29 de marzo de 2020
HANS-JOACHIM MARSEILLE (1919-1942) - STERN VON AFRIKA (ESTRELLA DE ÁFRICA)
Por:
Ángelo Michell Bello Bohórquez
La
vida de Hans-Joachim Walter Rudolf Siegfried Marseille.
Hans-Joachim
Marseille fue uno de los personajes más peculiares del ejército alemán durante
la Segunda Guerra Mundial. Un as de la Luftwaffe, un piloto audaz y brillante
que consiguió derribar más de 150 aviones enemigos. Pero también
indisciplinado, rebelde y juerguista, cuyo comportamiento le valió no pocos
enfrentamientos con sus superiores, sanciones y ascensos frustrados. Un
auténtico personaje, dentro y fuera del campo de batalla.
Hans-Joachim
Marseille nació el 13 de diciembre de 1919 en Berlín. Su padre, Georg,
descendiente de antepasados franceses, era un capitán del ejército alemán que
tras la Primera Guerra Mundial se hizo policía (aunque volvió a alistarse en
1933, alcanzando el rango de general). Siendo muy joven sus padres se
divorciaron y Hans pasó a llevar el apellido de su padrastro, Reuter, aunque
recuperaría su apellido original ya de adulto. A raíz del divorcio, su relación
con su padre se enfrió notablemente, aunque heredó de él la afición a una vida
social agitada.
Fue
un niño débil y enfermizo, al que una gripe estuvo a punto de llevarlo a la
tumba. Durante su etapa escolar sus profesores le consideraban un alumno
perezoso y travieso, aunque se graduó con buenas notas y, tras unos meses
trabajando en el Reichsarbeitsdienst (un programa de trabajo social establecido
por el régimen nazi), se alistó en la Luftwaffe en noviembre de 1938.
En
marzo de 1939 llegó a la escuela de vuelo Luftkriegsschule 4 (LKS 4) en
Fürstenfeldbruck (Baviera). Allí su carácter no tardó en chocar con la férrea
disciplina militar. Se escabullía de la base, no hacía sus tareas, desobedecía
las órdenes de sus superiores. Una vez, durante un vuelo rutinario, se puso a
hacer acrobacias y a simular un combate aéreo. En otra ocasión, aterrizó en una
autopista con su avión para bajarse a orinar. Estos actos de indisciplina le
valieron reprimendas, sanciones e incluso retrasaron sus ascensos de rango. Por
ello no se graduaría hasta mediados de 1940, seis meses después que el resto de
sus compañeros de promoción. Completó su formación en la Jagdfliegerschule
(Escuela de pilotos de caza) 5, en Viena, entre agosto de 1939 y julio de 1940,
con excelentes calificaciones.
Su
primer destino fue el Ergänzungsjagdgruppe, una unidad encargada de la defensa
aérea de la región de Leuna. Sólo unas semanas más tarde fue trasladado al
Lehrgeschwader 2, un escuadrón con base en Calais que se aprestaba a iniciar
acciones de ataque sobre suelo británico.
En
su primer combate aéreo, el 24 de agosto de 1940, abatió a un caza inglés. En
su segundo combate, abatió a otro. La cuenta subió a cuatro enemigos derribados
en sus primeras cinco misiones. El 23 de septiembre fue derribado y tuvo que
hacer un amerizaje forzoso en el Canal de la Mancha, aunque logró ser rescatado
por un hidroavión tras varias horas en el agua. Pocos días después, se llevó
una amarga desilusión al enterarse de que había sido excluido de los ascensos
en su unidad, convirtiéndose en el único piloto con el rango de alférez. Poco
después, en octubre, con siete derribos confirmados, era trasladado a otra
unidad, el Jagdgeschwader 52. Su estancia allí fue breve. Sus roces con los
demás pilotos y sus superiores le llevaron a ser acusado de insubordinación e
indisciplina. Le echaban en cara su agitada vida social (algunas mañanas estaba
tan cansado tras estar toda la noche de fiesta que tenía que quedarse en
tierra), su carácter mujeriego, su afición a la música jazz (que el régimen
nazi había proscrito) y su escasa disciplina para volar en formación.
Apenas
dos meses después, en diciembre de 1940, sin haber conseguido ningún derribo y
habiendo destrozado cuatro aviones, Marseille era trasladado al Jagdgeschwader
27. Su nuevo comandante, Eduard Neumann, veterano que había combatido en la
Guerra Civil española, supo reconocer al gran piloto que había bajo aquella
apariencia de playboy irresponsable, y procuró encauzarlo. Tras una breve
intervención en la invasión de Yugoslavia, el JG 27 fue trasladado al norte de
África.
En
su primera misión, el 20 de abril de 1941, el Messerschmitt Bf 109 que pilotaba
Marseille se estrelló por un problema mecánico, y el piloto tuvo que volver a
reunirse con su escuadrón cruzando el desierto. El 23 de abril Marseille fue
derribado por un piloto francés de la RAF llamado James Denis. El avión del
alemán recibió una treintena de impactos, aunque Marseille no resultó herido y
pudo efectuar un aterrizaje de emergencia. Un mes después, el 21 de mayo, de
nuevo James Denis derribaba a Marseille, quien volvió a salir indemne. Este
doble correctivo le sirvió de acicate para mejorar sus habilidades.
Durante
el verano de 1941, la actividad de Marseille no fue demasiado exitosa. Entre
junio y agosto solo derribó tres aviones. Si, en cambio, perdió varios de sus
aparatos, alcanzados por el fuego enemigo. Su audaz manera de volar, su
arriesgada táctica de combate, consistente en irrumpir en las formaciones de
aviones enemigos, le hacían recibir más daños que sus compañeros. Neumann le
echó un rapapolvo y Marseille comenzó a pulir sus técnicas con gran empeño,
además de tratar de mejorar su forma física. Fue uno de los primeros pilotos en
emplear la técnica de disparar a los aviones enemigos con un gran ángulo de
deflexión, es decir, disparando a un punto por delante de su morro, haciendo
que sus balas y el avión enemigo "chocasen" (por aquel entonces, la
táctica más habitual era colocarse a la cola del rival y abrir fuego).
Por
fin, los resultados acabaron por llegar. En septiembre logró diez victorias,
incluida su primera victoria múltiple (cuatro Hawker Hurricane sudafricanos
derribados el día 24). Terminó ese mes con 23 enemigos derribados en su
historial, y al final de 1941 ya eran 36. En noviembre y diciembre de ese año
su escuadrón regresó a Alemania para recibir y probar sus nuevos Bf
109F-4/Trop, una versión concebida para el combate en zonas desérticas.
Fue
en diciembre de 1941, ya de vuelta en África, cuando Marseille recibió un
durísimo revés al saber que su hermana menor, Ingeborg, a la que adoraba, había
muerto asesinada a manos de un novio celoso. Para el piloto resultó un golpe
devastador del que nunca se recobraría por completo.
En
1942 su racha de victorias aumentó espectacularmente. En febrero alcanzó el
medio centenar de enemigos abatidos, y el 17 de junio conseguía sus victorias
96, 97, 98, 99, 100 y 101. Convertido ya en una celebridad, comenzó a ser
llamado Stern von Afrika, la Estrella de África. Después de eso, recibió un
permiso de dos meses que aprovechó para viajar a Alemania. También visitó
Italia, acompañado de su novia Hanne-Lies Küpper, llegando a entrevistarse con
Benito Mussolini, quien le otorgó la Medaglia d'Oro, la más alta condecoración
militar italiana.
Pero
el mejor mes de su carrera como aviador en cuanto a derribos fue septiembre del
42. El 1 de septiembre, Marseille lograba la asombrosa hazaña de derribar 17
aviones enemigos en un sólo día (ocho de ellos en apenas diez minutos, de las
10:55 a las 11:05 de la mañana), Un registro sólo superado por Bully Lang, otro
as de la Luftwaffe que el 3 de noviembre de 1943 derribaría dieciocho aviones
soviéticos en las inmediaciones de Kiev.
En
total, Marseille consiguió 54 victorias en septiembre de 1942, de ellas 28 en
los tres primeros días del mes. Y habrían sido muchas más si no hubiera estado
sin volar entre los días 16 y 25, a causa de una fractura en un brazo que
sufrió en un aterrizaje forzoso.
No
obstante, el ritmo de misiones al que estaban sometidos los aviadores alemanes
era agotador. La superioridad numérica de los británicos era abrumadora (los
alemanes disponían de un centenar de aparatos, mientras que los británicos
tenían unos 800), lo que se traducía en un esfuerzo sobrehumano, físico y
psicológico, para los pilotos alemanes, que a menudo acababan al borde del
colapso. A su vuelta a la actividad, el 26 de septiembre, Marseille empezó a
volar en los nuevos modelos de Messerschmitt, los Bf 109G-2/Trops. Estos nuevos
modelos no convencían mucho al piloto, dada su elevada tasa de fallos
mecánicos, por lo que hasta entonces había seguido pilotando aviones de la
serie F. Pero a su unidad llegaron órdenes directas del Mariscal de Campo
Albert Kesselring para que la joven figura de la aviación alemana pasara a
utilizar las nuevas unidades. Y pareció que daban buen resultado; en su vuelta
al combate, el día 26, derribó siete aviones en dos salidas con uno de los G-2.
La última victoria de ese día, un Spitfire del 145 Escuadrón de la RAF, guiado
por un piloto neozelandés llamado J. R. Turvey, se convertiría también en el
último avión derribado por Marseille.
Los
siguientes tres días, Marseille y su escuadrón tuvieron descanso. El día 28, el
piloto recibió una llamada del Mariscal Erwin Rommel, ofreciéndole acompañarle
a Berlín para asistir a un discurso del mismísimo Adolf Hitler. Pero Marseille
declinó la oferta, alegando que su presencia era necesaria en el frente y que
ya había tenido varios permisos ese año. Aunque, eso sí, le comunicó su
intención de solicitar un permiso durante las Navidades para poder casarse con
su novia, Hanne-Lies.
El
día 30, Marseille y su escuadrón escoltaron a una formación de bombarderos
Stuka en una incursión en territorio enemigo, en la que no llegaron a encontrar
aviones enemigos. A la vuelta, la cabina del Bf 109G-2/Trops (matrícula WK-Nr.
14256) que pilotaba comenzó a llenarse de humo. Volando a ciegas y casi
asfixiándose, guiado por dos de sus compañeros, Marseille condujo su avión, que
iba perdiendo potencia por momentos, hasta estar seguro de que se encontraba
sobre territorio alemán, y entonces decidió saltar en paracaídas. Siguiendo el
procedimiento estándar, puso su avión boca abajo y abrió la carlinga para
saltar. Pero, sin darse cuenta, el avión había entrado en picado con una gran
inclinación. Al salir de su cubículo, el empuje del aire lo lanzó hacia atrás,
golpeándose en el pecho con el estabilizador vertical. No se sabe si el golpe
lo mató o sólo lo dejó inconsciente; pero no llegó a abrir su paracaídas y se
estrelló contra el suelo, a unos siete kilómetros al sur del pueblo egipcio de
Sidi Abdel Rahman, Su reloj se paró a las 11:42 a. m. y las últimas palabras
que dirigió a sus compañeros fueron "Tengo que saltar ahora, no puedo
aguantar más".
Sus
compañeros recuperaron el cuerpo y lo llevaron a su base en Quotaifiya, donde
sus camaradas le presentaron sus respetos. Recibió sepultura en el Cementerio
de los Héroes en Derna (Libia) el 1 de octubre. El Mariscal Kesslring y el Comandante
Neumann pronunciaron el elogio fúnebre. Posteriormente, sus restos serían
trasladados a los Jardines de la Memoria de Tobruk, y enterrados bajo una
lápida con la leyenda "Invicto". En el lugar en el que murió se
erigió una pirámide conmemorativa que acabó por deteriorarse y fue sustituida
en 1989 por otra, erigida por varios de sus compañeros de armas y el gobierno
egipcio. La investigación oficial sobre el accidente concluyó que el accidente
se había debido a un defecto en el engranaje del diferencial del avión (que
aquel día efectuaba su primera misión), lo que provocó una fuga de aceite que
acabó por incendiarse.
A
su muerte, Marseille ostentaba el rango de Hauptmann (Capitán), siendo el más
joven en la Luftwaffe con dicho rango. Llevaba contabilizados 158 derribos (fue
el piloto con más victorias en el frente occidental), entre ellos 101 Curtiss
P-40, 32 Hawker Hurricane y 21 Spitfire, y estaba en posesión de numerosas
condecoraciones, entre ellas la Cruz de Hierro de primera y segunda clase, y la
Cruz de Caballero con Hojas de Roble, Espadas y Diamantes.
Para
la JG-27 supuso un durísimo golpe la pérdida de su mejor y más carismático piloto,
agravada por la pérdida reciente de otros dos de sus mejores hombres: el Teniente
Günter Steinhausen (40 derribos, fallecido el 6 de septiembre) y el Teniente Primero
Hans-Arnold Stahlschmidt, amigo íntimo de Marseille (59 derribos, fallecido el
7 de septiembre). La moral estaba tan baja que sus superiores decidieron
retirar a la unidad de África, enviándola a Sicilia. Tras una breve vuelta a
África en diciembre, regresarían definitivamente a Europa a comienzos de 1943,
primero al norte de Francia y luego a Alemania.
El
padre de Hans-Joachim Marseille, el General Major George Marseille, fallecería
también en combate el 29 de enero de 1944, en un enfrentamiento contra
partisanos soviéticos cerca de Pyetrykaw (Bielorrusia).
En
1957 se rodó un filme sobre su vida: Der Stern von Áfrika (La estrella de
África).
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