Por Patricio Trejo
La
Guerra del Chaco (1932 – 1935), que enfrentó a Bolivia y Paraguay por la
posesión de una extensa porción de tierra ubicada en el centro de Sudamérica,
entre el rio Paraguay y las sierras sub-andinas, es el primer antecedente de
combates aéreos en cielos americanos.
Dicho conflicto, fue el más importante de América durante el siglo XX, por su duración, la magnitud de tropas enfrentadas, la cantidad de bajas sufridas y los recursos empeñados, dejando exhausta la economía de ambas naciones.
Al
inicio de las hostilidades, Bolivia contaba con 13 aviones de combate, 6
Vickers Vespa, 6 Vickers 143 y 1 Breguet 19; mientras que Paraguay contaba con
15 máquinas, 6 bombarderos Potez 25, 7 cazas Wibault 73 y 2 hidroaviones Savoia
Machetti de la Marina.
Durante
el desarrollo de la contienda, Bolivia invirtió importantes recursos para
incrementar su Fuerza Aérea, adquiriendo en 1933 la increíble cantidad de 20
aeroplanos Curstis Hawk lo mejor de la época en términos de velocidad y
maniobrabilidad, asimismo sumó a estos, los buenos Curtis Osprey, siendo ambos
aviones los pilares de su aviación militar.
Paraguay,
empleó principalmente bombarderos Potez 25 y aviones caza Fiat CR20, estos
últimos tuvieron problemas de adaptación al clima caluroso del Chaco quedando
todo el peso de la campaña sobre los Potez 25, un poco anticuados para 1932.
En
total durante toda la guerra cada país llegó a adquirir y usar el siguiente
material, Paraguay: 13 cazas, 14 bombarderos, 12 transportes, 12 entrenadores,
4 hidroaviones; total: 43 máquinas y Bolivia: 15 cazas, 20 caza-bombarderos, 21
bombarderos, 13 entrenadores, 19 transportes, total: 88 máquinas.
El Teniente
coronel Bernardino Bilbao Rioja, precursor y organizador de la Fuerza Aérea
Boliviana, tomó el mando a inicios del conflicto y concentró su aviación en
Villa Montes con una base aérea adelantada en el Fortín Muñoz, fue un gran
líder que condujo desde el frente todas las operaciones, incluso cuando en un
momento de la guerra se hizo cargo de tropas de línea.
Al
estallar la Guerra del Chaco, el argentino Vicente Almandos Almonacid, se
ofreció como voluntario al gobierno paraguayo y fue recibido con los brazos
abiertos, pues era un héroe de guerra, piloto experimentado y prestigioso, que
realizó arriesgadas misiones de vuelo nocturno al servicio de Francia, durante
la Primera Guerra Mundial; fue designado Director General de Aeronáutica y
organizó escuadrillas de caza, de bombardeo y de reconocimiento, pero sus
consejos sobre la adquisición de nuevas aeronaves no fueron tenidos en cuenta
y, luego de considerarse no escuchado en recomendaciones claves, presentó su
renuncia.
Ambos
países emplearon la novedosa arma aérea en sus diferentes roles como
reconocimiento, bombarderos, cazas, apoyo de fuego cercano y transporte.
La
función de reconocimiento fue de vital importancia, debido a las
características geográficas del chaco, sin grandes alturas y con enmarañada
vegetación, impedía la observación y el reconocimiento cercano, razón por la
cual el empleo de aeronaves era el medio más adecuado para cumplir dicha
función, esto permitía completar planes, al establecer rutas o vías de
aproximación, confirmar movimientos de tropas, ubicar aguadas y lagunas, tan
importantes en aquel desierto; en tal sentido, Bolivia empleo en forma
sistemática el reconocimiento aéreo previo al conflicto, alcanzando un elevado
nivel de detalle en los esquicios realizados por sus pilotos, esto favoreció la
confección de cartografía, que siempre fue de mejor calidad que la paraguaya,
asimismo ambos contendientes usaron el reconocimiento aerofotográfico.
En la
función de transporte, la aviación boliviana utilizó sus potentes Junkers para
abastecer a las tropas sitiadas en el Fortín Boquerón, por medio de
aeroabastecimiento, asimismo, sus bombarderos cumplieron el rol de apoyo de
fuego aéreo cercano, atacando a las fuerzas paraguaya que rodeaban a dicho
fortín.
Paraguay
también uso el transporte aéreo, especialmente en la Primera Batalla de Nanawa
en enero de 1933, cuando la falta de munición, ante el continuo ataque
boliviano, hizo peligrar la posición.
Ambos
bandos usaron también los aviones como evacuación sanitaria, único medio que
por sus características podía ampliar las expectativas de vida de los heridos
graves, llevándolos a las grandes ciudades que contaban con atención sanitaria
adecuada.
La
Fuerza Aérea Boliviana realizó numerosas misiones de bombardeo, pero sin llegar
a ser decisivas; la flota fluvial paraguaya fue atacada una sola vez en la base
de Bahía Negra por tres aviones Vickers Vespa; en dicha acción fue ametrallado
el cañonero Tacuary el cual se defendió exitosamente con su artillería antiaérea
de 40 mm.
Existieron
también bombardeos de interdicción a la logística paraguaya, pero con poco
éxito dado que la altura de bombardeo era de 1500 a 2000 metros con el
resultado de una baja precisión.
La
Fuerza Aérea Paraguaya realizó pocas misiones de bombardeo, destacándose entre
otras las ejecutadas sobre el Fortín Ballivián; la primera el 8 de abril de
1934, donde 4 Potez 25 destruyen en tierra 3 aviones bolivianos, tanques de
combustible y depósitos. Posteriormente se da un combate de 4 Curtis Hawk
contra 4 Potez 25, a resultas del cual mueren los bolivianos Nery -piloto- y su
artillero Dorado, se totalizan cuatro aviones bolivianos destruidos en dicho
raid; El segundo bombardeo fue en julio de 1934, también sobre el Fortín
Ballivián, en dicha acción se destruye la oficina de comunicaciones de la
ciudad junto con talleres y camiones del Ejército Boliviano.
En el
rol de caza interceptor como lo conocemos ahora, durante la guerra del Chaco
hubo pocas acciones, debido principalmente al relativo escaso material empleado
por ambas fuerzas. Sin embargo, hubo varios derribos confirmados.
El 9 de
septiembre de 1932, mientras los paraguayos atacaban por tierra el Fortín de
Boquerón, tres aviones Potez 25 paraguayos fueron sorprendidos en las
inmediaciones del fortín por otros tres aparatos Vickers bolivianos; El Mayor
Jorge Jordán inicio una persecución sobre el Potez 25 Nº 5, tripulado por el Teniente
Primero Emilio Rocholl y como observador/artillero el Teniente Primero Román
García, produciéndole daños menores al avión y heridas leves al piloto.
El 4 de
diciembre de 1932, sobre el Fortín Saavedra, se produjo el primer duelo aéreo
en cielos americanos, en dicho encuentro se enfrentó el Capitán boliviano
Rafael Pabón, que pilotaba un Vickers Vespa, contra un Potez 25-A2 Nº 6,
tripulado por el Teniente Primero Trifón Benítez Vera y el Capitán Ramón Avalos
Sánchez, ambos perecieron al ser derribada su aeronave, transformándose así en
el primer derribo aéreo de la Guerra del Chaco.
En
agosto de 1934, El General Estigarribia, comandante del ejército paraguayo,
teniendo conocimiento de importante movimiento de tropas al norte del chaco,
ordenó realizar un reconocimiento aéreo en dicho sector, en tal sentido, el 12
de agosto despejó del Fortín Camacho, el Potez 25 Nº 11, tripulado por el Capitán
Carmelo Peralta y Teniente Primero Rogelio Etcheverry, luego de dos horas de
vuelo al pasar sobre el Fortín Madrejones detectaron un avión boliviano en
tierra.
Al
advertir los bolivianos esto ordenaron inmediatamente el despeje del Curtiss
Osprey Nº 78, con la misión de derivar al avión paraguayo, al mando del Osprey
se encontraba el As de la aviación boliviana, el Capitán Rafael Pabón y como
artillero el Sargento Mario Calvo.
Solo al
percibir los primeros disparos, Peralta se percató del ataque del avión
boliviano que no ocasionó daños y permitió que el piloto paraguayo comience
maniobras de evasión en vista de la diferencia de performance.
Peralta
puso en prácticas las enseñanzas del experimentado piloto argentino Vicente
Almandos Almonacid “El enemigo tiene material aéreo muy superior al de ustedes
cuando se encuentre en el aire sin protección de caza, vuelen al ras de las
copas de los árboles y en zig-zag. Esa será su salvación”
Con lo
anterior Pabón no pudo hacer puntería y el artillero paraguayo disparó sus
ametralladoras, en unos segundos el motor del Osprey comenzó a humear, y esto
ocasionó la inmediata caída en picada de la aeronave herida.
A las
0940 horas, Peralta sobrevoló el lugar del derribó constatando que no había
sobrevivientes.
12 de
agosto de 1934, Combate aéreo de Madrejon (Fuente propia)
Capitán
Carmelo Peralta y Teniente Primero Rogelio Etcheverry
Isla
Poí o Villa Militar como era conocida también, fue la principal base aérea
paraguaya al iniciarse el conflicto, mientras que Bolivia desplego sus aviones
principalmente en Villa Montes, asimismo se usaron numerosos aeródromos de
campaña, en apoyo a los fortines desplegados en el desierto chaqueño.
El
papel de la aviación naval paraguaya, aunque pequeño, fue importante, tenía en
servicio tres aviones, un hidroavión Savoia 59 bis (R-1), un hidro CANT 10 Ter
(R-2) y un SALM con ruedas (R-4), que sirvió como entrenador. En 1933 se
añadieron a la fuerza dos hidros Macchi M18 (R-3 y R-5), que se usaron como
transporte, principalmente entre Asunción y puertos a lo largo del Río
Paraguay, también como reconocimiento, fotografía aérea y bombardeo,
principalmente en la región del Norte y en el área de Bahía Negra.
La
Guerra del Chaco, fue el primer conflicto en territorio americano donde se empleó
la novedosa arma aérea, si bien no fue decisiva, permito experimentar en estas
latitudes de una nueva herramienta en el arte bélico, a pesar de las
limitaciones que provocaba la geografía polvorienta del desértico chaqueño
sumamente agresivo para la maquinas, tanto bolivianos como paraguayos se adaptaron,
demostrando capacidad técnica y coraje, realizando numerosas misiones de
transporte, reconocimiento, bombardeo y caza, que quedaran en la historia
aeronáutica militar.
Fuente:
https://www.zona-militar.com