Introducción
El 30
de Abril de 1937 el acorazado España, que formaba parte de la marina sublevada
contra el Gobierno de la República, fue hundido a la entrada de la bahía de
Santander, en el hundimiento intervinieron los aviones Gourdou de la Aviación
Republicana, de forma más o menos decisiva según las fuentes que se elijan, por
ello este trabajo intentará arrojar la mayor cantidad de luz posible sobre ese
asunto.
Asimismo
existe hasta nuestros días una cierta confusión sobre los diferentes tipos de
aviones Gourdou-Leseurre GL-32 (LGL-32) que actuaron la aviación gubernamental
del Norte en los inicios de la guerra, y también sobre esos mismos aparatos que
posteriormente combatieron encuadrados en el Grupo 71 de las FARE (Fuerzas
Aéreas de la República Española).
El
Gourdou-Lesurre GL-32 se trataba de un antiguo modelo de caza de L'Armee de
l'Air, que había estado en servicio como caza hasta 1934 y como aparato de
escuela hasta 1936.
Entre
otras cosas se pretende aclarar que características tenían los modelos de este
avión que atacaron al acorazado España bombardeándolo el día 30 de abril de
1937 cuando se produjo su hundimiento. Y al mismo tiempo queremos disentir de
parte del artículo que sobre la actuación del piloto Antonio García Borrajo
escribió Rafael A. Permuy López en la REHM (Revista Española de Historia
Militar).
En
dicho artículo Permuy López hace un análisis erróneo del papel de los Gourdou
en el hundimiento del acorazado España.
Rebatiremos a Permuy López basándonos en sus propias fuentes, ya que
opinamos que no supo interpretar correctamente los hechos al cometer el grueso
error de duplicar la distancia desde Sondika a la ubicación del España, error
que situaba a los Gourdou fuera del escenario en los momentos clave. Corregidos los tiempos según la distancia
correcta, el panorama es absolutamente diferente, ya que se demuestra que los
aviones tuvieron tiempo de sobra para estar sobre la vertical del España
cumpliendo los horarios conocidos.
Aunque
lo más seguro es que la causa principal del hundimiento del acorazado fue el
choque con una mina, motivado por el movimiento del buque para tratar de eludir
el ataque de los aviones (de ahí la importancia de la presencia de dichos
aviones a las 7:30 horas), ya que el impacto parece ser que se produjo en la
parte de popa. Pero también es casi seguro que simultáneamente o posteriormente
al contacto con la mina recibiese algún impacto de los Gourdou como
desarrollaremos más adelante, ya que existen demasiados testimonios en la
memoria popular de Santander sobre la visualización de las caídas de las bombas
como para no tenerlos en cuenta (fuentes orales, información de Antonio Ontañon
Toca y otros santanderinos).
Los
Gourdou y el hundimiento del España
Se
conoce que por un pedido del Gobierno Vasco cuatro Gourdou-Leseurre LGL-32
fueron sacados de los almacenes de las escuelas de aviación francesas y
enviados al Norte en los primeros meses de la guerra, al final del verano del
36 (es muy posible que viniesen algo reformados y llegasen a comienzos de
octubre).
La
fabricación de este avión se reanudó en ese mismo año 1936 para suministrar un
pedido efectuado por la República Española, en el que aunque se mencione un
número de 16 unidades, hemos comprobado que en el registro de matrículas F de
Aviafrance (vease articulo dedicado a los Gourdou) solo aparecen 14 nuevas matrículas,
también está documentada la matrícula de otro aparato llegado en 1937
correspondiente a una fabricación muy anterior a 1936 (concretamente del año
1928 o 1929).
De la
nueva fabricación lo más probable es que como mínimo dos aparatos el F-APPX y
el F-APPY(números 452 y 453 de fábrica) también fuesen enviados al Norte y
formasen escuadrilla con los antiguos llegados anteriormente, ya que del parte
de salidas de Sondika hacia la ubicación del España el 30 de abril de 1937 se
desprende que había como mínimo seis Gourdou en servicio (fuente: Articulo de Rafael A. Permuy López
en la REHM contestando a García Borrajo).
Por lo
que es lógico suponer que descontados los cuatro aparatos antiguos llegados en
1936 había por lo menos dos más de los de la nueva fabricación.
Gourdou-Leseurre GL/LGL 32
Parece
evidente que el destino de la salida era directamente el acorazado España, otro
objetivo no tendría sentido cuando dicho acorazado estaba bloqueando la bahía
de Santander.
Entre
Sondica y la bahía de Santander con un simple mapa de carreteras se puede
comprobar que en línea recta hay más o menos unos 80 Km (el principal error en
los argumentos de R. A. Permuy López es que eleva esa distancia a 160 Km). Aceptando que los aviones salidos de Sondica
tenían al España como objetivo, y admitiendo como velocidad de crucero los 160
Km/h que estima Permuy para los Gourdou (dato muy conservador, ya que su
velocidad máxima rondaba los 250 Km/h), tanto García Borrajo como Valls ya
estaban sobre la vertical del España a las 7:30 cuando se produce la primera
explosión. (horario según lo escrito en el parte del comandante del destructor
Velasco).
Por
ello no es de extrañar que el acorazado ante la presencia de los aviones
iniciase las lógicas maniobras evasivas, que le llevaron a contactar con una
mina de las que habían colocado los buques de su propio bando. García Borrajo
me relató hace unos años que volaba sobre la vertical del acorazado y que lo
vio maniobrar eludiendo las bombas, y además que el buque iba hacía atrás en el
momento en que se produjo la explosión, también recordaba que había un fuerte
fuego antiaéreo que hacía muy difícil precisar lo que pasaba en aquel confuso
momento (este relato coincide con el posible impacto de la mina en la zona del
pantoque de popa).
A
García Borrajo se le han reprochado muchos errores e inexactitudes en este
relato, pero en su descargo hay que tener en cuenta la edad y el tiempo
transcurrido desde los hechos, uno de esos errores es que dijo haber despegado
desde La Albericia y volar con Breguet XIX, cuando está bien documentado que
realmente salió de Sondika con un Gourdou. (A mí también me dijo que volaba en
Breguet el día del ataque al España y que iba acompañado de un observador de
nombre Hernández o Fernández de origen asturiano añadiendo que el avión
acompañante era un Gourdou). Como se ve este tipo de error es involuntario y
gratuito ya que ni pone ni quita nada a la acción de volar sobre el España en
aquel importante momento, la cuestión es haber estado allí, lo de menos es sí
en Breguet o en Gourdou.
La
explicación más sencilla es que un mes antes, el 31 de marzo de 1937, García
Borrajo acompañado de un observador había atacado al mismo acorazado España con
un Breguet XIX salido de La Albericia, siendo tocado el aparato por la defensa
antiaérea del buque, como consecuencia de esta acción García Borrajo resultó
herido, aunque no de excesiva gravedad, la conclusión que se saca es que con el
paso de tantos años ambas acciones se han mezclado en su memoria, creándole una
más que evidente confusión.
Bombardeo del España por un Breguet-19 el 31 de Marzo de 1937
Asimismo
de la monografía del CESEDEN escrita por Juan M. Riesgo Pérez-Dueño “BATALLAS
AÉREAS DE LA GUERRA CIVIL”. Ubicada en http://www.ceseden.es/Monografias/MG%2039.htm,
sacamos el siguiente extracto relativo al tema que nos ocupa:
“Uno de
los mayores éxitos de la Aviación republicana fue el hundimiento del acorazado
España intervinieron: 6 Gourdou Leseurre, capaces para hacer bombardeo en
picado pese a su velocidad de solo 280 kilómetros/hora pero pudiendo llevar una
bomba de 250 kilogramos pilotados por Baquedano, De la Mata, R. Panadero,
García Borrajo, Zambudio y Vabss. Según me relató Antonio García Borrajo, les
dio tiempo a despegar, bombardear, volver a cargar y bombardear. Aunque
alcanzaron al acorazado su blindaje le permitió resistir, pero al navegar muy
forzado a toda máquina y en zig-zag, no pudo evitar el campo de minas y una
mina al estallar junto a su casco, le hizo ir a pique. El propio Borrajo
presenció desde el aire como la tripulación fue salvada por el destructor
Velasco que se acercó para ello. Borrajo en ese momento no hizo uso de sus
cuatro ametralladoras.”
Que
evidencia de nuevo las lagunas de la memoria de García Borrajo, ya que los
horarios determinan la imposibilidad de más de un solo ataque para cada avión,
si tanto García Borrajo como Valls hubiesen ido a La Albericia a repostar,
cuando volviese a la vertical del acorazado sería después del ataque de
Zambudio y con el buque ya hundido. Claramente lo de la bomba de 250 Kg y
adjudicar al Gourdou cuatro ametralladoras es una gran exageración que duplica
las posibilidades reales del aparato. Lo de los vuelos sucesivos es un error
que está aún residente en la memoria popular de Santander, ya que los testigos
pensaban que eran solo dos los aviones que participaban, y tenían la impresión
de que salían de La Albericia, creían que observaron tres vuelos consecutivos y
que los aparatos volvían al aeródromo a repostar después de cada ataque, pero
como se contempla en el documento adjunto no fueron tres ataques de dos únicos
aviones, si no que fue un ataque de cinco aviones de los que cuatro llegaron
dos a dos con media hora de diferencia entre ambas parejas y otro aparato (el de
Zambudio) llegó después en solitario con un intervalo aproximado también de una
media hora.
Leopoldo Morquillas delante de un caza Nieuport Ni-52
La
primera pareja de García Borrajo y Valls ya estaba sobre la vertical del España
a las 7:30 cuando tuvo el posible contacto con la mina, la segunda pareja
formada por Morquillas y Barbero llegó sobre las 8. Cuando el comandante del
Velasco cita en el parte de guerra a una única pareja, que según él fue
rechazada por el fuego antiaéreo, se refiere casi de seguro a esta.
Zambudio
llegó en solitario sobre las 8:30 cuando el Velasco ya se había separado del
moribundo España, y es de quien dicen los testigos que “metió una bomba por
la chimenea”, luego lo que parece es que
la famosa bomba de Zambudio existió y contribuyó a acortar la agonía del buque.
Incluimos la información sacada de tres biografías de Zambudio ubicadas en tres
diferentes páginas web:
a)
“Cuando aparecía algún buque nacionalista en la zona (por ejemplo, el
destructor Velasco), los pilotos de los Chato cambiaban su montura por el
Gourdou-Leseurre GL-32, capaz de llevar armamento de caída. Con un GL-32,
Zambudio bombardeó en picado el acorazado enemigo España, al que alcanzó (según
su versión) con una bomba de 100 Kg en la cubierta, acertando en un pañol de
municiones, y hundió. (Según otras fuentes, el España chocó contra una mina o
fue hundido por un submarino.). Al finalizar la campaña del Norte es ascendido
a Teniente (Orden de 19-9-37; Diario Oficial Nº 228)”.
b) “El
día 30 se hunde el acorazado España, seguramente por el choque contra una mina,
aunque fue sobrevolado por aviones republicanos Gourdou-Leseurre GL-32 antes
del hundimiento. Miguel Zambudio asegura haberle alcanzado con una bomba de 100
Kg”
c) “Cuando se avistaba algún buque enemigo en la costa él y otros pilotos de Chato salían al aire con los Gourdou-Leseurre GL-32, anticuados cazas franceses convertidos en bombarderos ligeros. El acorazado "España", que realizaba la misión de bloquear el tráfico gubernamental y los puertos del Cantábrico, es atacado, por primera vez, por éstos improvisados bombarderos el día 3 de abril de 1937. El día 30 de ese mes en un ataque, en el que participa Zambudio, el acorazado es hundido. Aunque inicialmente esto es atribuido a los aviones atacantes, posteriormente se consideró como causa más probable una mina o torpedo”.
Cuando
llegó Lambás Bernal no tuvo la oportunidad de participar en ninguna acción, el
España ya estaba hundido y el Velasco se había ido. En su biografía figura:
“Al
alba del 1 de mayo de 1.937 formando patrulla con Zambudio y García Borrajo,
recibe orden de reconocer al acorazado España que se estaba hundiendo en la
bahía de Santander”. Lo que es cierto (excepto en la fecha), aunque llegase
tarde para participar en el ataque.
Acorazado España.
Hidalgo
de Cisneros por su parte afirma en sus memorias (“Cambio de Rumbo” 2ªparte,
Ediciones Ebro, París) “Voy a decir unas palabras sobre el hundimiento del
acorazado “España” frente a Santander.
El “España” era un acorazado anticuado. Los franquistas lo utilizaban
para hostilizar nuestro litoral y para interceptar los buques que se dirigían a
los puertos republicanos del Norte. Tenía una coraza a prueba de proyectiles de
grueso calibre, donde una bomba pequeña no debe dejar ni señal. Por eso mi
sorpresa cuando me dan la noticia de que el acorazado había sido hundido por
uno de nuestros aviones. Yo conocía los aparatos y las bombas que teníamos en
Santander en aquella época, y me parecía casi imposible realizar aquella
hazaña.
Cuando
llegué a Santander y hablé con el piloto y con el observador del avión que
lanzó la bomba, pude darme cuenta de que ni ellos mismos se lo creían, aunque
no lo confesaban claramente, ya que se sentían halagados por las felicitaciones
de toda la ciudad. Me explicaron que cuando el “España” comenzó a cañonear
aquella vez la costa, como tenía por costumbre, les mandaron salir con la
modesta pretensión de que el barco, al ver aviación, se marchase.
Dieron
una pasada, bastante altos, para eludir mejor la artillería antiaérea del
buque. Al llegar a la vertical dejaron caer una bomba de 11 kilos. No vieron
donde caía, pero inmediatamente sintieron una gran explosión, y el gran
acorazado se fue a pique. Hablé con muchas personas que habían presenciado
desde la playa el hundimiento. Todas creían que fue la bomba del avión, pues
habían visto como caía y, al mismo tiempo, la explosión.
Después
de una información muy seria y detallada, sacamos la conclusión de que el “España”
había sido hundido, bien por un torpedo” de un barco de guerra ingles que se
encontraba a corta distancia y que poco antes había intimidado al acorazado
franquista para que dejase en paz a un mercante inglés que debía entrar en
Santander, o bien por haber chocado en aquel preciso momento contra una mina,
aunque no habíamos visto nunca minas por aquellas aguas”.
Indudablemente
Hidalgo de Cisneros contribuye aún más a la confusión, ya que si los aparatos
atacantes eran Gourdou como demuestra el parte de la salida de Sondica, se
trataba de monoplazas por lo no existiría ningún observador con el que hablar
(posiblemente hablase con algún otro piloto de los participantes) además si en
la acción intervino alguno de los aparatos fabricados últimamente, su capacidad
de llevar armamento de caída era mucho mayor de lo que Hidalgo de Cisneros
expresaba. Asimismo ignora el hecho de la ubicación en Sondica de los aparatos
al referirse siempre a los aviones “de Santander”.
Es
posible que se trate de opiniones influidas por prejuicios de origen político.
Además otro detalle a considerar es el tipo de bombas empleado, según
información sacada de diferentes fuentes los LG-32 republicanos de la nueva
fabricación empleaban bombas de 100 Kg, transcribimos de la fuente: (http://www.aire.org/gce/militaria/bombas.htm)
“Clase
de 100 Kg Los republicanos las lanzaban desde los Fokker VII, los Potez 540 y los Gourdou-Lesseurre 32.
Los
republicanos emplearon las de 100 Kg contra el acorazado España
(Gourdou-Lesseurre 32)y las de 250 Kg contra el Baleares, Barletta y
Deutschland (Tupolev SB-2)”. En las existencias de la Aviación Republicana del
Norte había bombas de 100 Kg que habían llegado por barco a Gijón, y por lo
menos dos de los aparatos de los salidos de Sondika podían portar este tipo de
bombas Por otra parte si se tratase de que el ataque al acorazado hubiese sido realizado
por posibles Breguet XIX u otros aparatos biplazas salidos de La Albericia, los
desconocidos pilotos y observadores hubiesen sido citados en algún sitio, pero
siempre en todos los documentos aparecen nombres concordantes con los que
salieron de Sondica con los Gourdou.
Dada la
agitación de los tiempos y la confusión creada por los servicios de propaganda
de ambos bandos, incluyendo las pugnas políticas internas de los republicanos,
no es de extrañar con el paso del tiempo este tipo de imprecisiones en la
memoria de los participantes. Por eso apreciamos que hemos de dar la máxima
importancia a los pocos documentos escritos de la época.
Incluso
cabe pensar que dada la importancia propagandística de la acción algunos partes
de guerra estén modificados para restar méritos al “enemigo”, como por ejemplo
el parte del comandante del Velasco que solo menciona dos de los cinco aparatos
que salieron de Sondika con tiempo suficiente para participar. En cuanto a las
confusiones en los pilotos son justificables debido a que la fuerte oposición
antiaérea de los buques hacia muy difíciles y peligrosos los ataques que se
efectuaban con aquellos lentos aparatos y dificultaba extraordinariamente una
comprensión general de todo lo que estaba ocurriendo en su entorno.
El España choca con una mina al tratar de eludir las bombas
Transcribimos
el parte “oficial” del comandante del destructor Velasco sobre el hundimiento
del España:
“A las
6:35 se vieron unos pesqueros entre cabo Ajo y Quejo, disparando un cañonazo
para ahuyentarlos; a las 6:30 se vio al “España” al N.; a las 7 se vio un
pesquero al que se mandó atracar y cuando estábamos parados recogiendo a la
gente se vio un barco que trataba de entrar en Santander. Mandé desatracar al
pesquero quedándose cuatro hombres a bordo, que decían “Ellos no volvían a
tierra de ninguna manera”.
Se puso
régimen de 26 millas y proa al barco que se proyectaba sobre Cabo Mayor, a
5.000 metros de distancia. A las 7:15 se hicieron 6 disparos con el cañón de
proa, cesando el fuego al verse el barco parar y rumbo 270. Al llegar a las 7:20
al N. de la ensenada de Galizano a unos 2.700 metros de distancia de tierra,
puse régimen de 10 millas y goberné hacia el E. por considerarme próximo al
campo minado, se puso por Código internacional al barco mercante diciendo que
hiciera rumbo N. En este momento, las 7:30, el “España” que durante la
persecución del barco venía al N. nuestro, y se encontraba a una milla, metía a
Er. y gobernaba al O. Al terminar de gobernar un marinero dijo “acaba de
levantarse una gran columna de agua al lado del “España” y un fogonazo”.
Pensé
enseguida que había tocado con una mina y me dirigí hacia él, manteniéndome al
E. de él por temor a tocar nosotros también. Aprecié una fuerte escora del “España”
a Br. y cuando me dirigí hacia él para acercarme porque ya lo veía parado y muy
escorado, llamó por señales ópticas diciéndome que atracáramos.
Como
así lo hice, aceptando el riesgo que suponía el maniobrar con mi buque en un
campo minado y pensando solamente que en caso de hundirse el “España” su
dotación solo tenía el nuestro como salvación, manifestándoselo así a mi
Segundo Comandante, a quien dije “el “España” se hunde.
Aquí
nos salvamos todos o nos hundimos los dos” y se ordenó preparar la maniobra de
atraque; aunque no había mucha mar, si había la suficiente para que los barcos
golpearan fuertemente, además el costado del “España” es poco a propósito para
el atraque, por los cañones que salen de sus bandas y los salientes de las
hélices de este buque, hacía imposible el amadrinarse, así que decidí atracar
solamente la amura de Er. a la aleta de Br. del “España”.
Así se
hizo sin dificultad alguna, quedando amarrado con una estacha a las 7:45,
comenzándose inmediatamente el embarque de la dotación del “España”. Estando en
la faena del transbordo del personal, aparecieron dos aviones enemigos que
fueron rechazados por la artillería de a bordo y la del “España”. El transbordo
al principio fue lento, porque se pensaba que aun podía salvarse el buque,
hasta que los progresos de la inundación hicieron ver que era inútil
esperar.
La
proximidad de tierra, de donde debían de estar presenciando toda la operación,
aumentaba lo angustioso de la situación, pues era de temer un ataque fuerte de
la aviación enemiga y la presencia de los destructores rojos; así lo hice
presente al mando del “España”, haciéndole ver la necesidad de acelerar el
embarque, pues todo podía terminar en un desastre mayor que el que
presenciábamos. Por otra parte este buque sufría considerablemente con los
golpes que la mar nos hacía dar contra el “España”, a pesar de las numerosas
defensas de cois que se pusieron, produciéndose numerosas abolladuras y dos
desgarramientos en la plancha del costado muy próximas a la flotación.
Permanecimos atracados desde las 7:45 hasta las 8:30. ... A las 8,30, embarcado
ya el Comandante del “España”, se picó la estacha y se desatracó de él. Se
pensó en torpedearlo para acelerar el hundimiento y tuve apuntados los tubos
para ello, pero se desistió de ello. En realidad no era necesario, estaba ya
próximo a meter la regala de Br. en el agua”. (Fuente: el citado artículo de
Permuy López)
La
falta de alusiones que se hace en este documento a los aviones de García
Borrajo y Valls, llegados sobre las 7:30 (hora de la explosión), y a la
presencia de Zambudio, previa al hundimiento las 8:30 aproximadamente, es
sospechosa, por lo que opinamos que no es casual y está motivada en el intento
de restar todo tipo de protagonismo a la Aviación Republicana.
Acorazado España, hundiéndose, fotografiado desde el destructor Velasco.
Prueba
del confusionismo llegado hasta nuestros días es esta crónica relativamente
reciente aparecida en el “Diario Montañés” de Santander:
Sociedad
El
acorazado 'España' y sus tres fantasmas
J. F.
R./SANTANDER
Prueba
de la confusión que todavía reina sobre aquellos acontecimientos son las tres
teorías que sobrevuelan el hundimiento del acorazado 'España'. El que fuera uno
de las tres versiones españolas de la clase “Dreadnought”, el “Alfonso XIII”,
rebautizado “España”, servía a mediados de 1937 y junto con el destructor
'Velasco' con funciones de bloqueo ante Santander.
Fue un
30* de abril cuando desde el “Velasco” se hizo la llamada al 'España' para que
colaborara en la captura de un buque inglés que intentaba burlar el bloqueo.
Acudiendo al punto de encuentro, a cuatro millas de la costa una explosión dañó
mortalmente el acorazado, que se escoraba sobre su borda de babor. ¿Qué
ocurrió? Primera versión: un submarino republicano -clase C- hizo el acierto de
su vida. Segunda versión, la más extendida: se dio de bruces con una mina. La
más extendida entre las filas republicanas: Manuel Zambudio, as de la aviación
roja, le metió una bomba de 100 kilos en cubierta, justo sobre el pañol de
munición.
Poco se
conoce a los pilotos republicanos, que hicieron su labor casi siempre en
inferioridad y con aparatos de todo tipo. La campaña de Santander fue un ejemplo.
A los Polikarpov I-15 los llamaba Chatos por su morro aplastado sobre la
carlinga. Cuando aparecía algún buque del bando rebelde, los pilotos cambiaban
de montura, dejaban los 'Chatos' a un lado y se ponían a los mandos del
“Gourdou-Leseurre”GL-32', que portaba armamento de caída. Con un 'GL-32'
Zambudio se atribuyó la hazaña.
La
confusión es extensiva a las postrimerías. Unos afirman que el 'Velasco'
recogió a los supervivientes y que sólo murieron cuatro tripulantes. Otras
fuentes hablan de una catástrofe con cientos de muertos. Lo único cierto es que
el enorme pecio, entero o descuartizado por las corrientes y la mar de fondo,
yace todavía hoy panza arriba a cuatro millas de Cabo Mayor.
(En la
crónica pone erróneamente 3 de abril) Se puede concluir con todo el fundamento
que los Gourdou de Aviación Republicana participaron activamente en el
hundimiento del España y de ellos como mínimo dos de los aparatos eran de los
de nueva fabricación capaces de portar bombas de al menos 100 Kg. Sin la
presencia de los aviones republicanos es seguro que el acorazado España no
habría sido hundido ese día.
Fuente:
https://docplayer.es