con que explicó cómo volaba su
aparato. Insistió en que el problema que había que resolver era el del control
y la estabilidad y que las otras cuestiones tenían menor importancia. Wilbur no
ocultó, en ningún momento, los mecanismos que había diseñado para ejercer el
control lateral y longitudinal de sus aparatos. Su conferencia se publicó y
Chanute la distribuyó en los medios interesados por la aeronáutica de la época;
resulta hasta cierto punto incomprensible que ningún otro inventor tratara de
aplicar los mismos conceptos en otra máquina por lo que es muy posible que casi
nadie entendiera bien, ni siquiera el propio Chanute, las ideas que con tanta
claridad expuso Wilbur.
A
finales de 1901 se produjo un cambio radical en la aproximación de los Wright a
la resolución del problema del vuelo. Hasta entonces ellos habían centrado
todos sus esfuerzos en la estabilidad y el control del aparato y dieron por
válidas las tablas de Otto Lilienthal de las que, en principio pensaban que
podía deducirse la sustentación y la resistencia de sus alas. En realidad no
era así, porque las tablas de Lilienthal eran válidas para unas alas como las
que había utilizado él, y no para cualquier tipo de ala. La cuestión es que los
Wright concluyeron que necesitaban disponer de una información que no tenían. Y
aquí otra vez su capacidad para poner en práctica sus ideas con rapidez les
serviría de gran ayuda para conseguir el éxito.
Wilbur
y Orville construyeron un túnel de viento y durante dos meses se encerraron
para medir la sustentación y resistencia de distintos perfiles de ala. Las
balanzas que fabricaron para medir las fuerzas, con casi toda seguridad ideadas
por Orville que tenía una gran facilidad para las matemáticas, son muy
originales. En muy poco tiempo, los Wright acumularon el mayor conocimiento que
jamás se había tenido hasta entonces relacionado con la sustentación y la
resistencia de distintos perfiles, en función del ángulo de ataque.
A
mediados de diciembre dejaron de experimentar porque ya tenían la información
que necesitaban. Octave Chanute, que seguía de cerca sus ensayos, les pidió que
siguieran haciendo pruebas, incluso se brindó a buscar financiación para sus
trabajos. Los Wright no perdían el tiempo en hacer nada que no fuese
estrictamente necesario para completar su programa. Ya sabían cómo tenían que
diseñar su nuevo planeador, que superficie necesitaban las alas, con qué ángulo
descendería y qué potencia necesitaría el motor para mantener el vuelo. Le
dijeron a Chanute que no pensaban seguir haciendo ensayos en el túnel de
viento.
Haciendo
gala de su natural pragmatismo se concentraron en la resolución del siguiente
problema sin resolver que era el giro adverso que se producía cuando mantenían
durante un rato largo activado el control lateral. Llegaron a la conclusión de
que el ala con mayor ángulo de ataque- la que subía- ofrecía más resistencia al
avance que la que bajaba, lo cual inducía un giro contrario al que pretendían
efectuar. Para resolver el problema decidieron que el siguiente planeador
llevaría un plano vertical en la cola.
El
planeador con que volaron en Kitty Hawk durante el verano de 1902 fue el más
hermoso de todos los que construyeron. Aquél año Orville subió por primera vez
al aparato y tomó los mandos del planeador, porque hasta entonces solo había
volado Wilbur. El 23 de septiembre Orville realizó su primer vuelo y a
continuación unos setenta y cinco vuelos más, de entre 45 y 65 metros. Durante
la tarde, después de cenar, tuvo un accidente y aunque el piloto resultó ileso
el aparato sufrió daños importantes.
Wilbur
y Orville fueron unos pilotos excepcionales. De no haberlo sido es muy probable
que algún accidente hubiera terminado con sus ganas de seguir adelante o con la
vida de alguno de ellos. Es cierto que eran hombres precavidos, tomaban todas
las precauciones posibles y llevaban a rajatabla lo relacionado con la
seguridad. Sin embargo sus máquinas eran inestables y difíciles de manejar, el
piloto tenía que efectuar correcciones de forma continua para mantener el
aparato en vuelo.
Los
Wright desarrollaron con facilidad los reflejos necesarios para el vuelo porque
gozaban de unas aptitudes poco corrientes. Hay que tener en cuenta que se
lanzaban con su planeador por aquellas dunas, con vientos de veinte y treinta
nudos y cualquier pequeño error suponía un accidente seguro. La construcción de
madera y el entelado de la estructura del aparato servían de amortiguador de
forma que el aeroplano se rompía evitando así que el golpe lo tuviera que
absorber el piloto. En cualquier caso, sus habilidades como pilotos serían un
elemento determinante del éxito de su empresa.
Cuando
los Wright regresaron a Dayton, después de la temporada de vuelo de 1902 en
Kitty Hawk, sabían que el éxito estaba ya al alcance de sus manos. A partir de
este momento, ellos que habían empezado la aventura sin ánimo de lucro, con
espíritu deportivo y filantrópico, dispuestos a ser un eslabón más en la cadena
de un éxito que tendrían que compartir con otros aeronautas, cambiarían por
completo de actitud. Wilbur le había escrito a Chanute, en su primera carta:
“No voy a hacer ningún secreto de mis planes puesto que opino que el inventor
de la primera máquina voladora no será acreedor de ningún beneficio económico y
que solamente aquellos que estén dispuestos a dar y recibir sugerencias pueden
esperar unir sus nombres al honor del descubrimiento. El problema es demasiado
grande para que un hombre solo y sin ayuda pueda resolverlo en secreto.” Pocos
años después, los Wright se enfrentarían al mundo entero en una guerra de
patentes que lastró a la industria aeronáutica de los Estados Unidos durante
sus primeros años.
El
éxito del planeador de 1902 hizo pensar a los Wright que había llegado el
momento de construir un aeroplano y equiparlo con un motor. Ya sabían manejar
el aeroplano en vuelo y necesitaban un motor que transformara los planeos en
vuelos sostenidos y nivelados. Le encargaron a su mecánico, Taylor, que
construyera un motor muy rudimentario mientras ellos diseñaban las hélices y el
aeroplano motorizado para la siguiente temporada.
En
1903, la cuarta vez que acudían a Kitty Hawk para experimentar con sus
aparatos, llevaron todas las piezas del nuevo aeroplano. Tuvieron que construir
otro hangar, porque el Flyer era muy grande, ensamblar la aeronave y las
pruebas se demoraron hasta diciembre, cuando ya hacía mucho frío. El 17 de
diciembre de 1903 consiguieron sus propósitos y lo que ocurrió forma parte de
la Historia.
Un plan
perfectamente organizado, atendiendo a lo más importante en todo momento, la
capacidad para construir sus propios diseños y una extraordinaria habilidad
como pilotos serían elementos que contribuyeron de forma definitiva a alcanzar
el éxito. En cualquier empresa o actividad, la velocidad con que se progresa es
muy importante, si no es suficiente los recursos financieros o emocionales se
agotan y el riesgo de que ocurra un percance de cualquier tipo que nos aparte
del camino emprendido es grande. Para que el viaje sea rápido es importante
seleccionar un buen itinerario y no entretenerse en lo accesorio. Elegir cosas
que uno sabe y puede hacer es también importante para no perder el interés
antes de tiempo. No es muy complicado, pero solemos olvidarnos de esas pequeñas
cosas en muchas de nuestras aventuras.
Fuente:
https://elsecretodelospajaros.net