24 de abril de 2020
HORTEN HO 229: EL INCREÍBLE AVIÓN FUTURISTA DISEÑADO POR LOS NAZIS
Por Stephen Dowling
Puede
que el Horten Ho 229 haya sido considerado una nota a pie de página en su
momento, pero su diseño era definitivamente de avanzada (foto: cortesía Michael
Jorgesen).
En
diciembre pasado (2015), el fabricante de aviones estadounidense Northrop Grumman
desveló el revolucionario diseño de un aparato que podría, en teoría,
sobrevolar las zonas de guerra del siglo entrante. El concepto se parece más a
un platillo volante que a un avión.
Es
por eso que los expertos en aviación le dicen "el ala voladora", ya
que no cuenta con la tradicional cola de los aeroplanos. Este diseño reduce el
tamaño del aparato y hace que su superficie sea más suave. Gracias a ello es
menos probable que rebote las señales de radar que son enviados para
detectarlo. Se
ven tan futurista como un avión de combate puede llegar a ser.
Pero
su origen se remonta hasta el diseño de un avión de guerra verdaderamente
rompedor que surcó los cielos de la Alemania nazi durante la II Guerra Mundial. La
aeronave, un Horten Ho 229, podría haber sido una nota al pie en la historia de
la aviación. Pero
era tan avanzada para su tiempo que sus secretos aerodinámicos nunca llegaron a
entenderse. De
hecho, aún hoy un científico de la NASA está dedicado a descubrir cómo lograron
sus creadores superar los retos aerodinámicos que parecían hacer imposible que
volara.
El
ala soñada
Todavía
hoy no se ve al "ala voladora" surcar el cielo porque es muy difícil
hacerla funcionar. Sin cola el avión es menos estable y, por tanto, más difícil
de controlar.
Entonces,
¿por qué decidieron diseñar algo que sabían que iba a ser más difícil de
manejar que otros aviones?
El
diseño de Northrop Grumman guarda similitudes con el de los hermanos Horten.
Porque
si consigues que vuele, un "ala voladora" tiene muchas ventajas. Es
más difícil de identificar con un radar. Y su diseño suave hace que tenga menos
resistencia, por lo que gasta menos combustible y vuela más rápido que los
aviones que tienen el mismo motor.
Todo
esto parece correcto y viable sobre papel. Pero hacerlo realidad es más
complicado. Hasta
ahora ha sido el quebradero de cabeza de varios diseñadores de aviones. Por
ello, lo logrado por los hermanos alemanes Horten es tan impresionante. Walter
y Reimar Horten comenzaron a diseñar el aparato a principios de la década de
1930, cuando Alemania tenía prohibido poseer una fuerza aérea. Así
lo estableció el Tratado de Versalles tras la I Guerra Mundial.
Para
evitar las restricciones, los Horten se unieron a un club aeronáutico civil,
donde establecieron los cimientos de la fuerza aérea de la Alemania nazi, la
Luftwaffe.
Nuevo
avión de combate
Los
hermanos siguieron algunas de las esotéricas ideas del diseñador de aviones
Frederich Lippisch, el pionero de las aeronaves con ala delta, triangular. El
resultado de la primera "ala voladora" de los Horten", el Horten
Ho IV, fue bastante eficiente. El
piloto tenía que yacer boca abajo. Pero la ventaja de esto era que la cabina
estaba lejos del fuselaje y esto hacía al aparato más aerodinámico.
Para
cuando se probó el Ho IV, Walter Horten ya había servido como piloto de combate
en la Luftwaffe durante la Batalla de Inglaterra, una serie de combates aéreos
que se libraron en cielo británico y el canal de la Mancha entre julio y
octubre de 1940.
Los
Horten se inspiraron en las ideas de Frederich Lippisch, pionero de las
aeroanves con ala delta.
El
plan de Alemania era obtener la superioridad aérea necesaria para invadir Gran
Bretaña, una operación a la que llamaron León Marino.
Russ
Lee, un curador del Museo Smithsonian del Aire y el Espacio de Washington DC,
Estados Unidos, asegura que fue un punto de inflexión. "Los
alemanes, por supuesto, perdieron la Batalla de Inglaterra y Walter se dio
cuenta de que Alemania necesitaba un nuevo tipo de avión de combate. Y uno que
fuera todo ala parecía interesante", dice.
Al
mismo tiempo, al jefe de la Luftwaffe, Hermann Goering, le habían pedido
diseños para un proyecto llamado 3x1000, una aeronave que pudiera ser capaz de
transportar 1000 kilos de bombas y recorrer 1600 kilómetros a una velocidad de
1000 kilómetros por hora. Esto
llevó a los Horten a diseñar lo que se convertiría en los tres prototipos del
Ho 229.
"Primer
bombardero invisible"
El
primero de estos tres era un planeador sin motor, construido para poner a
prueba el diseño aerodinámico. En
el segundo le añadieron los motores, y el prototipo se probó con éxito el 2 de
febrero de 1945. Aunque terminó estrellándose por un fallo de motor una semana
después, en otra prueba. Y el piloto murió. Pero
con ello se comprobó que al menos podía despegar, planear y aterrizar, dice
Lee.
El
experto tiene una buena razón para conocer tan bien la historia del Ho 229. Es
el responsable de conservar y restaurar el único Ho 229 que fue construido, el
tercer prototipo parcialmente terminado y conocido como el Ho 229 V3.
El
prototipo del Ho 229 se encuentra en proceso de restauración.
Fue
llevado a los Estados Unidos tras la II Guerra Mundial, como muchos otros
diseños alemanes rompedores. En
el camino, pasó un tiempo en un centro de pruebas británico, en Farnborough,
cerca de Londres.
"El
término revolucionario no es inapropiado cuando se habla del Ho 229",
asegura Lee. "Los
Horten eran más avanzados que nadie en ese campo en aquella época".
El
Northrop B-2, el avión que está a la vanguardia de la disuasión nuclear de los Estados
Unidos, parece a primera vista un descendiente obvio del genial diseño de los
hermanos alemanes. Tanto
es así, que algunos comentaristas describen al Ho 229 como el "primer
bombardero invisible del mundo", a pesar de su papel habría sido derribar
las flotas de bombarderos aliados que estaban atacando objetivos industriales y
ciudades alemanas.
"Una
de las grandes cosas de este avión era su estabilidad en el vuelo", a
pesar de que no tenía cola, dice el experto. Los
Horten lograron que su prototipo fuera estable haciendo el ala larga y fina,
para que el peso del aparato se repartiera por toda su superficie. Esto
también disminuye el vórtice alrededor del ala, una especie de torbellino que
crea fricción y provoca la desaceleración vertical.
Forma
radical
Puede
que Reimar Horten no fuera del todo consciente de los problemas aerodinámicos
tan cruciales que su prototipo logró solucionar.
Eso
es, al menos, lo que cree Al Bowers, un científico de la NASA que trabaja en el
Centro de investigación de Vuelos Neil Armastrong de California. Bowers
ha puesto a prueba los principios de diseño de los Horten durante años. Y
asegura que la genialidad de Reimar Horten residía en usar un ala acampanada.
En
los años 40 la mayoría de las aeronaves tenían alas elípticas, como el
Spitfire.
La
forma del ala del Ho 229 es radicalmente distinta a la forma elíptica que hasta
entonces se tenía en mente para reducir la fricción y aumentar la estabilidad
de los aviones. Esta
ala acampanada era una referencia directa a los principios de otro pionero
diseñador alemán, Ludwig Prandtl. Fue
el primer experto en aerodinámica en insistir que la forma de la punta del ala
podría afectar de forma masiva en la capacidad de vuelo de un aeroplano. También
fue el que inventó el ala acampanada en la década de 1930. Pero
lo propuso como una solución a la fricción, sin darse cuenta de sus efectos
sobre la estabilidad del aparato. Este
tipo de ala hace, al fin y al cabo, lo que haría el ala de un pájaro.
"El
Ho 229 se adelantó décadas a su tiempo", dice Bowers. "Creo
que algún día será presentado como el progenitor del futuro de la
aviación".
Retomado
por Northrop
Este
diseño de "ala voladora" ganó cierta credibilidad en la década de
1950, sobre todo gracias a los esfuerzos de Jack Northrop. Este,
asimismo, se inspiró en los prototipos de 1930 de los hermanos Horten.
El
Ho 229 también inspiró un diseño de la NASA de este artefacto que podría
explorar Marte.
A
finales de la década de 1940 diseñó el bombardero YB-35, pero no tuvo éxito. Lo
paralizaron unas terribles vibraciones causadas por los motores de hélice. Y
esto demostró que los Horten estaban en lo cierto al utilizar para su prototipo
Ho 229 motores de reacción.
Así
que, en su siguiente modelo, el YB-49, Northrop utilizó también motores de
reacción. Y aunque nunca fue utilizado, allanó el camino al bombardero B-2
Spirit que la compañía desarrollaría décadas después. Su
diseño, de hecho, guarda similitudes con el Ho 229.
Bowers
ha utilizado los principios del Ho 229 y de los primeros experimentos Prandtl
en un diseño para la NASA: el Prandtl-D "ala voladora". Es
un aparato no tripulado que algún día podría ser utilizado para explorar Marte. Para
esas misiones, tendría que ser lanzado desde un planeador a gran altitud, para
después poder aterrizar sobre la superficie marciana. No
sería para nada tan grande como el Ho 229. Se espera que mida solo 0,6 metros y
pese poco más de 1,3 kilos.
"Creemos
que la solución de Prandtl (y la de los Horten) es la respuesta que llevamos
tiempo buscando", dice Bowers. "Explica
tantas cuestiones sobre el vuelo de los pájaros, y minimizaría además la
fricción y multiplicaría la eficiencia de cualquier avión futuro", añade.
"Creo
que podemos llegar a mejorar la eficiencia de los aparatos en al menos un
70%", explica.
"Y
mi trabajo solo araña la superficie. Reimar Horten estaba en el buen camino.
Nunca vio todo el potencial de sus ideas. Pero sospecho que si nos viera hoy se
sentiría satisfecho", asegura.
"Tal
vez no por el ritmo de nuestro progreso, pero sí de que finalmente le estemos
escuchando".
*Agradecemos
a Michael Jorgensen por la foto que acompaña el comienzo de esta nota.
Fuente:
https://www.bbc.com