Estuvo
27 años activo y todavía no existe un avión comercial que se le asemeje.
¿Volverá?
Por Tomás
Peiró
Una
maravilla tecnológica, un avión mágico. Eso era para muchos el Concorde, el
avión supersónico más reconocido en el mundo que podía volar con pasajeros a
2.179 kilómetros por hora y duplicar la velocidad del sonido. Además, fue
sinónimo de lujo y glamour.
La
historia de la aviación comercial supersónica se remonta a la década de 1950
cuando los Estados Unidos, Francia, Rusia e Inglaterra, empezaron a dar una de
las primeras batallas de la carrera tecnológica que se llevó a cabo durante
Guerra Fría para ver quién llevaba a cabo el proyecto de transportar pasajeros
por el mundo a altísimas velocidades.
Sin
embargo, con el correr de los años, los únicos en mostrar real interés en el
diseño y fabricación de este tipo de aeronaves fueron Rusia, por un lado, y
Francia e Inglaterra por el otro, que luego de un tratado internacional firmado
en 1962 por ambos países, y las empresas Sud Aviation (francesa) y BAC
(inglesa), dieron inicio a la fabricación del mítico Concorde. Los rusos por su
parte, se lanzaron en la construcción del Túpolev Tu-144, que, si bien fue
construido antes que el Concorde, entró en servicio de pasajeros un año
después.
Concord de British Airways en un hangar mientras les realizaban tareas de mantenimiento
Recién en el año 1969 se realizaron las primeras pruebas de vuelo del Concorde y en los siguientes tres años el avión se exhibió en varias demostraciones aéreas para captar el interés de posibles compradores. Para 1972 los fabricantes ya contaban con más de 70 unidades encargadas. Sin embargo, una serie de factores, como la crisis petrolera del ‘73, las dificultades financieras de las compañías aéreas, los problemas medioambientales y sonoros que generaba, y un accidente de su par ruso, el Tu-144, en el Salón Aeronáutico de Le Bourget en París, pusieron en serias dudas la viabilidad de la aviación comercial supersónica.
En 1976
sólo British Airways y Air France, ambas compañías pertenecientes a los países
impulsores del proyecto, eran quienes tenían Concorde encargados. Así, el 21 de
enero de 1976 el Concorde realizó su debut como avión comercial de pasajeros
para las rutas Londres-Bahréin y París-Río de Janeiro. Luego se sumó la ruta
París-Caracas, y recién en marzo de aquel año comenzaron los servicios hacia los
Estados Unidos.
Este
país tuvo grandes conflictos con el Concorde debido a la ya mencionada
contaminación auditiva que provocaba. Muchas quejas ciudadanas sobre el
estrepitoso ruido hicieron que el Congreso estadounidense prohibiera el uso de
estos aparatos en una gran cantidad de aeropuertos. Gracias a William Coleman,
secretario de Transporte de los Estados Unidos por aquellos años, el avión
supersónico pudo volar hacia Washington. Y recién en 1977 consiguió el permiso
para hacerlo entre Londres y París y Nueva York.
Un Concorde de British Airways en pleno vuelo (Photo by Hugh Thomas/BWP Media/Getty Images)
Con el
correr de los años el Concorde voló de forma regular hacia Singapur, Ciudad de
México, Dallas, Miami y Barbados, además de las ya mencionados. Pocos destinos,
al igual que la poca cantidad de vuelos que realizaba, ya que los costos de los
boletos eran muy elevados. Sí, el avión podría hacer la ruta entre Londres y
Nueva York en tres horas y media –versus las siete horas y media de un avión
convencional– lo hacía a costos altísimos. Un boleto para esta ruta podía valer
6.600 libras esterlinas, precio muy elevado para la época.
También
tuvo sus aterrizajes en la Argentina, el Concorde llegó al país en 5 ocasiones
diferentes, siempre por causas especiales:
- La primera vez fue en 1971 mientras la aeronave se presentaba en el mundo.
- La segunda fue trayendo al seleccionado de fútbol francés al mundial del 1978.
- La tercera tuvo lugar en 1987 cuando trajo a Mobutu, presidente de Zaire.
- La cuarta fue mismo año en la visita del primer mandatario francés, François Mitterrand.
- La quinta y última vez fue en enero de 1999, en el marco del Tour del Fin del Mundo, paquete de viaje que incluía el paso por ocho ciudades de América Latina que duraría 21 días y finalizaría en Ushuaia. Los 88 pasajeros de aquella ocasión pagaron USD 52.500 para costearse el tour. Ese avión, matriculado como F-BTSC, fue el protagonista de un accidente que sentenciaría a la empresa.
La Reina Isabel II junto al duque Felipe de Edimburgo bajando de un Concorde British Airways en el aeropuerto Internacional de Austin-Bergstrom, Texas, Estados Unidos en 1991 (Grosby)
En sus
27 años de vida comercial, el Concorde sólo transportó a 2,5 millones de
pasajeros y realizó cerca de 5.000 viajes. Entre los afortunados se encuentran
la Reina Isabel II, el Papa Juan Pablo II, Margaret Tachter, el duque Felipe de
Edinburgo y celebridades como Robert Redford, Sean Connery, Mick Jagger, Elton
John y Phill Collins, quien gracias al avión pudo tocar en las dos ediciones
del recital Live Aid, tanto en Londres como en Nueva York, el mismo día.
El año
2000 no sólo marcó el cambio del milenio, sino que fue un año especialmente
difícil para el avión supersónico. El 25 de julio de aquel año se produciría el
accidente más grave de su historia cuando un Concorde que se dirigía desde
París hacia Nueva York tuvo una rotura durante el despegue y se accidentó sobre
la localidad francesa de Gonesse. Murieron las 109 personas que se encontraban
en la aeronave y otras 4 que estaban en tierra.
Bomberos franceses trabajan sobre los restos del Concorde, aquel 25 de julio del año 2000. (Photo by Bernard Bisson/Sygma via Getty Images)
El
accidente produjo una enorme desconfianza en el público y la demanda para
viajar en la mítica nave cayó aún más. Ese factor sumado a los altos costos que
suponía la manutención de las aeronaves y los altos costos operacionales
–consumía 25.680 litros de combustible por hora, cuatro veces más que un avión
comercial tradicional– hicieron que el 10 de abril de 2003, Air France y
British Airways anunciaron que retirarían el Concorde definitivamente.
Así el
30 de mayo de aquel año Air France hizo su último vuelo con un Concorde entre
París y Nueva York, y British Airways realizó una gira de despedida durante
octubre por las ciudades de Toronto, Nueva York, Boston y Washington. Y otra en
el Reino Unido entre Londres, Birmingham, Manchester, Cardiff y Edimburgo. Este
fue el final del avión supersónico más icónico de la historia.
El 10 de abril del 2003, Air France y British Airways anunciaron el retiro de sus Concordes definitivamente. (Photo by Jacques Langevin/Sygma/Sygma via Getty Images)
¿Volverán
los aviones supersónicos de pasajeros?
Lo
cierto es que ya han pasado casi 19 años desde su discontinuación y todavía no
ha existido otro avión supersónico en la aviación comercial. Hubo algunos
anuncios sobre la llegada del sucesor del Concorde, como el Aerion AS2, el
Overture o el S-512, pero todavía ninguno ha hecho lo que el Concorde:
transportar pasajeros a velocidades que dupliquen la del sonido.
Por lo
tanto, el Concorde continúa siendo el avión de su clase de mayor renombre en la
historia de la aviación comercial, y todo indica que, si la industria
aeronáutica no logra resolver los altos niveles de consumo de combustible de
este tipo de aparatos, la aviación supersónica no volverá a la escena en el
futuro próximo.
Fuente:
https://www.infobae.com