En
realidad, Roland Garros apenas tuvo relación con el tenis, aunque la mayoría de
la gente piensa que se hizo famoso en Francia gracias a la práctica de dicho
deporte. Famoso si fue en vida, pero debido a sus actividades aeronáuticas,
porque desempeñó un importante papel en la Aviación francesa de principios del
siglo XX.
Eugène
Roland Garros nació en Saint Denise, en la isla de la Reunión, Francia, el 6 de
octubre de 1888. La familia se trasladó a Saigón, donde su padre montó un
bufete de abogados. Sin embargo cuando el muchacho cumplió los 12 años sus
progenitores se instalaron en París. El joven Roland Garros fue un magnífico
deportista, hasta el punto de ganar el campeonato de ciclismo de Francia en
1906. Además del ciclismo también practicó el fútbol y el tenis. Sus excelentes
cualidades deportivas no impidieron que superase las pruebas de acceso a la
Escuela de Estudios Superiores de Comercio de París (HEC) y se diplomara en
1908.
Roland
Garros comenzó a trabajar en una empresa que vendía automóviles en París. En
1909 descubrió la aviación y empezó a volar con un monoplano muy ligero que
construía Alberto Santos Dumont: la Demoiselle. Al año siguiente obtuvo la
licencia de piloto número 147 de la aviación francesa.
Entusiasmado
con el vuelo, en 1912 logró batir el récord mundial de altura con un avión de
Morane-Saulnier al ascender a 18.410 pies, pero lo que lo haría famoso fue el
vuelo de Fréjus, una población situada en la Costa Azul, a Bizerta, Túnez, a
través del Mediterráneo, sin hacer ninguna escala. Ocurrió el 13 de septiembre
de 1913; fue la primera vez que un piloto cruzaba este mar y la hazaña tuvo una
gran repercusión en todo el mundo.
En 1914
estalló la I Guerra Mundial y Roland Garros se alistó en la Aviación Militar de
su país como piloto. El joven aeronauta era una persona inquieta, interesada
por los avances tecnológicos.
En
diciembre de ese mismo año empezó a trabajar con el fabricante,
Morane-Saulnier, en el desarrollo de un mecanismo para sincronizar el disparo
de las ametralladoras con el paso de las hélices. Con este dispositivo se
podría colocar una ametralladora fija, en el morro de los aviones con hélices
tractoras.
Un
ingeniero suizo, Franz Schneider, de la empresa alemana LVG, había patentado un
invento con el mismo fin, en 1912, aunque a los militares de aquella época no
les interesó llevarlo a la práctica porque los aviones se concebían
exclusivamente como plataformas de observación. En las primeras aeronaves
militares volaban dos personas: el piloto y el observador, responsable de tomar
fotografías, hacer dibujos, examinar el despliegue y movimientos del enemigo o
dar información a los artilleros sobre la efectividad de sus disparos.
Sin
embargo, muy pronto los observadores también se emplearon en el lanzamiento de
bombas y armados con fusiles o pistolas, disparaban contra los aviones enemigos
cuando se cruzaban con ellos. Los combates entre aviones apenas tenían
consecuencias porque, con el piloto a los mandos del avión y el observador
haciendo fuego, la coordinación de sus actuaciones era muy complicada y el
resultado de los disparos inocuo.
A
finales de 1914, el Ejército francés le había encargado a la fábrica
Morane-Saulnier que desarrollara un sistema que permitiera disparar una
ametralladora, fija al morro del avión, sin que las balas dañaran la hélice.
Con este invento sería el piloto quien apuntaría dirigiendo el avión y haría
también las veces de artillero.
Los
técnicos no lograron conseguir que el mecanismo de sincronización funcionara
correctamente por la irregularidad de disparo de las ametralladoras y el equipo
en el que trabajaba Roland Garros decidió optar por una solución menos
sofisticada: colocaron superficies metálicas deflectoras en las hélices con las
que se trataba de evitar que las balas las dañaran. Los proyectiles, de plomo,
si alcanzaban la hélice eran desviados por estas superficies.
El 15
de marzo de 1915, Garros volvió a incorporarse a su escuadrilla en el frente.
Dos semanas más tarde, el 1 de abril, volaba sobre Flandes, en solitario,
cuando se encontró con cuatro Albatros. Garros se fijó en uno de ellos, el
piloto iba armado con una pistola y el observador llevaba un rifle. Se aproximó
para hacer fuego con su ametralladora Hotchkiss que disparaba a través de la
hélice. Hizo 72 disparos ante los ojos sorprendidos de los alemanes que se
preguntaban qué hacía aquel loco detrás de ellos acercándose a toda velocidad.
El Albatros se incendió y cayó en barrena a tierra. Los otros tres aviones
alemanes se lanzaron en picado para llegar lo antes posible a su base e informar
a sus jefes de lo que habían presenciado. El avión derribado de los alemanes
cayó en una zona que controlaban los Aliados y, después de aterrizar, Roland
Garros se acercó para observar en persona el efecto que había producido el
ametrallamiento sobre el avión enemigo. La escena le horrorizó. Roland ayudó a
sacar del montón de escombros dos cuerpos desnudos y sangrientos. El cuerpo del
piloto estaba tan destrozado que era irreconocible.
Garros
tardó dos semanas en derribar otro enemigo y su tercera victoria se produjo el
18 de abril. Los franceses celebraron los éxitos de Roland con entusiasmo. El
piloto se convertiría en el primero de los ases que con tanta pasión vitorearía
la gente en los dos bandos. Después del éxito del nuevo héroe, la Aviación Militar
de Francia decidió montar este dispositivo en los aviones con hélices
tractoras. Los británicos también lo harían, pero con mayor lentitud.
Sin
embargo, el triunfo francés no fue más que el preludio de la terrible
pesadilla, el Azote Fokker, que sumiría a las fuerzas aéreas aliadas en un
auténtico caos.
El 19
de abril, por la tarde, Roland Garros fue derribado en una misión de bombardeo
sobre la estación de ferrocarril de Courtrai. Un soldado alemán, Schlenstedt,
le disparó con su rifle y la bala rompió el conducto de alimentación de
combustible de su Morane. El motor se paró y tuvo que hacer un aterrizaje de
emergencia en una zona controlada por el enemigo. Garros incendió su aparato,
como mandaban las ordenanzas, pero los alemanes llegaron a tiempo de recuperar
parte del avión y lo detuvieron.
En
cuanto en Berlín se enteraron del derribo del avión de Roland Garros, los
alemanes trasladaron los restos del aparato a la capital y llamaron
urgentemente a Anthony Fokker —un joven fabricante que tenía fama de poseer un
extraordinario ingenio— para que estudiara el mecanismo de disparo.
Fokker,
después de analizarlo con detalle, concibió un sistema mucho más efectivo en el
que el movimiento del motor se encargaba de disparar la ametralladora en el
momento adecuado. El dispositivo ideado por Fokker se montó en sus monoplanos,
Eindecker I, y a partir del verano de 1915 los aviones alemanes, con su extraordinaria
potencia de fuego y maniobrabilidad, se adueñaron del espacio aéreo hasta que
los Aliados consiguieron introducir en el frente aviones capaces de evolucionar
en el aire y disparar como los Fokker, lo que les llevaría cerca de un año.
Roland
Garros, prisionero de los alemanes, trató de escapar en numerosas ocasiones.
Tras un largo cautiverio, en febrero de 1918 consiguió fugarse vestido con un
uniforme del enemigo que él mismo se confeccionó. Cruzó los Países Bajos y
llegó hasta Inglaterra para después regresar a Francia en un viaje repleto de
aventuras.
En
París le ofrecieron puestos de dirección en la Aviación Militar francesa que
Roland rehusó y optó por reincorporarse al frente lo antes posible. El 5 de
octubre de 1918, un día antes de que cumpliera 30 años, Roland Garros murió al
ser derribado su avión, un SPAD VII por un Fokker D VII, cerca de Vouziers, en
las Ardenas.
Cuando
los tenistas franceses, conocidos como los Cuatro Mosqueteros, ganaron la Copa
Davis en Filadelfia, las autoridades galas decidieron construir a toda prisa un
nuevo estadio para albergar la celebración del evento en 1927, en París. Emile
Lesieur, compañero de estudios de Roland Garros en el HEC y presidente del
nuevo estadio en la Porte d’Auteuil, impuso que el nombre del recinto fuera el
de su antiguo camarada: Roland Garros. El nombre le acarrearía suerte al
estadio ya que Francia ganó todas las competiciones de la famosa copa hasta el
año 1932.
En 1928
al aviador recibió el distintivo de “Mourt pour la France” y fue designado
oficial de la Legión de Honor.
Cien
años después de su muerte, Francia lo honra como un gran héroe nacional, un
aviador conocido en todo el mundo por prestarle al tenis su nombre.
Fuente:
https://elsecretodelospajaros.net